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domingo, 3 de noviembre de 2024

 

Ay, si el error de Mazón lo hubiera cometido Sánchez…

Aun sin dejar de criticarle, los adversarios de Mazón le están dando el respiro que un presidente necesita para hacer lo que tiene que hacer en momentos tan comprometidos

ElPlural

Antonio Avendaño

3-11-24



Puesto que ya es imposible citar a un medio español cuya versión sea aceptada por todos, recurramos a la BBC. Su relato sucinto y sin adjetivos de lo sucedido (que el lector puede saltarse si ya lo conoce) fue este: 

“La AEMET, que venía desde el jueves 24 alertando de la llegada da la DANA, elevó el martes 29 a las 07:30 de la mañana una alerta roja por lluvias, lo que implica “un nivel de riesgo para la población muy alto”. A las 11:50, la Confederación Hidrográfica del Júcar, organismo dependiente del Gobierno español, informaba a través de la red social X que uno de sus afluentes mostraba una “crecida considerable” y otro veía crecer su caudal “de forma importante. Alrededor de las 13:00 h, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, el Gobierno regional de la Comunidad Valenciana, pedía en las redes sociales “prudencia en las carreteras y mucha atención a las indicaciones de las autoridades”. Pero Mazón –prosigue el relato de la la prestigiosa cadena británica– dijo también: “Según la previsión, el temporal se desplaza hacia la Serranía de Cuenca en estos momentos, por lo que se espera que hacia las 18.00 disminuya su intensidad” en la Comunidad Valenciana. En lugar de eso, se desplazó por la región sembrando el caos. A las 19:17, la Generalitat elevaba la alerta a Nivel 2 en las comarcas de Utiel, Requena y La Plana. Y finalmente, a las 20:00, enviaba el mensaje de alerta a los teléfonos móviles de toda la población. Para entonces, la mayoría de los valencianos ya sabían que la situación era excepcional y peligrosa porque lo estaban viendo con sus propios ojos. A las 20:36, el Gobierno español ordenaba el despliegue de la Unidad Militar de Emergencia (UME) a petición del Gobierno valenciano para colaborar con los servicios de emergencia locales”Hasta aquí la cita de la BBC.

Salvar al soldado Mazón

El relato que los medios de la derecha están haciendo de la gestión de la catástrofe provocada por la DANA en el área metropolitana de Valencia bien podría titularse sarcásticamente ‘Salvar al soldado Mazón’. Los más ecuánimes de ellos llegan a mencionar, sin atreverse a adjetivar, la tardanza del presidente de la Generalitat en activar la alarma en los móviles instando a los ciudadanos a no salir de sus casas, aunque tal mención la hacen después de criticar por extenso la falta de “contundencia” de las advertencias de la AEMET o reprochar insistentemente al Gobierno central que no hubiera elevado la alarma desde el nivel 2, en que el mando es todavía de la Generalitat, al nivel 3, en que pasa a manos del Ejecutivo central. 

Eso, los medios conservadores menos sectarios, porque los otros, que son mayoría, han publicado cosas como esta que firmaba el exministro del Gobierno de España Jorge Fernández Díaz: "El fango inunda las calles, carreteras y caminos de la zona afectada, lo que no es un bulo y es coherente con el lodazal que Sánchez incorporó al discurso político como una gran contribución (…) Las víctimas mortales ya superan las doscientas y la prensa internacional habla de una cifra similar de desaparecidos lo que supondrían unos 400 fallecidos. Pero la culpa es del cambio climático”.

La buena política también es política

Es evidente que el Gobierno valenciano cometió un error al esperar hasta las ocho de la tarde para activar la alerta en los móviles. Ese es, por ahora, el único fallo grave detectado  tras un análisis somero de la gestión técnica de la catástrofe. Aconsejado todavía no se sabe por quién, Mazón no reaccionó a tiempo y seguramente debió tener para ello razones que, llegado el momento, deberá explicar. Pero eso no lo convierte en un asesino medioambiental. Ni en un político al que haya que enviar ya mismo de vuelta a casa: no al menos todavía, no hasta que conozcamos los detalles de su gestión y no antes, desde luego, de que las labores de limpieza, desescombro e identificación y reparación de las víctimas restauren un mínimo de normalidad en las zonas devastadas por el temporal. La política puede esperar. ¿La política? ¿Acaso la coordinación entre Sánchez y Mazón no es política? Por alguna razón, hemos dejado de llamar política a la buena política y reservado el término únicamente para nombrar la mala política.

Mientras, los medios situados en la trinchera de enfrente están siendo, y no en todos los casos, más comedidos, pero tampoco renuncian a poner el énfasis mucho más en la responsabilidad de Mazón que en las tareas de recuperación de lo perdido y restauración de lo devastado. Ahora bien, si el error de haber activado tan tardíamente la alerta por la DANA lo hubiera cometido el Gobierno español (o el Gobierno catalán) y no, como así sucedió, la Generalitat de Valencia gobernada por la derecha, el ruido sería ensordecedor. La crisis institucional y política sería de incalculables dimensiones: algo que no está sucediendo en estos momentos en Valencia, donde a Mazón sus adversarios, aun sin dejar de criticarle, le están dando el respiro que todo presidente necesita para hacer lo que tiene que hacer en momentos tan comprometidos y complicados. 

Árbitros, periodistas, jueces

Aunque unos más que otros, los medios deben hacer examen de conciencia. Llamados originariamente a ejercer de árbitros en el juego político y habilitados institucionalmente, por tanto, a imponer sanciones a quienes hacen trampa o agreden al adversario, de un tiempo a esta parte se han convertido ellos mismos no ya en hinchas clandestinos sino en explícitos y laboriosos jugadores, aunque conservando, eso sí, su indumentaria arbitral, de manera que cuando el público todavía cree estar viendo a un árbitro, en realidad está viendo sin saberlo a un jugador más. No sucede, por cierto, solo en el periodismo.

También sucede, aunque en menor grado, en la judicatura, donde determinados jueces, prácticamente siempre de perfil conservador, instruyen causas judicialmente infundadas pero política y mediáticamente muy útiles para el equipo con el que sigilosamente simpatizan: tal vez no haya delito, pero es seguro que hay noticia, y es sabido que en estos tiempos un titular periodístico puede ser muchísimo más lesivo que una condena judicial. Mas, por lo visto hasta ahora, no parece que tal cosa vaya a sucederle al presidente valenciano.


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