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jueves, 25 de marzo de 2021

 elDiario.es

'Follar', el nuevo podcast que explora el tema del sexo de manera explícita desde la diversidad

Noemí Casquet y Rossy de Palma en el podcast 'Follar'

En marzo de 1990, se emitió en La 1 de Televisión Española el primer capítulo del programa Hablemos de sexo, presentado por la profesora Elena Ochoa y dirigido por Chicho Ibáñez Serrador. El objetivo de dicho espacio era tratar el tema de la sexualidad desde una perspectiva alejada de la vulgaridad y con rigor científico adaptado al lenguaje televisivo. Es decir, de una manera dinámica y divulgativa, que llegase a todo el mundo. Fue un hito en la historia televisiva del país y tres décadas después, tanto quienes lo disfrutaron como quienes lo despreciaron, siguen acordándose de él. 

Solo basta visualizar alguno de sus capítulos –en especial la sección de la encuesta en la calle (puede que la más recordada)– para apreciar que la sociedad española ha avanzado a la hora de hablar sobre sexualidad. Pero quizá no tanto como cabría esperar en un país occidental en el siglo XXI. Partiendo de la premisa de que aún existen tabús en relación al tema, la plataforma Audible ha presentado recientemente Follar, un podcast de ocho episodios sobre sexo creado por el medio online PlayGround.

Conducido por la periodista Noemí Casquet, en cada uno de sus episodios se entrevista a una persona conocida con quien se aborda una cuestión relacionada con el sexo desde una perspectiva en concreto. Por ejemplo, la actriz Rossy de Palma es la invitada del capítulo 'sexo y madurez', el rapero y actor El Langui participa en el que trata sobre 'sexo y diversidad funcional' y la artista Lola Vendetta en el de 'sexo y sedes sociales'. Según explica Casquet a elDiario.es, "se trata de hablar con personajes que son famosos y son públicos de una forma explícita a través del podcast y naturalizar el sexo. Con palabras como 'coño', 'follar', 'polla', y todas esas que nos chocan tanto como sociedad y que creo que es tan necesario que tengamos presentes".

Según la periodista, han escogido "invitados con diversidad, tanto de género, como de pensamiento y de profesión, para crear ese perfil más amplio y retratar las diferentes formas como se vive la sexualidad". También comenta que no toda la gente a la que contactaron dijo que sí y que les costó un poco encontrar a personas que quisieran tratar el tema. "Al final forma parte de su vida privada y es totalmente lógico que no quieran o no se sientan cómodos o cómodas en exponerse a ese nivel", añade.

Carlo Padial es el director creativo del podcast y ha guionizado el programa junto a otras dos personas del equipo. "Hemos buscado que las conversaciones sean por un lado increíblemente explícitas y, por otro, que tengan implicaciones más allá de lo puramente sexual. En la medida de lo posible, nos interesa conectarlas con factores sociológicos, psicológicos o culturales. El sexo no puede estar desligado de todos esos ámbitos, y menos en 2021", afirma. Según su experiencia en PlayGround, algunos de los contenidos que más éxito han tenido en la publicación online han sido sobre sexo. "La gracia está en descubrir a la audiencia de una manera innovadora cosas que desconoce o que durante mucho tiempo han estado fuera del foco mediático", observa.

Casquet opina que después de la pandemia habrá una revolución sexual a gran escala en la que se acabarán de consolidar "la diversidad de las orientaciones sexuales relacionales y la identidad de género". Y esa revolución tendrá una base 100% feminista ¿Qué quiere decir esto? "Es una base equitativa, igualitaria, es una base de libertad, donde cada uno vive su propia sexualidad con placer y no tanto por complacer a la otra persona. A las mujeres nos han educado mucho a complacer a la otra persona y poco en nuestro placer", considera la presentadora.

No le preocupan las sombras ultraderechistas que planean sobre la sociedad en los últimos tiempos y que podrían poner trabas a esa revolución sexual que menciona. "Como medios de comunicación y como periodistas, tenemos una responsabilidad: dónde poner el foco. Últimamente, se está poniendo en la ultraderecha y las personas extremistas porque al final es algo que vende", sentencia. Agrega que "si los medios de comunicación le dan voz y le ponen antes el micrófono a un falangista, a una nazi que se pone a decir tonterías, y no se la dan a esa feminista que está luchando por la igualdad y por que acaben las víctimas de la violencia de género de una puta vez o se rompa el techo de cristal, ahí es donde tenemos esa responsabilidad. Y para mí es muy importante".

Para Casquet la llegada de Internet ha sido clave y tiene muchas esperanzas en las generaciones que han nacido y tenido contacto directo con la red, como la millennial y la Z. "Cada vez saben más sobre feminismo, cada vez son más conscientes del consentimiento, de la diversidad de género, sexual y relacional", apostilla.

