Buscar este blog

sábado, 13 de marzo de 2021

 13/03/2021 

Cuando Pablo Casado rechazaba "el transfuguismo"

"Da buena medida de la regeneración falsa que has intentado enarbolar".

TWITTER: PABLO CASADO
Pablo Casado hablando del transfuguismo.

Donde dije digo, digo Diego.

Era mayo de 2019. Ángel Garrido, quien había sido presidente de la Comunidad de Madrid y consejero madrileño con el PP, fichaba en plena campaña electoral por Ciudadanos

Durante el acto de celebración del Dos de Mayo, fiesta regional en Madrid, Pablo Casado, presidente del PP, se dirigía a los medios de comunicación para valorar lo sucedido. Junto a él, en una esquina de la imagen, la entonces candidata Isabel Díaz Ayuso

“Creo que el transfuguismo nunca ha sido algo que respetara la sociedad española y los medios de comunicación y los partidos políticos y alentar que miembros de otros partidos políticos se pasen en mitad de la campaña electoral al tuyo da buena medida de la regeneración falsa que ha intentado enarbolar Ciudadanos”, dijo Casado. 

Menos de dos años después, el PP acepta el transfuguismo de tres diputados de Ciudadanos para mantener el Gobierno de Murcia después de que esos tres parlamentarios hubieran firmado una moción de censura contra el presidente murciano, Fernando López Miras

Dos días después, los diputados ya expulsados de Ciudadanos se retractaban. Dos de ellos, que eran parlamentarios rasos, han pasado a ser consejeros del nuevo Gobierno de Murcia

Y aquellas palabras de Casado se le han vuelto en contra: 


 Foto: Luis Viadel                   Pekín (China)

 Tal para Cual
Dos malas personas

 

Tamayazo en Murcia

109

Todos los diputados de Ciudadanos en la Asamblea de Murcia habían firmado la moción de censura. Los seis. Pero tres de ellos –Isabel Franco, Valle Miguélez y Francisco Álvarez– han decidido dos días después que se desdicen de lo que firmaron, que rompen con la disciplina de voto, que rompen con la dirección de su partido y se pasan en la práctica al PP. Lo vestirán de mil colores, pero solo tiene un nombre: transfuguismo. Un tamayazo en Murcia. Es lo que acaba de ocurrir.

La Comunidad de Madrid y la de Murcia tienen muchas cosas en común. Ambas son feudos conservadores desde hace más de un cuarto de siglo. En las dos el PP ha gobernado en solitario durante décadas y se ha visto en los últimos años obligado a compartir el poder. Ambas han sido epicentros de la corrupción, en ambas sendos presidentes del PP han acabado procesados por la justicia, y en ninguna de ellas se ha producido una regeneración. 

Hoy Madrid y Murcia se parecen más que ayer. Otra cosa les iguala: la reacción del PP cuando está a punto de perder el poder. 

Los tres tránsfugas han recibido ya su recompensa. Isabel Franco mantiene una vicepresidencia que habría perdido y los otros dos se convierten en consejeros. Una de las tránsfugas, Valle Miguélez, participó incluso en la negociación con el PSOE de la moción. Seguía negociando estos días con el PSOE el programa de gobierno, al mismo tiempo que pactaba a espaldas de su partido con el PP.

La derecha intentará vestir todo esto de normalidad democrática, o tratará de equipararlo con la moción de censura, como una traición en respuesta a otra. Es una burda manipulación. Porque las negociaciones de investidura o las mociones de censura son procesos legales y democráticos; una manera completamente legítima de decidir quién gobierna, y que el PP solo critica cuando le va mal.  

Los mismos que habían santificado que gobernara "la lista más votada" abjuraron de esa teoría cuando les dejó de convenir. Los mismos que cuestionaban los “pactos de perdedores” se aliaron con la extrema derecha para alcanzar o mantener el poder. Los mismos que critican los "pactos en los despachos" han acordado en un despacho, con tres tránsfugas, una traición. 

Una moción de censura es parte del juego democrático. El transfuguismo no lo es. Y había consenso con esto, al menos hasta hoy. Hace apenas unos meses, en noviembre, todos los grandes partidos refrendaron y ampliaron el Pacto Antitransfuguismo. También lo firmó el PP de Pablo Casado. Era papel mojado, porque la derecha no juega con las cosas de comer. 

