03/05/2019
Ocho mitos sobre el pene comentados por especialistas
¿Está
relacionado su tamaño con el de los pies? ¿Afecta la circuncisión o el
preservativo al placer sexual?
El pene es una parte del cuerpo con tantos motes como mitos
hay sobre su tamaño y su funcionamiento.
¿Qué pasa con los penes curvos? ¿Está relacionado el
tamaño del pene con el de los pies? ¿Afecta la circuncisión o el preservativo al
placer sexual? Para solucionar estas y otras dudas, la edición estadounidense
del HuffPost se ha puesto en contacto con varios urólogos en busca de
respuestas.
MITO: Te puedes partir el pene.
REALIDAD: Tanto
como partirse es un poco exagerado, pero sí, el pene puede
fracturarse cuando está erecto, según Michael Reitano, médico de la organización para la
salud Ro.
“Las fracturas de penes son poco frecuentes, pero
ocurren. Suelen producirse con un sonido de chasquido o un crujido y un dolor
insoportable. Normalmente les sigue la pérdida repentina de la erección”,
explica.
Después, el pene se inflama y se amorata: “Puede suceder que se rompan los
vasos sanguíneos o que se dañe la uretra, el conducto por el que pasa la orina.
A veces es necesario operar para reparar los daños y las secuelas a largo plazo
pueden incluir fibrosis (cicatrices), un pene curvo, disfunción eréctil y dificultad para orinar y
eyacular”, comenta.
Las posturas más peligrosas, según este médico, son la
amazona (la otra persona encima y de frente) seguido por el “perrito”.
MITO: Hay penes de sangre y penes de carne.
REALIDAD: Este mito es cierto. Si tienes un pene de carne,
parecerá grande también en reposo, pero apenas crece con las erecciones. Los
penes de sangre, en cambio, muestran una gran diferencia de longitud entre la
flacidez y la erección, según el urólogo Paul Turek.
“La mayoría de los hombres desearía tener un pene de
carne, pero en la práctica es al revés: más o menos cuatro de cada cinco
hombres tienen penes de sangre. Lo importante es que los penes que parecen
pequeños en flacidez tienden a crecer con la erección mucho más que los penes
de carne, que parecen grandes cuando están flácidos. Es la forma que tiene la
naturaleza de repartir un poco de igualdad en el tamaño de los penes”, cuenta
Paul Turek.
MITO: Un pene curvo no es normal, debería estar completamente
recto.
REALIDAD: Los penes
tienen un montón de formas y tamaños
diferentes. Un pene curvo no tiene por qué ser un problema. Es más, incluso hay
quienes piensan que es más efectivo para estimular el punto G durante el sexo.
Sin embargo, aunque no pasa nada por tener un poco de
curvatura, en exceso es problemático, según el urólogo Aaron Spitz, autor de The Penis Book: A Doctor’s Complete Guide to the Penis.
Este problema, conocido como la enfermedad de La Peyronie, lo causa el engrosamiento
y endurecimiento en la túnica albugínea de los cuerpos cavernosos del pene, los
que se llenan de sangre para provocar erecciones. Se piensa que esta enfermedad
les sucede a 6 de cada 100 hombres de entre 40 y 70 años.
“Como la zona afectada no se estira y expande como el
resto de los cuerpos cavernosos, provocan una hendidura, curvatura o torsión,
así como un acortamiento del pene y debilitamiento de la erección. El sexo se vuelve complicado o imposible”. Por suerte,
tiene fácil solución si lo diagnostica un urólogo con experiencia.
MITO: El tamaño de los pies de los hombres dice mucho del tamaño
de su pene.
REALIDAD: Pues no. En un estudio de 2002 publicado en la revista
especializada British Journal of Urology, los investigadores
descubrieron que la supuesta relación entre la longitud del pene y la talla de
zapatos no tiene ningún fundamento científico.
