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domingo, 8 de enero de 2023

 

El Rey d-emérito y sus vilezas


Sexo, delitos y cintas de vídeo: el otro legado de Juan Carlos I cuando cayó la mordaza de los medios

    • El caso Nóos y la publicación de las fotos

    •  de la cacería en Botsuana comenzaron a

    •  resquebrajar el “pacto de silencio” que se impuso 

    • durante décadas por políticos, jueces y periodistas en

    •  torno al rey emérito

elDiario.es


Iñigo Aduriz

7 de enero de 2023

Traía bolsas llenas de dinero en efectivo”. Estas palabras corresponden a una de las acusaciones que realiza Corinna Larsen, la examante de Juan Carlos I, al rey emérito, en el primer capítulo del podcast 'Corinna and The King' ('Corinna y el rey'), producido por los periodistas británicos Bradley Hope y Tom Wrighten para Project Brazen y PRX, y disponible desde hace solo unas semanas en distintas plataformas de streaming. En él, la aristócrata alemana relata su relación íntima con el monarca y las supuestas irregularidades cometidas por este, como el blanqueo de capitales o su trabajo de comisionista a nivel internacional aprovechando su cargo de jefe del Estado, que la Fiscalía española ha decidido no denunciar.

Meses antes de la salida a la luz del citado podcast, la plataforma audiovisual HBO estrenaba otro documental sobre la monarquía española, 'Salvar al rey', producido por Mandarina y dirigido por el periodista Santiago Acosta. El trabajo recoge los testimonios de más de 50 personalidades y grabaciones en vídeo inéditas de otra examante de Juan Carlos I, la actriz Bárbara Rey. Además, en el documental se entrevista a, entre otros, tres exagentes de los servicios secretos que responsabilizan directamente al emérito del intento de golpe de Estado del 23F de 1981.

El documental se centra en demostrar la existencia durante décadas de una suerte de “pacto de silencio” de políticos, jueces, cuerpos policiales y medios de comunicación para evitar sacar a la luz o investigar al monarca por un supuesto bien mayor: la supervivencia del Estado y de la “unidad” de España. Pero precisamente el hecho de que el contenido de este trabajo, el del podcast de Corinna y los de otros previos como 'XRey', elaborado por los periodistas Álvaro de Cózar y Eva Lamarca– se hayan difundido en prácticamente todos lo medios, hayan ocupado tertulias televisivas y abierto informativos, evidencia cómo se ha comenzado a resquebrajar esa especie de mordaza que se impuso durante lustros por los llamados poderes fácticos del país a la hora de hablar de Juan Carlos I y de la monarquía.
Aún perviven varias lagunas en materia de transparencia de la Casa Real o sobre los actos del emérito durante los 38 años que reinó el país. Por ejemplo, se sigue sin desclasificar los documentos del intento de golpe de Estado del 23F o los recogidos durante la Transición en la que, durante años, el relato oficial otorgó a Juan Carlos I un protagonismo “ejemplar”.

Los tribunales continúan interpretando, además, la inviolabilidad del rey, recogida en el artículo 56 de la Constitución, como una suerte de bula que exonera a los monarcas españoles de cualquier responsabilidad judicial, sea cual sea su actuación en cualquier ámbito de su vida, y no se ciñe en exclusiva a su actuación como rey. Esa interpretación, que otorga a los jefes de Estado una inmunidad total ante la Justicia, ha permitido que lqa Fiscalía cerrara el pasado marzotodas las investigaciones a Juan Carlos I abiertas desde 2020 por su supuesto enriquecimiento ilícito, fraude a Hacienda y blanqueo de capitales. Los delitos, apuntó la Fiscalía, habrían prescrito o se cometieron cuando el monarca ejercía como jefe de Estado y, por tanto, gozaba de esa inviolabilidad que ahora disfruta su hijo, el rey Felipe VI.