Ciudadanos hoy ya sabe –si es que tenía alguna duda– a qué tipo de partido sostiene en la Junta de Andalucía, en la Junta de Castilla y León o en el Ayuntamiento de Madrid. Y también la medida del gran error que cometió en 2019, cuando decidió entregar todos esos gobiernos a un Partido Popular que es la antítesis de la regeneración democrática o la lucha contra la corrupción que Ciudadanos decía enarbolar.

Está en manos de Inés Arrimadas decidir si quiere seguir ejerciendo de muleta del PP y la extrema derecha hasta que Ciudadanos corra el futuro de UPyD. Si es que Arrimadas se mantiene al frente de un partido que, esta semana, ha entrado en fase acelerada de descomposición.

jueves, 11 de marzo de 2021

Estampas callejeras


 

Estampas callejeras
 

Arte urbano


 

Libro recomendado


 


 

Foto: Luis Viadel

 El  6 de Febrero dio una entrevista a El Mundo




 

El PP ha cometido un gran error

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a su llegada acompañada por su Jefe de Gabinete de Comunicación, Miguel Ángel Rodríguez

74

Después de meses hablando de las tensiones en el Consejo de Ministros, la coalición que ha saltado por los aires ha sido otra: la de Ciudadanos con el Partido Popular. Primero en Murcia, donde la denuncia por corrupción del vicealcalde de la ciudad contra el PP ha desembocado en dos mociones de censura que amenazan con dinamitar un cuarto de siglo de dominio conservador. Más tarde en Madrid, donde la desmesurada reacción de Isabel Díaz Ayuso ha provocado un incendio aún mayor, que le puede costar al PP su futuro y, en el peor de los casos, su principal bastión.

Isabel Díaz Ayuso había intentado convocar elecciones anticipadas en otras dos ocasiones. No se entiende con Ciudadanos. No es de ahora, ni tiene que ver con la moción de Murcia, que es solo la excusa. Nunca se entendió. El aguirrismo, del que Ayuso procede, también es la madre de Vox y Santiago Abascal. 

En los dos intentos anteriores, Pablo Casado había abortado esta operación. El líder del PP se había comprometido con Inés Arrimadas a que no habría adelanto electoral; Arrimadas, a su vez, le prometió que no habría moción de censura en Madrid. Ese pacto, este miércoles, ha saltado por los aires. Y con él, también se ha volatilizado cualquier futuro de la derecha española que no pase, en los próximos años, por los ultras de Vox. 

Aún no está claro si Pablo Casado avaló la ruptura con Ciudadanos en Madrid. Si siquiera lo sabía. Si Isabel Díaz Ayuso se atrevería a tomar esta decisión sin consultar. Pero fuese cual fuera el método deliberativo, es probable que a estas horas, en Génova, ya se estén arrepintiendo de lo que sin duda es un error. Ayuso ha arrastrado a Casado de nuevo a los brazos de Vox.

Todas las posibilidades que se abren ahora, tras la ruptura del PP de Madrid con Ciudadanos, son malas para Pablo Casado y el PP. Incluso si Ayuso se mantiene en el poder, que es lo que ya tenía antes de la crisis de este miércoles. Incluso si gana las elecciones, el Estatuto de Autonomía obligará a que se vuelva a votar en 2023. A lo máximo que aspira Ayuso es a mantenerse durante lo que queda de legislatura, dos años más en la presidencia. Igual que antes, pero casada con Vox. 

Por ahora, no está claro siquiera si las elecciones anticipadas se van a celebrar, o si habrá antes una moción de censura que encumbre a Ángel Gabilondo. De momento, la Asamblea de Madrid sigue adelante, pese a la disolución que pretende el PP. ¿Cuándo se convocan las elecciones anticipadas y se disuelve el parlamento madrileño? ¿Cuando Ayuso firma el decreto y da la rueda de prensa o cuando se publica en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid, como dice la ley electoral? ¿Las mociones de censura presentadas por PSOE y Más Madrid y aceptadas a trámite por la mesa de la Asamblea anulan las elecciones? El debate jurídico es interesante, aunque me temo cómo se zanjará: con una sentencia del Tribunal Constitucional; un tribunal con el mandato caducado, por el bloqueo del PP, donde la derecha conserva la mayoría absoluta que hoy ya no tiene ni en el Congreso de los Diputados ni en la Asamblea de Madrid.

