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domingo, 8 de junio de 2025

 

Golpismo de baja intensidad

El PP de Feijóo practica un golpismo volátil, posmoderno, borroso cuyo principal parecido con el golpismo clásico es la certeza de una amenaza existencial a la Patria

ElPlural

Antonio Avendaño

8-6-25



“Mafia o democracia”. Esa es la escalofriante divisa con que Alberto Núñez Feijóo y los suyos vienen metiendo presión en la olla nacional, que este mediodía descargará en la concentración convocada por el PP en la Plaza de España de Madrid buena parte del vapor inquietantemente acumulado durante los últimos tiempos. “España no se vende ni se subasta”, ha dicho su líder. Escuchad, españoles todos, el clamor de la Patria reclamando una “limpieza total”; no apartéis la vista, mirad, mirad, sed valientes en esta hora crucial como lo fuisteis en las grandes ocasiones en que la Historia reclamó vuestro socorro, tened el coraje de mirar de frente el pálido rostro de esta España desangrada cuyos días, ay dolor, están contados si sus más preclaros hijos no dan un paso adelante como tan gloriosamente lo dieron cuantas veces Ella se lo reclamó a lo largo de su Historia: 1808, 1814, 1823, 1874, 1936, 2025…

Golpismo de baja intensidad: el comportamiento cada vez más desahogadamente insurreccional del Partido Popular aboca a rastrear formulaciones cada vez más aparatosas para identificarlo. Con instituciones menos sólidas, una población con mayores angustias materiales, una prensa menos plural y un Ejército menos inmunizado contra sí mismo, mensajes como los que viene trasladando el Partido Popular crearían el estado de ánimo propicio para un derrocamiento no de la democracia, huelga decirlo, sino del malhadado Régimen Sanchista, pues quien clama contra el trágico desgobierno de España no es el PP, dice el PP, sino que es España misma.  

La derecha sale hoy en tromba a las calles de Madrid para denunciar el insoportable grado de criminalidad política que padece el país, necesitado de que alguien haga “una limpieza total, con honestidad y con urgencia”. Lo dijo ayer el líder del PP y lo secundó desde Córdoba el inverosímil portavoz conservador en el Congreso Miguel Tellado: “Tenemos en el Gobierno a una mafia, a una organización criminal; no hay otra forma de decirlo. No tienen ni límites ni pudor”. Así se habla, portavoz, con determinación, con valentía, sin pelos en la lengua ni mariconadas, ¡joder!: Santiago Abascal, no digo que me lo mejores, solo iguálamelo.

Un tipo condenadamente listo

Lo malo de Pedro Sánchez no es, como sostiene Génova y secunda la prensa no siempre exacta pero siempre útil, que sea el jefe de la mafia que gobierna España, promoviendo con descarnado cinismo la demolición “premeditada” del Estado de derecho y normalizando, repite Feijóo, “la extorsión, la persecución y las amenazas a quienes estorban a un Gobierno” y a un partido “inmersos en una trama cada vez más sórdida” dedicada a “colonizar las instituciones, indultar a corruptos, amnistiar a golpistas, amenazar a jueces”.

Mas siendo todo ello malo, no es lo peor: lo peor es que el okupa de la Moncloa es tan condenadamente hábil y trapacero que, además de camuflar con éxito su diabólica identidad ante la Internacional Socialista, la Comisión Europea, el Parlamento de Estrasburgo o la mismísima ONU, ha conseguido engañar a todas las instituciones internacionales públicas y privadas que fiscalizan y puntúan la calidad democrática de los Estados, convenciéndolas de que en España, ¡¡¡ja, hay democracia!!!, cuando de todos es sabido que nuestro Estado de derecho comenzó a cuartearse un fatídico 1 de junio de 2018 y da hoy, ya moribundo, sus postreras boqueadas en busca del preciado oxígeno constitucional que le ha sido arrebatado por el chucho calabrés.

