Público
Mónica Oltra Cuatro claves
para diferenciar un escrache de un acto de acoso neonazi
La
concentración organizada por el partido de extrema derecha España 2000 en la
puerta de Mónica Oltra no fue un escrache, aunque la mayoría de medios han
‘comprado’ la versión de los organizadores, contribuyendo nuevamente a
blanquear a la ultraderecha en un ambiente de exaltación patriótica
jairo Vargas
"Mónica
Oltra sufre el escrache de un grupo de ultras en su casa" [El País]
"Un grupo de ultraderecha intimida a Mónica Oltra con un escrache en su
casa" [El Mundo] "Un grupo de ultraderecha hace un escrache
ante la casa de Oltra y lo difunde" [Agencia EFE]
Una vez más,
la mayoría de los medios de comunicación han dado por buena la versión de la
extrema derecha, que se ha apropiado del término “escrache” para acosar a la vicepresidenta del Gobierno de la Comunitat Valenciana
y acusarla de independentista.
Sin embargo,
lo que una veintena de neonazis del partido España 2000 perpetró la
noche del pasado miércoles en la puerta de casa de Oltra está lejos ser
considerado como tal por tres razones:
1. No reclama ningún derecho
Un escrache
es una manifestación organizada por un colectivo social con la intención de
señalar a uno o a varios políticos, cargos públicos o representantes de
instituciones a quienes consideran culpables o responsables de un perjuicio o
abuso contra ellos. La acción busca hacer efectivo un derecho para un
determinado colectivo y suele realizarse frente al domicilio o lugar de trabajo
del acusado. Ésto último es el único parecido entre un escrache y el acoso
ultra a Oltra.
2. "Escrache" nace para condenar una
dictadura
El término
escrache fue popularizado en la Argentina de la década de los 90,
después de la dictadura de Videla, y lo promovió una agrupación
defensora de los derechos humanos. El objetivo era acabar con la impunidad de
los responsables de asesinatos sumarios de disidentes políticos y crímenes de
lesa humanidad cometidos durante el régimen. Los señalados entonces fueron los
procesados por estos crímenes y los miembros del Gobierno de Carlos Menem, que
había concedido indultos a muchos de los asesinos amparados por Videla. La
protesta de España 2000 persigue justo lo contrario, ya que ensalza el oscuro
pasado de la España franquista.
En España,
su popularización llegó en 2013 de la mano de la Plataforma de Afectados por la
Hipoteca (PAH) y de su entonces portavoz, Ada Colau, hoy alcaldesa de Barcelona. Fue la estrategia de
acción directa que la PAH puso en marcha cuando se tramitaba en el Congreso de
los Diputados una iniciativa legislativa popular (ILP) que había
conseguido más de un millón de firmas ciudadanas. La ILP iba encaminada a
evitar los desahucios y dar una alternativa a la gente más golpeada por una
crisis económica provocada por unas entidades financieras que hoy se erigen en
las empresas inmobiliarias más grandes del país. Todo ello gracias a los
desahucios por impago de familias a las que los propios bancos habían concedido
hipotecas aun sabiendo que no serían capaces de asumirlas. “Hay vidas en juego”
era el lema con el que la PAH se concentró en la puerta de la vicepresidenta
del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y de otros diputados del PP,
que finalmente votaron en contra de esta iniciativa. Los tribunales dieron la
razón a los manifestantes: los escraches realizados fueron considerados como
derechos de participación democrática de la sociedad civil y expresión del
pluralismo ciudadano
3. Oltra no es responsable de la independencia
catalana
Lo que
ocurrió ayer frente a la casa de Oltra no pretendía ni conseguir ni mantener
derechos sociales ni tampoco tenía ningún fin político más allá del de hostigar
en su propio domicilio a una representante política que se sitúa en las
antípodas ideológicas de un partido neonazi. Bajo el paraguas de la defensa de
la unidad de España, los ultras se concentraron frente al domicilio de una
política que no ha aplicado ninguna medida que agravie o perjudique a ningún
colectivo social. Oltra es vicepresidenta del Gobierno valenciano y su postura es
abogar por el diálogo entre el Gobierno español y el Govern catalán para dar
una solución política a un conflicto en aumento. En ningún caso ni Oltra ni su
partido, Compromís, defienden la independencia ni gobiernan a favor de
ella, por lo que señalarla en su propia casa no puede tener ningún efecto para
que el conflicto soberanista se acabe o para que España no se rompa. Los ultras
no hicieron ningún tipo de reivindicación más allá de cantar el himno de España
compuesto por Pemán que utilizó el régimen franquista durante 40 años.
4. Rostros tapados y clima previo de violencia neonazi
La única
motivación de España 2000 para acosar a Oltra era promover el odio contra ella
y su partido, al considerarles próximos a los independentistas catalanes. Por
esa razón el presidente valenciano, Ximo Puig, ha anunciado que la
Generalitat valenciana va a presentar una denuncia ante la Fiscalía por los
delitos de odio y alteración del orden público. Todos los partidos con
representación en Les Corts han condenado esta protesta intimidatoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario