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sábado, 20 de enero de 2024

 Algo que alguien no quiere que sepas


José Precedo

elDiario.es

18-1-24


Esta semana publicamos una investigación sobre varias unidades policiales que se dedicaron entre 2012 y 2016 a destruir la reputación (y a veces también la existencia) de rivales del PP en Catalunya a base de informes falsos filtrados a la prensa con el visto bueno del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

La verdad es que pone los pelos de punta ver en un documento con sello de la policía que un banco de Andorra accedió a revelar el secreto bancario sobre la familia Pujol bajo la amenaza de que el Gobierno de Rajoy le retiraría la licencia para operar en España. 

Estremece la lista de insidias fabricadas desde el aparato del Estado contra quienes pensaban distinto: sobornos de 90 millones a Artur Mas, la acusación al jefe de los Mossos de estar protegido por un clan de narcotraficantes, la decisión de buscar basura contra el Fiscal Superior de Cataluña por no estar alineado con Madrid contra los independentistas.

Es uno de los episodios de corrupción más graves de la democracia: funcionarios, dinero público (alguno procedente de los fondos reservados) y varios ministerios operando contra los rivales del PP. Lo sabíamos pero esta semana hemos visto por fin los papeles que recibía el ministro Jorge Fernández Díaz, donde hacía acuse de recibo de todas esas maniobras. El acceso a algunas fuentes nos permite saber que la información sensible se enviaba a Rajoy en sobres cerrados, sin remitente ni destinatario a través del servicio de escoltas. 

Todo es fruto de una investigación con La Vanguardia, muchas horas de revisar documentos, de hablar con gente que estuvo allí para entender el contexto y el papel de cada uno. Muchas horas de intentar hacer el periodismo que uno sueña cuando se apunta a la facultad. Un trabajo que no hubiera sido posible sin las personas (socias y socios) que nos apoyan en esta aventura. 



Pero si noticia es, como nos contaban los clásicos, “algo que alguien en algún sitio no quiere que se sepa”, el verdadero mérito de esta historia hay que buscarlo varios años atrás. Y, como casi todos los que merecen la pena, se trata de un éxito compartido. 

El 30 de noviembre de 2014, nuestro compañero Pedro Águeda arrancaba así una información: la Policía mantiene operativo desde 2012 un grupo de agentes dedicados casi en exclusiva a buscar indicios de corrupción vinculados a dirigentes políticos catalanes o miembros de su entorno, con el objetivo de contrarrestar la ofensiva política que busca la independencia. Este grupo de policías usurpa las funciones de las unidades a las que el reglamento policial otorga competencias en este



tipo de delitos, sobre todo a la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), y no está identificado en el organigrama del Cuerpo.

La noticia se tituló: Una unidad secreta de la Policía rastrea información comprometedores de partidos independentistas.

Cuando Águeda logró esa exclusiva -y elDiario.es la publicó- Rajoy gobernaba con mayoría absoluta en España, donde a la crisis de modelo de los periódicos se sumaba otra peor, económica, que se había llevado por delante la publicidad: cerraban decenas de medios de comunicación y se despedía a periodistas por miles. 

La valentía estuvo ahí. En el periodista que, a pesar de no estar todavía en plantilla, llevó a aquella redacción una bomba contra un Gobierno con un gigantesco aparato de propaganda y cierta querencia a cortar cabezas en las empresas periodísticas. También hubo valentía en la dirección de un diario pequeño, de esos que estaban cerrando a patadas, que decidió publicar. 

La reacción del ministro entonces fue negarlo todo y tratar de desacreditar a Pedro Águeda a quien llamó despectivamente “freelance”. 

En estos diez años, aquel colaborador externo ha dado las mayores exclusivas sobre esa mafia policial ya desde dentro de la plantilla de elDiario.es: no solo la guerra sucia contra el independentismo, también el borrado de pruebas contra el PP y la persecución a Podemos.

Y el ministro que mintió para tapar su información se enfrenta a peticiones de 15 años de cárcel. 