Este último ha dado algunos pasos en materia de transparencia, como la publicación de las cuentas dela Casa Real, pero sigue ocultando varios gastos la monarquía cuesta a los españoles mucho más de lo que reflejan sus cuentas– y su patrimonio. Además, como su padre, Felipe VI nunca se somete a ningún escrutinio público en las Cortes Generales o a través de las preguntas de la prensa.

El caso Nóos como punto de inflexión

Pero desde 2010 y de forma progresiva se ha ido abriendo la veda para informar sobre Juan Carlos I y el conjunto de la monarquía, bien sea por las supuestas irregularidades cometidas por el emérito en el ámbito público, o acerca de los detalles de la vida privada del anterior monarca y del actual. Este nuevo escenario ha permitido conocer un legado del emérito más allá del que le atribuía antes el establishment mediático, y que se centraba únicamente en las alabanzas por sus supuestos logros en la recuperación de la democracia, tras 40 años de dictadura de Franco, que fue precisamente quien le nombró su sucesor.

Periodistas y analistas han solido situar el punto de inflexión que permitió transitar de la opacidad más absoluta a una pequeña apertura a la hora de informar sobre la Casa Real en la publicación, en 2012, de las fotos de Juan Carlos I cazando elefantes en Botsuana. Fue la primera vez en la que el monarca, al que desde algunos medios siempre se trató de presentar con una personalidad “campechana”, se vió obligado a pedir disculpas con aquel ya mítico “lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir” que recorrió las televisiones de todo el planeta ese mismo año. La caída tuvo lugar pocos meses antes de que el monarca empezara a sacar el dinero de su fundación panameña en dirección a otra cuenta en Nassau.

Santiago Acosta, director del mencionado documental 'Salvar al rey' (HBO Max), considera, en cambio, que “el antes y el después” en la forma de abordar desde el periodismo las irregularidades de la Casa Real comenzó dos años antes, en 2010, con el estallido del caso Nóos que juzgó el enriquecimiento ilícito de Iñaki Urdangarín –condenado a casi seis años de cárcel que sigue cumpliendo en la actualidad aunque en régimen abierto–, yerno de Juan Carlos I, con dinero público del Govern balear y que sentó en el banquillo de los acusados a su mujer, la hermana del actual rey Cristina de Borbón, condenada a título lucrativo a pagar una multa de 265.000 euros, que posteriormente el Tribunal Supremo redujo a 128.000.

Antes se habían publicado informaciones relacionadas con la Casa Real pero vinculadas a la vida social. El momento en el que se empieza a informar más libremente es con el caso Nóos, quizá porque no fue una forma directa de hablar de Juan Carlos I”, explica Acosta, en conversación telefónica con elDiario.es. Cuatro años después de que se empezara a informar sobre ese caso de corrupción y a solo dos de la publicación de las fotos del ahora emérito en Botsuana, el monarca abdicó la corona en su hijo, Felipe de Borbón.

Solo una vez que Juan Carlos primero abandonó la jefatura del Estado empezaron a aflorar el resto de casos. Ya en 2020 la Fiscalía del Tribunal Supremo abrió una investigación para valorar si el rey emérito cometió blanqueo y delito fiscal en relación con la adjudicación a empresas españolas de la construcción del AVE a La Meca. Ese mismo año se supo, también, que el anterior jefe del Estado estaba siendo investigado por el origen de su fortuna por un fiscal de Suiza, donde una fundación del monarca mantenía abiertas varias cuentas corrientes. El británico The Telegraph publicó entonces que el actual rey de España, Felipe VI, era uno de los beneficiarios de esa fundación Lucum que habría creado Juan Carlos de Borbón y en la que se recibieron 100 millones de dólares de Arabia Saudí. También en 2020, el juez del caso Villarejo, Manuel García-Castellón, ordenó la reapertura de la pieza número 5, denominada Carol, que investigaba en la Audiencia Nacional los indicios de delitos que se desprenden de unas grabaciones incautadas al comisario en las que aparecen hablando éste y Corinna Larsen y que señalaban a Juan Carlos I.

Con todo, el 15 de marzo de 2020, solo un día después de que toda España se recluyera en sus casas por el estallido de la pandemia de la COVID-19, Felipe VI renunció a la herencia de su padre y le dejó sin la asignación que hasta ese momento percibía de los Presupuestos Generales del Estado, que ascendía a 194.232 euros anuales. Y, cinco meses después, en agosto de ese año, Juan Carlos I anunciaba a su hijo su intención de abandonar España. “ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados” que ciñó de forma exclusiva a su “vida privada”. Se marchó a los Emiratos Árabes Unidos, donde desde entonces vive en una lujosa mansión cedida por un príncipe de aquel país, de la que solo regresó a España en una ocasión, el pasado mayo, para participar en una exclusiva regata en Sanxenxo. Preguntado por la prensa, Juan Carlos I consideró en aquel viaje que no debía dar ninguna explicación ni a su hijo ni a la ciudadanía por sus supuestas prácticas irregulares. “¿Explicaciones de qué?”, se preguntó, en tono chulesco.

En ese momento habían transcurrido dos años complejos para su reputación. Primero, tal y como reveló elDiario.es en exclusiva en noviembre de 2020, Anticorrupción descubrió que tanto el rey emérito como varios familiares habían usado durante años tarjetas de crédito a espaldas del fisco con dinero, supuestamente, procedente del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause. Después, las autoridades anti blanqueo detectar un fondo en Jersey con varios millones de euros que, en ese momento, vincularon al monarca emérito.

La apertura de esas nuevas diligencias discurrió en paralelo a una maniobra de la defensa del rey, ejercida por el abogado y antiguo fiscal Javier Sánchez-Junco, para intentar hacer las paces con Hacienda y esquivar una acusación penal por fraude fiscal. El primer pago llegó en diciembre de 2020, cuando su defensa aseguró que el miércoles 9 de ese mes había pagado 678.393,72 euros para regularizar el dinero que no pagó a Hacienda mientras usó las tarjetas opacas entre 2016 y 2018. Más de un mes después de que este periódico revelara la existencia de las pesquisas y después, según reveló el diario El País, de que la Fiscalía le informase de que estaba siendo investigado.

Estas comunicaciones llegaron a la defensa del rey emérito tras la apertura de las tres línea de investigación, y en el caso de las tarjetas fue acompañada de una regularización poco después ante Hacienda. Un segundo pago llegó en febrero de 2021, cuando la defensa de Juan Carlos I abonó 4,4 millones de euros para hacer frente a una serie de gastos no declarados por los vuelos que durante años pagó la Fundación Zagatka, de su primo Álvaro de Orleans. Un dinero que supuso una nueva línea de investigación y que, según El País, procedía de una serie de empresarios cercanos al monarca que, además, buscaron la forma más beneficiosa de hacerlo ante Hacienda: usaron contratos de préstamo y no donaciones para evitar pagar en torno a un 40% en impuestos.



El triple archivo de la Fiscalía

En marzo de 2022 la Fiscalía archivaba la triple investigación que mantenía abierta en torno a Juan Carlos de Borbón y su fortuna alegando que los presuntos delitos estaban prescritos o que los hechos se cometieron cuando el entonces jefe del Estado gozaba de inviolabilidad. Solo pervive la causa abierta contra él en el Reino Unido a raíz de la denuncia por acoso interpuesta por Corinna Larsen por una visita que le habría hecho en el exjefe del CNI Félix Sanz Roldán en Londres y un registro que agentes del CNI habrían llevado a cabo en su vivienda de Mónaco, en busca, supuestamente, de documentos que pudieran incriminar al emérito en prácticas corruptas.

Hace un mes los argumentos de los abogados del rey emérito también tuvieron éxito ante los tribunales británicos. La Corte de Apelaciones de Inglaterra y Gales decidió reconocer inmunidad a Juan Carlos I por todos los episodios de acoso denunciados por Corinna Larsen antes de su abdicación en 2014. La conducta de acoso desplegada por agentes de inteligencia, supuestamente, por orden del monarca, no fue algo “privado” del ciudadano Juan Carlos de Borbón y es “inmune” a la jurisdicción británica. “Si un acto solo puede ser realizado por un Gobierno, y no por un ciudadano, es necesariamente un acto soberano”, concluyeron los jueces, dejando fuera del debate la mitad de las acusaciones contra él en este proceso civil.

Todas estas causas han sido detalladamente relatadas por los medios de comunicación. Algunos de ellos son los mismos que durante décadas blindaron cualquier tipo de información que pudiera manchar la trayectoria de Juan Carlos de Borbón. “Hace 20 años hablar de los negocios del rey era impensable”, apunta Acosta. “Había un pacto de editores por el que al rey no se le podía tocar porque se pensaba que tocar al rey era atacar la democracia y había que salvarlo. Eso provocó lo que fue una malísima idea: que no hubiera ningún control de la monarquía por la política, la prensa o la justicia. Juan Carlos I se convirtió en un personaje que campaba a sus anchas en sus negocios, la política e incluso los servicios secretos”, añade.

Su documental relata, entre otros asuntos, cómo desde el CNI se llegaron a organizar los encuentros del ahora rey emérito con sus amantes en lugares secretos y cómo pagaron durante años a la actriz Bárbara Rey ante el chantaje al que sometió la vedette a esos agentes amenazando con hacer públicos los audios y las cintas que le grabó a Juan Carlos I durante sus encuentros íntimos, en los que el monarca habla con naturalidad de cuestiones que afectan directamente a la seguridad del Estado, así como de asuntos más privados.



Una “cuestión generacional”

Eva Lamarca, coautora junto a Álvaro de Cózar del podcast 'Xrey', centrado en investigar y profundizar en la vida del rey emérito, en las irregularidades de su reinado y en las razones de su abdicación –del que surgió una segunda temporada más enfocada en Felipe VI–, considera que en la actualidad “no existe falta de transparencia sobre el emérito”. “Sobre el rey se ha publicado todo ya, no paran de salir informaciones. Otra cosa es que la Casa Real quiera manejar la información, que para ellos es lo lógico”, apunta.

El citado documental sonoro surgió en 2020, cuando Juan Carlos I ya había abdicado y se habían comenzado a publicar informaciones sobre sus supuestas prácticas irregulares. “Nosotros lo que percibimos es que había una cierta sensación de muchos de los que hablaron, especialmente de la gente que había trabajado con el rey, de que había pasado un tiempo desde la abdicación y que se podían contar determinadas cosas. No todo, pero sí determinadas cosas. Ese fue el caso de [el periodista y ex director de Comunicación de la Casa Real] Javier Ayuso o de [el exjefe de la Casa Real] Rafael Spottorno. Se sintieron liberados para hablar y contar cómo había sido el proceso de la abdicación o los problemas a los que se enfrentaron con el caso Urdangarin y la caída de Botsuana. Creo que entendieron que el rey formaba parte de nuestra Historia y que era un buen momento para hacer ese relato”, apunta Lamarca.

Para ella, la protección al rey durante lustros por parte de los medios, la política o la justicia “ha sido sobre todo una cuestión generacional”. “El rey, para la generación de la Transición, había acabado siendo la parte por el todo. Es decir, criticar al rey era criticar a la transición y protegerlo, por tanto, era proteger esa idea del proceso que se hizo y que había sido beneficioso para el país. Creo que esa generación sí que se ha quitado la venda por las cosas que han ido ocurriendo, se ha quitado la venda y ha hecho autocrítica. Es el caso de Iñaki Gabilondo o José Antonio Zarzalejos, Juan Luis Cebrián u otros. Han hablado y han explicado precisamente esto, que su generación, con esa idea que proteger la transición, de proteger el pacto al que se había llegado, acabó poniendo al rey en una posición que el propio rey ha destruido, porque ha sido el propio rey el que ha destruido esa imagen de dónde se le colocó”.

