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domingo, 28 de septiembre de 2025

 



Spanish Revolution

Ester Muñoz

Señora Muñoz, esto es para usted.

Usted, que se sienta en el Congreso como diputada del Partido Popular, se atrevió a decir que ni la ONU ni un presidente pueden decidir lo que es un genocidio. Como si el derecho internacional fuese un capricho, como si los tratados firmados por España fuesen papel mojado, como si la definición de genocidio fuera cosa de opinión personal, como quien discute en la barra de un bar si el cielo está nublado o despejado.

¿Y sabe qué significa eso? Significa que está legitimando la barbarie. Que está negando el consenso internacional que durante décadas trató de evitar que se repitiera Auschwitz, Ruanda o Srebrenica. Que está diciendo, sin rubor, que la masacre de miles de civiles en Gaza no se puede llamar genocidio… porque a usted no le conviene.

La Carta fundacional de San Francisco de 1945 lo deja escrito con tinta indeleble: la Corte Internacional de Justicia es el órgano judicial principal de Naciones Unidas. Y en su artículo 1, en su primer párrafo, dice bien claro:

La Corte Internacional de Justicia establecida por la Carta de las Naciones Unidas como órgano judicial principal de las Naciones Unidas, quedará constituida y funcionará conforme a las disposiciones del presente Estatuto.”

No es ignorancia, es impunidad. Usted no habla de derecho, habla de intereses. Y los suyos son claros: blanquear a Israel, alinearse con la extrema derecha global y normalizar lo innombrable.

Cuando Naciones Unidas advierte, cuando la Corte Internacional de Justicia señala, cuando la Fiscalía de la Corte Penal Internacional emite órdenes de arresto, usted responde que no, que no es su competencia. Entonces, ¿de quién es la competencia, señora Muñoz? ¿De usted, diputada del PP, para decidir qué pueblo puede ser arrasado y cuál no?

Lo suyo es la obscenidad política. Decir que no corresponde hablar de genocidio mientras se bombardean hospitales, se cortan suministros de agua y se entierran niñas y niños bajo los escombros es ponerse del lado de los verdugos. Es negar la memoria histórica de la humanidad.

El genocidio no se decide en las sobremesas del Partido Popular, ni en tertulias televisivas, ni en discursos de patio de colegio. Se decide en el derecho internacional. Se decide en la ONU. Se decide en la CIJ.

No intente disfrazarlo de tecnicismo. Lo que hizo fue negar la evidencia. Lo que hizo fue decirle al mundo que el dolor palestino no merece ni nombre.

Señora Muñoz: usted no es una ignorante, es una cómplice.


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