PREDICAIS
Predicáis con las palabras
y lo negáis con los hechos;
admiráis a Jesucristo
y olvidáis lo del camello.
Vuestros lujosos ropajes
y los blancos alzacuellos,
más denotan las riquezas
del linaje de la iglesia
que prefiere más el oro
que la mirra y el incienso.
Pomposa grandiosidad
del arte de vuestros templos,
tal el imperio romano
con sus grandes monumentos
que ya todos caducados,
menos Romano Derecho.
Os arrimáis al más rico
aunque sea el adverso
al sentir del pueblo llano,
que vive en un mundo incierto,
con precario bienestar,
por los ricos del momento.
Yo venero al buen Jesús
porque era santo y muy bueno,
que socorría a los pobres,
y en comuna con prosélitos
amonestaba a los ricos
que para ganar el cielo
no debían ser avaros
como tales fariseos,
que presumen de austeros,
para que vea el pueblo
y después en sus haceres
muy bien viven por sus fueros.
Que decir de los crímenes
que contra brujas hicieron,
sin pedir jamás perdón,
sentenciaban al brasero;
o en tiempos de cruzadas
contra el pueblo sarraceno.
Tal Jesucristo vivir
y sin embargo lo vuestro
es estar como gran Dios
recitando padrenuestros
en sermón de media hora
y con vino en vuestro cuenco.
E. Fdez. Castro.
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