NETANYAHU APLAUDE EN LA META: RAZONES PARA RETIRAR AL EQUIPO ISRAELÍ DE LA VUELTA
Benjamin Netanyahu celebró públicamente al Israel-Premier Tech por “no ceder ante el odio y la intimidación” tras la etapa suspendida en Bilbao y las protestas con banderas palestinas que también se vieron en Cantabria. El mismo día, el ministro José Manuel Albares se mostró partidario de expulsar al equipo para enviar un mensaje claro, como se hizo con Rusia en 2022. No hablamos de una polémica menor, sino de deporte, derechos humanos y coherencia democrática.
Hechos clave que no se pueden obviar
Fecha y contexto: La Vuelta 2025, etapa de Bilbao interrumpida por una protesta contra el genocidio en Gaza; días con movilizaciones constantes en el recorrido.
Posición del Gobierno español: Albares respalda la expulsión como herramienta de presión diplomática, igual que con Rusia tras la invasión de Ucrania.
Uso político del deporte: Netanyahu convierte la presencia del equipo en España en propaganda. No es neutralidad deportiva, es legitimación de una guerra y un asedio que acumulan miles de víctimas civiles.
Doble rasero: Si Rusia fue apartada, Israel no puede competir como si nada. La coherencia no se negocia por conveniencia.
Seguridad y libertades: La Embajada habla de “odio”. Las protestas de la sociedad civil son derecho democrático. No hay intimidación cuando se denuncia un crimen de guerra, hay participación política legítima.
Por qué retirarlo es una medida proporcionada
Precedente internacional: El deporte sanciona cuando un Estado traspasa líneas rojas. Lo vimos con Sudáfrica en el apartheid, con Rusia en 2022 y con federaciones que cortan con regímenes sancionados.
Responsabilidad institucional: Organizaciones deportivas y patrocinadores no pueden servir de blanqueo a gobiernos que bombardean, bloquean ayuda humanitaria y atacan infraestructura civil.
Protección del propio evento: La Vuelta no puede ser escaparate de propaganda. El ciclismo no merece ser instrumento de un gabinete en guerra.
Mensaje a las víctimas: La neutralidad ante un genocidio no es neutralidad, es complicidad. Retirar al equipo es decir con claridad que los derechos humanos no son negociables.
Lo que está en juego
La credibilidad de las instituciones deportivas que sancionan a unas violencias y relativizan otras.
La libertad de protesta de quienes —en Cantabria, Bilbao y el resto del recorrido— recuerdan que no se compite sobre escombros.
La coherencia del Gobierno de España ante un caso flagrante, con Albares pidiendo medidas y Netanyahu celebrando la exhibición internacional de su equipo.
No se trata de ciclistas, se trata de Estado. Netanyahu ha convertido al Israel-Premier Tech en un instrumento de guerra cultural. Retirar al equipo no es censura, es cumplir el estándar que ya se aplicó a otros y defender la vida por encima del espectáculo.
El deporte no puede pedalear por encima de las fosas.
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