Cloacas
de interior: restos malolientes del franquismo
Público
Juan Carlos Monedero
24/07/2017
¿Cómo que si siguen siendo franquistas? Quien se engaña, a estas alturas, es porque quiere. No hay tentación de la inocencia que valga. Hay una relación directa entre la negativa del PP a condenar el golpe del 18 de julio de 1936 en el Pleno del Parlamento y su comportamiento actual pateando la Constitución. No solo porque su fundador, Fraga, firmó sentencias de muerte como Ministro de Franco. El PP no tiene escrúpulos y podría mandar a la hoguera a su fundador de la misma manera que puede hacer negocios sucios por la noche utilizando el nombre de Miguel Ángel Blanco y por la mañana, con el mismo nombre, organiza un abucheo a Manuela Carmena de la mano de una ONG que, en verdad, no es sino una agencia laboral de su directiva. El PP defiende el franquismo porque sabe que la impunidad de la dictadura es la impunidad de la democracia. Y en el mismo saco de impunidad está la monarquía, frenar el derecho a decidir cuando viene reclamado desde sectores populares -y abrazarlo cuando viene de la burguesía vasca, catalana o gallega: ahí está el PNV apoyando los presupuestos del PP- o hacer lo que esté en su mano para mantener la farsa bipartidista. Porque el viejo PSOE también heredó su parcela de franquismo. Y por eso no ha desfilado por la Comisión de Interior ni Villarejo ni Rubalcaba. El nuevo PSOE tiene que venir con lejía y un par de espátulas.
Podemos supo muy pronto de las cloacas de interior. En enero de 2015, el diario El Mundo, en ese momento dirigido por Casimiro García Abadillo, publicaba una portada donde, al parecer, me habían ingresado ni más ni menos que un millón de euros. Por supuesto que no se decía dónde ni quién. Pero la portada ahí estaba. ¿Las pruebas? Para qué quieres pruebas si tienes una policía política. La portada de El Mundo rezaba: “Según fuentes de la Seguridad del Estado”. Y claro, si la seguridad del Estado decía algo, a ver quién iba a sostener lo contrario. Nunca supe quién estaba detrás de aquella falsa noticia (supe quién estaba detrás de la denuncia en la Universidad Complutense: Bernad, de Manos Limpias, que terminaría en la cárcel. Denuncia impulsada por Lucía Figar, consejera de Educación con Esperanza Aguirrre, que terminaría dimitiendo por estar implicada en la Púnica. Cifuentes no andaba lejos).
“Según fuentes de la seguridad del Estado”. ¿El comisario Villarejo? ¿Fuentes Gago? ¿Pino? La policía política estaba en marcha. El Mundo, ante mi petición de que publicaran en qué cuenta me habían depositado ese dinero, calló. Después de una queja por burofax, publicaron en un recuadrito interior bien camuflada mi protesta afirmando que la noticia era falsa. Pero ya se sabe: calumnia que algo queda. Acusación en portada, desmentido en interior. Tristemente, esa falsa noticia fue reproducida por la práctica totalidad de los medios, abrió telediarios y regaló a los tertulianos mercenarios material para sus columnas y comentarios inteligentes y llenos de sutileza. Los medios tradicionales son una sucursal de casquería en la charcutería bipartidista.
Ayer, el Partido Popular de la Comunidad de Madrid publicaba un tuit reproduciendo una factura que los jueces han dicho que es falsa sobre una supuesta cuenta en el Euro-Pacific Bank que pertenecería a Pablo Iglesias. El banco también ha dicho que la información es falsa. Pese a que el PP sabe que es una manipulación hecha con Photoshop en la fábrica de embutidos con clembuterol del igualmente falso periodista Inda, la publican. El epítome del pantuflismo en España estuvo reunido con la policía política para fabricar pruebas falsas que fueron publicando en fechas electorales clave. Que ayer mismo el PP vuelva con la mentira es señal clara de que ellos algo tienen que ver con esa fábrica. Qué curioso que Lilian Tintori, que está organizando un golpe y apostando por la guerra civil en Venezuela, impulse esta mentira sólo porque así cree que favorece su causa. Dios los cría y ellos se juntan.
El documental Las cloacas de interior, dirigido por Jaume Roures, no ha podido ser emitido en ninguna televisión estatal en abierto. Más grave aún que cuando el Banco Santander enfundó el 100% de la prensa escrita en toda España con publicidad de su empresa. Ni una sola televisión estatal ha querido representar a esos millones de españoles que estamos en contra de que haya una policía del PP, pagada con dinero de todos los españoles, que se dedica a sembrar falsas pruebas contra los adversarios políticos. Sólo algunas televisiones autonómicas, entre ellas TV3, han emitido el documental, sin duda porque demuestra, gracias al trabajo de Patricia López y Carlos Enrique Bayo, la trama corrupta del Ministro Fernández Díaz, de la mano de personajes siniestros como Villarejo, Gago, Pino o Ignacio Cosidó, esforzados en perjudicar a CiU –también, aunque en segundo plano en el documental, a Podemos– en periodo electoral. La construcción de la acusación contra Trias, la aparición de personajes como De la Rosa, al servicio del dinero y del ministro del Interior, usando su relación con Artur Mas, las grabaciones donde el fiscal catalán y Fernández Díaz “afinan” falsas pruebas para lanzar una carga de profundidad en vísperas electorales, muestran la pugna entre la burguesía española y la burguesía catalana toda vez que esta segunda está lanzando un órdago –que no se cree– a la primera. Igual que el PNV ha terminado apoyando al PP de Rajoy, el PDeCat busca desesperado un acuerdo con el PP para conseguir alguna ventaja económica, impunidad para la corrupción del 3%, Palau y demás, y algún reconocimiento cosmético para evitar un proceso que tiene una parte relevante de impulso popular y, por tanto, no es controlable.
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