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viernes, 5 de noviembre de 2021

 


El obispo de Brujas, Roger Vangheluwe,


Bélgica, el país que persigue a los curas pederastas y repara a las víctimas

Como acaba de ocurrir en Francia, la Iglesia ha investigado a su propia gente, se ha creado una comisión, hay criterios para dar indemnizaciones y hasta actos de perdón.

Carmen Rengel

ElHuffPost

10-10-21

El vestidito de cristianar se sostiene casi en el aire. Está hecho de cristal, pero más parece de espuma o de coral. Blanco inmaculado, puro, limpio, pero también inquietante, paño rígido sin niño, solitario y mudo. Es una escultura y con ella se recuerda en iglesias y catedrales de Bruselas, Amberes, Brujas y Buizingen, en Bélgica, a los niños abusados sexualmente por religiosos en el país. 

Queda mucho por hacer, pero tanto la Iglesia católica belga como los sucesivos Gobiernos han abordado el problema de la pederastia ejercida por obispos, sacerdotes, seminaristas, catequistas, monjes y monjas, un caso realmente insólito que toca recordar en estos días en que Francia comienza a hacer aflorar su propio drama, con la confirmación de al menos 216.000 víctimas de abusos registradas en 50 años.La jerarquía católica ha investigado y ha abierto oficinas de asistencia, se ha creado una comisión parlamentaria y se ha establecido un protocolo de compensaciones económicas a las víctimas, que ya ha entregado casi cinco millones de euros. Hay hasta un día al año que las recuerda. El contraste con lo que hace -o, mejor, no hace- la Conferencia Episcopal española clama al cielo.

 Hasta aquí hemos llegado

Fue en abril de 2010 cuando Bélgica abordó el caso que lo cambiaría todo: el entonces obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, fue obligado a dimitir después de haber reconocido que había abusado de uno de sus sobrinos desde que tenía cinco años y hasta los 13. No quería irse del cargo, pero se destapó el abuso sobre otro sobrino más, del que no trascendieron detalles, y tuvo que colgar los hábitos. Era tan poderoso, tan influyente, tan reconocido por los católicos del país, que su caso causó un vendaval.

Las apostasías pasaron de 66 a 1.700 en un año y la Iglesia local decidió emprender un camino sin retorno que incluía una petición de perdón público, una investigación auspiciada por ellos y llevada a cabo por la Universidad Católica de Lovaina y la colaboración plena con las autoridades para dar con los abusadores y ayudar a sus víctimas. 

Lo que empezó con un caso concreto se convirtió en sólo cinco meses en un dossier con 476 testimonios de abusos, acoso, persecución y encubrimiento en centros católicos de todo el país. 50 años de horror. La mayoría habían tenido lugar en los años 50 del pasado siglo, con un repunte importante en los 60, para ir descendiendo y prácticamente desaparecer en los 80. Los trabajos, liderados por el profesor Peter Adriaenssens, daban con 320 autores de agresiones. El problema es que la mitad de ellos ya habían fallecido y no podrían afrontar con la justicia de los hombres. Se calcula que apenas una quincena han sido condenados. También había algunas víctimas a las que no se iba a poder resarcir: 13 de ellas se habían suicidado; seis más lo habían intentado. 

Toca actuar

En 2011, el Parlamento belga puso en marcha una investigación, a cargo de una comisión cuyo fin era, dicen sus documentos, “transformar la injusticia del pasado en el derecho por un futuro”. También creó un centro de arbitraje, independiente, para recabar denuncias de pederastia. Podían llegar no sólo por esta vía civil, sino por la decena de puntos de contacto, como los llamó la Iglesia, situados en centros religiosos, a los que los afectados podían acudir a contar su caso. Estábamos ya en 2012. 

Desde entonces, las personas víctimas de abusos de religiosos podían iniciar dos caminos: el policial y legal, con una denuncia, y el de la compensación, en el caso de abusadores muertos o casos prescritos. En ambos casos, se les provee en estos puntos de asesoramiento legal gratuito. Existe hasta un protocolo establecido por la Administración belga, tras negociaciones con la Iglesia, por el que se establecen distintos niveles de ayudas, que van desde los 5.000 euros para los casos de “atentados al pudor” pero sin violencia hasta los 25.000 euros para los casos de abusos más graves. Es un arbitraje único en Europa. 