Sexo ante el micrófono

Antes de Follar ya se hablaba del asunto ante micrófonos encendidos. Un ejemplo es el de la periodista Celia Blanco, responsable del podcast sobre sexo Con todos dentro que está disponible en la plataforma Pódimo desde el año pasado. No es nueva tratando esta cuestión de manera sonora: de 2014 a 2019 tuvo el programa de radio Contigo dentro y cuando la cadena SER lo canceló –su despido fue muy sonado– se pasó a este formato. Una de las principales diferencias que detecta entre el podcast y la radio tradicional, según explica a este periódico, es que el primero "te obliga a que pienses en cómo seducir al oyente. Hay quien escucha 'lo que le echen', les seduce la cadena. Pero aquí no hay cadena que te ampare. Estás sola con tu audiencia".

Afirma que siempre ha tenido libertad a la hora de escoger los temas que trata, tanto en la radio como en su podcast. Pero ahora se ha librado de la atadura de tener que seguir la agenda de actualidad. "Por ejemplo, es lógico que rondando el primer fin de semana de julio yo hable del Orgullo. Pero eso no determina que toda la agenda del podcast tenga que estar sometida a ello. O que me permita hacer uno específico del Orgullo que, seguro, será escuchado sin que sea la fecha", declara.

El impulso que el feminismo ha tomado en estos últimos años ha influido en la manera en la que Blanco aborda el sexo en su trabajo. "Yo no sería quien soy sin todas esas mujeres que me han ayudado a llegar hasta aquí y llevan ayudándome desde hace mucho y lo siguen haciendo. Mujeres que me encuentro y que, sin conocerme más que de bulto, apuestan por mí. Desde la compañera que, cuando me despidieron, quiso que supiera todos mis datos de escuchas para que las presentara cuando buscara trabajo, hasta la que me avisa de que buscan a una colaboradora en un periódico de provincias", afirma. Reconoce además que "el feminismo es una tela de araña que tejemos entre todas para que no caigamos al vacío. Yo soy de las que lleva toda su vida intentando demostrar lo que vale, sin ellas no habría sabido lo valiosa que soy".

No tiene el dato del perfil de audiencia que tiene su podcast, solo de las personas que se relacionan con ella, que son tanto hombres como mujeres de entre 30 y 60 años que generalmente necesitan contar su experiencia, sea la que sea, para normalizarla. No ha detectado una temática en concreto que atraiga más a su audiencia, aunque, los datos dan algunas pistas. "Por la respuesta, puedo decir que gustan de sexualidades no convencionales y todo lo que tenga que ver con la salud sexual. Cuando digo que uno de cada dos españoles mayores de 50 años tienen problema de disfunción eréctil todos se mueren del miedo. Cuando les digo que hay solución al problema; se relajan", apunta.

Noemí Casquet sostiene que el tema es interesante a nivel general porque "el sexo es algo natural: nacemos gracias al sexo. Estamos aquí gracias a que nuestros antepasados han follado mucho y me parece sorprendente que en 2021 el sexo siga siendo algo tabú, especialmente el tono y la naturalización del mismo". La periodista cree que el sexo es algo que "nos va acompañar a lo largo desde nuestra vida", ya que "desde que nacemos, hasta que morimos, somos seres sexuados y lo vamos a tener presente en mayor o menor medida". 


 Foto: Luis Viadel

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miércoles, 24 de marzo de 2021

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 Foto: Luis Viadel

 

El obispo de Alcalá de Henares, sobre la eutanasia: "España se ha convertido en un campo de exterminio"

Juan Antonio Reig Pla carga contra el Ejecutivo de Sánchez, al que califica como un "gobierno de bárbaros embriagados de poder".

EUROPA PRESS
El obispo de Alcalá de Henares Juan Antonio Reig Pla.

El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, ha escrito una carta pastoral tras la reciente aprobación de la ley de eutanasia en la que ha acusado al Gobierno de Pedro Sánchez de haber convertido España “en un campo de exterminio”.


ABUSOS A MENORES

La Iglesia española silencia desde hace décadas los casos de pederastia

La cúpula eclesiástica se niega a facilitar datos de los procesos que ha conocido o instruido. Solo tres de las 70 diócesis consultadas obligan al obispo en sus protocolos a informar a Fiscalía

ElPais

La Iglesia española silenció durante décadas la mayoría de los casos de abusos sexuales a menores que conoció o juzgó en sus tribunales eclesiásticos. No comunicó estos hechos a la Fiscalía para abrir un proceso judicial ni ha hecho públicas las condenas impuestas a los sacerdotes pederastas, salvo contadas, y en algún caso forzadas, excepciones.

