Mercedes Rodríguez
JUAN CARLOS I, ENTRE LA NOSTALGIA Y LA IMPUNIDAD
El rey emérito vuelve a hablar. Y vuelve a hacerlo lejos. No en España, donde debería responder por su fortuna, sus cuentas y sus silencios. Sino desde Abu Dabi, sentado en la televisión pública francesa para presentar sus memorias Reconciliación.
El objetivo no es aclarar nada. Es cerrar la historia en sus términos.
En la entrevista repite su idea central:
“Todos los hombres cometen errores.”
Pero sus errores fueron comisiones millonarias, cacerías de lujo, cuentas suizas y fugas discretas. Cualquier trabajador o trabajadora pagaría con años de cárcel. Él lo hace con un libro y un plano bien iluminado.
También reivindica ser “padre de la Constitución”, olvidando que juró antes los Principios del Movimiento y que la Transición no fue una operación monárquica, sino un pulso social, político y obrero.
Del 23F habla como quien dicta sentencia. Pero nunca se ha investigado a fondo su papel real. Nunca. Y el vacío permite que el mito siga protegiendo todo lo demás.
Sobre su abdicación insiste en que fue un acto de responsabilidad. Pero el calendario es tozudo:
2012 Botsuana.
2013 caso Nóos.
2014 escándalos públicos.
2020 huida a Emiratos.
En el tramo final se detiene en la nostalgia: los toros, el flamenco, las regatas, los paisajes.
No menciona que nadie lo exilió, que vive fuera porque así evita explicaciones.
Luego llega la frase clave:
“Espero que me perdonen y que entiendan lo que he hecho.”
Nunca dice qué ha hecho.
Nunca dice a quién dañó.
Nunca dice por qué escondió dinero público y privado en el extranjero.
Porque no es perdón lo que busca.
Es silencio.
Y eso, después de 50 años de impunidad, ya no debería ser negociable.
Juan Carlos I pide perdón desde el desierto: memoria selectiva, impunidad heredada
https://spanishrevolution.net/juan-carlos-i-pide-perdon...
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