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jueves, 11 de mayo de 2023

 

La estulticia y la mala leche del Partido Popular.

Tienen un morro que se lo pisan





Todas las veces que Borja Sémper ha apoyado a Bildu

Tanto Sémper como Javier Maroto siempre han

 defendido tender puentes al diálogo con Bildu

ElPlural

JOSE MANUEL SÁNCHEZ

10/05/2023 -

ETA resucita con la campaña electoral. El PP ha caldeado la campaña volviendo a hablar de la banda terrorista, extinta y sin actividad desde hace 12 años. Tras llevar una ley al Congresopara declarar los crímenes de ETA como de lesa humanidad, ahora su portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, ha mostrado a Sánchez durante la sesión de control a 44 candidados de Bildu que están relacionados con ETA. "Este es su cartel electoral", indicaba Gamarra al presidente del Gobierno. Sin embargo, la postura del partido dista mucho con la que ha dado a lo largo de los años el portavoz de campaña del PP, Borja Sémper.

El político abandonó la formación en la etapa de Pablo Casado y ha regresado con el desembarco de Feijóo. Cuando estaba en primera línea y lo largo de estos años alejado del foco mediático, Sémper se ha mostrado siempre defensor de Bildu abogando por superar la etapa en la que el terrorismo de ETA causaba víctimas y apostando por el diálogo dentro de la política.

Que todo sea ETA no es cierto. […] El futuro de la sociedad vasca, guste o no en determinados sitios, se tiene que construir también con Bildu”, argumentó el dirigente del PP nacional en una entrevista con Jot Down en 2013, dos años después de la disolución de la organización terrorista. De hecho, en la misma conversación, Sémper abogó por que su formación se abriera a pactos con el partido independentista vasco: “Por fin vamos a tener la oportunidad de discutir de política con Bildu. Eso es lo que yo quiero”.

Además, el nuevo cargo del PP alertaba del riesgo de que “desde algunas tertulias, lugares y líneas editoriales”, en referencia a los medios de comunicación conservadores y reaccionarios, el PP pudiera recibir los calificativos de “melifluo” o “filoterrorista” por llegar a acuerdos políticos con EH Bildu. Sémper rechazaba tanto este tipo de ataques que los definía como un “mal endémico de la política” hace ya 10 años y defendió pactar con la formación independentista vasca en su época de candidato a la alcaldía de San Sebastián, en contraste con las palabras del anterior dirigente de su propio partido, Pablo Casado, quien llegó a proferir contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ejercía su cargo “con los terroristas de Bildu”.

De hecho, en 2019, cuando era candidato a la alcaldía de Vitoria, Borja Sémper aseguraba que veía posible “acuerdos razonables” con Bildu en el caso de ser investido alcalde. "¿Esto impide que si un parque se tiene que urbanizar, se vaya de la mano de otras formaciones, aunque esté Bildu entre ellas? Podrá haber ese debate, pero eso no hace que yo esté blanqueando a Bildu", explicaba al respecto. Más explícito era en 2013 cuando abiertamente aseguraba que “Bildu no es ETA”.

Cambio de postura respecto a ETA desde que es portavoz

El PP anunció hace unos meses el fichaje de Borja Sémper como portavoz de su comité para la campaña de las elecciones autonómicas y municipales que se celebrarán este 28 de mayo. Después de tres años de su salida de la formación conservadora por desacuerdos con la radicalización en sus posturas, en especial en lo referido a los pactos con la extrema derecha de Vox, Feijóo rescataba al exdiputado vasco, quien, en el momento de su presentación, se mostraba ya en la misma línea dura que el presidente del PP tachando de “error” del Gobierno que, según él, EH Bildu “mande e influya” en el poder legislativo.

Quien no cree en España y va a hacer todo lo posible por cargársela ha pasado a ser parte necesaria de la gobernabilidad del país”, decía entonces Sémper contra el partido independentista vasco a través de esta definición. “Esto no es bueno para España. Nosotros preferimos otra forma de gobernar, que refleje los intereses reales de los españoles”, aseguraba el portavoz electoral del PP pese a que anteriormente se pronunció a favor del carácter democrático de EH Bildu y su legítima presencia en las instituciones.

Cuando Maroto apoyaba a Bildu

Cuando era alcalde en Vitoria, Javier Maroto se sumó al exdirigente del PP de Guipúzcoa Borja Sémper en su defensa de pactar con Bildu.

"No me tiemblan las piernas para llegar a acuerdos con nadie. Y creo que eso es bueno. Ojalá  sucediese en más foros. Ojalá cundiese el ejemplo", le dijo Maroto al concejal de Bildu Antxon Belakortu durante un debate presupuestario, según informó El Mundo del País Vasco el 9 de enero de 2013.

"Yo he tenido el coraje de llegar a entendimientos con ustedes", le dijo Maroto a Belakortu durante el debate. "No hay ningún inconveniente para el acuerdo, el acuerdo es bueno. Hay municipios en Euskadi en los que, aunque PP y Bildu coincidan en sus prioridades, no votan juntos. Y esto nos hace distintos en Vitoria. A lo mejor es cuestión de talante”.

Desde el PNV, incluso tacharon a Maroto como el alcalde que más pactó con Bildu, "un día sí y otro también”. "Pero si incluso (Maroto) ha dicho en el Ayuntamiento que estaba dispuesto a pactar con Bildu y que era amigo de los concejales de Bildu con los que iba a tomar vinos", recordaron desde el PNV tras acusara a Maroto de actuar con "hipocresía absoluta”.




El PP negoció con Herri Batasuna el Gobierno de Navarra días después de un atentado de ETA en el que murieron cinco menores

Tras la masacre de Vic, el candidato de UPN-PP en

 las elecciones de 1991 negoció con el proetarra Patxi

 Zabaleta para evitar que el PSOE gobernara la

 comunidad foral

ElPlural

LUIS ABASCAL

10/05/2023

Cada vez que la realidad no conviene, la derecha saca a ETA a relucir. A pesar de que el 20 de octubre de 2011, durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, la banda terrorista anunció el cese definitivo de la actividad armada, el Partido Popular sigue jugando la carta del terrorismo en pleno 2023. Además, teniendo en cuenta que el PP es un partido que ha formado parte de negociaciones con ETA, ha lanzado mensajes públicos a favor de la integración de sus herederos en el sistema democrático español e incluso su candidato al Gobierno de Navarra en las elecciones de 1991 se entrevistó con Herri Batasuna días después de que la banda terrorista asesinara a cinco menores para evitar que la comunidad foral cayera en manos socialistas.

Esta vez ha sido a raíz de conocer que 44 integrantes de listas de Bildu de cara al próximo 28M tienen condenas por pertenecer a ETA y siete de ellos por asesinato. De esta manera, la derecha se ha unido para criticar al Gobierno de Pedro Sánchez, siendo el PP una de las formaciones que con más inquina se ha dirigido al Ejecutivo nacional. El vicesecretario de Política Institucional del PP, Esteban González Pons, ha asegurado que Pedro Sánchez muestra su "verdadero rostro" ya que no le importa pactar con "asesinos". También ha hablado sobre esta cuestión Cuca Gamarra, secretaria general del PP: "Estos son sus socios, este es el cartel electoral con el que se presenta el PSOE".

Lejos quedan los mensajes integradores del PP sobre ETA y su futuro. O la ya conocida definición de José María Aznar de "Movimiento Vasco de Liberación". También sus negociaciones con la banda terrorista en los años de plomo: "Si los únicos que han sido inflexibles, inmovilistas e irracionales tomasen la decisión de dejar de serlo, de dejar la violencia, yo sabría ser generoso", señaló. El propio Aznar se dirigió a los españoles en los siguientes términos durante una rueda de prensa conjunta con Yasir Arafat durante una visita a España del líder de la Autoridad Palestina: "Yo he querido que los ciudadanos supieran y tengan muy claro que el Gobierno, y yo personalmente, ha autorizado contactos con el entorno del Movimiento Vasco de Liberación. Lo he autorizado personalmente y quiero que los españoles lo sepan". Un día después, Aznar aseguraba que, si ETA renunciaba a las armas, él estaba dispuesto "al perdón y a la generosidad".

Pero no solo eso. Con el fin de ETA, miembros del PP no han ocultado su apoyo a Bildu y su integración en las instituciones. Su actual portavoz de campaña, Borja Sémper, ha sido una figura importante dentro de Génova que nunca ha ocultado su posición sobre Bildu. Y han sido varias las ocasiones en las que se ha mostrado más que dialogante con los herederos de ETA: "El futuro de la sociedad vasca, guste o no en determinados sitios, se tiene que construir también con Bildu", expresó en una entrevista con Jot Down en 2013. También Javier Maroto en su época de alcalde de Vitoria abrió sus brazos a la negociación con Bildu: "No me tiemblan las piernas para llegar a acuerdos con nadie. Y creo que eso es bueno. Ojalá  sucediese en más foros. Ojalá cundiese el ejemplo", señaló.

¿Qué paso entre UPN y Herri Batasuna en Navarra?

Pero el acercamiento más plausible a la rama política de ETA la hizo UPN junto al PP. Era 1991. Días después de que ETA hiciera estallar en la casa cuartel de la Guardia Civil en Vic un coche bomba que mataría a nueve personas, entre ellas, cuatro niños, Herri Batasuna y los conservadores negociaron el gobierno navarro.

El 26 de mayo de aquel año, se celebraron elecciones autonómicas y en la comunidad foral ganó Juan Cruz Alli, quien se presentaba por UPN-PP, en una ajustada victoria ante el socialista Gabriel Urralburu. En tercer lugar quedaría Herri Batasuna con Patxi Zabaleta al frente. Y este último tendría la última palabra sobre quién gobernaría navarra.

Durante en el intento de investidura al candidato conservador, precisamente días después de la mascacre en Vic, Herri Batasuna no emitió voto. En total, 20 síes de UPN y 24 noes de PSOE, Izquierda Unida y Eusko Alkartasuna. En el segundo intento, el candidato socialista Gabriel Urralburu obtuvo los votos a favor de su partido y EA, las abstenciones de IU y los noes de UPN y HB. De esta manera, Herri Batasuna y UPN-PP se aliaron para votar en contra del socialismo y, por ende, entregar la Comunidad Foral de Navarra a la lista más votada. En este caso, UPN-PP.