Tras la puesta en marcha de estas actuaciones, se han contabilizado 1.054 denuncias, 628 ante el centro de arbitraje y 426 ante la Iglesia, según datos del parlamento belga. De las primeras, fueron admitidas y se entregó indemnización en el 80,5% de los casos; en las segundas, el porcentaje llegó al 81,9. En total, 855 víctimas fueron indemnizadas con 4,6 millones de euros, lo que viene a ser unos 5.300 por cabeza, un dinero pagado por una fundación que adelanta los pagos mientras trata de que los culpables hagan el desembolso.

En el proceso también ha habido lugar para el escándalo, de denunciados huidos a tumbas de cardenales abiertas para tomar muestras, pasando por un ordenador particular de otro purpurado tomado por un juez, lo que no gustó nada a Rima y acabó en queja diplomática formal.  

El perfil

Bélgica elaboró un informe resumiendo esta experiencia, con el que ha tratado de sistematizar los fríos datos que le llegaban. Abusos sexuales a menores en una relación pastoral en la Iglesia de Bélgica (más de 400 páginas de horror), vio la luz en febrero de 2019, como compilación para enviar al Vaticano de cara a la cumbre de obispos contra la pederastia que impulsó el papa Francisco. El dossier detalla que el 73% de las víctimas belgas tenían entre 10 y 18 años cuando fueron atacadas, y el 19% eran menores de 10 años. El momento en el que más agresiones se producían era hacia los 12 años, y bajaban cuando los menores llegaban a la adolescencia. El 71% de las víctimas eran varones y el 95% de los pedófilos, hombres.

Sobre el lugar de los abusos, el 43% se produjeron en escuelas, y el 28% en parroquias (sobre todo en grupos de catequesis, ensayos de coros, confesiones y hasta misas), pero también se da cuenta de casos en convivencias y retiros espirituales y excursiones. Hay referencias en el texto a la dolorosa cercanía que muchas familias de afectados tenían con los religiosos abusadores, como guía de fe y persona de buena referencia para comunidades enteras. 

Recuerdo permanente

Dura es la historia belga con los abusos, por eso no se debe olvidar. De ahí que el 8 de abril se haya declarado día nacional en memoria de las víctimas de abusos sexuales, con especial enfoque en los casos de religiosos, y se han instalado esculturas y placas de recuerdo en diferentes ciudades, como las obras Esse est percipi, “Ser es ser percibido”, las esculturas que lucen dentro de las propias iglesias.

Linda Opdebeeck, presidenta del grupo de Derechos Humanos en la Iglesia (De Werkgroep Mensenrechten en Kerk), agradece los gestos y el interés, aunque asume que no siempre se hace de buena gana, pero la “justicia está por encima”, como ha enfatizado en numerosas declaraciones públicas. Suyos han sido los discursos ante los jerarcas de la Iglesia belga cuando han acudido a los templos a inaugurar esas esculturas blancas que deberían significar esperanza aunque tengan aires de mortaja, y que recuerdan a los fieles que el infierno ha pasado por entre sus feligreses, y aún dura. 

Ha habido un desarrollo positivo en los líderes de la iglesia. Hemos notado una buena evolución. Sin embargo, el dolor permanece”, afirma una mujer que fue abusada a los 13 años por un cura marista que le daba francés en su colegio de Auderghem, y que la mantuvo sometida hasta los 17. “Sigo culpando a los obispos porque ninguno de ellos dio el primer paso y somos nosotros, como víctimas, las que hacemos el trabajo pesado. Al final, sólo reaccionaron en el momento en que tuvieron la espalda contra la pared”, denunció públicamente ante el Parlamento. 

