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miércoles, 16 de julio de 2025

 


 


 


 


 

 


 


 


 


 


Miguel Angel Castellanos Molina

Con Franco no éramos racistas

Con Franco no éramos racistas. Éramos pobres, obedientes, blanquitos de muchas noches en blanco de hambre. Los moros venían con bayoneta y chilaba, extraños y exóticos, como salidos de una postal antigua de África para morir por una patria que no era suya. Cuando Franco trajo a España casi cien mil mercenarios marroquíes, los «patriotas» aplaudían con furia y fervor, como quien bendice una cruzada. Venían a matar. Ahora vienen a trabajar. Entonces tenían la bendición del general, y hasta del cura del pueblo, de la patria entera. Hoy son los últimos, los más pobres, los que recogen los tomates, los ajos, porque nos duelen los riñones, o quienes recogen la basura que nosotros no queremos tocar.

Antes se les aplaudía desde los balcones, con el NO-DO repitiendo su desfile como un rezo militar. Matar por España era digno de procesión. Ahora, si vienen a recoger tomates, se les recibe con bates y sospecha.

Con Franco no éramos racistas. Solo teníamos un enemigo: el que pensaba, aunque tuviera los ocho apellidos castellanos, porque si eran catalanes, vascos o valencianos, ya eran más sospechosos. El cura daba hostias —y no eran simbólicas. Al moro se le reservaba un lugar de honor en las filas, porque su paso marcial era útil para escoltar al caudillo, ese hombre pequeño que firmaba penas de muerte en la sobremesa, con un brazo amputado a la pobre Santa Teresa, sin remordimientos de conciencia.

No venían migrantes entonces. ¿Quién iba a venir? No éramos destino, ni refugio, ni esperanza. Éramos un decorado rígido, olor a misa, incienso y naftalina. Los que salían éramos nosotros, con las maletas de cartón apretadas en trenes grises, a vendimiar y ganar en un mes, lo que en España necesitaríamos cinco, a servir cafés en Suiza, a tragar desprecio en francés o alemán. Luego volvíamos con un Mercedes de segunda mano, presumiendo de patria como quien presume de cicatriz: como en España, en ningún lugar.

Con Franco no éramos racistas. Nadie venía de América o de África a trabajar, porque aquí el trabajo era castigo y el hambre, rutina. Sonaban las canciones de Juanito Valderrama y Dolores Abril en aquel programa de onda corta llamado «España para los españoles», aunque algunos afinábamos el oído para captar las ondas lejanas de «Radio España Independiente», donde cabía la esperanza.

Decíamos que los racistas eran otros: los alemanes, los franceses, los suizos. Nosotros no éramos racistas, éramos tan imbéciles que gritábamos «Spain is different», con la boca llena de orgullo, en inglés de escuela vieja, sin saber muy bien que sí, que éramos diferentes, pero para mal y para vergüenza nuestra. Europa comenzaba en los Pirineos.

Ahora sí lo somos. Racistas sin el valor de confesarlo. Nos irrita el acento del que limpia el baño, del que recoge nuestras cerezas, del que sirve la cerveza en la terraza. Nos molesta su necesidad, su urgencia, su existencia, que sean pobres, el espejo viejo, sin azogue, en el que no queremos recordarnos.

Decimos que no somos racistas, pero en Torre Pacheco ya hay patrullas con calaveras bordadas y esvásticas en la gorra, y gente que se cree más romana que humana, más aria que vecina. Y hoy, aunque bien alimentados, somos los hijos y nietos de esos emigrantes que se fueron a buscarse la vida al extranjero o en nuestra propia patria.

Será que nos falta memoria, quizá neuronas, o tal vez sea que la Historia se repite o simplemente cambia de piel o de uniforme.