Tras confirmarse la victoria de Cruz Allí, el líder del partido “Nacionalistas Navarros” y exparlamentario de UPN, Luis Medrano, aseguró que UPN se había reunido con Patxi Zabaleta. Asimismo, en declaraciones para InfoLibre, el propio candidato proetarra confirmó que negoció con los conservadores tanto en 1991 como en 1993.


Pequeña aclaración

El Partido Popular y su portavoz el periódico ABC sufren amnesia. Se olvidan que durante la transición española un grupo de antiguos jerarcas franquistas (entre ellos los conocidos como los “siete magníficos”) con el exministro Fraga Iribarne a la cabeza, fundaron Alianza Popular, donde aglutinaron las diferentes “familias” del régimen como una sólida coalición. Parece que su nombre no les pareció demasiado idóneo y lo transformaron en el año 1989 en lo que es hoy Partido Popular . El señor Manuel Fraga además de diplomático y profesor Universitario, fue un ferviente acólito del criminal dictador que nos dejó centenares de muertos, enterrados en las cunetas de ciudades y pueblos, que todavía siguen sin identificar, después de mas de ochenta años,





martes, 25 de abril de 2023

 

José Antonio Primo de Rivera, no mártir sino traidor

      Es responsable de haber aportado su

       granito de arena (nada despreciable) a la

       crispación de la primavera de 1936 de la

       mano de la Italia de Mussolini, y de lo

       que era plenamente consciente





Angel Viñas

elDiario.es

22-4-23

La exhumación del cadáver de José Antonio Primo de Rivera (JAPdR) de la tumba que ocupaba hasta ahora en la basílica del Valle de Cuelgamuros es verosímil que dé origen a enconados y sesudos análisis entre los comentaristas de prensa. También en el público en general y, espero que, en menor medida, entre los historiadores profesionales.

Ciertamente la exhumación tiene una base conminatoria en la Ley de Memoria Democrática (BOE del 20 de octubre de 2022). Tanto en sus fundamentos generales como en sus disposiciones concretas (arts. 35. 41 y, en particular, 54). En este último, el apartado 4 se aplica directamente al caso (“Asimismo, se procederá a la reubicación de cualquier resto mortal que ocupe un lugar preeminente en el recinto”). El del fundador de Falange es el único en que se da lugar tal circunstancia. En este sentido, el Gobierno aplica la ley. Puede discutirse de su idoneidad, pero la ley es la ley. Para mí el aspecto jurídico no da pie a grandes controversias. La familia del difunto ha aceptado la exhumación y procederá a la reinhumación en un cementerio normal, según ha informado la prensa.

Me interesan más los debates a que el suceso puede dar lugar entre los comentaristas y en el público en general. A su vez conectados con el juicio que JAPdR sigue despertando en la sociedad española. En este sentido, cabe señalar que para los historiadores su papel no es demasiado discutible, aunque probablemente queden aspectos o facetas por explorar.

Sobre JAPdR se ha escrito largo y tendido. Fue una figura elevada por la dictadura franquista al pináculo de la gloria más inmarcesible. Elogios, ditirambos y elegías llovieron sobre él desde el primer momento. La corriente no ha cesado. Personalmente siempre me he referido a uno de sus comentaristas más señalados que, lo que son las cosas, hoy prácticamente no conoce nadie: Agustín del Río Cisneros. Un vistazo a los sobrehumanos esfuerzos de Mr. Google da un total de hits inmenso para dicho caballero, especializado en la exégesis de las insondables profundidades del pensamiento joseantoniano. Además, las Obras Completas de JAPdR están colgadas en Internet. Cualquiera puede consultarlas. Personalmente mi favorita es su Carta a los militares de España  No la he comparado con el texto original que, en un ejemplar primorosamente impreso, se encuentra en el Archivo General Militar de Ávila.

Las biografías de JAPdR no son pocas. Los autores que las han escrito son de adscripciones técnicas e ideológicas diversas, es decir, de casi todos los colores del arcoíris. Me atrevo a señalar que muchas de ellas lo son en función de su papel (una vez fusilado por los republicanos, tras el correspondiente juicio, el 20 de noviembre de 1936) que la dictadura de Franco asignó, desde el primer momento, al partido (Falange Española) por él fundado.

De esto, sin embargo, JAPdR no fue responsable. A lo más lo fue su familia más directa y seguidores de primera hora más adictos que se unieron al carro de los militares, falangistizados o no, y se auparon en él. No se subrayará lo suficiente que el fascismo español, que surgió con JAPdR y otros, pero que hasta julio de 1936 había sido una fuerza minoritaria, se construyó no durante los años republicanos sino en la propia guerra civil. En parte, por la necesidad de Franco de apañarse con una capa ideológica que lo acercara a las potencias del Eje, sin cuya ayuda es difícil que hubiese ganado la guerra. En parte, porque los fascistas italianos no tardaron en aconsejárselo vivamente incluso antes de que se elevara al Mando supremo. Y, en parte, porque difícilmente hubiera despertado gran entusiasmo entre los antiguos votantes de las pluriformes derechas si se hubiera presentado el GMN (“Glorioso Movimiento Nacional”) como lo que había sido en un principio: el resultado de una conspiración monárquica, militar y fascista (no solo por JAPdR, que también, sino por la ayuda que a los monárquicos les había prometido el Duce antes del 18 de julio de 1936).