Pero que las elecciones se vayan a celebrar, si es que finalmente ocurre porque así lo ordena la Justicia, tampoco es una buena noticia para el Partido Popular. Incluso si Ayuso las logra ganar. 

Con su abrupta ruptura con Ciudadanos, el PP ha ligado su futuro al de Vox. La ultraderecha es el único apoyo parlamentario con el que, después de esto, Ayuso va a poder contar. Y, por ahora, no hay muchas encuestas que le den una mayoría absoluta al PP con Vox. 

No descarten que eso finalmente ocurra. Que las elecciones se puedan celebrar un martes ayudará a la derecha frente a la izquierda; los barrios trabajadores tienen más difícil votar en un día laborable. Pero incluso si Ayuso lograse sumar con Vox –el mejor escenario que le queda a Ayuso– tampoco sería una gran noticia para el Partido Popular. 

Puede que Madrid vaya a ser la primera comunidad autónoma donde la ultraderecha alcance el Gobierno, si es que se cumplen todos los condicionantes anteriores (que se vote, que Ayuso gane, que el PP y Vox sumen la mayoría absoluta). Pero incluso ese resultado es malo para el Partido Popular. Porque Madrid no es España, algo que en el PP suelen olvidar. Que Ayuso se case con Vox y arrincone a su partido aún más a la derecha es casi una garantía de que Pablo Casado jamás podrá gobernar.

La felonía y la traición personificadas


 


¿Quién nos iba a decir que acabarían pareciéndose tanto?

martes, 9 de marzo de 2021

Foto: Luis Viadel
 

 Foto: Luis Viadel

Libro recomendado

 


 Luis Viadel                      Mis cuadros


 

Arte urbano

 

 CRÓNICA

El juicio de la caja B del PP demuestra que no hay honor entre ladrones

Luis Bárcenas en la sesión del lunes del juicio de la caja B en la Audiencia Nacional.

José María Aznar dijo hace unos días delante de Pablo Casado que él no pone la mano en el fuego por nadie en el partido, excepto por sí mismo. Se quedó corto. Debería haber desconfiado también de sí mismo. El inicio del interrogatorio de Luis Bárcenas en el juicio de la caja B del PP confirmó una sospecha tan extendida como fácil de entender. La práctica de pagar un sobresueldo a los principales dirigentes del partido recurriendo a dinero negro no empezó con Mariano Rajoy, sino que vino de antes. Fue en la época de José María Aznar como presidente y de Francisco Álvarez Cascos como secretario general, cuando el tesorero del partido, Álvaro Lapuerta, recibió la orden de repartir esa paga extra, según Bárcenas. Es lo que pasa con la corrupción. Puede que el objetivo sea financiarse ilegalmente para las campañas electorales, pero al final todos se preguntan: ¿y por qué no nos quedamos con algo de ese dinero?

Suspendido por la hospitalización del acusado Cristóbal Páez, el juicio se reanudó este lunes donde había quedado interrumpido. Puede que ya sepamos mucho sobre la corrupción en el PP, pero siempre cabe la posibilidad de que Bárcenas nos sorprenda una vez más. Y además las cosas que se dicen en la sala de vistas tienen más peso que en la instrucción judicial. Lo primero puede aparecer en el texto de las sentencias, que quedarán para siempre.

Bárcenas ya ha denunciado antes que mandos policiales a las órdenes del ministro Jorge Fernández Díaz se llevaron de su casa documentos que prueban lo que sabe. Eso es lo que se está investigando en el caso Kitchen. La dirección nacional del PP está temblando ante la posibilidad de que salgan nuevos papeles, como si pudiera respirar aliviada en caso contrario. Sin embargo, el testimonio de Bárcenas no sólo alimentará titulares, sino que completará la foto de la corrupción del PP. Se juzga algo muy concreto, el uso de dinero negro, en torno a millón y medio de euros, con el fin de pagar las obras de renovación de la sede de la calle Génova. Nadie acumula tanto dinero de origen ilegal si no cuenta con una maquinaria en funcionamiento a lo largo de años con la que en realidad se está financiando.

En la época de Aznar y Cascos, Lapuerta era el tesorero y Bárcenas, el gerente y su número dos. A partir del momento en que el PP llega al poder en 1996, se plantea un problema legal. La ley de incompatibilidades exige que el presidente y los ministros reciban sólo el sueldo que les corresponde por su cargo. Era un drama que se medía en miles de euros perdidos al año. Te acostumbras a un nivel de vida y luego resulta que sales perdiendo si ganas las elecciones. Eso no se puede permitir.

