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lunes, 5 de febrero de 2018

Queipo de LLano, otro general fascista, criminal por la Gracia de Dios


NOTICIAS

04/02/2018

Queipo de Llano: ¿dentro o fuera de la Macarena?

La polémica por la tumba del golpista en la basílica sevillana resurge con la aprobación de nuevas leyes de memoria en Andalucía.

Carmen Rengel

El HuffPost

EFE

Las tumbas de Gonzalo Queipo de Llano y su esposa, en una pequeña capilla de la basílica macarena.

Gonzalo Queipo de Llano fue un general golpista, el hombre de Francisco Franco en Andalucía, un criminal de guerra con un currículum bien pegajoso de sangre: a él se le atribuye la muerte de al menos 14.000 civiles durante la contienda civil -sólo en Sevilla, donde en el primer trimestre tras el alzamiento hubo más de 3.000 fusilados- o el plan de la llamada desbandá, una carnicería por mar y aire contra los refugiados que escapaban de Málaga a Almería en febrero de 1937 y que dejó como mínimo 5.000 asesinados. Hasta la Guerra de Yugoslavia, Europa no vio una cosa igual.

El teniente general de caballería murió el 9 de marzo de 1951, en plena dictadura. Con los suyos al mando y siendo él el dueño del cortijo -literalmente, uno robado a un republicano en la localidad de Camas-, llegaron los honores póstumos. Entre ellos, su propia sepultura: sus restos fueron trasladados a la Basílica de la Macarena de Sevilla, donde hoy aún descansan junto a los de su esposa, Genoveva Martí. Y en ese "aún" está la polémica: ¿debe mantenerse su enterramiento en un lugar privado pero abierto al público? ¿No supone conservar a la vista un símbolo fascista, algo que contraviene la Ley de Memoria Histórica, aprobada en 2007? ¿De quién es la decisión, de la hermandad, de las administraciones?

Las preguntas se multiplican, enredando más la madeja ya de por sí vieja y espinosa, porque ahora hay una norma más que cierra el círculo, que obliga a tomar decisiones. Se trata de la Ley de Memoria Democrática de Andalucía, la más avanzada de cuantas existen en España para lograr el triple objetivo de verdad, justicia y reparación, un complemento al texto estatal cuyo artículo 32.4 dice:

"Cuando los elementos contrarios a la Memoria Democrática estén colocados en edificios de carácter privado con proyección a un espacio o uso público, las personas propietarias de los mismos deberán retirarlos o eliminarlos".

El pasado martes, el vicepresidente de la Junta y responsable de las políticas de Memoria desde su Consejería de la Presidencia, Manuel Jiménez Barrios, volvió a traer a primer plano la polémica al asegurar, durante la presentación del I Plan Andaluz de Memoria Democrática, que el Ejecutivo regional "actuará" si la hermandad de la Macarena no acata la ley. "Estamos trabajando para resolverlo; la ley, que por cierto fue aprobada sin ningún voto en contra del Parlamento, hay que aplicarla", remarcó. Unas declaraciones prudentes pero que lo remueven todo de nuevo, tan peliaguda es la situación cuando se trata de evitar un choque con una de las mayores instituciones sevillanas -más allá de lo puramente religioso- como es la Hermandad de la Macarena, la más numerosa de la ciudad (unos 13.000 hermanos).

Por si fuera poca esta nueva presión legal, el debate se amplía con la pelea del PSOE en el Congreso para que se exhume a Franco de su tumba en el Valle de los Caídos, en la Sierra de Madrid, y después de que Emilio Mola Vidal y José Sanjurjo Sacanell, dos de los líderes militares del golpe de Estado contra la Segunda República en 1936 que desembocó en la Guerra Civil, fallecidos ambos en la contienda, hayan tenido que salir de sus tumbas de Pamplona, donde estaban en un mausoleo desde 1961. El ayuntamiento que dirigen EH Bildu, Geroa Bai, Aranzadi (marca de Podemosen la ciudad) e Izquierda-Ezkerra lograron su exhumación y su traslado donde las familias decidieron.

Imposible no hacer paralelismos.

¿Cómo es, de quién es?