El Gobierno de Rajoy

 investigó al margen de la

 ley a partidos

 independentistas

 durante al menos cinco años


      • El ministro Jorge

      •  Fernández Díaz

      •  recibía

      •  personalmente

      •  las notas de

      •  distintas

      •  unidades

      •  policiales donde

      •  se fabricaban

      •  pruebas falsas

      •  para atacar a los

      •  líderes catalanes

      • Las

      •  notas, muchas

      •  con información

      •  falsa, se

      •  filtraban a la

      •  prensa y en una

      •  de ellas se

      •  reconoce que el

      •  banco andorrano

      •  que entregó las

      •  cuentas de los

      •  Pujol lo hizo

      •  coaccionado

      •  para

      •  que no le

      •  retirasen la

      •  licencia para

      •  operar en

      •  España


15-1-24

elDiario.es

José Precedo







No fue solo Villarejo. El Gobierno de Mariano Rajoy investigó al margen de la ley y orquestó campañas contra los partidos independentistas durante al menos cinco años, entre 2012 y 2016, a través de diferentes cuerpos policiales, sirviéndose de los dosieres con acusaciones falsas que elaboraba un grupo de mandos policiales corruptos, pero también con información confidencial que suministraban otros ministerios, entre ellos el de Hacienda. Todo ese material acababa en las portadas de determinados periódicos madrileños como paso previo a que algunos fiscales o incluso denunciantes anónimos lo presentasen en los juzgados para alimentar seriales mediáticos contra los adversarios del PP.

La guerra sucia se inauguró pocos meses después de instalarse Mariano Rajoy en la Moncloa y se dirigió contra políticos y partidos nacionalistas catalanes tras la primera Diada multitudinaria, en 2012, cinco años antes del referéndum convocado por Carles Puigdemont.

Todas aquellas prácticas han dejado huellas en el Ministerio del Interior y algunos testigos. Una investigación conjunta de elDiario.es y La Vanguardia revela a partir de documentos que llegaron al despacho de Jorge Fernández Díaz y testimonios inéditos la forma de actuar de un Gobierno que dilapidó recursos públicos para hacer frente a los adversarios del PP: medios humanos, materiales e incluso dinero de los fondos reservados para pagar a confidentes por informaciones muchas veces contaminadas o directamente falsas con las que intentar destruir a sus rivales, a través de campañas que se intensificaban a las puertas de los procesos electorales. Todo con el objetivo de manipular a la opinión pública.

En esta primera entrega, elDiario.es y La Vanguardia revelan documentos que elaboraron diferentes unidades policiales y que llegaron a la cúpula del Ministerio del Interior, cuando lo dirigía Jorge Fernández Díaz, pese a que este negó airadamente en el Congreso haber tenido acceso a esa documentación. Según fuentes involucradas en el caso, algunas de esas notas informativas que elaboraron diferentes unidades policiales habrían acabado en el despacho de Mariano Rajoy. Esas mismas fuentes explicaron que el procedimiento para entregar documentación delicada al presidente del Gobierno de entonces pasaba por enviar un sobre blanco cerrado, sin asunto ni remitente ni destinatario que llegaba a Moncloa a través de los escoltas.

Esta investigación pone a disposición de los lectores los documentos íntegros con la información en bruto que llegaba al despacho del ministro del Interior y que después acababa publicada en distintos medios de comunicación.

Esas “notas informativas” arrancaron en 2012 y se alargaron durante varios años a través de distintos equipos policiales que remitían de forma periódica al ministro Jorge Fernández Díaz con los avances de sus investigaciones prospectivas, realizadas al margen de la ley, sin que existiese un control judicial y sin que figurasen en los planes de trabajo de las diferentes unidades operativas de la Policía.

A pesar de que varios testigos, entre ellos dos ministros relevantes de su gabinete, el propio Fernández Díaz y María Dolores de Cospedal admitieron en conversaciones privadas (sin saber que estaban siendo grabados) que Mariano Rajoy estaba al tanto de estas prácticas, el expresidente nunca fue llamado a declarar en ninguna de las investigaciones abiertas en los tribunales españoles sobre la policía política. Tampoco por las gestiones que realizó su entonces jefe de gabinete, Jorge Moragas, para poner en contacto a su amiga Victoria Álvarez, antigua amante de un hijo de Pujol, y que acabó siendo clave para la elaboración de dosieres contra la familia del expresident tras cobrar decenas de miles de euros de los fondos reservados. Esas informaciones, a veces ciertas con datos confidenciales que se lograban al margen del control de los jueces, y a veces directamente falsas, acabaron publicadas en las portadas de varios medios de comunicación.