Subrayo que JAPdR estaba al corriente de dicha conspiración y de sus conexiones con el fascismo italiano. Ya había puesto a la disposición de los directores de la misma (el teniente general Sanjurjo y el diputado a Cortes y eminente jurista José Calvo Sotelo) la preciosa ayuda de sus hombres para realizar una parte del trabajo sucio necesario. Se trataba de crear en España la sensación de que la PATRIA se encontraba en un estado de necesidad.

Posiblemente, el antirrepublicanismo antidemocrático y fascista de JAPdR lo hubiese llevado en esa misma dirección, pero los monárquicos —que no tenían demasiada raigambre en la juventud española— necesitaban una fuerza de choque que calentara el ambiente con atentados, asesinatos y provocaciones. No lo digo yo. Lo escribió ya, en sus Memorias, Pedro Sainz Rodríguez, monárquico de pro. Fue el hombre de contacto con los italianos, junto con otro monárquico y exministro de la Dictadura primorriverista, Antonio Goicoechea, aunque este lo era además directamente con el Duce.

Incluso en alguna ocasión, antes de las elecciones de febrero de 1936, al frente de la denominada “Falange de la sangre”, los monárquicos pusieron a uno de los suyos, el comandante y piloto laureado por sus hazañas en África, Juan Antonio Ansaldo. No por casualidad era también el peón sobre el cual gravitaban los aspectos operativos de la conspiración con los italianos.

Cuando servidor era joven e inexperto historiador hice mucho hincapié en que JAPdR recibía también dinero de Mussolini a través de la embajada fascista en París. No fue un descubrimiento mío. Lo había visto primero y tergiversado un aspirante de historiador y luego reputadísimo novelista (llegó a ser miembro de la Académie Française). Él lo hizo desde el punto de vista francés. Servidor lo hizo desde el español. La noticia levantó una cierta polvareda, pero a mí me interesaban más los lazos de los conspiradores con los nazis que con los italianos. De aquéllos hubo muy pocos. Y luego un historiador norteamericano demostró, con los papeles entonces conocidos, que tampoco había muchos con los italianos. Se equivocó rotundamente, como también se había equivocado servidor.

Solo la combinación de documentación española (monárquica y carlista), italiana y francesa permite ahondar en los lazos de la conspiración a la que Sainz Rodríguez y Goicoechea incorporaron a JAPdR. No cabe decir “gracias a Dios”.

Lo que antecede lo han negado comentaristas, periodistas, aficionados e incluso historiadores que no han combinado los documentos que figuran en media docena de archivos de las procedencias mencionadas. ABC, por ejemplo, que ha dedicado en los últimos años numerosos artículos a señalar cuán perversas y sanguinarias eran las izquierdas españolas antes del 18 de julio, no ha publicado una palabra al respecto. Tampoco ha refutado documentalmente las evidencias republicanas, monárquicas, cedistas, carlistas, francesas, británicas, nazis y fascistas que es necesario examinar para mostrar en su luz auténtica el haz de fuerzas que llevaron al estallido de julio de 1936. No es de extrañar, ya que en la época desempeñó un papel imprescindible en la construcción del relato que divisaba en la supuesta amenaza de imparable “sovietización” de España, el peligro mortal no solo para la PATRIA sino para toda la Europa cristiana.

En resumen, JAPdR no fue responsable de la utilización que Franco hizo de su figura. Sí lo es de haber aportado su granito de arena (nada despreciable, por cierto) a la crispación de la primavera de 1936 de la mano de una potencia extranjera, la Italia de Mussolini, y de lo que era plenamente consciente.

Servidor, a eso, lo denomina traición.


La verdad sobre el proceso de José Antonio Primo de Rivera

      Primo de Rivera no fue una

       “víctima” de la Guerra Civil. Fue

       ejecutado por su clara

       participación intelectual y

       política en la rebelión contra la

       república tras un juicio que le

       brindó las garantías del Estado

       democrático republicano.

Pedro García Caro

    Profesor titular de culturas hispánicas en la University of Oregon

24-4-23


Una de las múltiples muestras de la continuada hegemonía cultural del nacionalismo de inspiración franquista en la vida pública española contemporánea es la provocadora calificación del fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, como una “víctima” de la Guerra Civil. El término, sin aparentes problemas ni cuestionamientos públicos, vuelve a tener un eco mecánico estos días en múltiples medios de comunicación. Desde que la “Comisión de expertos” convocada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para resignificar el mausoleo fascista del Valle de los Caídos bajo la Ley de memoria histórica de 2007 determinó, en sus recomendaciones de 18 de noviembre de 2011, que la figura de Primo de Rivera sería considerada como una víctima más de la Guerra Civil, las explicaciones públicas han sido muy escasas. La ausencia de un debate profundo, serio y reposado al respecto parece mostrar también esas pautas conocidas de represión y desfile, de silencio forzado y de histérica alharaca, inercias del largo régimen nacionalcatólico y sus opresivos cultos funerarios.