 


 

El pacto de Aznar y Jordi Pujol por la financiación autonómica que ni Ayuso ni Feijóo quieren recordar

El actual sistema de financiación autonómica tiene su origen en un pacto bilateral entre el PP y CiU, que abrió la puerta a cesiones fiscales a cambio de estabilidad parlamentaria

ElPlural

16-7-25

Suren Gastaryan



Barcelona, primavera de 1996. José María Aznar y Jordi Pujol se dan la mano en un salón del Hotel Majestic. El acuerdo es claro: CiU apoyará la investidura del líder del PP y, a cambio, Cataluña recibirá una parte sustancial del pastel fiscal. Aquel pacto, sellado bajo perfil, transformó la financiación autonómica. Hoy, casi tres décadas después, el PP denuncia con indignación un acuerdo similar entre el Gobierno y la Generalitat, olvidando que fue su firma la que abrió esta vía.

Del “Pacto del Majestic” al grito de “chantaje”

El actual escenario político ha vuelto a poner la financiación autonómica en el centro del tablero. El acuerdo alcanzado entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la Generalitat de Cataluña para abrir la puerta a un modelo singular ha sido calificado por el Partido Popular como “chantaje”, “corrupción” e incluso “liquidación del Estado autonómico”. Las palabras más duras han llegado desde, para variar, Isabel Díaz Ayuso, que ha acusado a Sánchez de “romper la igualdad entre los españoles” y “arrodillarse ante el independentismo”, entre otras lindeces.

Sin embargo, tal y como sucede con numerosas polémicas que envuelven a los populareslas hemerotecas no ayudan a sostener este discurso. En 1996, tras las elecciones generales que dejaron al PP sin mayoría absoluta, Aznar recurrió al apoyo de las formaciones nacionalistas. El acuerdo con Convergència i Unió fue decisivo. A cambio de su respaldo a la investidura, Jordi Pujol obtuvo una profunda reforma en el sistema de financiación que permitió a las comunidades autónomas —con Cataluña como referente— gestionar el 30 % de la recaudación del IRPF, el doble de lo que hasta entonces estaba establecido.

23 de septiembre de 1996: el día que cambió la financiación

Aunque el acuerdo político se cerró en mayo, fue el 23 de septiembre de 1996 cuando se oficializó el nuevo modelo de financiación en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Las comunidades pasaron a gestionar el 30 % del IRPF, el 35 % del IVA y el 40 % de los impuestos especiales, además de aumentar su participación normativa sobre tributos como sucesiones, donaciones o juego.

Cataluña fue la gran beneficiada de aquella cesión, que además vino acompañada de nuevas competencias en tráfico, becas, puertos o inmigración. Todo ello formaba parte de un documento de 14 puntos que, bajo el título de “Bases para la colaboración entre CiU y el PP”, estructuraba el nuevo reparto competencial del Estado.

Hoy, buena parte del PP —especialmente los sectores más duros encabezados por Ayuso— prefiere obviar que ese diseño nació en su propia casa. Incluso Alberto Núñez Feijóo, que en sus años como presidente gallego demandaba “mayor corresponsabilidad fiscal”, se alinea ahora con el discurso de la “alarma territorial” para denunciar lo que califica de “privilegios insolidarios” hacia Cataluña.

Una “asimetría” fundacional

El acuerdo entre Aznar y Pujol no solo fue pionero: fue abiertamente asimétrico. Aunque el nuevo modelo se extendía a todas las comunidades, su aplicación práctica fue negociada bilateralmente con Cataluña. De hecho, otras autonomías —como Andalucía o Castilla-La Mancha— protestaron por el sesgo favorable al modelo catalán, y advirtieron de un trato preferente que podría romper la lógica multilateral de la LOFCA.

Aznar lo justificó entonces como “una necesidad para la gobernabilidad del país” y defendió que se abría una etapa de “madurez autonómica”. Jordi Pujol, más tajante, celebró que se consolidara “el reconocimiento político y financiero del hecho diferencial catalán”. Hoy, cuando el Gobierno de coalición plantea una actualización del modelo —acorde a la sentencia del Estatut de 2010 y los informes del comité de expertos—, el PP repudia toda singularidad y reniega de cualquier bilateralidad.