La tumba de Queipo se encuentra a la sombra de la muralla donde ordenó fusilar a miles de sevillanos, dentro de la basílica macarena, en una capilla lateral. Su lápida ha sido modificada con los años, sustituyendo el título de "excelentísimo Sr. Teniente General" por "hermano mayor" y la fecha del golpe de Estado de 1936, por el escudo de la hermandad. No existen, desde 2009, alusiones fascistas en ella, pero el personaje que guarda sigue siendo el mismo.

La explicación básica que dan desde la hermandad a este pasar de los años sin que se haya movido la tumba es precisamente que Queipo está allí no como militar, sino como hermano mayor de honor -con su túnica macarena fue amortajado- y como fundador de la basílica. En 1936, la original iglesia de San Gil fue asaltada y las imágenes, protegidas en un lugar seguro. Pasado el tiempo, ganada la guerra, se planteó el levantamiento de un nuevo edificio por suscripción, una colaboración que Queipo reclamaba en sus arengas de Unión Radio Sevilla. Finalmente, fue inaugurado en 1949, con el general como padrino.

La exhumación depende, en última instancia, de la hermandad y, también, del Arzobispado de Sevilla, porque hablamos de un templo católico, pero con los años ha ido prevaleciendo el statu quo. Dieron otros pasos menores, como que desde 2011 la Macarena ya no lleva el fajín rojo del general Queipo, con el que procesionó durante décadas pero cuyo estado ya no permite lucirlo. Poco más. La pregunta es si ese título de hermano mayor es motivo suficiente para el "aforamiento" de un criminal de guerra, como se pregunta el periodista Diego Suárez, de la Cadena SER.

En la familia de Queipo -la otra parte que podría acabar con este asunto si decide llevarse los restos a otro lado- nunca han sido partidarios de cambiar las cosas. En una entrevista a varios de sus nietos en El Mundo, uno de ellos decía: "Lleva allí enterrado 66 años. La decisión de la familia es no remover esto, dejar que los muertos reposen, que ya tendrán allí arriba el juicio que les corresponda, que es el más justo". Por ahora, esa vía parece cerrada.



Requerimiento sin respuesta


Nueve años después de que Queipo dejase de ser hijo adoptivo de Sevilla, en julio de 2016, el Ayuntamiento de la ciudad aprobó una moción que, además de condenar el golpe de estado de 1936, instaba a la hermandad a iniciar los trámites de exhumación y deshacerse, así, de este vestigio fascista. El texto, iniciativa de Izquierda Unida, fue aprobado por unanimidad, pero el punto sobre Queipo no logró ese cierre de filas: el PP lo rechazó y Ciudadanos se abstuvo. Literalmente decía que la tumba es "una clara ofensa para los familiares de las víctimas del franquismo y para el conjunto de las y los demócratas".

El alcalde, el socialista Juan Espadas, que ha seguido la misma postura de pies de plomo de la Junta, ha confirmado ya en varias ocasiones que, tras esta votación, se ha puesto en contacto tanto con la Macarena como con el Arzobispado para que se den por enterados de la decisión y decidan qué hacer. Por ahora no tiene respuesta. En la archidiócesis se limitan a reconocer que sí, que les llegó el documento del Ayuntamiento, y que siguen estudiándolo. "La Iglesia desea fervientemente que no se quiebre el consenso logrado en la Transición política, que culminó con la aprobación de la Constitución de 1978, y sigue dispuesta como entonces a propiciar el diálogo, el perdón, la reconciliación y la convivencia en paz entre todos los españoles, superando los odios y rencores que tanto daño han hecho históricamente a nuestro pueblo", explican. Es la cita oficial, inamovible por ahora.

Los hermanos mayores macarenos que han tenido que afrontar el debate en los últimos años, Manuel García y José Antonio Fernández, han dicho públicamente que cumplirán la ley si tienen que hacerlo. Lo que no ha habido es proactividad por su parte.