La noción de víctima implica la de un sujeto que ha recibido una actuación violenta, que ha sido herido o incluso sacrificado, “por culpa ajena” (RAE, 4) y que, por lo tanto, no tiene una responsabilidad directa o indirecta en esa acción violenta. El informe del panel de expertos señalaba el lugar protagónico junto al altar de la Basílica como único problema del enterramiento de José Antonio Primo de Rivera, “muerto durante la Guerra Civil”, recomendando que sus restos “dada la igual dignidad de los restos de todos los allí enterrados, […] no deben ocupar un lugar preeminente en la Basílica” (21). El matiz es alambicado: a diferencia de Francisco Franco, cuya presencia en el mausoleo se juzgaba como “incongruente”, Primo de Rivera podría permanecer allí, al haber fallecido durante el conflicto civil. Los restos de Franco no tenían coherencia entre los “caídos”, mientras que Primo de Rivera sí podía continuar allí como “caído”, un término que el informe de 2011 no se atrevía aún a alterar en la denominación del Valle de Cuelgamuros. Ese significativo cambio de nombre vino de la mano de la nueva Ley de memoria democrática de octubre de 2022, un texto que condena el golpe de estado del 18 de julio de 1936, al tiempo que, en su artículo 3.1.a, sigue considerando como víctimas a “las personas fallecidas o desaparecidas como consecuencia de la Guerra y la Dictadura”.

En su artículo 5.1, la ley también declara ilegales e ilegítimos “los tribunales, jurados y cualesquiera otros órganos penales o administrativos que, a partir del Golpe de Estado de 1936, se hubieran constituido para imponer, por motivos políticos, ideológicos, de conciencia o creencia religiosa, condenas o sanciones de carácter personal, así como la ilegitimidad y nulidad de sus resoluciones.” ¿Anula pues la reciente Ley de memoria democrática los tribunales populares con los que la Segunda República española buscó articular un marco de garantías judiciales en plena guerra y evitar los asesinatos indiscriminados como los de la Cárcel Modelo en agosto de 1936? ¿Quiere esto decir que el juicio ejemplar que el Estado republicano llevó a cabo contra José Antonio Primo de Rivera, su hermano Miguel y su cuñada Margarita Larios—que fueron condenados a penas menores y más tarde intercambiados—fue ilegal pese a estar dirigido por magistrados del Tribunal Supremo de Madrid? ¿Fue un juicio ilegítimo o un juicio ejemplar? Si aplicamos la lógica de la “memoria democrática” de la propia ley, que defiende el legado histórico de los valores democráticos y constitucionales, y desde luego siguiendo la lógica de la defensa jurídica que la Segunda República española puso en pie, Primo de Rivera fue sin duda un conspirador que promocionó y justificó activamente la rebelión civil y militar contra las autoridades legítimas y la intervención armada de potencias extranjeras fascistas. La 'Carta a los militares españoles' que desde su celda en la Cárcel Modelo de Madrid hizo circular a comienzos de mayo de 1936 lanzaba graves acusaciones incendiarias contra el gobierno de coalición del Frente Popular salido de las urnas en febrero, animando al alzamiento militar y dando por llegada “la hora en que vuestras armas tienen que entrar en juego para poner a salvo los valores fundamentales”.

La nueva Ley de memoria democrática abre, sin embargo, un renovado debate ético e histórico. ¿En qué momento dejaron de ser legítimas las autoridades judiciales y administrativas republicanas? ¿Tras el golpe de julio demandado y co-organizado por Primo de Rivera o al perder la guerra a lo largo de la primavera de 1939? ¿Fue Primo de Rivera víctima de violencia política o un reo de la pena de rebelión contra el Estado, ejecutado de manera tanto legal como legítima por ese mismo Estado de derecho? Hoy día conocemos muchos más detalles sobre las múltiples conexiones de Primo de Rivera con los demás golpistas, que van mucho más allá de meras soflamas, su contacto detallado y constante desde la cárcel tanto en Madrid como ya en Alicante con las redes golpistas a lo largo de meses, por no hablar de la financiación directa que había recibido de Mussolini durante años también antes del golpe. Primo de Rivera fue ejecutado por su clara participación intelectual y política en la rebelión contra la república tras un juicio en que él mismo se defendió y que le brindó las garantías del estado democrático republicano, con un proceso que incluyó un juez instructor, un tribunal de derecho con tres magistrados, y un jurado popular de catorce miembros. Decenas de miles de ejecutados y “paseados” en uno u otro lado de la guerra no contaron con las exquisitas provisiones jurídicas que se le brindaron a uno de los más públicos enemigos de la república. En ningún momento de su juicio propuso Primo de Rivera la ilegitimidad de los poderes públicos que le juzgaban.