Los únicos cargos políticos camino del banquillo (y solo en el caso de la destrucción de pruebas sobre la corrupción del PP) son su ministro del Interior Jorge Fernández Díaz y quien fue primero su jefe de gabinete y a partir de 2013 secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez. Para cada uno de ellos la Fiscalía Anticorrupción pide 15 años de cárcel en la Operación Kitchen, que indaga sobre las maniobras de aquel gobierno para tratar de borrar las pruebas de la financiación irregular del PP y de los pagos de empresarios al partido a cambio de adjudicaciones en el Gobierno de Aznar. Ambos han remitido escritos a la Audiencia Nacional para que se juzgue también al PP, principal beneficiario de las maniobras para ocultar su corrupción.

Por la publicación de noticias falsas sobre supuestas cuentas en paraísos fiscales, hipotéticos fraudes a Hacienda o mordidas millonarias que algunas unidades policiales atribuyeron en informes trampa a dirigentes como Artur Mas, al exalcalde de Barcelona Xavier Trias y a otros políticos nacionalistas, nadie ha sido imputado. Ni siquiera ha habido dimisiones relacionadas con estos escándalos pese a las evidencias que apuntan a que de esas prácticas tenía conocimiento, cuando no las auspiciaba directamente, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, amigo íntimo del entonces presidente, Mariano Rajoy.

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, pese a situarse en el epicentro de muchas de esas maniobras con sus continuos encargos a Villarejo contra el independentismo y para hacer desaparecer pruebas contra el PP también ha salido ilesa. Manuel García Castellón, un controvertido magistrado de la Audiencia Nacional que debe a gobiernos del PP sus años de juez de enlace en París y Roma, dos de las plazas más codiciadas y con mejores sueldos en la judicatura, decidió exonerarla de cualquier responsabilidad, pese a las grabaciones que ha escuchado todo el país en las que Cospedal pedía al comisario hacer desaparecer “la libretita” de Luis Bárcenas donde el tesorero fue registrando a mano durante años la contabilidad en negro del partido. Cuando esas grabaciones se hicieron públicas a través de El País, la fiscalía anticorrupción reprochó al juez en el recurso donde pedía investigar a Cospedal, que hubiese establecido una ”infranqueable línea roja“ para proteger a la dirección del partido.

Las operaciones de las cloacas del Estado se intensificaron a partir de una reunión celebrada el 12 de septiembre de 2012 en el Ministerio del Interior y desvelada hace unos meses por La Vanguardia en la que Jorge Fernández Díaz, con las portadas de la marcha multitudinaria del día anterior todavía frescas, manifiesta su preocupación por la situación en Catalunya y da a entender que combatir al independentismo debe ser una prioridad también para la policía.

Es ahí donde emerge el comisario Villarejo, un tenebroso e hiperactivo agente que llevaba años mezclando su actividad profesional y sus contactos fruto de varias décadas en el cuerpo para construir un lucrativo negocio de venta de información y encargos mafiosos que le realizaban empresarios en dificultades. Por ellos el pasado julio ha recibido una primera condena de 19 años de cárcel. Villarejo fue siempre un policía oscuro, acostumbrado a manejarse en los márgenes de la ley o directamente fuera de ella, entre supuestas operaciones especiales. A comienzos de 2012 había empezado a tejer relación con la cúpula del Ministerio del Interior en la primera época de Rajoy. Lo introdujo Juan Cotino, exdirector de la policía en el Gobierno de José María Aznar, un dirigente fallecido en 2020 que en aquellos años era todavía influyente en el PP. Fue Cotino quien le recomendó a Fernández Díaz tener de mano al comisario como informador, al margen de la cadena de mando.

Informes sin firma ni sello contra los independentistas

El ministro encargó a su entonces jefe de gabinete, Francisco Martínez, hacer de enlace con Villarejo para recopilar esa información, y Martínez dio entonces la orden de que cualquier dato relevante se entregase por escrito. Esa fue la vía de entrada de Villarejo con los mandos más altos de Interior y el modo en que nacieron las “notas informativas”, una especie de informes de inteligencia sin firma ni sello, en los que Villarejo fue mezclando rumores, información averiada y recortes de sumarios que investigaban algunos juzgados, todo camuflado como revelaciones que le hacían llegar supuestos agentes infiltrados durante años en el independentismo.

A lo largo de esta investigación se ha tenido acceso a más de una docena de notas que recibió Fernández Díaz en su despacho y que hoy elDiario.es y La Vanguardia publican en exclusiva. Son escritos con un lenguaje muy coloquial procedentes de distintas unidades policiales en las que Villarejo llegó a colar también maledicencias sobre otros personajes sin ninguna relación con la causa separatista a los que involucraba en supuestas ilegalidades para cumplir con los encargos que recibía de terceros que pagaban elevadas sumas de dinero a Villarejo para destruir la reputación de sus enemigos.