Pese a esa apertura sigue habiendo muros infranqueables a la hora de arrojar más transparencia sobre la monarquía. Por ejemplo, la suma de PSOE, PP y Vox ha impedido hasta en 15 ocasiones en la presente legislatura la puesta en marcha de comisiones de investigación en el Congreso –respaldadas por Unidas Podemos y las fuerzas nacionalistas e independentistas– para esclarecer las presuntas irregularidades de Juan Carlos I durante su reinado y las posibles repercusiones en su hijo.

Pero los periodistas consultados consideran que, en la actualidad, “es imposible una operación” como la puesta en marcha durante décadas para evitar que salieran a la luz asuntos que pudieran enturbiar la imagen de la monarquía. “De momento no hay pruebas que apunten a Felipe VI”, remarca Santiago Acosta. “Si las hay, se debería publicar cualquier irregularidad. Pero ahora es imposible una operación así de opacidad como la de décadas anteriores con los nuevos actores que hay en la política. Es imposible y la sociedad no lo toleraría”, zanja.

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Corinna Larsen, en su podcast sobre el rey emérito: “Traía bolsas llenas de dinero en efectivo”

    • La empresaria lanza las dos primeras entregas de su podcast sobre su relación con Juan Carlos I en plena batalla judicial con el monarca en Londres

Alberto Ortiz

7 de noviembre de 2022

El juicio que enfrenta en Londres a la empresaria alemana Corinna Larsen y a Juan Carlos I entra esta semana en una nueva fase. La Corte de Apelaciones retoma las vistas de un proceso que la aristócrata inició contra el monarca por supuesto acoso durante los años que mantuvieron una relación sentimental. En ese contexto, Larsen ha estrenado esta semana los dos primeros capítulos del podcast ‘Corinna y el rey, en el que aborda su historia con él, saca a la luz multitud de detalles de su vida privada y, también, de sus supuestas irregularidades económicas. “Traía bolsas llenas de dinero en efectivo”, llega a decir.

Narrado por una de las protagonistas de la serie Orange is the New Black Laura Gómez, con diversos cortes de una entrevista con Larsen que van completando la historia, el primer capítulo del podcast aborda cómo la aristócrata se introduce en el mundo de las cacerías y las armas, a través de su primer marido. Ese ámbito posteriormente la acercará al rey, con el que coincide por primera vez en una cacería en un coto de Sierra Morena en el que la empresaria sorprendió al ex jefe de Estado por su puntería

El relato cuenta en esos minutos iniciales el primer encuentro privado de los dos en un pequeño pabellón en una casa en El Pardo, que el rey preparó durante meses con llamadas y encuentros de negocios en los que se camuflaba como ‘señor Sumer’ (abreviatura de Su Majestad el Rey). A partir de ese encuentro privado, empieza también la relación comercial entre la Casa del Rey y la empresa de Larsen, Apollonia Associates.

Uno de los primeros asuntos que el rey encarga a la empresa de Larsen, siempre según su versión, es la gestión del viaje de novios de los entonces príncipes Felipe y Leticia, incluida una estancia secreta en Fiji. “Alquiler de aviones, diseños de itinerarios, llevarlos a diferentes sitios sin ser descubiertos –cuenta la empresaria–. Un trabajo de 24 horas al día. El rey me consultaba a diario”.

Cuando llega el momento de facturar los gastos, prosigue la narración, la empresaria pregunta al rey “a qué oficina debe enviar las facturas”. “Su respuesta es curiosa: factura la mitad a Palacio y la otra mitad a una empresa llamada Navilot, en Barcelona”, apunta. Navilot es la empresa del amigo del rey Josep Cusí. “Un regalo de bodas, un viejo favor o algo mucho peor”, dice la narradora.

El podcast,producido popr los periodistas Tom Wright y Bradley Hope, constará de ocho capítulos, según explicaron en la presentación. Los episodios no se centran exclusivamente en la relación sentimental entre ambos, que se extendió entre 2004 y 2009; también van y vienen sobre la historia personal del rey, aunque siempre con los apuntes y consideraciones de la empresaria: su matrimonio con la reina Sofía, la muerte del hermano de Juan Carlos o su relación con Franco. Está producido por Project Brazen y PRX y coproducido por La Coctelera Music.



Las bolsas de dinero

Si en la primera entrega, el podcast entra en los inicios de su relación con el rey, las primeras oscuridades sobre sus negocios y cómo ella va penetrando en la vida diaria del monarca, en la segunda, llamada ‘Vivir del Cuento. Muerte, Democracia y Bolsas de Dinero’, la producción entra en las supuestas irregularidades económicas del monarca. La primera parte del capítulo repasa la preparación de Juan Carlos como rey, su proclamación o el golpe de Estado.

Algunos afirman que salvó la democracia. Así que lo consiguió para siempre. Así que puede vivir del cuento”, apunta la narración, que se apoya en la versión del historiador Paul Preston o del exdirector de El Mundo David Jiménez para contar cómo la prensa española hizo a partir de aquel momento un pacto de silencio sobre los “escándalos” del rey.

En ese momento, la narración habla de “dinero, de mucho, mucho dinero” y a continuación introduce una anécdota de Larsen: “Cosas que para mí eran tan inusuales que me refería a ellas como ‘la corte de los milagros’. Llamaba a alguien que tenía una gran variedad de vinos de Burdeos y le decía: ¿podrías enviarme alguno? Lo siguiente que veías es que llegaban veinte cajas de aquel vino impagable. Su deseo era una orden para los demás y la gente se dejaba la piel para complacerlo”.

Es aquí donde Larsen habla directamente de “bolsas de dinero en efectivo”. “Lo veía regresar de los viajes y estaba feliz, como un niño de cinco años. Traía bolsas llenas de dinero en efectivo. Me quedaba sin palabras y le decía: dios mío, qué es eso. Y él me decía: Ah, esto es de mi amigo tal. Parecía una situación normal”. Pero no se queda ahí, acusa al rey emérito de un “talento inigualable” para hacer desaparecer ese dinero.

No siempre aparece en sus cuentas bancarias. Las autoridades fiscales no encuentran nada ahí. Si le hacía alguna pregunta, me decía: ay, eres tan dramática. No entiendes cómo funciona España. No, claramente no lo entendía”, admite.

El podcast, cuya narración concede algunos juicios de valor que es fácil confundir con los que haría la propia Larsen, atribuye su conducta a traumas de la infancia. “Una terapeuta lo habría visto de lejos: una infancia llena de traumas y una mala figura paterna”. También a la modestia en términos de riqueza de la Casa Real española en comparación con la británica, por ejemplo. “Comparado con su prima lejana, la difunta reina Isabel II, con propiedades y bienes de valor incalculable, la familia española es modesta, en papel. [...] Pero Juan Carlos el verdadero está acostumbrado a niveles disparatados de riqueza, tanto que ahora la necesita”, advierte la voz en off.



Semana clave en Londres

El estreno de estos dos primeros capítulos coincide con la puesta en marcha de una nueva fase del proceso judicial por supuesto acoso contra Juan Carlos I. La Corte de Apelaciones de Londres celebra una nueva vista después de que los jueces británicos hayan rechazado que Juan Carlos I pueda evitar este proceso civil, donde se enfrenta al posible pago de una indemnización, amparándose en su condición de miembro de la Casa Real.

Según ha denunciado, Larsen empezó a ser objeto de amenazas y seguimientos con el uso de agentes del Estado dos años antes de la abdicación de Juan Carlos de Borbón. Intimidaciones que, según su denuncia, habrían sufrido tanto ella como también miembros de su familia. Fue el pasado marzo cuando la Alta Corte de Justicia de Reino Unido negó la inmunidad al monarca, afirmando que ninguna ley británica le permitía evitar el banquillo.