Ya se sabe que en España los miembros del Gobierno tampoco cobran tanto. Se dan situaciones como que el alcalde de Badajoz tenga un sueldo más alto que el presidente del Gobierno, cuyo salario es también inferior al de varios presidentes autonómicos.

En Génova tenían la solución. "Creo que es una instrucción que recibe Lapuerta del secretario general, Álvarez Cascos, y luego se mantuvo", explicó Bárcenas a preguntas del fiscal sobre los sobresueldos. "La instrucción que recibe el tesorero es que no tengan una merma neta de ingresos".

El dinero extra venía de la caja B. Los receptores de los sobres en distintas épocas citados por él: Álvarez Cascos, Javier Arenas, Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal, Jaime Mayor Oreja, Federico Trillo, Ángel Acebes y Rodrigo Rato. No dio el nombre de Aznar, lo que explicaría la frase del expresidente de hace unos días. Por otro lado, es imposible creer que Cascos tomara esa decisión sin que lo supiera el líder del partido.

Bárcenas no puede saber si esos dirigentes declaraban a Hacienda los ingresos adicionales. Lo que sí confirmó es que no aparecían en sus nóminas ni firmaban otro documento legal, sino un simple recibí para control interno. De momento, queda a la imaginación de cada uno saber si alguien declara ingresos de los que no hay una constancia legal de su existencia.

A diferencia de sus declaraciones en la fase de instrucción, Bárcenas fue menos inocente a la hora de hablar sobre las intenciones de los empresarios que donaban dinero en efectivo en grandes cantidades al partido. "El altruismo en estas cifras no existe", dijo para sorpresa de nadie. "Son siempre a cambio de algo". Puede que algunos donantes derramaran lágrimas de felicidad al leer el programa electoral del PP, pero sus necesidades inmediatas no eran ideológicas.

La intención al entregar ese dinero era "abonar el terreno para que, cuando alguien pida algo, se sea receptivo". Era el tesorero, por entonces Lapuerta, que falleció en 2018, el que se ocupaba de que todas esas buenas acciones no se quedaran sin recompensa: "El tesorero era el que descolgaba el teléfono. Tenía relevancia suficiente para que (los dirigentes del PP) le pudieran atender". El dinero fluía hacia arriba, así como la identidad de los generosos empresarios que algún día o muy pronto estarían interesados en recibir contratos de obra pública.

El PP se convirtió en una tubería de dinero negro, casi un oleoducto, que lógicamente también terminó utilizándose para intentar ocultar la existencia del dinero negro. Cuando aparecieron en El País los documentos que probaban la existencia de los sobresueldos, filtración en cuyo origen estaba el exdiputado del PP Jorge Trias, el partido intentó que Bárcenas hiciera una nueva contabilidad B para desmontar las acusaciones sobre la contabilidad B. El extesorero declaró que Javier Iglesias, abogado del PP, le ofreció 500.000 euros para que confeccionara "nuevos documentos". ¿De dónde iba a salir tal cantidad? Del mismo sitio que siempre. Buscarían a empresarios amigos para que les suministraran esos fondos.

La respuesta de Bárcenas fue exigir al abogado 975.000 euros, porque es lo que él creía que le debían para cerrar el litigio laboral con el partido. "Oficialmente, no en dinero B", precisó sobre la forma de pago. No es fácil engañar a alguien que ha estado burlando a Hacienda para ocultar la financiación paralela.

Sobre la aparición del nombre de Rajoy en un documento, la explicación de Bárcenas fue una confirmación del hecho de que en una organización delictiva no te puedes fiar de nadie, bien conocido por todos aquellos que han visto 'El padrino' y otras películas sobre la mafia de EEUU. Él mismo escribió el nombre de Rajoy en esa anotación, porque Lapuerta quería que Rajoy comprobara por sí mismo que él también aparecía en la contabilidad ilegal.

Así es más fácil de entender el susto del expresidente cuando Bárcenas le enseñó en 2009 los documentos incriminadores de la caja B. Le dijo al tesorero que cómo se le ocurría conservar esos papeles y procedió a destruirlos en una máquina trituradora de papel. Evidentemente, ya sabemos que Bárcenas había hecho copia de ellos.

Como se suele decir en estos casos, no hay honor entre ladrones.