Para acceder a los despachos más altos del PP el comisario dispuso de otro atajo: el empresario Ignacio López del Hierro, viejo conocido suyo, y marido de la número dos del partido, María Dolores de Cospedal.

La primera nota de la que hay constancia que llegase al despacho de Fernández Díaz la hizo llegar Villarejo a través de la secretaria del Director Adjunto Operativo de la Policía, Eugenio Pino, otro miembro destacado de la brigada política también imputado por las mismas prácticas. Bebía de apuntes anteriores realizados por agentes de la UDEF y está fechada el 18 de octubre de 2012, un mes y una semana después de la diada que desbordó las calles de Catalunya y tres semanas más tarde de que Artur Mas convocase elecciones en Catalunya, tras rechazar Rajoy su propuesta de pacto fiscal. Se dirigía contra el propio Mas y estaba escrita para dinamitar su campaña electoral. La elaboración de la nota informativa, la publicación de sus conclusiones en la portada de El Mundo a unas horas de las elecciones catalanas y la forma en que todos los participantes se lavaron las manos cuando semejantes conjeturas se desmoronaron revelan a la perfección la forma de operar del entramado político-policial.

En noviembre de 2012 se sucedían días frenéticos en la política catalana, con el nacionalismo más movilizado que nunca en las calles y los puentes de CiU y el Gobierno central completamente rotos. Mientras Catalunya se preparaba para una nueva campaña electoral, en Madrid un grupo de políticos y mandos de las fuerzas del orden diseñaban una estrategia parapolicial con el objetivo de desactivar al nacionalismo catalán. Un plan al margen de la ley orquestado en las entrañas del Ministerio del Interior pero que ha dejado mucho rastro.

Se sabe, porque así lo escribió Villarejo en sus agendas, que el 10 de octubre de 2012 Eugenio Pino, al frente de la Dirección Adjunta Operativa de la policía, había encargado al comisario investigar asuntos turbios de Convergència para filtrarlos a la prensa. Y que ese mismo lunes, el jefe de gabinete del ministro, Francisco Martínez, habla también con Villarejo, según figura en las agendas de este, acerca del mismo tema.

Ocho días después, el 18 de octubre de 2012, llega la primera información por escrito de Villarejo a la cúpula del Ministerio del Interior: un documento de dos folios y medio, sin sello ni firma, muy alejado del estilo y el lenguaje de los atestados policiales, donde el comisario se escuda en “fuentes de toda solvencia con las que se mantienen relaciones desde hace más de 15 años”, para lanzar una serie de acusaciones sobre corrupción de Convergència y supuestas cuentas en Liechtensetein de Artur Mas, entonces presidente de la Generalitat, de su propio padre, y de Pujol. La “nota informativa” relacionaba con supuestas mordidas del 4% para Convergencia en la adjudicación de obras del Palau de la Música. La publicación del atestado en El Mundo acabó resultando una bomba en la precampaña pero meses después se volvió contra el propio Ministerio del Interior.

En su introducción Villarejo señalaba “la dificultad extrema” para investigar en Catalunya, “toda vez que casi todo el mundo se resiste a colaborar y actúan con un código de silencio, similar al que puede imperar en sociedades de complicidad mafiosa como Sicilia” (sic).




Y en el último apartado el comisario se dedicaba a señalar supuestos temores que habría detectado en Convergència: “Todo el staff de CDC teme un ataque en pleno proceso electoral en medios de comunicación donde se hagan públicas las graves corrupciones que afectan a sus dirigentes. Ahora han conseguido usar la mordaza en los medios locales aunque no pueden garantizar lo mismo a los medios nacionales”.

Once días después, el 29 de octubre, los fiscales que investigaban el caso Palau, sobre las adjudicaciones irregulares de obras, reciben una visita insólita en Barcelona. El comisario de Asuntos Internos de la Policía, Marcelino Martín Blas, y el director del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado, José Luis Olivera, se presentan en sus despachos para reclamar un registro de la sede de Convergència Democràtica de Catalunya. Lo hacen pese a no tener ninguna jurisdicción sobre el caso, sin mandato judicial, y apelando a supuestas revelaciones de confidentes anónimos que apuntaban a la financiación irregular del partido y el desvío de fondos a algunos dirigentes. Comparecen sin aportar más pruebas que unos cuantos corta-pega de sumarios judiciales. Los fiscales consideraron la visita una injerencia y no solo descartaron la entrada y registro en la sede del partido, sino que comunicaron esa intromisión al juez del caso.