¿Qué ha cambiado entonces?

En esencia, poco. Los mecanismos de negociación territorial siguen operando de forma muy similar. La diferencia radica en el contexto político y en los actores implicados. En 1996, el PP defendía la negociación con fuerzas nacionalistas como vía para desbloquear una investidura. Hoy, cuando el PSOE hace lo mismo, es acusado de “vender España”.

Lo mismo ocurre con el término “singularidad”. El propio Feijóo, en su etapa como presidente de la Xunta, defendió un modelo de financiación que “reconociera las especificidades demográficas, territoriales y lingüísticas” de Galicia. Esa misma lógica es la que ahora el Gobierno aplica a Cataluña, pero el discurso cambia radicalmente cuando lo que está en juego es el poder.

Ni Ayuso ni Feijóo hacen referencia al origen del sistema vigente. Tampoco recuerdan que el modelo que critican permitió, durante años, que los gobiernos del PP gestionaran más recursos gracias a un diseño que ellos mismos avalaron. Prefieren instalar la idea de una cesión “exclusiva” a Cataluña, ocultando que la historia del autonomismo español está plagada de pactos, concesiones y negociaciones al límite.

Echar mano de la memoria sirve, en este caso, para desmontar el relato apocalíptico que hoy utiliza la derecha. Lo que en 1996 se vendió como una muestra de “sentido de Estado”, ahora se presenta como una “rendición”. La diferencia, como tantas veces, no está en el qué, sino en el quién.



lunes, 14 de julio de 2025

 


 

 


 


 


CURA de HUMILDAD🔥Francino y DELEGADO del Gobierno APLASTAN a "PROPAGADOR...

 


ESTHER PALOMERA SUELTA BOMBA SOBRE AZNAR Y CAYETANA ÁLVAREZ DE TOLEDO QU...

 


jueves, 10 de julio de 2025

 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 



Spanisch Revolution

Las dos caras del juez Peinado

👉 Una mano lava a Okdiario y la otra señala a Podemos: la justicia según el magistrado multitarea

LA INSTRUCCIÓN DESESPERADA Y LA COARTADA DEL ERRORE

En el teatro de sombras que es la justicia madrileña, el juez Juan Carlos Peinado ha vuelto a regalar al público una de sus funciones preferidas: el número de escapismo judicial. Esta vez, el truco consiste en archivar una causa por presunta malversación que implicaba a Alfonso Sánchez Vicente, alto cargo de la EMT de Madrid, y a la editora de Okdiario, alegando que no queda nada por investigar. ¿El detalle? Que la prórroga de la instrucción se dictó fuera de plazo. O lo que es lo mismo: un malabarismo procesal de los que se resuelven en los pasillos del poder, no en los libros de derecho.

El contrato sospechoso —72.600 euros a dedo para un evento que podría haberse hecho por 15.000— acaba enterrado entre comas mal puestas, silencios cómplices y el olvido como argumento jurídico. Mientras tanto, el evento financiado a precio de oro servía para que Okdiario organizara un congreso sobre movilidad sostenible, concepto que Inda maneja con la misma soltura con la que habla de feminismo o cambio climático: como si fueran marcas de yogur.

Peinado no niega el sobrecoste. Lo rebaja. Lo ajusta. Lo relativiza. Dice que quizá Okdiario tenía “más capacidad de difusión”. No explica cómo se mide eso ni por qué ese medio necesitaba financiación pública cuando lleva años funcionando como terminal mediática de la derecha institucional. Al final, lo que queda no es justicia, sino tarifa plana para el círculo de confianza de Almeida.