Tan rabiosamente astuto es el ‘Perro’ que nos gobierna que ha conseguido ocultar a Amnistía Internacional o al rotativo The Economist, responsable de elaborar anualmente un reputado Índice de la Democracia, todo lo que está ocurriendo en España no desde ayer, antes de ayer o incluso el año pasado, no, lo que está ocurriendo en este país ¡¡¡¡desde hace siete ominosos, insoportables e interminables años!!!! ¿Con qué los habrá comprado o qué les habrá prometido el maldito Sánchez a los redactores de los principales rankings internacionales de calidad democrática para que persistan, contumaces, en incluir a España entre las 24 mejores democracias del mundo?

El PP de Feijóo practica un golpismo difuso, posmoderno y de baja intensidad cuyo principal parecido con el golpismo clásico es la percepción compartida de que existe una amenaza existencial a la Patria, a la Democracia y al Estado (Dios ya no entra en la ecuación) urdida por agentes pretendidamente legítimos a quienes urge quitar de en medio. La esencia de ese golpismo borroso es prima hermana de la que, en palabras de Hanna Arendt, alienta en cualquier totalitarismo: “la negación radical de la pluralidad humana” en nombre de “una verdad superior” cuyos legítimos titulares y exclusivos intérprestes son, obviamente, aquellos mismos que la han inventado y puesto en circulación.


 


 

Manuel Monge, el hombre que lo sabe todo de Feijóo: “Es un hipócrita, mentiroso, patrañero… y ‘marxista’, de Groucho Marx”

El autor de 'Feijóo, la cara oculta de un farsante', revela en su último libro toda la red corrupta y clientelar que mantuvo al gallego en la Xunta y lo aupó a Madrid

ElPlural

Rubén Rozas

8-6-25



Manuel Monge (1947) ha dedicado su vida a la investigación y a tratar de destapar la corrupción de la derecha. El último golpe en este sentido se lo ha llevado nada menos que el líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, con un libro que repasa la trayectoria del responsable ‘popular’ y la red clientelar que le mantuvo en Galicia y le aupó a Génova,13.

El autor define el libro como un “aviso a navegantes” si llega a la presidencia del Gobierno. “Cuando salta a Madrid se comprueba absolutamente todo lo que ya sabíamos en la comunidad gallega (…) Feijóo es un farsante, hipócrita, patrañero… y ‘marxista’, de Groucho Marx. Representa como nadie la frase que popularizó el humorista sobre los principios: Los míos son éstos y si no le gusta tengo otros. Eso es Feijóo y eso es el PP”, expresa en declaraciones a ElPlural.com. “Se vende como una persona moderada y los cambios que ha hecho en su partido pasan por Rafael HernandoCayetana Álvarez de Toledo o Miguel Tellado”, refleja como ejemplo.

La conversación con Monge da para mucho, no solamente sobre el expresidente de la Xunta, sino sobre el pasado, presente y futuro del ahora principal partido de la oposición de nuestro país. A modo de chascarrillo, pero que refleja la realidad de la opinión real del escritor, cuenta cómo cuando presentó el texto en gallego dudaron sobre lo de farsante, pero que en la segunda vuelta -en castellano- se lo compraron. “Está comprobado que es un farsante”, intercambiaron las partes.

A partir de ahí, el también ex concejal del BNG emplea cerca de media hora -imposible reproducir íntegra en estas líneas por el volumen de nombres propios de políticos, empresas y medios de la derecha mediática que aparecen en ella- en tratar únicamente de contextualizar al personaje. Sin embargo, sí se puede aludir a algunos de los que han perseguido históricamente al presidente ‘popular’.

"Colocar a sus amigos y a la gente que queda deshonestada por corrupción"

Financiación ilegal del propio partido a través de la Gürtel y otras causas, la ‘gira internacional’ de pesos pesados y cuentas en partes del mundo como Suiza o México, la relación de algunas de estas “amistades peligrosas” con la monarquía, una deuda casi irreparable en la Autonomía -triplicó la deuda- y la privatización y los recortes como piedra angular de su política son solamente algunos de los temas que Feijóo, la cara oculta de un farsante, pone sobre la mesa.

Entre todos ellos, evidentemente, no podía faltar el de Marcial Dorado. “El chófer de Román Beccaría, ex ministro de Sanidad, Manuel Cruz -exaltador habitual de la extrema derecha- es quien presenta a Feijóo y Dorado”, recuerda. “En los medios de comunicación de aquella época ya había páginas y páginas de información sobre los narcotraficantes, y ahí aparecía claramente señalado Dorado como una persona que se inició en el contrabando y después saltó al narcotráfico”, añade.

Y en este maremágnum, apuntala que la relación “parece una cosa ocasional”, pero no era así; sino que se trataba de algo “muy estrecho”. “No es que un día le cogiera en el yate y se fueran juntos, sino que tenían una amistad en la que Feijóo hacía muchos viajes en el barco, tanto por Galicia como fuera de ella, e iba a su casa habitualmente”, indica, subrayando que se trataba de un vínculo mucho más allá de lo personal: “Tenía negocios con la propia Xunta (…) De gasolineras y demás”. "El modus operandi siempre ha sido eso: el de colocar a sus amigos y a la gente que queda deshonestada por corrupción".

"Ayuso no da la talla y Feijóo está lejos de la Moncloa"

En lo que ha sido el PP todos estos años, Monge lo define como “mafia” ahora que está tan de moda el término: “Fue el único partido de toda Europa obligado a irse del gobierno por tener prácticamente a todo su consejo de ministros en casos de corrupción”. “Ahora hablan de decencia y se jactan de respetar la Justicia y de no pactar con ETA ni independentistas”, incide; cuando la realidad es que José María Aznar “fue presidente después de apoyar al partido de (Jordi) Pujol y de Puigdemont”.

Esto sirve para explicar el futuro que vaticina Monge al Feijóo: “Feijóo tiene una encrucijada, porque Junts y PNV ya han dicho que no van a aceptar cheques en blanco y la otra alternativa es acercarse más a Vox… Es interesante la fricción que hay dentro del partido entre los Esperanza Aguirre -de nuevo de moda-, Aznar y Ayuso; o un perfil como podría ser el de Juanma Moreno Bonilla”.

Precisamente sobre el ruido alrededor de una posible sustitución de la presidenta de la Comunidad de Madrid a Feijóo, una probabilidad que se ha ido desinflando con el paso del tiempo, el también autor de numerosos artículos en varios medios de comunicación y de otros 14 ensayos, considera que “no es una alternativa”, si bien el mensaje que lanzó con Pablo Casado es claro.

“El presidente del PP tuvo cuidado porque el último que destapó una corrupción clara del entorno de Ayuso, cayó (…) Pero ella no da la talla, solo hay que escuchar los discursos y propuestas tan disparatadas que plantea”, considera. “Sea como fuere, con la pugna actual, Feijóo está bastante lejos de alcanzar la Moncloa”.


 

González Amador trata de darle la vuelta a su condición de “novio de Ayuso” en su lucha contra el fiscal general

La defensa del comisionista trata de establecer un relato en el que su representado se convierta en víctima de una cacería política: "Nadie lo duda"

ElPlural

Javier Pardo

8-6-25



Alberto González Amador, comisionista investigado por fraude fiscal, falsedad en documento mercantil, corrupción en los negocios y administración desleal, está convencido de que el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, acabará siendo condenado por la presunta filtración del acuerdo de conformidad ofrecido por su otrora abogado Carlos Neira en el que reconocía al Ministerio Público la comisión de dos delitos ante Hacienda.

Este convencimiento le ha llevado a solicitar al Tribunal Supremo, a través de un escrito de cerca de 70 páginas, que dé un paso adelante y lo procese en fase abreviada. Para ello, González Amador utiliza un sinfín de argumentos repetidos hasta la saciedad por su defensa durante la instrucción, que van desde la falta de colaboración con la Justicia del líder de la Fiscalía General del Estado, el presunto borrado de pruebas o la cronología de cómo el email de la confesión de sus delitos acabó siendo publicado íntegramente y en exclusiva por ElPlural.com.

Sin embargo, hay otra estrategia a la que la defensa del empresario ha dado especial prioridad en este escrito: su condición de “pareja” o “novio” de Ayuso. Hasta el momento, tanto González Amador como Isabel Díaz Ayuso han tratado de apartar de los tribunales su relación, pero, ahora, y a fin de establecer un paralelismo con la que demostrarse una víctima del sistema, aprovecha cada página para recordar que ese es el trato que se le ha dado en los medios de comunicación y en peticiones de documentación como la del fiscal Julián Salto.

De hecho, a lo largo de las 68 páginas del escrito remitido al Alto Tribunal, la defensa de González Amador inserta la palabra “novio” o “pareja” cerca de 40 ocasiones, estableciendo de esta forma un relato en el que su representado se victimiza por estar siendo objetivo de un ataque que, según él, no se hubiese dado de no ser por su relación sentimental con la presidenta madrileña, uno de los principales arietes del PP contra el Gobierno de Pedro Sánchez.

“Nadie duda de que de haber mantenido D. Alberto González Amador una relación sentimental con cualquier otra persona o no haber mantenido ninguna, jamás se habrían producido las conductas de los investigados operadas entre el 7 y el 14 de marzo de 2024 ni los hechos delictivos que nos ocupan, ni habría padecido las consecuencias de esas delictivas conductas de los investigados por ser "la pareja sentimental de la Presidenta de la Comunidad de Madrid" (así se referían a él hasta en el título de la primera versión de la nota de prensa)”, especifica la defensa de González Amador en las conclusiones de su escrito.

¿Qué pena piden para el fiscal?

En el tercero de los apartados del escrito, bajo el título de “tipicidad de los hechos punibles reflejados por el sumario”, la defensa del comisionista reclama el cumplimiento del artículo 417 del Código Penal en la causa contra el fiscal general, Álvaro García Ortiz. El articulado reza lo siguiente:

1. La autoridad o funcionario público que revelare secretos o informaciones de los que tenga conocimiento por razón de su oficio o cargo y que no deban ser divulgados, incurrirá en la pena de multa de doce a dieciocho meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años.

Si de la revelación a que se refiere el párrafo anterior resultara grave daño para la causa pública o para tercero, la pena será de prisión de uno a tres años, e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de tres a cinco años.

2. Si se tratara de secretos de un particular, las penas serán las de prisión de dos a cuatro años, multa de doce a dieciocho meses, y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años.


sábado, 7 de junio de 2025

 


 


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Spanish Revolution


El arte de culpar a otros por tus propios desastres

Cuando el relato propio se tambalea, cuando los hechos pesan más que los discursos, siempre queda un recurso infalible: acusar al otro de tus propios pecados.

UNA TÁCTICA QUE NO CADUCA

El siglo XX nos dejó muchas enseñanzas sombrías sobre el arte de la propaganda. Entre ellas, una que Joseph Goebbels, ministro de Propaganda nazi, utilizó con particular eficacia: el principio de la transposición. Consiste en atribuir al adversario los errores o defectos del propio sistema, responder a la crítica con un contraataque más sonoro y confundir así la percepción pública. Si el régimen miente, se acusa al enemigo de manipulación. Si se reprime, se señala al contrario como autoritario. Si se fracasa, se dibuja en el otro la silueta del culpable.

No se trata solo de negar la evidencia. Se trata de invertirla. De convertir la defensa en ataque. De sustituir la autocrítica por una campaña permanente de señalamiento. Como decía el propio Goebbels: “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

Hoy, décadas después, el ecosistema mediático ha sofisticado esas técnicas, pero no ha renunciado a ellas. Y la derecha española las sigue aplicando con una soltura digna de estudio. El último ejemplo lo ha protagonizado Carlos Mazón.

CÓMO SE CONSTRUYE UN RELATO PARA TAPAR UNA MALA GESTIÓN

El president valenciano ha exigido esta semana la dimisión de Pedro Sánchez y la convocatoria de elecciones generales. ¿Su argumento? La supuesta mala gestión de la DANA que devastó la provincia de València y la falta de unos presupuestos para acometer la reconstrucción.

El problema es que esa historia tiene un pequeño detalle que Mazón prefiere borrar del encuadre: fue él mismo quien se negó a activar la Emergencia Catastrófica. Ni el 29 de octubre, cuando la riada dejó 228 muertos, ni en los días siguientes. Durante horas y días, la Generalitat resistió a que el Estado tomase el control de la situación y pudiera movilizar recursos extraordinarios. Fue un acto de soberbia política y de cálculo autonómico, que ahora el propio Mazón intenta tapar con un giro de guion: la culpa es de Sánchez.