El 14 de noviembre, la Unidad Contra la Delincuencia Fiscal y Económica de la Policía tramita un informe con otra denuncia anónima de un supuesto empresario retirado que sin ofrecer ninguna pista concreta afirmaba haber hecho donaciones a la fundación que se investigaba y que en realidad eran mordidas para lograr contratos del Palau. El escrito volvía a vincular a Artur Mas con sobornos y comisiones ilegales. Y elevaba el porcentaje de las comisiones al doble de lo que decía la nota de Villarejo.

El 16 de noviembre de 2012, cuando faltaba poco más de una semana para las elecciones catalanas, el contenido de aquella primera nota informativa de Villarejo redactada apenas un mes antes, llega a la prensa nacional. El diario El Mundo titula en portada: La policía vincula cuentas en Suiza de Pujol y Mas con la corrupción de CiU. La exclusiva se trataba de sustentar en un hipotético informe de la Unidad contra la Delincuencia Fiscal y Financiera, pero el documento pese a llevar un sello de la UDEF, no tenía firma. Mas compareció ese mismo día para denunciar que había sido víctima de un montaje.

Durante unos días se especuló con que se podía haber publicado “un borrador”. Cuando la información se reveló falsa, el responsable de la UDEF testificó en un juzgado de Barcelona que no era un trabajo de su equipo. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, salió a la palestra para anunciar una investigación interna destinada a “evitar que se produzcan este tipo de filtraciones”. Meses más tarde ese expediente interno se cerró en falso. Cuando el entonces portavoz de CiU Jordi Jané preguntó en marzo de 2013 a Fernández Díaz si conoció la existencia del informe falso antes de su publicación en El Mundo, el ministro contestó airado en el Congreso: “Eso me ofende, me ofende la pregunta. Es como decir que consentí o propicié su publicación y eso es una ofensa. Le ruego que lo retire”.

Hay que informar solo al número 1”

Los apuntes en las agendas de Villarejo de aquella época y los testimonios recabados a lo largo de esta investigación evidencian sin embargo que la estrategia de buscar basura de los contrincantes del PP para embarrar la campaña venía de muy arriba. Durante aquellas semanas, apunta en sus diarios el comisario, el DAO de la Policía, Eugenio Pino le pidió buscar cuentas en el extranjero para filtrar a la prensa (el 22 de octubre). El comisario escribe: “Hay que informar de los hallazgos solo al número 1”. Se refiere al ministro Jorge Fernández Díaz.

Otro apunte del día siguiente (23 de octubre de 2012) refleja una conversación con Francisco Martínez donde el comisario le dice que el marido de Cospedal hará de intermediario para una cita con la 'número dos' del PP. Debajo Villarejo escribe: “campaña a muerte contra C”. Alude a Convergència.

¿Qué hacía la secretaria general del partido dando instrucciones a un comisario para perseguir a rivales políticos? Es una pregunta que ningún juez se ha atrevido a hacer a quien era la 'número dos' del PP.

En cualquier caso, el plan es seguido a rajatabla en las semanas posteriores. El 26 de octubre se produce la reunión de Villarejo con Cospedal, donde se prepara el primer encuentro del comisario con Alicia Sánchez Camacho, donde la entonces líder del PP catalán da una lista al comisario de los dirigentes que debía investigar y donde incluye junto a los Pujol, a la familia Sumarroca, al exjefe de policía de Catalunya, o al entonces directivo de La Caixa, Jaume Giró, que años más tarde acabaría como conseller de Economía por Junts en el Govern de Pere Aragonès. En esa mesa se habla ya de Victoria Álvarez, la ex amante de Jordi Pujol Ferrusola, una amiga de Jorge Moragas, entonces jefe de gabinete de Rajoy, que pasaría a cobrar dinero de los fondos reservados a cambio de delatar al hijo del expresident, a quien acusó de viajar a Andorra cargado de sacas de dinero para blanquearlo. Hoy Jordi Pujol junior se encuentra a la espera de juicio: la fiscalía le acusa de asociación ilícita, blanqueo de capitales, falsificación de documento mercantil y delito contra la Hacienda Pública.