Tras ese contacto desde el Ayuntamiento, y de forma callada, se ha abierto un proceso de negociación a cinco bandas (entre el consistorio, el Gobierno de Susana Díaz, la archidiócesis, la hermandad y la familia Queipo) para intentar que desencalle el asunto. En paralelo, siguen su curso dos informes jurídicos, uno encargado por la hermandad y otro por la Junta, para aclarar cómo se pueden aplicar las leyes a este caso. Por muy claro que parezca el articulado, surgen dudas. Como dice la administración autonómica, los restos "no son ni un símbolo, ni un bien ni un elemento". Es un enterramiento, "y todo el mundo merece uno", repiten no pocos cofrades en los foros. Fuentes de la Dirección General de Memoria Democrática explican que hace falta un desarrollo normativo (procedimientos generales, decretos, órdenes) que afine cómo proceder en un caso único en la comunidad.

Que se exhume al general fascista o no se verá en poco mucho tiempo, ahora que la norma hace fuerza. Ninguna decisión, eso parece claro, contentará a todos, en una ciudad dividida entre los que hablan de historia, de equidistancia, de "dejar las cosas como están", y quienes defienden un paso de responsabilidad y compromiso con la memoria de las víctimas. Lo que dice la ley.



QUEIPO, EN SUS PALABRAS



El general Queipo de Llano, crímenes aparte, fue especialmente conocido por el violento vocabulario que usaban en sus bandos y en sus intervenciones radiofónicas. Estas son algunas de sus palabras:

"Serán pasadas por las armas, sin formación de causa, las directivas de las organizaciones marxistas o comunistas que en el pueblo existan y en el caso de no darse con tales directivas, serán ejecutados un número igual de afiliados, arbitrariamente elegidos".

"¿Qué haré? Pues imponer un durísimo castigo para callar a esos idiotas congéneres de Azaña. Por ello faculto a todos los ciudadanos a que, cuando se tropiecen a uno de esos sujetos, lo callen de un tiro. O me lo traigan a mí, que yo se lo pegaré".

Esto es totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen. (...) Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable: ¡Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas! Yo os autorizo a matar que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad".








domingo, 4 de febrero de 2018

TRITURADORAS DE COCHES

1939 La Diligencia


Título original
Stagecoach
Año
Duración
99 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
Guion
Dudley Nichols (Historia: Ernest Haycox)
Música
Varios (canciones populares americanas siglo XIX)
Fotografía
Bert Glennon (B&W)
Reparto
, , , , ,, , , , , 
Productora
United Artists
Género
Western
Sinopsis
Personajes muy variopintos emprenden un largo, duro y peligroso viaje en diligencia. Entre ellos, un fuera de la ley en busca de venganza, una prostituta a la que han echado del pueblo, un jugador, un médico, la mujer embarazada de un militar, un sheriff. Las relaciones entre ellos serán difíciles y tensas. Además, durante el viaje, tendrán que afrontar el ataque de una partida de indios apaches. (FILMAFFINITY)
Premios
1939: 2 Oscars: Mejor Actor de Reparto (Thomas Mitchell), bso (adaptada). 7 nominaciones
1939: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor director
Críticas

TOP 10 INCREÍBLES MOTOS

7 Cementerios de Vehículos

Top 10 Animales asombrosos

El sexo ya no es divertido


Sala de despiece

El sexo ya no es divertido

Sergio del Molino

CTXT

3 de Febrero de 2018


Llevo toda mi vida considerándome alguien rematadamente normal en cuestiones sexuales. Aunque sé que la normalidad es una categoría problemática para hablar de cualquier conducta, espero que se entienda lo que quiero decir. Me he sentido, me siento y me sé raro en muchos otros aspectos de mi vida, en los que pertenezco a minorías a veces ínfimas: la minoría de los que dedican mucho tiempo a leer, la minoría de los que se ganan la vida juntando letras, la minoría de los que trasnochan y madrugan a la vez, la minoría de los que no ven fútbol, la minoría de los que nunca se han inscrito a un gimnasio y la minoría de los que no saben silbar ni montar en bici. Pero, en términos de sexo, me suponía parte de una aburridísima media estadística, la de un tipo heterosexual y monógamo, que disfruta de sus cosas en la intimidad de su casa sin convertirlas en mística ni en bandera de identidad. A la luz de lo mucho escuchado y leído en los últimos meses, empiezo a cuestionarme mi propia normalidad.