Sigo culpando a los obispos porque ninguno de ellos dio el primer paso y somos nosotros, como víctimas, las que hacemos el trabajo pesado. Al final, solo reaccionaron en el momento en que tuvieron la espalda contra la pared

Al daño de cualquier acoso se suma el de que te lo infringía una persona que, además, te estaba traicionando, porque confiabas en su compromiso con la fe y con Dios y la Iglesia. Aún tenemos que gritar que nos duele y no renunciar a ese derecho hasta que los culpables paguen y los que sufrieron sean escuchados y compensados”, indica.

El cardenal Jozef de Kesel ha sido uno de los que han tenido que ver a Opdebeeck, firme, y decirle a los ojos: “Hubo silencio. Hubo encubrimiento. Pero el silencio se ha roto. Nos enfrentamos a hechos innegables. Las víctimas han hablado y por eso quiero darles las gracias a ellos y a quienes les ayudaron con esto, que estaban claramente más alerta que nosotros”. Eso afirmó en 2017, cuando el vestido de bautismo se instaló en la basílica de Koekelberg, en Bruselas

Un acto, como los previos, en los que se entonó una oración nueva, devastadora: “El que hiere a un niño lo carga con la carga más pesada que jamás haya existido / Nunca permitas que pisoteen a un niño en la tierra / que se apague la luz de su alma, que nunca se deshonre su cuerpo (...). Bendice, señor, la vida de aquellos que eran frágiles, insignificantes y fueron quebrantados / Si Tú no nos haces florecer nuevamente, ¿quién lo hará?”.

¿Se oirá algo así, alguna vez, en las iglesias españolas?



jueves, 4 de noviembre de 2021


Aforismo


 




 Siempre hay algo o alguien que te estropea la foto




 


 


 

 

El PP critica al Gobierno con una portada del 'ABC', pero omite una parte importante: "¡Qué despiste!"

Por Tremending

29.10.2021




El diario ABC ha publicado este viernes una portada donde dedica la casi totalidad de la misma a una noticia sobre la inflación. "La mayor subida de los precios en 29 años", aparece titulada, acompañada de una gráfica ascendente que muestra un encarecimiento del Índice de Precios de Consumo (IPC).

El Partido Popular ha aprovechado la portada, donde se explica que esta subidapuede afectar negativamente a las pensiones, los sueldos o los alquileres, para atacar al Gobierno de coalición. "El escudo social que necesita España es sacar a Pedro Sánchez de Moncloa", ha publicado la cuenta oficial del partido, mostrando parte de la portada de ABC.



Pero el periodista de la Cadena SER José Luis Sastre le ha recordado al Partido Popular que se olvidaban de una parte de la portada. Debajo de la noticia sobre la subida de los precios, aparece esta otra: "Condenados Bárcenas y el PP por pagar en B las obras de Génova", junto a una foto del extesorero del partido, que ha sido condenado a dos años de prisión por la Audiencia Nacional. "Esta es la portada entera", ha escrito en Twitter el periodista de Hoy por Hoy.




 


Franco y la cruz laureada de San Fernando (7/17): Se supera a sí mismo y deja a uno con la boca abierta

Ángel Viñas

infolibre 

Publicada el 02/11/2021

En la presente entrega parto de una premisa que, para que no se me critique demasiado, hago explícita. No sé si Franco tuvo en 1937/38, cuando habló con Arrarás, buena memoria o no. Establezco una hipótesis, que no considero descabellada pero que someto al mejor juicio de los amables lectores: un acontecimiento como fue para él la acción de El Biutz debió quedársele grabado. (Personalmente no he olvidado demasiado las circunstancias en que en cuatro ocasiones estuve a punto de perder la vida, pero quizá tenga mejor memoria que la que tuvo Franco poco antes de cumplir 70 años).