CUANDO EL JUEZ ES EL ESCENÓGRAFO DEL SISTEMA

El juez Peinado es el mismo que instruye las causas contra Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, con un fervor tan inusitado que recuerda más a un activista de Hazte Oír con toga que a un servidor público. Y no es una hipérbole. Este juez tiene dos velocidades: persecución frenética si el acusado tiene relación con el Gobierno de coalición, y amnesia selectiva si los implicados están cerca del PP o de sus satélites mediáticos. Es la versión togada del algoritmo de Facebook: te muestra lo que quiere que veas, según quién seas.

Recordemos que fue la Audiencia Provincial quien dejó sin efecto su prórroga, calificándola de extemporánea. ¿Torpeza o cálculo? La prórroga fuera de plazo no es un simple error de secretaría, es la excusa perfecta para cerrar un caso incómodo sin que parezca que se huye. Porque aquí nadie huye: se archiva con elegancia, como quien cierra un paraguas cuando vuelve el sol.

En el fondo, la historia es vieja: cuando la justicia se convierte en arquitectura institucional del poder, las decisiones judiciales ya no se miden en códigos penales, sino en mapas de alianzas. Y en ese mapa, Okdiario no es un medio de comunicación, sino un activo estratégico. Una oficina de propaganda con licencia para facturar. Lo público paga, lo privado manipula, y el juzgado absuelve.

Podemos y Más Madrid ya han anunciado que recurrirán. Lógico. Pero eso no cambia el guion. El daño ya está hecho: el archivo no solo exonera, también mancha al denunciante. La táctica es conocida: primero se desacredita a quien investiga la corrupción, luego se protege al corrupto con errores judiciales, y por último se utiliza el archivo como prueba de inocencia, aunque huela a cloaca.

En España, el poder judicial no está secuestrado. Está perfectamente integrado en el ecosistema político-mediático que necesita de fiscales a medida, jueces que digan “donde dije delito, digo diferencia de difusión” y medios que conviertan cada resolución en arma electoral. El juez Peinado no tiene dos caras: tiene una sola, pero la gira según convenga al relato dominante.

Y mientras tanto, Madrid paga 72.600 euros por escuchar a Inda hablar de movilidad sostenible. Porque aquí, hasta la ironía la factura el contribuyente.


 


 


 


 


 


 


 


 


 



Ramón ElZurdo

Carta a los que cruzan mares sin mapa ni permiso.

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Santiago Abascal, orgulloso sí —postinoso, jamás— orgulloso de haber tallado futuro cuando el presente escupía vacío. Llamé a las puertas del destino, y el destino se hizo el sordo. Pero aún sin inversión, ni paz ni padrino, aposté por avanzar, y esa apuesta sigue siendo mi mayor riqueza.

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Sabía lo que hacía. No era valentía, era necesidad, ole tú, que no tuviste que saltar cuando no quedaba tierra firme bajo tus pies.

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Tomé la maletadetabla como quien toma aliento. No pedí perdón, ni firmé explicaciones. El adiós lo pacté con mi conciencia, y me marché con lo puesto, con el nombre en alto y el alma sin manchas.

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No me enredé en secuelas ni reputaciones. La aureola es cosa de otros. Lo nuestro, amigo, no fue un turismo con mapa, sino un pan amasado en pueblos ajenos. Barcelona o San Sebastián, da igual la dirección para mí, cuando el hambre es brújula.

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Así que, cuando nos pintan con cliché: pateras, cayucos, trenes reventados... No entiendes que cada uno navega en un mar distinto, hecho de esperanza y miseria. Porque todos —tú, yo, ellos— tenemos el derecho de labrar un mundo mejor que aquel que nos tocó por azar y frontera.

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Y si ese mundo no se encuentra en la tierra natal, se busca en otra parte. Pero jamás de rodillas. Jamás mendigando solución. No venimos a pedir: venimos a construir.

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Por eso, a los que hoy llaman a nuestra puerta, no se les puede negar un hueco. Porque nosotros fuimos los que ayer escribimos este cuento. O sea, tan españoles como tú, y con nuestra ropa en los balcones: fundamos la bandera de los pobres.