Franco falleció exactamente treinta y nueve años después, de manera agónica, controlada y casual, el mismo día veinte de noviembre en que durante décadas se había conmemorado el fusilamiento del mártir del nacionalismo español moderno. El calendario sacro y funeral del nacionalcatolicismo condensaba así en un mismo día y per saecula a sus cofundadores, que pasarían poco después a compartir un sitio en el altar de la basílica del Valle de los Caídos. Antes de ello, habían compartido durante décadas el espacio simbólico del adoctrinamiento nacionalista y católico a cada lado del crucifijo obligatorio en todas las aulas públicas, desde las que se comparaba sin aparente rubor el “sacrificio” del mártir nacional con el del cristo, fallecido también con treinta y tres años.

El macho alfa y el macho omega de este masculino emparejamiento muy fascista, una españolísima yunta que reposaría sobre el enorme osario necrófilo que ellos mismos habían coadyuvado a cosechar y que ahora dejan atrás. Como Franco, Primo de Rivera no había predicado, sin embargo, mensajes ni enseñanzas de hermandad, de perdón, piedad, o paz, sino el evangelio de su FE nacional (Falange Española), la dialéctica de “los puños y las pistolas”, liderada por unas escuadras bélicas de nostálgicos de un imperio ya finiquitado. El asalto al Estado por parte del ejército colonial, con apoyo esencial de Mussolini y de Hitler, se pareció a una conquista a sangre y fuego, con decenas de miles de mercenarios marroquíes e italianos. Su “Arriba España” con el que intentaban blanquear la llamada “leyenda negra” imperial española, irónicamente aportó un nuevo ejemplo histórico de la brutalidad arrasadora de esta particular noción de españolidad. Defensores de las antiguas estructuras sociales feudales de aristocracia y conquista, equipararon una vez más absolutismo e intolerancia con españolidad, proponiendo un militarismo masculino hostil a la lógica de la modernidad liberal, de la democracia como gobierno del sufragio universal, rechazando la soberanía popular y el republicanismo igualitario surgidos de las revoluciones y constituciones de los siglos XVIII y XIX.

Más aún, por supuesto, rechazaban la lógica redistributiva y emancipadora de la socialdemocracia reformista, del anarquismo utópico, o del socialismo revolucionario y del comunismo soviético. Todas las fórmulas emancipadoras y democratizantes, liberales y sociales, de los dos siglos previos eran repudiadas en bloque bajo la exitosa etiqueta de ideología “roja”, al mismo tiempo extranjerizante y supuestamente antiespañola. Hacer de la democracia y de la pluralidad un enemigo de las esencias nacionales, un elemento disgregador o disolvente de la idea de España, fue quizá la mayor aportación divulgativa de Primo de Rivera y de Franco, instituyendo un nacionalismo español intolerante que aún proyecta, incluso sobre la Constitución de 1978, la idea de la nación española como una “unidad de destino en lo universal”, innegociable, pre-constituida, inmutable y sagrada.

¿Quién duda hoy de que los principios de este nacionalismo intolerante y autoritario defendidos por José Antonio Primo de Rivera, y que durante décadas se cacarearon desde el Estado confesional franquista, fueron una de las causas principales de la inestabilidad de la Segunda República a través de los múltiples atentados terroristas de la “Falange de la sangre”? ¿Alguien duda hoy de la responsabilidad del hijo del dictador Miguel Primo de Rivera para inspirar la Guerra Civil al conspirar activamente para llevar a cabo un golpe de estado contra los poderes democráticamente constituidos? ¿Fue víctima o verdugo?

Doce años después de aquella recomendación de la comisión de expertos, la familia se hace por fin cargo de sus restos—aunque en buena tradición primoriverista, no queda claro quién paga las facturas—para evitar precisamente su equiparación con las otras víctimas y la secularización del enterramiento. Primo de Rivera ha sido enterrado una vez más, por quinta vez, siguiendo sus últimos deseos, un privilegio que no tuvieron los más de trescientos mil españoles víctimas de esa guerra que instigó con tanta energía. Sus familiares tienen además el privilegio de elegir el día y la hora, y festejar de esta singular manera el 120 cumpleaños del líder fascista, renovando así una vez más los rancios calendarios míticos del culto funerario falangista.

El esfuerzo de resignificación postfascista que la democracia española era capaz de proponer en 2011 tenía como objetivo la equiparación, la equidistancia entre las víctimas, fueran estas demócratas o golpistas, víctimas o verdugos. Estos traslados funerarios del postfranquismo borbónico, sin embargo, distan mucho de la equiparación memorialista a la que aspiraban la Ley de memoria histórica de 2007 y la más reciente Ley de memoria democrática. Igual que sus mitos nacionalistas, las jerarquías y privilegios instaurados por el régimen se mantienen más allá de la muerte y más allá del propio régimen. Es quizá la misma lógica de “concordia” histórica que permitió en 2004 ver desfilar juntos a miembros de la División Azul, voluntarios españoles que juraron obediencia a Hitler, con miembros españoles de la División Leclerc que liberaron París.