La campaña #MeToo es eficaz, necesaria y radicalmente oportuna. Ha dado una penúltima vuelta de tuerca a la sensibilidad de occidente, denunciando como intolerables y violentas muchas actitudes y conductas que parecían normales. Sobre todo, en oficinas y despachos, donde las jerarquías hacen de los abusos algo impune, y de sus víctimas, personas completamente indefensas. Las voces de quienes han sufrido acoso no sólo hacen que el humillador se convierta en humillado, sino que marcan el inicio de un cambio en el que ningún machito cabrón se sienta libre y legitimado para sus abusos y chantajes sexuales. Como sociedad, hay una obligación absoluta de respaldar a quienes se han visto indefensas.


No creo ser el único que ha visto cómo, a remolque de una protesta incontestable y justísima, se ha subido un vocerío, especialmente activo en las redes sociales, que plantea el sexo como un problema. «¿Qué sucede si no hay una posible reconciliación entre los ideales relucientemente limpios de la igualdad de género y los mecanismos del deseo humano?», se preguntaba Stephen Marche en The New York Times. Me froto los ojos porque a menudo no me creo lo que leo. En un artículo muy divertido , el escritor chileno Rafael Gumucio comentaba cómo el sexo sin penetración se ha puesto de moda entre ciertos universitarios de izquierdas chilenos, porque la penetración se considera violenta y capitalista. Gumucio comparaba estos prejuicios sexuales con la doctrina cátara del siglo XII, una secta cristiana ultrarradical que consideraba que el placer era un enemigo.

No creo ser el único que ha visto cómo se ha subido un vocerío, especialmente activo en las redes sociales, que plantea el sexo como un problema

Lo que yo creía que era una normalidad sexual completamente intrascendente se está convirtiendo en libertinaje puro. Leo alucinado todas las disputas teológicas que asocian el deseo sexual a lo monstruoso y lo abyecto. Me tiro de los pelos leyendo a tuiteros que dan consejos para ligar en los que cualquier insinuación o maniobra de seducción es inadmisible y se califica como una agresión. No entiendo nada.

Me crié en una familia atea de izquierdas bastante normal. La religión y el pecado nunca tuvieron presencia en mi educación, ni siquiera en el colegio, que era público y en el que recibía “ética” en vez de religión. Mis padres fueron quizá demasiado francos y abiertos en cuestiones sexuales, empeñados en hablar más de la cuenta y en preocuparse de que, llegada la adolescencia, mi hermano y yo tuviéramos a mano preservativos, información, apoyo e intimidad, si se requería. No me parece que hiciesen nada excepcional y, en mi despertar hormonal, descubrí que tanto mis amigos como las chicas con las que iba a poner en práctica las teorías tenían una noción del sexo tan desprejuiciada y libre como la mía. Fue divertido, sin traumas, sin culpas y, por supuesto, sin la menor violencia. No he tenido nunca la sensación de que el deseo y el placer fueran un problema o crearan situaciones de opresión o simplemente desagradables. Hubo fuegos artificiales y desastres horrorosos, noches de gloria y noches de mierda, pero nada importante, nada que requiriese la intervención de un psicoanalista, un enfermero o un policía. Nada que no pudiera diluirse en un chiste.

Como parte de las relaciones y la comunicación humanas, el deseo sexual es complejo, sutil, cambiante, incontrolable y lleno de malentendidos, pero también, y por encima de todo, divertido. Incluso en su frustración. Nunca le he dado mucha importancia y, por supuesto, nunca ha sido motivo de disputa o incomodidad con mi pareja. O no más que el punto de sal del arroz de los domingos.

Yo me creía hijo de una generación a la que le había costado mucho dejar de sentirse aplastada por la losa nacional-católica. Mi padre, por ejemplo, fue interno de un colegio de curas siniestrísimo de la provincia de Guadalajara. Mi madre sufrió la opresión violentísima de una madre que hubiera querido ponerle un cinturón de castidad. Sus heridas fueron la libertad de sus hijos: nos quisieron libres de cualquier poso de culpa, ajenos a admoniciones de púlpito y confesionario. Y lo consiguieron. Hasta hoy, creía que esa era la normalidad de mi generación, con una noción estrictamente lúdica del sexo, hasta el punto de que buena parte de las novelas y de las películas de los siglos XIX y XX nos eran ajenas, pues hablaban de sociedades reprimidas. Admiramos la belleza de Proust, pero nos cuesta ponernos en la piel del protagonista, consumido por una represión sexual que jamás hemos sentido. Nos reímos del surrealismo, pero no conectamos a fondo con su sentido de liberar la mente, pues la nuestra no estaba encerrada en un incensario. Bailamos todo el rock de los años sesenta sin pensar en que se compuso como forma de liberarse de un dogal de cuentas de rosario. Buena parte del arte occidental moderno es incomprensible si no se recuerda que está creado por personas que tratan de romper una represión sexual asfixiantísima: toda la gran novela de Viena, su arquitectura, su música y su psicoanálisis, no se entienden sin esa represión. Tolstoi es incomprensible si no se sabe que sus personajes viven presos de una sociedad que inhibe su deseo.