Para garantizar la precisión del estudio (porque a
veces es inevitable sobreestimar el tamaño propio), fueron los propios investigadores
quienes midieron el tamaño de los penes en flacidez de cada hombre (pero
estirados al máximo para aproximarse a la longitud en erección). Pese a que
hubo tantas tallas de zapatos en el estudio (desde la 38 hasta la 49) y tantas
longitudes de penes (entre los 6 cm y los 18 cm), no se detectó ninguna
correlación entre ambos factores.
MITO: Los hombres sienten mucho
menos placer con condón.
REALIDAD: Vale que esa capa extra de goma reduce la sensibilidad
para los hombres, pero hay formas de conseguir que la experiencia con condón
sea más placentera. Turek recomienda no comprarlos demasiado ajustados y buscar
un preservativo tan fino como sea posible. También conviene recordar
que el lubricante nunca viene mal si se usa correctamente.
Si los condones te siguen resultando un incordio, da
gracias a que has usado estos anticonceptivos modernos de goma y no los del
pasado.
“Piensa que los anticonceptivos de barrera actuales
son mucho mejores que el intestino de cerdo, la goma vulcanizada y las vainas
de lino que se utilizaron en siglos pasados”, asegura Turek.
MITO: Masturbarse a diario reduce el número de espermatozoides.
REALIDAD: Masturbarse (o practicar sexo a diario) reduce tu
número de espermatozoides, pero solo de forma temporal.
“No empeora tu producción de esperma, simplemente
vacía las cañerías hasta que se vuelven a llenar”, apunta Spitz.
Si estás intentando tener hijos, es posible que la
masturbación frecuente sea una ventaja.
“Es curioso que cuando un hombre eyacula con
frecuencia, aunque el número de espermatozoides se reduzca temporalmente, su calidad aumenta, ya que no llevan tanto tiempo
esperando para salir”, señala Spitz. “Así que el ‘amor propio’ mejora el esperma de algunas
personas”.
MITO: Los testículos se te ponen azules si pasas mucho tiempo sin
eyacular y es muy doloroso.
REALIDAD: Es cierto que existe el síndrome de las bolas
azules y que es un problemilla, pero no suele ser muy doloroso. Si el dolor
durante el sexo es excesivo, ve al médico de inmediato, ya que convendrá descartar o
diagnosticar otros problemas de salud, como espasmos de los músculos pélvicos,
prostatitis o una infección.
“Esto es lo que pasa con el síndrome de las bolas
azules: la eyaculación, al igual que un estornudo, es un acto reflejo. Tiene
una fase de preparación y otra de liberación. La fase de preparación se da cuando
echas la cabeza hacia atrás y cierras los ojos, mientras que el estornudo
equivale a la eyaculación”, compara.
En esa primera fase de preparación, el esperma viaja
desde dentro del escroto a través de los conductos deferentes hasta la
próstata, según explica Turek.
“Dado que el semen se carga durante el acto sexual, si
no se libera, es posible sentir esa sensación de ‘bolas azules’. No es
doloroso, sino más bien molesto o incómodo”, indica.
MITO: La circuncisión reduce el placer sexual.
REALIDAD: La respuesta no está del todo clara. Un estudio de
2013 descubrió que los hombres circuncidados tienen un poco menos de sensibilidad que los
hombres que conservan el prepucio, pero recibió muchas críticas del ámbito
médico porque utilizaron una muestra de población sesgada y no
lograron medir con precisión los cambios de sensibilidad antes y después de la
circuncisión.
“Este debate sigue activo”, advierte Turkel said. “En
mi experiencia realizando la circuncisión a adultos, no ha habido ningún hombre
que se haya quejado de una reducción de placer tras la operación. Es más,
muchos han indicado que ahora tienen más sensibilidad debido a la exposición
continua al roce con la ropa y demás”.
Este artículo fue publicado originalmente
en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel
Templeman Sauco.