Tampoco creo que haya demasiados inconvenientes en suponer que a lo largo de la guerra y en la posguerra Franco pudo referirse al accidente casi mortal en la acción de El Biutz en varias ocasiones. Sería, si se me apura, lo más normal. Por, al menos, cuatro razones: a) Debió de dejar en él una gran huella ya que fue su primera y única herida en combate (cabría argumentar que después ya no se expuso más allá del deber porque no era tan imprescindible dado su rango ascendente); b) Implicó un salto mayúsculo en su carrera, que hubiera sido impensable sin el ascenso previo a comandante tras su “heroica” participación en dicha acción bélica; c) Ya en la Guerra Civil, contó su versión a Arrarás que, como hemos visto, tuvo un impacto totalmente inmerecido en la bibliografía y en sus biografías, a pesar de alguna soberana estupidez ligada a las “pelas” que percibió Ricardo de la Cierva; d) Tampoco hay por qué dudar del testimonio de su hija en este aspecto, de que varias veces se lo contó.

En cualquier caso, ya Caudillo exaltado hasta el delirio, Franco se refirió al suceso en una ocasión que, por razones que ignoro, no ha tenido fortuna en la literatura. Al menos no la he visto reflejada en ninguna de las obras que guardo en mi biblioteca, aunque reconozco humildemente que no son todas las que se han dedicado a tan excelso personaje. Es muy posible que figure en alguna de las escritas por sus numerosos turiferarios. Se trata de la referencia para mí más importante y significativa después de la que transmitió a Arrarás. La hizo por persona interpuesta y la expresó en el apogeo de su, para muchos españoles, inmensa gloria. Si, por azar, otros autores la han recogido, suplico a los amables lectores que comparen sus interpretaciones con las mías. También les imploro que, al leer estas, no suelten demasiadas carcajadas. A veces las comparaciones son odiosas. En esta ocasión, no.

Escribió la referencia el médico que ayudó a Su Excelencia el Jefe del Estado (SEJE) a recuperar la movilidad de su mano izquierda tras el accidente que sufrió en enero de 1961. Como es sabido, le había explotado la escopeta con que cazaba. Aquí me permitiré entrar en el episodio con cierto cuidado, no sea que después de todo hubiera sido un camelo del médico. Sin embargo, hay que lidiar con lo que existe, confiando en que tal vez aparezca algua prueba adicional. Quizá la familia pueda aportar sus conocimientos, como ya intentó hacer la duquesa de Franco de cara a los grandes biógrafos de su querido padre.

La circunstancia en que Franco se explayó en 1961 sobre lo que había pasado, según él, en el combate de El Biutz la deparó una de las muchas conversaciones que, sobre asuntos diversos de la actualidad, del pasado, de sus experiencias y de sus actuaciones, tuvo con el traumatólogo que le atendía. El Dr. Ramón Soriano Garcés, tal era, ni que decir tiene que debió de ser elegido gracias a su valía y profesionalidad. De su probidad y honestidad jamás se me ocurriría dudar salvo demostración en contrario.

En un momento de los ejercicios que debía hacer bajo el cuidado y la supervisión del médico, Franco aludió a sus experiencias en Marruecos. También lo hizo en otras ocasiones durante la recuperación. En el caso que aquí interesa, el tema surgió por azar, con motivo de su recuerdo de un comandante (sic) que pereció en el desastre de Annual y a quien se concedió la Cruz Laureada a título póstumo (SEJE no mencionó su nombre, pero ya diremos en una futura entrega de quién se trataba: se la hubiese merecido en El Biutz, pero no se la dieron). Franco se entusiasmó con el relato y, según escribió después el Dr. Soriano Garcés, introdujo su comportamiento en aquel episodio bélico de una manera que puede parecer un tanto displicente.

Como todo en la vida, hay Medallas Militares que se han merecido una Laureada y que por no reclamarla o “moverla” se han quedado sin ella, mientras que otros más activos la han logrado”.

Confío en que los lectores detecten un cierto tufillo de (¿sana?) envidia. Desde luego, reconozco que mis conocimientos en historia de las Grandes Cruces y Cruces Laureadas de San Fernando son limitados y que tampoco he invertido tiempo en profundizar. Imagino que un héroe podía ser condecorado con una Laureada y no tener la Medalla Militar o viceversa. Existen casos que así lo corroboran. Franco quizá pensaba en su propia medallita que ganó en circunstancias no demasiado esclarecidas en su hoja de servicios, ni en la publicada ni en la no publicada.