Solo unas semanas más tarde de la cita con Victoria Álvarez, Villarejo apunta en su diario que Cospedal le hizo un primer pago de 100.000 euros para premiar la declaración de otro personaje controvertido, el empresario Javier De la Rosa, a cambio de que este acuse a Pujol de manejar cuentas en el extranjero, cosa que hizo.

En esos encuentros con el comisario, la líder del PP catalán incluye en la lista por su cuenta otro objetivo al que investigar: Sandro Rosell, presidente del Barça, al que se culpaba de haberse posicionado del lado del nacionalismo.

Rosell atribuye todo lo que le vino después a esa instrucción y denunció en un juzgado de Madrid a los mismos cargos policiales que le endosaron en un informe económico bienes ocultos, cuentas y sumarios en el extranjero que no existían. Asegura haber sufrido más de 70 inspecciones de Hacienda, y visitas de los inspectores a la cárcel de Soto del Real, donde pasó dos años en prisión preventiva, tras una controvertida instrucción de la jueza Carmen Lamela. El pasado septiembre la Audiencia de Barcelona ratificó la absolución en su juicio por delito fiscal. Es la quinta causa judicial de la que sale indemne.

Información de Hacienda en manos de Villarejo

Pero además de confidentes de reputación dudosa y de examantes con sed de venganza, las notas informativas de ese cuerpo parapolicial que trataba de combatir el independentismo bebían en otro tipo de fuentes, como revela otro documento registrado en Interior, que lleva en el encabezamiento la fecha de 30 de octubre de 2012 y que se titula “Josep Pujol Ferrola. Europraxis”. Se trata de otra nota informativa que especula sobre la venta de la consultora Europraxis fundada por el hijo del expresident a Indra, y donde supuestamente se embolsó seis millones de euros. En el segundo folio de ese dosier, Villarejo escribe: “En noviembre 2012 JOSEP ha regularizado su cuenta suiza”. Fuentes involucradas en aquellas maniobras atribuyen el baile en la fecha que encabeza la hoja informativa a que el informe pudo iniciarse ese día y concluirse varias semanas después. Pero la pregunta clave es cómo podía saber Villarejo que Josep Pujol Ferrusola se acogió a la amnistía fiscal del Gobierno de Rajoy si esa información solo la tenía el Ministerio de Hacienda y la unidad de antiblanqueo. Solo año y pico después la conoció la opinión pública, cuando la publicó el diario El Mundo, tras otra filtración, y afectaba a otro de los hijos del expresident: Oleguer.



Las fuentes consultadas señalan que durante aquella época el departamento de Cristóbal Montoro se mostró “muy activo” en todo lo que tenía que ver con la investigación a dirigentes nacionalistas y apuntan que algunas de las publicaciones de información confidencial sobre contribuyentes catalanes salieron de la cúpula de su ministerio.

Según la documentación recabada en esta investigación conjunta de elDiario.es y La Vanguardia, al despacho de Jorge Fernández Díaz siguieron llegando esas notas informativas cuando ya había pruebas de que varias de ellas eran falsas e incluso después de que el ministro se mostrase indignado en el Congreso cuando se le preguntó si conocía esos informes apócrifos. Fuentes involucradas en aquellas maniobras han explicado cómo funcionaba el tráfico de dosieres entre los implicados en la llamada Operación Cataluña.


Esos informes apócrifos los facilitaba la Dirección Adjunta Operativa de la Policía, con el hiperactivo Eugenio Pino al frente, pero también llegaban directamente al ministro a través de su jefe de gabinete, Francisco Martínez. Fueron decenas las “notas informativas” elaboradas entre 2012 y 2016. En su elaboración participaron además de Villarejo y su red, unidades policiales como la UDEF, que persigue la delincuencia Fiscal y Financiera, la Comisaría General de Información, el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado y la Unidad Central de Apoyo Operativo de la Policía, que entonces dirigía Enrique García Castaño, colaborador, amigo de Villarejo y también imputado en Kitchen para el que la Fiscalía pide 12 años de prisión. Sus causas están en suspenso tras sufrir un ictus. La Brigada Provincial de Información de Barcelona era la última pata del operativo que reportaba ese tipo de informaciones al DAO y que acababan sobre la mesa de Fernández Díaz. También hay informadores como el que fue director de la Agencia Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, que se ofrece a surtir de material a la cúpula de Interior para atacar a políticos de Convergencia y de ERC. Muchos de sus datos se revelaron falsos.