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El Bellotero .

 


Ramón ElZurdo

Decir, Tellado, que el PP es un partido de centro es tan sonrojante como Netanyahu pidiendo en una carta para que Trump sea nombrado premio Nobel de la Paz…para fomentar la concordia mundial.

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El PP y VOX tienen tantas diferencias como dos gotas de agua en un vaso agitado: hay que afinar mucho el oído para distinguirlos. Pero claro, cuando tocan elecciones, el “¡nosotros nunca pactamos con VOX!” dura lo que un café frío, porque al día siguiente, ahí están, compartiendo mesa, mantel y programa…con la voz cantante de VOX, como ocurre en las Comunidades.

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Tellado, que no nos hemos caído de un nido. Lo tuyo, además de que eres puro ejercicio de provocación profesional, es un insulto a la inteligencia nacional. Pero oye, gracias por el entretenimiento, que últimamente la cartelera política está muy apagada.

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El Bellotero .


ESTACAZO DE GABRIEL RUFIÁN A SANTIAGO ABASCAL HACE ESTALLAR EL CONGRESO ...

ÉPICO REPASO de SÁNCHEZ a FEIJÓO ¡DESTAPA PLAN del PP para SALVAR al NOV...

 


Aquarela do Brasil - Ray Conniff The Tribute Show - Brasil

Esther Palomera: "Me parece un disparate la estrategia de Feijóo"

SÁNCHEZ DESVELA QUE FEIJÓO QUIERE INDULTAR AL NOVIO DE AYUSO. ¡CAZADOS!

 



Ramón ElZurdo

Ayer, al escuchar algunos fragmentos del discurso de Alberto Núñez Feijóo, no pude evitar recordar a Mariano Rajoy. Las similitudes eran notables: promesas grandilocuentes, afirmaciones categóricas sobre lo que se hará, se cambiará y se mejorará. Un marco discursivo que, en apariencia, cualquiera firmaría sin dudar. Sin embargo, quienes llevamos años observando la política española sabemos que este tipo de relatos ya los hemos escuchado antes. Y sabemos también cómo terminan.

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Rajoy ganó las elecciones con una holgada mayoría, impulsado por un discurso que prometía soluciones inmediatas y una gestión eficaz frente a la supuesta inoperancia del gobierno anterior. Pero bastaron unos pocos días tras su investidura para que comenzara a hablar de “la herencia recibida” como justificación para incumplir prácticamente todo lo prometido. Lo que antes era un país que él aseguraba poder transformar con facilidad, se convirtió de pronto en un barco a la deriva.

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Lo que vino después es bien conocido: recortes masivos, reformas regresivas y una política económica centrada en el ajuste fiscal. Se recurrió a medidas drásticas que afectaron especialmente a los sectores más vulnerables. Se recortó en sanidad, educación y servicios públicos esenciales, mientras se rescataba a la banca con fondos públicos. Se instauró el copago farmacéutico para los pensionistas, en un momento en que las pensiones estaban prácticamente congeladas. En definitiva, se aplicó una política que castigó a quienes menos tenían y benefició a quienes más acumulaban.

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Todo ello se hizo bajo el paraguas de una supuesta responsabilidad económica, pero con una clara orientación ideológica: privatizar lo público, debilitar el Estado del bienestar y favorecer a las élites económicas. Mientras tanto, los escándalos de corrupción se multiplicaban. La financiación irregular del partido, los sobresueldos, los casos que salpicaban a ministros y altos cargos… todo ello minó la credibilidad de un gobierno que había prometido regeneración y ejemplaridad.

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Hoy, el panorama parece repetirse. Feijóo se presenta como el salvador de una España que, según su relato, está al borde del colapso. Pero su discurso carece de un proyecto de país claro. Se limita a atacar al actual presidente del Gobierno y a su gestión, sin ofrecer propuestas concretas ni viables. A su alrededor, se agrupan figuras políticas que representan lo más rancio y reaccionario del espectro ideológico, dispuestas a imponer su agenda sin importar el coste social.