Para demostrar, una vez más, que SEJE terminó creyéndose sus propias mentiras (como ya había hecho probablemente con Arrarás) me remito al testimonio del Dr. Soriano Garcés (La mano izquierda de Franco, Planeta, Barcelona, 1981, pp. 141s). El lector tiene que imaginarse la escena con el glorioso Caudillo haciendo los ejercicios necesarios para recuperar el pleno uso de la mano.



Presentándose como “modesto” adalid de la gloriosa gesta española en las agrestes tierras marroquíes, Franco comentó al médico su propio caso. Reproduzco lo que dejó para la posteridad el ilustre galeno. Mis comentarios van al final de la presente entrega, con el fin de no interrumpir la transcripción.

A mí estuvieron a punto de concedérmela en Marruecos (1); pero la perdí por una torpeza del médico militar (2). Fuimos copados por los moros en un desfiladero, donde cayeron once oficiales de los quince que íbamos (3). Yo recibí un balazo en el hígado (sic), pero a pesar de ello continué dando órdenes y dirigiendo las operaciones desde la camilla (4). Pasó un médico militar a quien pedí que me atendiera (5). Me contestó que antes era el coronel de su Regimiento (6). Entonces, mandé al asistente que me cargara la pistola (7) y al siguiente médico que pasó (doctor Cuevas me parece recordar que se llamaba (8) lo hice frenar en seco. Era un buen amigo (9). Me atendió. No obstante, tardé diez días (10) en ser evacuado al Hospital, adonde llegué con la satisfacción de haber logrado sacar a las tropas del desfiladero y copar a los moros (11). Pues bien: en el expediente contradictorio que se formó, el médico, creyendo que me favorecería, manifestó que yo me hallaba muy grave, al borde del colapso, lo cual no era verdad pues en ningún momento perdí el conocimiento (12). Entonces el fiscal dijo que difícilmente podría dirigir las operaciones hallándome en aquel trance, por lo que me denegaron la LaureadaEl médico, que era buena persona, se tiraba de los pelos (13)”.

Es obvio que el relato anterior tiene muy poco que ver con los hechos. ¿Alucinaba ya Franco? ¿Quiso impresionar al médico? Cabría, quizá, explicarlo por dos razones. La primera porque el Dr. Soriano Garcés —que no registró en sus recuerdos ningún comentario— entendió mal a su exaltado paciente. La segunda, porque Franco había transfigurado totalmente el incidente. Quizá se trató del resultado de algún proceso psicológico profundo que podrían estudiar los especialistas. El caso es que “soltó” al traumatólogo una barbaridad de desfiladero.

En el segundo supuesto, que históricamente es el más significativo, la pregunta del millón es ¿por qué? La respuesta es, para mí, límpida: Franco fue un adicto a presentar sus deseos como le hubiera gustado que hubiesen sido en realidad, no como fueron las cosas. En el plano personal, tal vez disculpable. Lo notable es que también lo aplicó en el plano histórico e indujo a sus numerosos “pelotas” a que le hicieran caso no solo en lo que a sus circunstancias personales se refiere (casos de su padre, sus hermanos Nicolás y Ramón, etc.) sino también en cuanto a la interpretación que dio a los hechos históricos —numerosos— en los cuales le tocó participar. Por ejemplo, la Guerra Civil, sus orígenes, sus fines, sus víctimas, empezando por el general Balmes; su aportación a la conspiración; su estrategia y sus tácticas; su aplicación del Franco (Führer) prinzip; la forma en que lidió con Hitler y fue acumulando una fortunita muy respetable, etc. etc. Son temas que he estudiado algo.