Sin embargo, esta supuesta “concordia”, esa equiparación nace trucada: el virus antidemocrático, violento, racista, imperialista y totalitario negador de igualdades y derechos no puede ser equiparado como una opción más sin que ello introduzca una permanente quiebra en el consenso constitutivo de la democracia. José Antonio Primo de Rivera dedicó amplios esfuerzos desde el comienzo de la Segunda República, desde el Parlamento y en la calle, a paralizar e interrumpir los procesos políticos de enjuiciamiento de la corrupta y brutal dictadura de su padre, y a proponer agresivamente una visión esencialista e innegociable de la nación, subrayando siempre su punto de vista y su voz como una mirada privilegiada y superior a las del resto. Sus escuadrones falangistas incendiaron las calles, provocando un intenso periodo de violencia y conflictos sociopolíticos, y una brutal Guerra Civil que alteró, hasta hoy día, el funcionamiento democrático de la sociedad española, postergando sine die el surgimiento de un nacionalismo cívico y de un patriotismo constitucional verdaderamente democrático y plural que renuncie para siempre de los legados no recuperables de la españolidad fanática e intransigente. Al imaginar la república por venir, Manuel Azaña evocaba en 1930 la necesidad de luchar por la verdad y la justicia en un país “enseñado a huir de la verdad, a transigir con la injusticia, a refrenar el libre examen y a soportar la opresión.” La memoria democrática debería tener el valor de dignificar y recordar los esfuerzos de aquel Estado, democrático y republicano, asediado y en guerra, por administrar justicia, un estado que con determinación se atrevió a dirimir y juzgar las responsabilidades penales de aquellos que se conjuraron para provocar su violenta disolución.

El amplio consenso entre los historiadores respecto a las responsabilidades políticas de Primo de Rivera como activo conspirador incluso desde su encierro es claro. Incluso un historiador conservador como Stanley Payne al hablar del juicio a Primo de Rivera explica que “no es extraña en periodos bélicos la pena de muerte como castigo a aquellos que han ayudado a fomentar una insurrección violenta contra el estado” (mi traducción, Spanish Fascism 1923-1977).

Pedro García-Caro es profesor titular de culturas hispánicas en la University of Oregon y coedita con Cecilia Enjuto-Rangel el libro La verdad sobre el proceso de José Antonio Primo de Rivera. Memorias del Juez instructor, un texto inédito escrito en el exilio, entre 1938 y 1941, por Federico Enjuto Ferrán, magistrado de la Audiencia de Madrid y del Tribunal Supremo.



miércoles, 19 de abril de 2023

 ¡Viva la república!

La Monarquía en cuatro cartas:

Dinero

Fiestas

Guerras

Represión


 La indecencia santificada

Miguel Ángel Rodríguez Bajón

Cofrade de la Cofradía de las Siete Palabras

48 años

Periodista


lunes, 17 de abril de 2023

 

DOS BRIBONES

Uno de ellos, el de la visera roja, ruin, sinvergüenza, caradura, ladrón, abarraganado, fornicador, infiel, padre putativo, inmoral, vil, despreciable, indecente, sin parangón... un dechado de virtudes.



sábado, 15 de abril de 2023

 

Ferrovial, la Gran Patriota se da a la fuga



Julia Otero se convierte en lo más comentado del día al recordar un pequeño detalle sobre Ferrovial

Está dando muchísimo de qué hablar.


Rodrigo Carretero

14/04/2023



La periodista Julia Otero, presentadora de Julia en la Onda, se ha convertido en una de las grandes protagonistas de las últimas horas en Twitter tras recordar un pequeño-gran detalle sobre Ferrovial.

Otero ha comenzado explicando que la próxima Junta General de Accionistas de esa compañía ya no se celebrará en España, sino que tendrá lugar "en Países Bajos y en inglés" después de que más del 50% de los accionistas apoyasen la decisión del consejo de administración sobre el traslado de su sede social de fuera de España.

"Quién nos iba a decir que acabaríamos siguiendo en directo una junta general de accionistas, minuto a minuto, como si fuera un partido de la Selección, aunque, viendo el resultado, habría que decir que nos han goleado", ha señalado la periodista.

Y ha añadido la frase que ha hecho que sus palabras se compartan de forma masiva en Twitter: "Una empresa que se hizo grande y rica a costa de los presupuestos generales del Estado y de la obra pública que han hecho en España ha decidido independizarse de su país".

Además, ha acabado lanzando al aire varias cuestiones: "¿Qué conclusiones podemos sacar de este caso? Ferrovial es libre de irse, otra cosa es que sea leal, decente y patriótico hacerlo. ¿Por qué se ha politizado este tema? ¿Se puede estar con los intereses de España y defender al mismo tiempo un comportamiento tan egoísta como estamos viendo?".

Hace unas semanas, en Twitter ya dieron mucho de qué hablar unas palabras de Otero en 2016, cuando dijo: "Si usted monta una empresa pequeña o mediana y se equivoca en las previsiones de negocio, los clientes no llegan o lo que usted ofrece no tiene mercado, tendrá que asumir el error y las pérdidas e incluso responder ante las deudas con su patrimonio personal. Normal en una sociedad de libre mercado, ¿verdad?".

Según afirmaba, "lo que es una anormalidad es que las Grandes Constructoras cobren del Estado cifras astronómicas por hacer autopistas de peaje, basadas en previsiones tan equivocadas que resultan sospechosas, y cuando llegan a la quiebra, papa Estado se queda el pufo y se las pagamos entre todos".