El problema que más inquieta y preocupa al papa Francisco, la pederastia en la Iglesia, solo se conoce parcialmente en España a través de los casos tramitados en los tribunales de justicia.
Los jueces han dictado en los últimos 30 años, según los registros del Centro de Documentación Judicial, hasta 33 condenas a sacerdotes en causas abiertas por abusos a 80 menores de edad. Las penas impuestas han ido desde la multa económica hasta los 21 años de prisión; algunas sentencias incluyeron indemnizaciones a las víctimas de entre 1.200 y 70.000 euros. [Si no visualiza el mapa con todos los casos, pinche aquí].

España tiene 23.000 parroquias y 18.000 sacerdotes. Las condenas judiciales por pederastia afectan a menos del 0,2% de los religiosos. En media docena de las sentencias conocidas, los hechos probados explican cómo las víctimas denunciaron primero los abusos en la Iglesia y, ante la falta de respuesta, decidieron acudir a los tribunales.

El cura Gil José Sáez durante la entrevista. EPV

Mientras que el Código Penal castiga los abusos a menores con años de cárcel, los tribunales eclesiásticos aplican el Código Canónico, que solo prevé penas de privación del oficio de párroco durante un tiempo determinado y, en casos muy graves, la expulsión del estado clerical.

Silencio eclesiástico

Ni la Conferencia Episcopal ni la inmensa mayoría de las 70 diócesis españolas consultadas por EL PAÍS han facilitado información sobre las denuncias por pederastia que han conocido o tramitado y juzgado en las últimas décadas. Cinco de las 18 diócesis que respondieron a este periódico señalaron que no les constaba ningún caso: Burgos, Santiago, Teruel, Barbastro y Segovia. Otras cuatro admitieron al menos un caso: Oviedo, Plasencia, Guadix y Vic. La diócesis de Sigüenza-Guadalajara explicó que había recibido una denuncia falsa. Bilbao, Madrid o Soria evitaron hablar de las denuncias recibidas. Más de 50 diócesis ni siquiera contestaron a los correos electrónicos remitidos por este periódico.


El papa Francisco, empeñado en limpiar la imagen de la Iglesia con una política de mano dura contra la pederastia, ha convocado para febrero una cumbre con los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo donde abordará el problema de los abusos a menores. La transparencia en su Pontificado ha sido hasta ahora más bien escasa.

Roma ve 500 casos al año

La Congregación para la Doctrina de la Fe, ministerio de la Santa Sede que aplica el derecho canónico a los casos de pederastia que le llegan de todo el mundo, hace público un breve resumen de su actividad disciplinaria desde 2012.

Cada año ingresan en ese organismo entre 400 y 500 casos de abusos a menores, aunque la información que facilita la Congregación no detalla cuántos procedimientos corresponden a cada país. Este periódico preguntó al Vaticano por el número de casos que proceden de España y no obtuvo respuesta. Pese al hermetismo, hay un significativo empeño del papa Francisco por trasladar a los obispos la necesidad de ser implacables contra los delitos sexuales que conozcan.


La Conferencia Episcopal de Alemania ha investigado los hechos y trasladado sus conclusiones al Papa: 3.677 casos de pederastia en los últimos 70 años. Las autoridades eclesiásticas españolas no han pedido información a sus 70 diócesis para elaborar un trabajo similar: “No podemos informar sobre esos asuntos; primero por respeto a las víctimas y después porque somos un órgano colegiado, la información depende de las diócesis, que solo responden ante el Papa”, señalan. Varias diócesis, entre ellas la de Madrid, aseguraron a EL PAÍS que están dispuestas a colaborar con la Conferencia Episcopal “en lo que haga falta”.

La opacidad en la Iglesia española y la falta de colaboración con la justicia sufrieron un serio revés a partir de marzo de 2010, cuando el papa Benedicto XVI hizo pública su Carta Pastoral a los católicos de Irlanda, golpeados por el escándalo de los abusos a menores en su Iglesia, y aprobó nuevas normas para tratar el problema: ordenó a las conferencias episcopales que elaboraran un protocolo de actuación con medidas preventivas y líneas claras de actuación en los procesos judiciales eclesiásticos.

Unos meses después de aquella instrucción papal, la Conferencia Episcopal Española redactó su protocolo de actuación para asumir las reglas impuestas desde Roma. El protocolo señala que “si hay indicios racionales de la comisión de un hecho delictivo, la autoridad eclesiástica invita o aconseja a los denunciantes a presentar ellos mismos la denuncia ante la policía, el ministerio fiscal o el juzgado de instrucción”.