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Lo más preocupante es que este discurso encuentra eco incluso en un momento en que los indicadores económicos y sociales muestran signos positivos. España, a pesar de las dificultades y de una oposición destructiva, ha logrado avances importantes en empleo, crecimiento y cohesión social. Sin embargo, una parte del electorado parece dispuesta a ignorar estos logros, influida por una narrativa que apela más al miedo y al resentimiento que a la razón.

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La política española necesita una oposición seria, constructiva y con sentido de Estado. No una que se limite a erosionar al adversario a cualquier precio, ni que recurra al populismo o a la desinformación para ganar votos. Porque si algo nos ha enseñado la historia reciente es que las promesas vacías, cuando se convierten en gobierno, traen consecuencias reales y dolorosas para la ciudadanía.

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Según se ha publicado en algunos medios, esto es corrupción a la carta. Pero de esto no habló. Si tú increpas a alguien llamándole corrupto con esta mochila, es que no tienes vergüenza.

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3. CALENDARIO JUDICIAL PP 2025-2030

3.1. Caso Dana. Juzgado de Primera Instancia e Instrucción n 3 de Cat

3.2. Caso Residencias mayores CM. Juzgado de Instrucción n° 3 de M

3.3. Caso Residencias mayores CM. Juzgado de Instrucción n° 6 de Le

3.4. Caso Alberto González Amador. Juzgado de Instrucción n° 19 de N

3.5. Caso Kitchen. Audiencia Nacional. Sala Penal. Sección 4ª

3.6. Policía Patriótica. Audiencia Nacional JCI 5. Querella Podemos Mir

3.7. Operación Borraska. Audiencia Nacional JCI 3.

3.8. Caso Formación Profesional. Juzgado de Instrucción n° 39 de Mad

3.9. Caso Ana Millán. Juzgado de Instrucción n° 6 de Navalcarnero (Ma

3.10. Caso Judith Piquet. Juzgado de Instrucción n° 2 de Alcalá de Hen

3.11. Caso contratos sanitarios Junta de Andalucía. Juzgado de Instruc

3.12. Púnica PS Cofely. Audiencia Nacional. Sala Penal. Sección 1ª

3.13. Caso Novo Carthago (Murcia). Audiencia Provincial de Murcia.

3.14. Caso Desaladora Escombreras. Audiencia Provincial de Murcia.

3.15. Púnica PS7. Audiencia Nacional. Sección 1ª Contratos a Waiter N

3.16. Púnica PS9. Audiencia Nacional. Financiación ilícita del PP CM.

3.17. Lezo PS Emissao. Audiencia Nacional. Venta Canal Isabel II.

3.18. Lezo PS Inassa. Audiencia Nacional. Compra Canal Isabel II.

3.19. Lezo PS2. Audiencia Nacional. Adjudicación Canal Golf vinculado

3.20. Lezo PS3 y PS5. Audiencia Nacional. Tren Móstoles-Navalcarnen

3.21. Caso Guarderías (Murcia). Audiencia Provincial de Murcia

3.22. Caso Equipo Económico. Juzgado de Instrucción n° 2 de Tarrago

3.23. Gürtel PS Principal. Audiencia Nacional. Blanqueo de capitales.

3.24. Púnica PS4. Audiencia Nacional. Urbanismo de Valdemoro y blan

3.25. Púnica PS5. Audiencia Nacional. Contratación ayuntamientos

3.26. Púnica PS8. Audiencia Nacional. Etapa Granados en la Comunida

3.27. Púnica PS10. Audiencia Nacional. Reputación On Line.

3.28. Púnica PS11. Audiencia Nacional. Alfedel.

3.29. Púnica PS12. Audiencia Nacional. Blanqueo.

3.20. Lezo PS8. Audiencia Nacional. Comisiones OHL.

3.31. Caso Elecnor. Audiencia Nacional JCI5


 


Ramón ElZurdo

Feijóo, con esa pachorra institucional marca de la casa, lanza la frase: “Si hago lo mismo que Sánchez, echadme del partido.” Qué ternura, ¿no? Como si en ese partido echasen a alguien por algo. Ahí siguen Mazón, Ayuso y compañía... y no por falta de méritos. El club de los intocables con carnet platino.