El Estado español está en guerra”

El 21 de noviembre de 2012 esa factoría de informes contra los rivales políticos del PP invocó el hombre de Hervé Falciani, el empleado del banco HSBC que hizo pública una lista de más de 130.000 cuentas bancarias secretas de defraudadores fiscales, para dar credibilidad a sus atestados. La nota informativa encabezada con el sello de “secreto” concluía que Pujol figuraba en la lista Falciani, que había llegado a las autoridades españolas gracias a Francia. El dato se publicó en la prensa pero también era falso.

En el Ministerio del Interior también quedaron huellas de la utilización de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía, que entonces dirigía Marcelino Martín Blas para perseguir a políticos y partidos nacionalistas catalanes. Martín Blas, que acabó muy enfrentado a Villarejo por rencillas entre comisarios, fue el mismo mando policial que advirtió en una cita celebrada en junio de 2014 en el hotel Villa Magna de Madrid al consejero delegado de la Banca Privada de Andorra, Joan Pau Miquel: “El Estado español está en guerra y le requiere información bancaria relativa al nacionalismo catalán”.

Se trata de uno de los episodios más escandalosos de la Operación Cataluña. El 1 de julio de 2014 una nueva nota informativa llega al despacho del ministro del Interior. No es un documento más, como demuestra el encabezamiento: DINERO OFFSHORE FAMILIA PUJOL. El documento establece que la fiabilidad de la información es muy alta y contiene “datos recogidos de fuentes fiables y solventes”. El escrito no lleva esta vez las iniciales F/V con las que firma Villarejo ni acaba con el clásico “fin de la cita” con el que acostumbraba a cerrar el comisario sus informes. Son seis páginas, sin membrete ni firma, en las que figuran pantallazos sobre supuestos movimientos de cientos de miles de euros de la pareja del expresident Jordi Pujol, Marta Ferrusola, y sus hijos Marta, Mireia, Pere y Oleguer, a quienes se presenta como titulares de cuentas en la entidad andorrana en la que figuraban ingresos por valor de 3,4 millones de euros.



La nota informativa señala que la familia del expresident podría estar blanqueando “ingentes cantidades de dinero en efectivo procedentes de todo tipo de acciones presumiblemente delictivas”. Pero añade algo más. Admite que “parte de estas informaciones” las habrían facilitado los propios responsables de la Banca Privada de Andorra, “de manera forzada y obligados por los las circunstancias ante el temor de poder perder la licencia de banca para ejercer en España como banca privada, a través de la marca Banca Madrid”. El escrito policial concluye que los responsables del banco “han optado por aceptar prestar colaboración con las autoridades judiciales y/o fiscales españolas”.

Solo seis días más tarde de que ese documento se reciba en el despacho del ministro del Interior, el diario El Mundo publica los mismos pantallazos con los movimientos de cuenta de la familia Pujol. El 25 de julio el expresident realiza una histórica confesión en la que admitió haber ocultado patrimonio que atribuyó a una herencia de su padre fallecido en 1980, el mismo año que asumió la presidencia de la Generalitat, que ostentaría hasta 2003. El escándalo sacude la política catalana y la de todo el país. El matrimonio que gobernó la autonomía durante más de dos décadas todavía está a la espera de juicio.

Pero la relevancia de esa nota informativa del 1 de julio de 2014 trasciende a la trayectoria del político más importante de Catalunya en las últimas décadas. Porque deja por escrito indicios de que autoridades españolas amenazaron a los responsables del banco andorrano si no facilitaban información confidencial sobre los Pujol.

Esa denuncia es la que instruye la juez de Andorra Stephanie García, quien ya ha comunicado al presidente Mariano Rajoy su condición de investigado, junto al entonces secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez y a quien fue director de la Policía Ignacio Cosidó. El DAO de aquella época Eugenio Pino y el inspector Bonifacio Díez también también fueron citados por la juez andorrana pero no se presentaron. En esa causa los responsables del Banco de Andorra acusan al Gobierno de Rajoy de extorsionarlos para lograr información comprometedora de los Pujol, de remitir información falsa a la oficina de control de delitos financieros de Estados Unidos hasta lograr la clausura del banco y de “intimidar” al Gobierno andorrano y a sus ministros durante una visita presidencial al Principado en 2015 para precipitar el cierre del banco.