Yo me creía hijo de una generación a la que le había costado mucho dejar de sentirse aplastada por la losa nacional-católica



Nos habíamos acostumbrado a disfrutar con distancia de esas obras, a valorarlas como un placer estético, pero sin compenetrarnos con la angustia de los personajes, que estábamos muy lejos de sentir, porque ningún cura y ninguna madrastra nos había puesto cilicio alguno. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, me he dado cuenta de que siguen siendo muchos los que viven su deseo como un trastorno, que les provoca enormes sufrimientos. Lo que para mí es un simple polvo al que no dedico apenas pensamientos, para muchos es un misterio teológico lleno de problemas metafísicos. Como en los momentos álgidos de la represión cristiana. De pronto, me siento sofisticado y vanguardista, mucho más desinhibido y liberado de lo que me tenía.

Esto no tiene nada que ver con el abuso y el acoso, que están bien definidos y son reconocibles e intolerables. No sé cómo esta amalgama siniestra de desprecio al placer y de criminalización del puro deseo ha logrado colarse en medio de una protesta dignísima y necesaria contra las agresiones sexuales. Vuelvo a la pregunta de Stephen Marche: «¿Qué sucede si no hay una posible reconciliación entre los ideales relucientemente limpios de la igualdad de género y los mecanismos del deseo humano?». Pero, ¿qué reconciliación hace falta, si son cosas distintas? Existen por separado: puedo desear a cualquier persona (incluso desearla muchísimo, hasta la fiebre) sin violentar lo más mínimo su libertad, su dignidad y su igualdad ante todos. Del mismo modo que puedo sentir mucha hambre y comportarme con corrección en la mesa, sin lanzarme a dentelladas sobre la comida cruda. Porque el deseo ajeno no es un insulto ni el prólogo de una agresión, y no hay nada vergonzoso ni inmoral en expresarlo.

Me pregunto por qué el sexo sigue siendo el centro de tantas polémicas, pero dejo las tentativas de respuesta para otro artículo.

Autor


·         Sergio del Molino


Juntaletras. Autor de La mirada de los peces La España vacía. 

Rebelión militar: 5.000 fusilados y 18.000 Consejos de Guerra Sumarísimo (Hinojosa del Duque- Córdoba)


Memoria Pública

Isidora Márquez Herrador. Causa: rebelión militar. Edad: 97 años

La anciana juzgada en Consejo de Guerra Sumarísimo en el pueblo de Hinojosa del Duque (Córdoba) narra la evidencia del terror vivido por la represión franquista en la provincia, donde hubo durante toda la guerra un frente estable republicano. Cinco mil fusilados en la capital y alrededor de 18.000 procesados por tribunales militares en Consejos de Guerra.

Público

Sevilla 3/2/18

María Serrano


En un pueblo de apenas 5.000 habitantes durante la guerra, Hinojosa del Duque (Córdoba), vivía Isidora Márquez Herrador. Era una más de aquella lista, una de las condenadas por rebelión militar que dejó casi una treintena de fusilados en el pueblo y cientos de procesados en el Juzgado Militar instalado en el municipio. El 7 de junio de 1939, Isidora es denunciada por una vecina. No se trata de un caso aislado. Es una historia sangrante. Isidora es anciana y tiene 97 años de edad. Su delito de adhesión a la rebelión por el ‘chivatazo’ de su vecina doña Jesús Ramos la condenó a un periplo carcelario hasta los 100 años de edad durante los primeros años de posguerra.