Aquí el mecanismo es de manual. Se proyecta sobre el adversario la responsabilidad que uno mismo no asumió. Se agita la indignación —real y legítima— de la población afectada, pero se dirige ese malestar hacia quien no tuvo capacidad ejecutiva durante los momentos críticos. Se omite que, sin la activación de la Emergencia, el Gobierno central no pudo actuar con plenas competencias. Y se exige ahora, en nombre de la reconstrucción, lo que se impidió durante la catástrofe.

DE CÓMO EL PP APLAUDE LO QUE AYER CRITICABA

Este juego de sombras sería ya bastante cínico por sí solo. Pero se agrava cuando observamos cómo el propio Feijóo, líder del PP, criticó semanas atrás que Sánchez no apartara a Mazón de la gestión de la DANA. Lo que ayer era negligencia, hoy se convierte en bandera de exigencia democrática. Lo que era motivo de escándalo, hoy es argumento de campaña.

El Partido Popular ha entendido bien que el relato es el campo de batalla. Y que, ante las heridas de la sociedad valenciana, conviene más levantar un enemigo externo que asumir errores propios. Por eso Feijóo, lejos de pedir cuentas a Mazón, lo mantiene en sus órganos de dirección. Y por eso hoy todo el aparato popular repite el mantra: la culpa es de Sánchez.

En medio de este teatro, las familias que perdieron a sus seres queridos siguen esperando respuestas. Los municipios destrozados siguen reclamando soluciones. Y la reconstrucción, lejos de ser una prioridad consensuada, se convierte en arma arrojadiza.

No es casualidad. Es estrategia. Es el principio de transposición en su máxima expresión.

Entrevista a Pérez Dolset, el empresario vinculado a la investigación co...

 


 

Feijóo se hunde y el PP monta otra manifestación a la desesperada

¿por qué no tiene la valentía y la decencia de pedir la dimisión tanto de Ayuso como de Mazón?

ElPlural

Migeul Angel Heredia Díaz

7-6-25



Alberto Núñez Feijóo ha perdido el norte. Y no solo el norte: también el sur, el este y el oeste. Hace tiempo que su desorientación no le permite saber ni dónde está ni adónde quiere ir. Y lo que es más grave es que no parece tener el menor interés en encontrar el camino. Su brújula política está rota o quizá nunca llegó a funcionar. Hoy por hoy, lo único que le sostiene es el ruido, el insulto, la descalificación y el ataque constante. Y con esa receta no se construye país: se alimenta el odio. ¿Hacia dónde va el Partido Popular con este liderazgo sin rumbo?

Estos días, en un ejercicio de surrealismo político que solo se entiende desde el desconcierto, Feijóo ha planteado una moción de censura… pero para que la presente otro. Él ni la firma, ni la impulsa, ni la lidera. La sugiere, como quien lanza un globo sonda al aire, con la esperanza de que alguien -por compasión o por oportunismo- le siga el juego. Pero él no se moja. Porque no puede. Porque no tiene ni los votos, ni el programa, ni el liderazgo para encabezarla. Porque quiere ser presidente del Gobierno, pero sin arriesgar. Porque sabe que, a día de hoy, ni siquiera cuenta con la confianza dentro de su propio partido. Por eso “tira la piedra y esconde la mano”.

Y mientras tantea una moción que nadie se toma en serio, lanza también su plan B: otra manifestación. Y ya van seis. Una más para agitar a los suyos, para mantener viva la tensión en la calle, para fingir que lidera algo cuando, en realidad, no lidera nada. Pero ¿manifestarse contra qué? ¿Contra un gobierno legítimo? ¿Contra unas urnas que hablaron hace menos de dos años? ¿Contra una democracia que siempre le incomoda a la derecha cuando no gana?

La verdad es que todo este “paripé” de Feijóo no tiene nada que ver ni con el interés general ni con propuestas para mejorar el país. Esto va de otra cosa: de resistir, de aguantar hasta el Congreso del PP en julio aparentando que lidera algo. Porque en su entorno saben que su liderazgo pende de un hilo. No manda, no convence y no ilusiona.

