Los dioses NO las prefieren castas y puras
"El
General ciclán, rebelde, traidor, dictador al que probablemente
pronto canonicen, fomentó una educación antinatural: el súbdito
español debía ser mitad monje, mitad soldado."
Mi madre
decidió, desde que yo era muy pequeña, mi ingreso en un convento.
Así lo hizo con el apoyo de su Padre Espiritual, al que daba de
merendar todas las tardes.
Descubrí mi sexualidad en el
internado. Con este principio decidí escribir un libro sin el menor
recato ni inhibición. Debía contar cómo viví a lo largo de varios
años preservando mi virginidad, el himen intacto, disfrutando con
total desenfreno de todas las variantes que el sexo y mis otros dos
orificios me permitían, hasta decidir el momento y la persona, un
transexual que me desflorara sin experimentar el repudio que un
hombre "normal" producía en mi subconsciente, lascivo,
libidinoso, lujurioso, violento, rijoso, de instintos primitivos,
intentando hacer "estallar" el pellejito sublimado que tan
celosamente había guardado durante algunos años. ("El éxtasis
místico por una cierta alegría concomitante del bajo vientre
muestra su pobre naturaleza sublimatoria. M. Santos").
Una
de mis antiguas compañeras (no era "mi Chupacirios, mi
Chupaflor que me procuró orgasmos más intensos que los espíritus
celestes") leyó el borrador y me dijo que no había podido
pasar de la página diez, lo cual me confirmó que iba por el camino
correcto. Es demasiado pornográfico, me dijo. Ella aplaudió la
guerra de Irak, se manifestó contra el aborto (pero estuvo un verano
en una clínica inglesa de "vacaciones" sin su marido, al
quedarse embarazada de un "striper" negro en una despedida
de soltera o de su cuñado mientras jugaban a la "ouija",
no estaba segura), pecó reiteradas veces en la entrepierna del
Director Espiritual, como casi todas, y gritaba como una posesa
comparando "sus momentos de turbación con los de Teresa de
Ávila". Ella no aparece en mi libro pero sí algunas de "sus
cosas".
Al escritor Francisco Candel le pareció que dejaba
al Kama Sutra como un libro de literatura infantil, y que además
estaba muy bien escrito. Por todo esto y porque hay fotos de sexo
explícito, creí necesario advertir seriamente que no debían
acceder a esta novela, bajo ningún concepto, aquellas personas de
fuertes raigambres religiosas o morales y los menores de dieciocho
años. Tampoco los hipócritas; los que hacen el amor con la luz
apagada (el sexo debe administrarse con los cinco sentidos) y a las
que dejan de hacerlo cuando ya no son fértiles porque lo dice su
religión. ¿A qué edad empieza el hombre a ser estéril?
Creo
que lo mejor es que la leas y opines por ti mismo/a. También
entenderás por qué no hay puntos y aparte. El libro empieza así:
"Mientras ejercía de cenobita en el convento fui descubriendo
mi sexualidad. Nunca hasta entonces había aceptado que ciertas
turbaciones podían achacarse a otras causas que no fuesen los
ayunos, los cilicios y sacrificios, que cotidianamente practicábamos
en la comunidad...". Ya me dirás si te ha gustado."
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