"El truco se llama 'Responsabilidad Patrimonial de la Administración', una cláusula milagrosa que cuando el negocio no sale como se esperaba, permite a esas grandes empresas o a sus bancos acreedores, cobrar del dinero público", subrayaba.

Y añadía: "Estos liberales a ultranza que no comparten ni un céntimo de su negocio cuando va bien pero que pasan la factura al Estado cuando les sale mal son los auténticos antisistema".

Otero explicaba que aquel día se supo definitivamente "que nos vamos a comer con patatas unos 5.000 millones de euros, lo que costó construir seis autopistas de peaje en Madrid, una en Alicante y otra en Cartagena".

"Nadie pagará por los errores cometidos, tanto en la previsión de uso de esas autopistas como en lo que se pagó y a quién por las expropiaciones, ni nada de nada", se lamentaba antes de rematar: "Siete autopistas sin coches que nos han caído como regalo de Papá Noel. ¿Recuerdan aquella maravillosa película llamada la Cena de los Idiotas? Pues lamento decirles que somos los idiotas".




viernes, 14 de abril de 2023

14 de Abril
Día de la República





 





Un rey sin pueblo no es

 nada, pero un pueblo sin

 rey es libre.




Un rey, qué rey, y un pueblo pasmado


Sep 30, 2020

Análisis y opinión, Manuel S. de Frutos,


Artículo de Puño en alto@puno_en



¿Buscaba Felipe VI con su llamada congraciarse con la máxima representación de judicatura del Estado como presunto pago de favores pasados y por si en un futuro pudieran hacer falta para evitar que su progenitor tenga que verse en la tesitura de pisar los juzgados?


Un rey y a la sazón jefe de Estado por herencia, cuya familia tiene el currículum que tiene, creo que debería ser más cauto y prudente a la hora de pretender sacar el pie del tiesto para ganar un falso protagonismo y recuperar una supuesta representatividad, que, de haberla tenido alguna vez, la ha perdido por méritos propios. De lo contrario siempre corre el riesgo que de forma legitima algunas voces desde el gobierno y desde fuera le recuerden su estatus y para qué ostenta el cargo que ostenta y las limitaciones del mismo.

Un individuo que aún no se ha dignado a dar razones sobre la marcha del país de quien heredó la jefatura del Estado y como ha podido desarrollar esas actividades ilícitas y éticas tan reprobables, así como, amasar ese descomunal patrimonio sin que él lo supiese, provoca que haya quien pueda pensar que con la llamada al Presidente del Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial para disculparse por su inasistencia al tradicional acto de entrega de despacho judiciales, en este caso en Barcelona, buscaba congraciarse con la máxima representación de judicatura del Estado como presunto pago de favores pasados y por si en un futuro pudieran hacer falta para evitar que su progenitor tenga que verse en la tesitura de pisar los juzgados.

De manera popular cada vez son más los que piensan que quieto y callado estaría más guapo y hasta podría parecer que la formación que gratuitamente recibió de todos los españoles le ha servido de algo y no para dar rienda suelta a la arrogancia que le hace mostrarse por encima del bien y del mal por su cuna y a la de la distante actitud de su consorte, que “creyóse nasida pa reiná” .

Perdida la ejemplaridad en el seno de su familia con la que debería devolver algo de la despreocupada vida que le confiere su estatus, solo le quedaba intentar guardar la neutralidad. Ahora sabemos que este personaje, al quitarse la careta de una supuesta neutralidad, quiere ser rey y por ende jefe de Estado de una parte de los españoles, de aquellos que igualmente son descendientes de los que se vieron beneficiados que ideológicamente están en la derecha, sino en la extrema derecha. Muy probablemente como consecuencia de haber obtenido la jefatura del Estado por herencia de su más que evidente corrupto progenitor, de la misma manera que este la obtuvo de la mano de un dictador, cuya sangrienta dictadura aún no han repudiado ni él ni su padre ahora huido, ni nadie de su familia. Algunos todo lo contrario.

A igual que todos los españoles no he podido votar por el anterior ni por este rey, y si se hubiese podido tampoco lo votaría, pero no me impide que dude de su imparcialidad, ponga en entredicho su ejemplaridad, ética y moral y critique sus actos personales e institucionales, faltaría más. Con la que está cayendo, la mayoría social de este país se siente pasmada al comprobar que el jefe de Estado por herencia, colabore a desestabilizar y enfrentar dos de los poderes del Estado, en este caso el ejecutivo y el judicial. Si lo ha hecho de manera intencionada, mal. Y si lo ha hecho de manera inconsciente, peor. En ambos casos, queda absolutamente inhabilitado para el cargo que representa.

Desde mi conciencia como republicano, abomino de la monarquía como forma de Estado, pero de admitirse la circunstancia mientras no se desarrolla un nuevo y necesario proceso constituyente en forma de República, debe ser el gobierno y en su defecto el Parlamento quien en todos los casos controlen y supervisen todas las actividades, ya sean personales como institucionales del rey.

Y si no está de acuerdo, la puerta está abierta y, en tal caso, que cierre al salir.