“Podríamos hablar con pruebas documentales de una de las provincias más represaliadas por el franquismo, de Andalucía e incluso del resto de España”. Julio Guijarro, investigador de los crímenes cometidos durante la dictadura y la represión judicial militar en Córdoba es contundente con las cifras que maneja.

Desde el inicio de su investigación, en el año 2013, ha localizado más de 3.600 procedimientos judiciales militares solo de esta provincia. La mayoría Consejos de Guerra. “El caso de Isidora me llamó muchísimo la atención, demuestra los odios y rencillas que había entre los vecinos de un pueblo que había tenido un papel destacado para los dos bandos”, destaca a Público.


Guijarro lleva más de un lustro investigando entre legajos y documentos judiciales históricos. El número de procesados, vecinos de la provincia de Córdoba -y del resto de la geografía nacional- que ha podido localizar hasta el momento supera las 5.000 personas, de las que 432 son mujeres. “De otras provincias llegaron a ser procesados en Córdoba 685 personas; 2.115 resultaron condenados: 952 a muerte y 1.163 a prisión”. Y aclara que se podrían llegar a los 18.000 procesados en Córdoba capital y provincia, tal y como afirma el catedrático de la Universidad de Córdoba Antonio Barragán Moriana.

Además, Barragán aclara que existen unos 11.000 vecinos a los que se les aplicó la Ley de Responsabilidades Políticas a partir de 1939, una norma que atentaba contra el escaso patrimonio que poseían los encausados. Por su parte, el historiador Francisco Moreno Gómez ha declarado en una reciente entrevista que las víctimas enterradas en las fosas comunes de la capital podrían superar la cifra de 5.300, frente a los 4.000 que se suponía hasta el momento.

Informaciones, diligencias previas, causas, consejos de guerra sumarísimos de urgencia y ordinarios, correspondientes a la represión ejercida por los golpistas y la dictadura durante la guerra, la inmediata postguerra y los años 40 y 50, los procesados por la guerrilla. Es la ingente documentación que se encuentra depositada en el Archivo Histórico del Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla.

“Los últimos fusilados cordobeses localizados hasta el momento están relacionados con la resistencia guerrillera antifranquista en esta provincia, vecinos de Hinojosa y Villaviciosa, juzgados y fusilados en Sevilla en el año 1953”. Pero sin duda el caso más espeluznante hallado hasta el momento por Guijarro ha sido el de Isidora Márquez, sometida a un Consejo de Guerra en su mismo pueblo, Hinojosa del Duque.

Viuda, sin instrucción, 1,52 metros de estatura y 97 años


Hinojosa estuvo dividida por la línea del frente durante los tres años de guerra. En 1938 la aviación franquista sometió a la comarca de los Pedroches a un incesante ataque de la aviación golpista. A principios de 1939, se libra la última batalla de la República para la recuperación de este territorio. El frente se estabiliza entre Hinojosa y Villanueva del Duque. Y las rencillas no se hacen esperar. En Hinojosa son fusiladas 30 personas en 1939, desde abril a diciembre. Entre los Consejos de Guerra abiertos en el mismo pueblo se encuentra el de la anciana Isidora.

Guijarro relata a Público que “la generalización de los consejos de guerra sumarísimos provoca la proliferación de la conocida justicia invertida o justicia al revés. Los militares golpistas acusan de rebelión a los defensores del orden democrático”. En estas graves circunstancias se encuentra el caso de Isidora, condenada a los 97 años de edad.

Carmen Jiménez, profesora de Historia de la Universidad de Córdoba, afirma en su investigación ‘Pasionarias en Córdoba. Mujer y represión franquista’ cómo la tipología de delitos es variada en los procesamientos a mujeres en la provincia de Córdoba, que van desde “la filiación política, la participación activa en la vida política del pueblo, la presencia en el frente como milicianas, actos anticlericales, el espionaje, el amancebamiento o los relacionados con hombres cercanos a las mujeres juzgadas”.

Sin embargo, la investigadora aclara que “para que el proceso militar se iniciara bastaba una denuncia de alguna persona de derechas o bien de la propia Guardia Civil”.