Siete años después de ese documento de la Conferencia Episcopal, al menos tres de las 70 diócesis (Sigüenza, Astorga y Burgos) han aprobado protocolos más amplios donde consideran “imprescindible” que el Obispado “notifique a los servicios especializados y al ministerio fiscal” la información de que disponga.

Esos nuevos protocolos recuerdan que desde 2015 hay una ley vigente en España de protección jurídica del menor que les obliga a notificar las denuncias que reciban. “Toda persona que tuviera noticia, a través de cualquier fuente de información, de un hecho que pudiera constituir un delito contra la libertad e indemnidad sexual, de trata de seres humanos, o de explotación de menores, tendrá la obligación de ponerlo en conocimiento del ministerio fiscal”, señala su artículo 13.4.


Desde 2010, se han registrado dos casos donde las diócesis —Ciudad Real y Castellón— han comunicado a la Fiscalía las denuncias recibidas por abusos dentro de la Iglesia. Sin embargo, este comportamiento todavía no se ha generalizado.

Los dos procesos que más escándalo social han causado en estos años, Granada —caso Romanones— y León —Seminario de La Bañeza—, fueron gestionados por las respectivas diócesis con secretismo. Solo el malestar de las víctimas por el trato recibido de la Iglesia provocó que sus procesos eclesiásticos se hicieran públicos.

En la causa abierta en Granada por el caso Romanones, el denunciante acudió a la Fiscalía tras desconfiar del tribunal eclesiástico que había empezado a instruir el caso.



Secreto pontificio

Durante el juicio, el abogado del sacerdote llegó a pedir la nulidad de una de las pruebas: el testimonio de tres sacerdotes ante el tribunal eclesiástico de la diócesis de Granada. El letrado denunció que esa prueba estaba bajo secreto pontificio y por ello se vulneraba un derecho constitucional reconocido en el artículo 2.3 del Concordato. El acuerdo firmado entre España y el Vaticano establece que “en ningún caso los clérigos y los religiosos podrán ser requeridos por los jueces u otras autoridades para dar información sobre personas o materias de que hayan tenido conocimiento por razón de su ministerio”.

El tribunal admitió la complejidad del problema legal planteado por el abogado del cura de Granada y aceptó prescindir de la prueba porque ninguna de las partes hizo referencia a la misma durante el juicio. Pero dejó claro que no habían quebrantado el procedimiento canónico dado que fue Roma —la Congregación para la Doctrina de la Fe— quien autorizó al obispo de Granada a la entrega voluntaria del testimonio de los sacerdotes. Finalmente, la Audiencia de Granada absolvió al principal acusado.

EVASIVAS, SILENCIO Y CINCO NEGATIVAS

Solo 18 de las 70 diócesis españolas consultadas por EL PAÍS acerca del problema de la pederastia contestaron a la llamada. De las 18 respuestas, cinco detallaron que no les constaba ninguna denuncia; otras cuatro admitieron un caso. Estas son algunas de las respuestas:

Obispo de Barbastro-Monzón: “Enterrar lo muerto, sanar lo que está herido”. “Valoro todo el esfuerzo que se haga por llegar hasta el fondo para poder enterrar lo que está muerto, sanar lo que está herido y potenciar lo que está sano. No me consta, salvo error u omisión involuntaria que hasta la fecha se haya presentado ninguna denuncia civil (...) Si en lo sucesivo, Dios no lo quiera, se hiciera pública cualquier denuncia seguiríamos el criterio de tolerancia cero seguido por el papa Francisco, poniéndonos a disposición de las autoridades eclesiásticas y civiles para colaborar”.

Archidiócesis de Madrid: “Hemos de dar una respuesta firme y clara”. “Como Iglesia hemos de dar una respuesta firme y clara y seguir avanzando en la prevención de posibles abusos y atención a víctimas. De momento no se nos ha solicitado información desde la Conferencia Episcopal, pero estamos dispuestos a colaborar en lo que haga falta”.

Obispado de Bilbao. “No soy la persona a quien corresponde contestar”.“No voy a asistir a la reunión que ha convocado el Papa. Asiste el presidente de la Conferencia Episcopal. Pienso que no soy la persona a quien corresponde contestar el cuestionario. En la Conferencia Episcopal hay personas mucho más cualificadas para este asunto”.

Obispado de Vic. “Desde 2016 exigimos certificado de ausencia de delitos sexuales”. “Tuvimos un caso ocurrido en 2000 con una persona discapacitada. No disponemos de más información acerca de abusos cometidos por parte de laicos o religiosos. Desde el año 2016 se requiere a cualquier persona que trate con menores en la diócesis el certificado de ausencia de delitos sexuales”.

Si conoce algún caso que no ha sido denunciado o no está recogido en esta información, puede hacérnoslo llegar a través de la dirección de correo electrónico abusos@elpais.es