Obsérvese, además, que Franco no hizo la menor alusión a las “pelas” que tantos historiadores dijeron que llevaba, si no a cuestas por lo menos en sus abultados bolsillos (aunque la cartera quizá no hubiese cabido en ellos). A este respecto, confieso no haber encontrado constancia de en qué clase de billetes se pagaba a los Regulares. Imagino que no sería en los de 100 pesetas (200 unidades) sino en denominaciones menores (50, 25, 5). Esto habría hinchado aún más sus amplias faltriqueras, ya que descarto la mochila. En cualquier caso, no es nada anormal que en 1961 se hubiera olvidado de la trola que “coló” a Arrarás. Los embustes tienen vida corta. Tampoco he podido identificar los sueldos de los soldados y oficiales de las tropas indígenas en 1916. El tabor que mandaba Franco no tendría más de 120 hombres, aunque se admiten otros cálculos.

En lo que se refiere a la descripción de su actuación en El Biutz, parece obvio que en 1961 a Franco también se le habían olvidado sus mentiras de antaño y que las sustituyó por otras más modernas y apropiadas, quizá, para un galeno a quien tal vez gustasen las películas del Oeste. Si, como se admite generalmente, muchos años después de haberse restablecido de su lesión en la mano izquierda habló con Hills y leyó la biografía que de él había escrito, es obvio que se calló de nuevo como un muerto en la referencia al vil papel. En el choque entre la realidad y la fantasía, más vale esta última si de ella puede sacarse más y mejor provecho, aunque sea autoconcedido.

Alternativamente, quizá en ocasiones importantes para su trayectoria Franco se creyó lo que iba inventando, bien sobre la marcha o a posteriori. Este síndrome también estará, imagino, identificado. Desde luego se aplica a un tema mucho más importante: su autoafirmado papel (presentado como fundamental) en la conspiración de 1936. Sobrevive todavía hoy y, si no, que se lo pregunten a alguno de los periodistas que se lo ha creído en una obra relativamente reciente.

(continuará)

(1) Se refiere a la Laureada.

(2) Primera noticia.

(3) Invento total. Quizá Franco, tras haber visto millares de películas y entre ellas muchas del Oeste, confundió los Regulares con el 7º de la U.S. Cavalry.

(4) Escena totalmente imaginada, con independencia de que ni la herida fue en el hígado ni la escena del desfiladero tuvo la menor relación con la realidad. Ya se le había olvidado que no se trataba de un desfiladero sino de tomar, supuestamente con las “pelas” a cuesta, una loma en fiero combate cuerpo a cuerpo.

(5) Ibid. Probablemente quiso insinuar que el médico “pasaba por allí”, como cuando se va a una verbena, solo que imaginó un desfiladero en el que llovían tiros, supongo que desde las alturas y no desde enfrente de la columna de avance.

(6) Que sepamos, al coronel no le pasó nada, pero la inventada respuesta del médico sería lógica: donde hay coronel no manda capitán.

(7) Detalle muy importante, aunque también inventado. Así podemos colegir tal vez que, en lugar de un fusil, Franco había llevado una pistola al entrar en combate, lo cual era más lógico. ¿Para qué quiso entonces un arma larga, según contó a Arrarás y han repetido innumerables historiadores?

(8) Pues no. No se llamaba así.

(9) Dicho nombre no aparece en ningún papel relacionado con la acción. Tampoco figura entre los médicos que quizá quisieron confundir a la Superioridad, echando una manita al malherido, según hemos expuesto en una entrega anterior. De la supuesta amistad entre el galeno y Franco en 1916 no hemos encontrado la menor constancia.

(10) ¿Significa eso que permaneció en el hospital de sangre Kudia (o Cudia) Federico diez días?

(11Tupé à gogo o condición de gagá. El lector, sin duda, llegará a sus propias conclusiones.

(12) Algo de esto es lo único que fue cierto. La descripción de lo que pasó se verá en una próxima entrega.

(13) Falso de toda falsedad. El subrayado es de servidor.

*Esta serie está dedicada a la memoria del Dr. Miguel Ull y de mi primo hermano, Cecilio Yusta, fallecidos a causa de la pandemia, que me ayudaron a desentrañar el primer asesinato de Franco, en la persona del general Amado Balmes.


Ángel Viñas es economista e historiador especializado en la Guerra Civil y el franquismo.



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