En medio de aquella sed de venganza, Isidora Márquez, conocida como la Peperreta, según consta en el procedimiento, es denunciada por una vecina cercana a su vivienda. Doña Jesús Prados, que la acusa de haber informado en julio de 1936 a un grupo de milicianos de la columna minera llegada desde Pueblonuevo, pueblo central de la comarca. La vecina revelaba que Isidora había comunicado la presencia de un fascista en su casa. El falangista sería detenido por la columna minera y fusilado en una zona del pueblo conocida como Cruz de la Torrecilla.

La instrucción describe los rasgos físicos de la anciana: “Ojos color zano, pelo blanco, estatura 1,52 y estado civil viuda” Tras las diligencias previas, la anciana ingresa en la cárcel de Hinojosa el mismo día de su detención, el 7 de junio de 1939. Tres meses más tarde, la Auditoría Delegada de la Segunda Zona de Justicia de Pueblonuevo emite orden para el procedimiento sumarísimo de urgencia. Fernando Hens Dugo es el juez militar que instruye la causa en febrero de 1940. Mientras tanto, Isidora sigue en prisión por un mero chivatazo.

La anciana no recibe declaraciones de ningún testigo a favor. Sin informes contrastados por parte de las autoridades locales militares, el escrito de oficio ratifica su “filiación izquierdista y gran propagandista de estas ideas, y que intervino en infinidad de saqueos en casas de personas de derechas”. Isidora no presta declaración antes del auto de procesamiento por parte del juez Dugo.


Condenada a reclusión perpetua, una pena de 30 años


El 1 de marzo de 1940, Isidora es procesada por el delito de rebelión militar “en base a los artículos 237 y 238 del Código de Justicia Militar y al Bando Declarativo del Estado de Guerra”, tal y como aclara el investigador Guijarro, que dio con la causa en el archivo.

El Consejo de Guerra la condena a una pena de reclusión perpetua (30 años de prisión, en la práctica) el 29 de marzo de 1940. Su delito, adhesión a la rebelión militar.

La anciana no es solo condenada a la pena de 30 años de cárcel. Guijarro señala que “como es habitual, la pena lleva añadida la inhabilitación absoluta durante el tiempo de condena y la declaración de responsabilidad civil en la cuantía que estime el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas”. Una pena añadida para los condenados, por cuanto supone despojarles de una parte de sus bienes. Gracias a la investigación de Antonio Barragán, se conoce el expediente de responsabilidades políticas de Isidora Márquez Herrador.

El 9 de julio de 1940 la sentencia se hace firme. Isidora reanuda su recorrido carcelario ingresando en la Prisión Provincial de Córdoba. Más tarde es trasladada a la Prisión de Mujeres de Gerona y posteriormente a la Prisión de Mujeres de Málaga.

En aquellas viejas cárceles saturadas de condenadas, la vida cotidiana de las presas se encontraba marcada por un fuerte ejercicio de limpieza psicológica por parte de las autoridades franquistas, ya que eran calificadas como seres inferiores y perversos, tal y como destacaba en los informes el psiquiatra Antonio Vallejo Nágera, jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares del aparato franquista, que trabaja en la cárcel de Málaga.

Además, en la prisión provincial de Córdoba, las mujeres estabas sometidas a una dieta estricta de menos de 800 calorías diarias. La anciana soportó estas pavorosas condiciones hasta que se redujo su pena y pudo salir en libertad condicional. Guijarro aclara que “se dictan normas que favorecen la excarcelación de los prisioneros: indultos y conmutación de penas; con lo que finalmente muchos rematados no cumplirán en su totalidad las penas establecidas”.

Isidora vuelve a su pueblo a los cien años, de vuelta a Hinojosa


El 26 de junio de 1943, la Comisión Central de Examen de Penas, en Madrid, propone la conmutación de la pena de la anciana Isidora, de 30 a 15 años.

Es a partir de 1940, cuando la justicia militar empieza a revisar los procedimientos ante el hacinamiento en las prisiones. Aunque muchas mujeres fueron condenadas a cadena perpetua, sus penas fueron muy rebajadas. El problema persistió después, en sus pueblos, donde fueron humilladas y señaladas por sus vecinos.