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Pero lo realmente hilarante es que equipare hacer lo mismo que Sánchez con cometer un pecado imperdonable. Porque claro, ¿qué ha hecho Sánchez? Pues nada menos que quitarle el polvo a la imagen internacional de España. Pasamos de “Europa termina en los Pirineos” a “Europa se repliega porque España le pisa los talones.” De mendigo a motor económico continental. Y sin convertirse en el “señorito” del cortijo, sino más bien en el gerente que no necesita presumir porque le cuadran los números.

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Ahora imaginemos lo imposible: que Feijóo hiciera lo que Sánchez ha hecho por España. Habría que cambiar las reglas del planeta. Los monumentos no serían suficientes; si para hacer lo que hizo Franco colocasteis estatuas en todas las plazas de pueblos y ciudades, yo, Ramón el Bellotero, y todos los demás españoles nos veríamos forzados a rebautizarnos. Así que, en tu “honor”, pasaríamos a llamarnos —en mi caso— Ramón Núñez Feijóo. Ya no habría apellidos, solo nombres dedicados.

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Total, que lo de Feijóo no es una promesa ni una advertencia: es una paparrochada salida del recetario tradicional de política en conserva. Con toque cínico, aroma a estatua de plaza y condimento de auto indulgencia.

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El Bellotero .


 



Ramón ElZurdo

Si Page fuese coherente —y eso ya es pedirle peras al olmo—, podríamos decir que al menos se dedica a criticar lo que está mal en política. Y oye, criticar con conocimiento de causa no solo es legítimo, es casi un servicio público. Porque uno aprende más de una crítica constructiva que de un aplauso con babas.

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Pero lo tuyo, querido Page, tiene de coherente lo que un pulpo de equilibrista. Tu crítica no construye, desmantela. No ilumina, oscurece. Como decía un sabio, un tal Sivela, que hizo la mili conmigo:

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La traición es arma de la que solo se valen los que son incapaces de toda lucha franca y honrada.”

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Y claro, la pregunta que flota en el aire como un globo de feria es: ¿Lo tuyo es una lucha franca y honrada? No lo parece. Ni por asomo.

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Porque donde se te ve el plumero —y no es de carnaval— es en esas tertulias. Donde se sientan unos de derechas y otros de izquierdas, y tú pareces el comodín del cinismo. En esos debates donde cada uno arrima el ascua a su sardina, tú directamente traes la barbacoa. Y qué curioso, ¿eh? Siempre que alguien defiende a la derecha y critica el “sanchismo”, ahí estás tú, como estampita en procesión. Blanco y en botella… y no es leche, es descaro.

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Como dice Puente, cuando vas a la COPE, a La Razón, a El Debate… te sientes como pez en el agua. Pero no un pez cualquiera, no. Un tiburón en pecera ajena, encantado de morder a Sánchez aunque el tema sea el tiempo o la receta de la abuela. Si te invitan tanto a esos sitios, será por algo. Y no, no es por tu carisma; depende más de tu falta de lealtad a tu partido. Porque al criticar a Sánchez por sistema, no te metes solo con él: lo haces con todos los que estamos con él. Y te puedo asegurar que, en esa lucha, tu caballo de Troya no llega ni a caballito de mar.

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Y mira, por proponerte algo: déjale a Toni Cantó el monopolio del cambio de chaqueta, que él ya tiene el armario lleno. Porque si tú eras socialista a los 16, yo era obispo cuando hice la primera comunión… y fue por obligación, no por vocación.

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El Bellotero .