ElPlural
J.P.
8-9-23
Una portada
de ‘ABC’ corre
como la pólvora por redes sociales, grupos de Whatsapp e importantes
despachos en los que se cuece la actualidad política y el camino
a una investidura que
al presidente del PP, Alberto
Núñez Feijóo,
cada vez se le hace más larga. Apenas 24 horas después de que
Feijóo renunciase a reunirse con Junts per Catalunya en su ronda de
contactos, tras ofrecerle al PSOE, eso sí, una nueva reunión para
buscar “un
nuevo encaje territorial para Cataluña”,
las miradas retroceden hasta el 19
de octubre de 2017,
cuando el diario conservador ‘ABC’ llevaba hasta su portada un
ofrecimiento de Rajoy al independentismo catalán que en el PP tratan
de esconder.
Eran
tiempos de bullicio en Cataluña, apenas dos semanas después del
referéndum ilegal que colapsó las calles de la comunidad autónoma
el día 1 del mismo mes. Las negociaciones de alto nivel se sucedían,
con Rajoy en el Gobierno y altos cargos tanto del empresariado como
de diversos partidos tratando de parar una espiral destructiva, y
‘ABC’, entonces, ilustraba así el ofrecimiento del entonces
presidente del Gobierno: “Desafío soberanista. Rajoy
ofrece amnistía a cambio de elecciones legales”,
rotulaba, y apostillaba en la entradilla que el líder del Ejecutivo
había tenido conversaciones con Carles Puigdemont para dejar sin
efecto, a través de una amnistía, el 155, además de prometer a los
principales implicados políticos del procés salir “indemnes
políticamente” si ese mismo día aceptaba “no declarar la
independencia”.
“El
Ejecutivo deslizó en el Congreso de los Diputados una
posible salida que permitiría
a Puigdemont quedar indemne, al
menos desde el punto de vista político, de su golpe a la democracia:
si convoca elecciones autonómicas de forma legal y al amparo de la
ley Orgánica del Régimen Electoral General y siempre que no
haya declaración unilateral de independencia, el Gobierno
podría suspender la aplicación del artículo 155 dela
Constitución”, indicaba el artículo escrito por el
periodista Mariano
Calleja.
En
aquel momento, el de la publicación de la portada de ‘ABC’,
ningún medio conservador ni opinador de especial relevancia condenó
que el presidente Rajoy ofreciese la amnistía como moneda de cambio
frente al chantaje soberanista. Ahora, seis años después, con el
independentismo dormido y la situación catalana estabilizada,
condenan con furor a Pedro Sánchez por estar dispuesto a abrir vías
de diálogo con Junts per Catalunya, quien, a través del prófugo
Puigdemont, anunció este mismo martes las exigencias del
independentismo catalán para hablar sobre la investidura. Una
hipocresía reflejada, como vemos, en la hemeroteca, y de la que el
PP trata de escapar especialmente después de que a Feijóo se le
escapase que el PP está dispuesto a hablar con el PSOE de un “nuevo
encaje territorial para Catalunya” -¿un
nuevo Estatut?-.
Referéndum,
independencia y huida
El
resultado que dejó el pulso soberanista en 2017 es por todos
conocido: Cataluña celebró un referéndum ilegal el 1 de octubre,
Puigdemont declaró la independencia unilateral de Cataluña el día
10 de octubre, el 155 no se anuló, hubo cargas, el sentimiento
soberanista creció y los populares no
pudieron hacer nada por frenar una ola independentista que, ahora,
seis años después, se sitúa en mínimos históricos según los
datos que ofrece el último
barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) -el CIS catalán-.
Además,
cabe recordar dos detalles más de los que el PP trata de huir cuando
convierte la unidad indisoluble del Estado español en una de sus
banderas electorales: el primero es que, en 2014, el Gobierno de
Rajoy ya había permitido una consulta popular no referendaria sobre
el futuro político de Cataluña -que posteriormente, en 2015, sería
anulada por la Corte Constitucional-; el siguiente, es que
Puigdemont, prófugo de la Justicia, consiguió escapar de España
durante el mandato de Mariano Rajoy. Concretamente, el expresident
catalán y hoy eurodiputado de Junts per Catalunya cruzó la frontera
española escondido
en el maletero de un coche el 30 de octubre de 2017.
¿Qué
se votó en ambas consultas?
En
la primera, la de 2014 -popularmente conocida como la consulta del
9N-, los catalanes tuvieron que contestar a dos preguntas: “¿Quiere
que Cataluña sea un Estado? Y, en caso afirmativo, ¿quiere que sea
un Estado independiente”.
El 80% de los llamados a votar en este proceso consultivo votaron
afirmativamente a ambas cuestiones.
Tres
años más tarde, en un proceso mucho más tortuoso para la política,
la convivencia y los tribunales españoles, el referéndum reflejaba
este interrogante en sus papeletas: “¿Quiere
que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?”. En
aquel proceso, en el que el Gobierno de España se mostró incapaz de
retener al independentismo, que se burló del Estado consiguiendo
introducir las urnas y las papeletas burlando a la Policía, el
nacionalismo se anotó una victoria moral con una participación de
más del 42% y un resultado abrumador en favor de la independencia:
el 90% voto sí.
Un
“nuevo encaje para Cataluña”
Fue
desde Canarias, donde el presidente del PP se acercó para hablar con
el presidente regional y líder de CC, Fernando Clavijo, cuando
Feijóo soltó la bomba: “Un
nuevo encaje para Cataluña”.
Eso es lo que el candidato a la investidura ofreció al PSOE, con
quien pidió volver a reunirse para entablar conversaciones sobre la
nueva realidad catalana. No tardó Génova en matizar a su jefe: solo
hablaba del Senado, dijeron. Tarde. Los
barones han recogido el guante, la enmienda de Feijóo a los
últimos 20 años de discurso del PP se había hecho palpable y el
ala dura de los conservadores observaba desde fuera con perplejidad.
No
era la primera vez que Feijóo había metido la pata con Cataluña.
En mayo de 2022, en un acto celebrado en el Cercle d’Economía en
Barcelona, Feijóo habló
de “nacionalidad” catalana.
Lo hizo en estos términos: “Para una nacionalidad, como la
catalana, la opción más acorde con la preservación de la
estabilidad y de su identidad es la recuperación de su liderazgo en
España”, aseguraba.
Aquello
no fue bien recibido en partidos como el ya extinto Ciudadanos o Vox,
que criticaron que el PP estaba comprando el lenguaje al
independentismo, legitimando, de esta forma, sus actuaciones. Sin
embargo, los pesos pesados de Génova insistieron. De hecho, Bendodo,
mano derecha de Feijóo, aseguró lo siguiente en una entrevista
concedida al diario El Mundo: “He oído a Aznar afirmar
públicamente que España era un Estado plurinacional,
pluricultural y plurilingüístico. Eso es una realidad”.
Y
no le faltaba razón. Pese a que el PP, y sus sucursales mediáticas,
traten ahora de incendiar el debate público, el expresidente Aznar
reconoció en 1996 en una entrevista con Catalunya Ràdio que no
tenía ningún inconveniente en hablar de España como “estado
plurinacional”.
Aznar,
Rajoy, Feijóo. Cataluña ha sido desde hace años un auténtico
quebradero de cabeza para el PP. Ahora, con Junts ejerciendo de
condición sine qua non para lograr la investidura
-sus votos son necesarios para ambos bloques-, los populares se
rompen la cabeza por tratar de volver a ser atractivos en una España
plural que se les escapa, impidiéndoles, como se vio en las
elecciones del 23J, gobernarla.