Isidora volvería a su pueblo. El comandante de puesto de la Guardia Civil de Hinojosa informa que la Prisión de Mujeres de Málaga le ha concedido la libertad condicional. El 28 de octubre de 1943 Isidora logra volver de nuevo a Hinojosa, ya cumplidos los cien años de edad. A pesar de la búsqueda de documentación, no se conoce la fecha de defunción de esta mujer, que resistió con vida hasta el último momento.

Carlos Herrera, la radio de los Obispos y los comentarios sexuales de Sostres


Así habla (otra vez) Carlos Herrera del sexo con menores en COPE

Hace unos meses se rió de los comentarios sexuales de Sostres y ahora defiende desde la radio de los obispos a Woody Allen frente a los moralistas

JESÚS RICO

ElPlural

Sáb, 3 Feb 2018




Todo ello a pesar de que el columnista de 'ABC' y también compañero de Herrera en COPE es bien conocido por su incontinencia verbal, machismo y falta de respeto a todo aquel que no piensa como él.

De ahí que su presencia en ‘¿Cómo lo ves?’ levantase ampollas. Algo que nunca importó a Herrera. De hecho, antes de ficharle en TVE para hablar de asuntos tan delicados como la gestación subrogada o el acoso sexual, el locutor ya permitió que se bromeara en programa de la COPE sobre los comentarios sexuales de Sostres.

El vídeo de la vergüenza

“¡Atención!: Hoy ha sido anunciado Salvador Sostres en la ciudad”, dijo Herrera en abril de 2017 tras anunciar que Sostres acudiría a la feria de Sevilla. Acto seguido, en tono de guasa, añadieron: “¡Están las madres recogiendo a las niñas!”. 

Una broma poco afortunada -y más si se tiene en cuenta que se realiza desde la emisora propiedad de la Conferencia Episcopal-, que guarda relación con uno de los capítulos más bochornosos ocurridos en la antigua Telemadrid.

El episodio ocurrió en noviembre de 2010. El articulista fue grabado durante una pausa publicitaria haciendo comentarios soeces, a raíz de la emisión de algunas imágenes de un desfile de Victoria Secret. Sus desafortunados comentarios fueron captados durante una pausa publicitaria y subidos a internet.

En la conversación, en la que Sostres hablaba de las niñas de 17 años que no huelen a "ácido úrico", el columnista era apoyado por Alfonso Ussía, quien señalaba "¡qué maravilla!", mientras San Sebastián le reprocha que tuviese una mente enferma. El esperpento subió de nivel cuando la presentadora le reprochó que hubiese “niños" en plató y les preguntase de qué colegio venían. Ellos respondieron que de “Cataluña y Rabat”, lo que le valió a Sostres para hacer otro comentario inaceptable: “Son de Rabat, no te preocupes, ahí llevan todo suelto".

Herrera ahora contra los moralistas

Lejos de arrepentirse, esta semana Carlos Herrera volvía a la carga: el locutor volvía a hablar de nuevo del sexo de menores en COPE. Todo ello para defender al director de cine Woody Allen frente a los que Herrera denomina como “moralistas”. 

Cabe recordar que el pasado mes de enero, en la creciente temperatura que ha alcanzado la denuncia de los abusos sexuales en la opinión pública, Dylan Farrow (una de las hijas que el cineasta adoptó con su entonces pareja, la actriz Mia Farrow) renovaba sus acusaciones contra Allen.

Fue en 2014 cuando Farrow denunció por primera que a los siete años el cineasta le subió al altillo de su casa en Connecticut, le ordenó que se tumbara boca abajo y que jugara con un tren en miniatura y abusó de ella mientras le susurraba al oído “que era una buena chic”.

La reflexión de Herrera y Leguina esta semana en COPE

“Nos estamos cargando la presunción de inocencia. Por ejemplo, Woody Allen no tiene defensa posible. Te echan del baile”, lamentaba Joaquín Leguina a Herrera. En este contexto, el locutor de la COPE zanjaba: “Ahora, con el nuevo moralismo que ha surgido en todo el mundo esto lo hace complicado. Allen es un señor que no ha sido sentenciado por ningún tribunal, que no ha sido condenado”.

“Es insólito e insoportable”, subrayaba Leguina con el beneplácito de Herrera que no dedicaba ni una palabra de aliento a la supuesta víctima. 




Pablo Iglesias y la CASA REAL

¡Qué vienen los rojos!