Incluso Vox, su socio de gobierno en comunidades y ayuntamientos se desmarcó públicamente a los cinco minutos de conocer la convocatoria de manifestación. Nadie lo sigue. Nadie lo respalda. Y cada vez más voces dentro del PP reconocen que la movilización de mañana 8 de junio la disfrazan como una protesta contra Pedro Sánchez, pero, en realidad es a favor de la supervivencia política de Feijóo.

Busca una manifestación para intentar resistir frente a su propio partido, no frente al Gobierno. Para tapar su falta de propuestas, de liderazgo y de proyecto. Para desviar la atención de una realidad incómoda: mientras él se dedica a hacer ruido, el Gobierno sigue impulsado medidas concretas, eficaces y valientes. Pedro Sánchez sigue subiendo las pensiones, mejorando los datos de empleo, impulsando el salario mínimo, liderando la transformación verde y digital de España y blindando el Estado de bienestar en medio de una coyuntura internacional compleja.

Y mientras tanto, Feijóo habla de combatir la corrupción. Llegó a decirlo el mismo día que un ex secretario de Estado del último gobierno del PP ingresó en prisión por corrupción. El mismo día que la jueza ha procesado a la pareja de Isabel Díaz Ayuso por dos delitos de fraude fiscal y falsificación de documentos. Y lo dice desde la sede de Génova, remodelada con dinero procedente de la Gürtel. ¿No resulta grotesco?

Antes de anunciar nuevas manifestaciones, ¿por qué no tiene la valentía y la decencia de pedir la dimisión tanto de Ayuso como de Mazón? ¿Dónde está esa regeneración democrática de la que presume? ¿Por qué no aplica con los suyos la exigencia que reclama a otros? No lo hace porque se arriesga a salir por el desagüe del PP como Pablo Casado.

Feijóo está atado. Su discurso regenerador no es más que un disfraz. Está más preocupado por sobrevivir políticamente que por limpiar su partido. El ruido le sirve de escudo, y la crispación, de estrategia. En lugar de afrontar los problemas, los tapa. No tiene proyecto político, tiene una guerra interna.

Feijóo está nervioso. Los saben bien en del PP. Saben que su tiempo se agota. Que la decepción crece. Que muchos ya buscan alternativas. Por eso necesita llenar las calles mañana, pero corre el riesgo de pinchar. Esta es una movilización no para defender una causa, sino para defenderse a sí mismo. Para que parezca que aún queda algo de fuerza detrás de él. Pero lo cierto es que ya no tiene liderazgo interno, ni ideas propias, ni credibilidad ante sus socios ni respeto entre los suyos.

Y si de verdad quiere combatir la corrupción, que empiece por su propia casa. Que convoque la manifestación en la puerta de Génova. Que exija transparencia en los gobiernos autonómicos del PP. Que pida explicaciones por la financiación irregular. Pero no lo hará. Porque no se atreve. Porque no manda.

Su estrategia es simple; si hay un problema, culpar a Pedro Sánchez. Si hay un escándalo propio, mirar para otro lado. Si la realidad lo supera, convocar otra manifestación. Feijóo no escucha, no aprende, no lidera. No es alternativa. Es una huida hacia delante constante.

Hace unos días dijo en una entrevista: “España, un país de trabajadores, no se merece tanto sinvergüenza”. Y lo dice él, que cobra tres sueldos mientras vota en contra de subir las pensiones conforme al IPC, en contra de subir el salario mínimo, en contra del Ingreso Mínimo Vital, del transporte gratuito, del impuesto a la banca y a las energéticas, y de las ayudas a los afectados por la DANA.

Feijóo ha quedado para convocar manifestaciones. Ese es el verdadero reto del PP: estirar la crispación hasta 2027. Alimentar el descontento. Repetir las mismas mentiras hasta que parezcan verdades. Porque los números no les dan. Porque la mayoría social no está con ellos.

Feijóo no tiene proyecto. No tiene equipo. No tiene apoyos. No tiene siquiera el respeto de los suyos. Lo único que tiene es odio. Pero el odio no gana elecciones. El odio no construye nada. El odio no hace país, lo destruye.

España merece una oposición seria, constructiva, con propuestas. Una derecha democrática que asuma su papel y no lo utilice para destruir. Feijóo, por desgracia, no está en eso. Y mientras siga así, su único destino será la irrelevancia.