Esta nueva fase del juicio en la capital británica ocurre también después de que la Fiscalía española haya cerrado el paso a cualquier acusación penal por la gestión de su fortuna a espaldas de Hacienda. La combinación de la inviolabilidad que le protegió hasta 2014 con la prescripción de los delitos y la falta de pruebas en algunos casos propiciaron un archivo generalizado en torno a las comisiones millonarias salidas de la construcción del AVE a La Meca o el dinero de empresarios con el que, durante años, pagó gastos como viajes de avión. Otro factor determinante para que Juan Carlos de Borbón evitara el banquillo en España  fue la rgularización que hizo de todos estos fondos dos pagos que sumaron más de cinco millones de euros.



miércoles, 4 de enero de 2023

 

Adiós a Nicolás Redondo

Fallece una de las personalidades más relevantes

 de la España democrática




lunes, 26 de diciembre de 2022

Discurso del rey Felipe VI por Navidad

Felipe VI es el rey de España porque al general superlativo, genocida y dictador Franco le salió de los cataplines. Extraña democracia en una esperpéntica nación donde eligen a su Presidente con un solo voto.



Una experta en comunicación no verbal lanza una advertencia a la Casa Real tras el discurso del rey


"Ya no son sólo críticas de una republicana".

Redacción El HuffPost

25/12/2022


La experta en comunicación no verbal y especialmente en estética política, Patricia Centeno, ha publicado un extenso análisis sobre el discurso de Navidad del rey Felipe VI, emitido —como ya es tradición— este 24 de diciembre.

Le advierto a Casa Real que la sensación de ‘tostón’ (12.25 minutos dando la chapa cuando todo ello se podía resumir en 4 minutos) y la triste puesta en escena que acompaña al discurso ya no son sólo críticas de una republicana (a mí si el cuento me lo venden bien vestido quizá no lo compre, pero no tengo problema en reconocer un buen trabajo comunicativo. Spoiler: no es el caso)”, ha asegurado Centeno en el primer párrafo del análisis en su blog.

En cuanto al lenguaje corporal del monarca, la experta ha hecho hincapié en el primer plano que ofreció el rey sentado con las piernas abiertas. “Por suerte, ha tenido la consideración de colocarse las manitas delante cubriendo los genitales”, ha apostillado.

Y, aunque ha añadido que solo ocurrió en los primeros segundos, ya que después las piernas no se han visto en pantalla, “debía haber cruzado las piernas”, ha señalado. “Es muy desagradable toparse nada más empezar un discurso navideño con la entrepierna de nadie, por muy majestad y designación seminal en la que se basa el cargo que ocupa”, ha sentenciado.

Gestualmente, ha apuntado, este año ha estado más comedido, que el plano cortaba parte del mensaje de sus manos, por lo que ha tomado más control en sus expresiones faciales y manuales. Sin embargo, “cuando le toca referirse a los sacrificios reales de las familias para llegar a fin de mes (y aunque intentara reflejarlo verbalmente con todo lujo de detalles), al monarca se le escapa un tan sincero y pertinente encogerse de brazos (qué sabré yo). Pues eso, querido, qué sabrás tú de llegar a fin de mes”, ha destacado.

Centeno, además, no ha dudado en asegurar que en “algún momento parecía una parodia de Joaquín Reyes”. “No ayuda el exceso de maquillaje (...), sus contundentes cejas y su esperpéntica dentadura”, ha agregado.

La experta también ha dedicado algunas palabras a la realización de la retransmisión, y se ha quejado de haya tenido que ser el propio monarca el que marcara los cambios de tema en su discurso redirigiendo su cuerpo y cabeza.

Le ha llamado la atención a su vez la escenografía y la presencia de un simbolo como la bandera de España. “El rey es el jefe de Estado y ya es un símbolo como la bandera de España. Colocar dos símbolos que significan lo mismo queda reiterativo y demuestra complejo como nación. ¿Cuándo habéis visto una bandera en el mensaje de Navidad de Isabel II? No tiene sentido”, ha señalado.

Al final se ha convertido en un juego y, visto el despropósito de todo lo demás, casi se me antoja curioso y divertido. Colocar una fotografía en el fondo donde se verá diminuta y los espectadores tengan que esforzarse y dejarse la vista en reconocer qué instantánea es”, ha añadido sobre la fotografía de la cena ofrecida por los reyes a los miembros de la cumbre de la OTAN en el Palacio Real que se vislumbraba tras el rey.