La de Andorra es la única causa en la que un juez ha asociado el nombre de Mariano Rajoy a la Operación Cataluña, algo que no ha sucedido en ningún tribunal español. El futuro de esa investigación es incierto.



jueves, 18 de enero de 2024


 Mapa del Tiempo en CUATRO

 Historia de un desahucio: resistencia vecinal, cabezas abiertas y “un montaje policial”

Vecinos de Alcorcón (Madrid) se enfrentan a

 tres años y medio de cárcel por frenar el

 desalojo de una madre y su hijo


ElPlural

Roberto Ugena

18-1-24

El viernes 20 de septiembre de 2019, Yurki, mujer soltera con un hijo de cuatro años, afrontaba la que podría ser su última mañana bajo un techo. En su portal del municipio madrileño de Alcorcón, decenas de activistas se congregaban para frenar la furia policial y darle a la familia una noche más al resguardo del que llevaba siendo su hogar varios años. La antigua normalidad, alejada de las mascarillas y los confinamientos, pero con los mismos desahucios diarios que han sobrevivido al virus y perduran en la actualidad.

Aquel día, la lucha vecinal triunfó y una madre y su hijo durmieron abrazados en su hogar. Cabezas abiertas, contusiones, luxaciones, cortes y múltiples heridas llenaron los partes médicos. Ningún golpe de goma antirreglamentario pudo con la fuerza de los allí presentes. Sin embargo, la frustración activó la maquinaria y los furgones volvieron a la comisaría con dos inquilinos más. Ahora, más de cuatro años después, tres personas se enfrentan a tres años y medio de cárcel por no dejar sola a su vecina.

La Policía Nacional ha decidido denunciar a tres activistas por tres delitos, según el auto al que ha tenido acceso ElPlural.com: atentado (petición de 18 meses de prisión), alteración del Orden Público (dos años de prisión) y lesiones Leves (multa de 600 euros). ElPlural.com ha accedido a la denuncia y ha podido entrevistarse con una de las personas encausadas, detenida y agredida aquel día. En la fecha en la que se desarrollaron los hechos tenía 22 años y no duda en señalar lo que para ella es claro, flagrante y se repite constantemente a modo de reprimenda contra los colectivos sociales organizados:

"Montaje policial".

Las cargas policiales que han motivado el proceso judicial que empieza este jueves llegaron con el desahucio ya suspendido, tal y como confirma uno de los acusados entrevistado por este periódico. Los ánimos entre los allí presentes eran de “celebración” y “ninguna amenaza, hostigamiento o peligro” inundaba el ambiente. Sin embargo, estos son los argumentos que esgrime la acusación para justificar una intervención que fue denunciada ante los tribunales (y desestimada en dos instancias) por “abuso de poder”.

La actuación de los agentes concluyó con la rotura de la luna de una autoescuela, dos detenidos, cuatro manifestantes heridos (siete grapas en la cabeza, cierre de un corte en la pierna y diversas contusiones) por la carga que se ve en el vídeo que la defensa adjunta como prueba y varios policías con lesiones (desconocidas) que los manifestantes niegan y atribuyen a un intento de castigo contra la resistencia vecinal.

Desokupa, invitados especiales a una tragedia en varios actos

Es necesario remontarse 851 días atrás para volver a aquel 20 de septiembre. La mañana transcurría con la cruda normalidad con la que cada día los activistas por la vivienda arriesgan su integridad física con su cuerpo como única arma (pacífica). El desahucio estaba fijado a las 10:30 y a su llegada a las inmediaciones del portal, varias horas antes como marca el protocolo, la policía no había llegado. En esta ocasión, el operativo policial no se había desplegado en plena madrugada para incapacitar la acción vecinal (una buena noticia).

Sin embargo, por los aledaños deambulaban unas figuras que resultaban familiares en el barrio y que rápidamente fueron reconocidas por los allí presentes. Rapados, con aires chulescos y con la tranquilidad de los que se saben impunes, varios miembros de una empresa desokupa serían los invitados especiales, a la postre testigos en el juicio en favor de los agentes de policía. Las semanas anteriores al desahucio ya habían hecho aparición justo en el portal de enfrente, también propiedad de Bankia, donde acosaron y coaccionaron a una mujer con cáncer, a su hija de cuatro años y a su marido.  

Su furgoneta funcionaba como centro de operaciones, mal aparcada encima de la acera de una de las calles céntricas de Alcorcón. A las 10:00 de la mañana, los primeros furgones policiales comenzaron a llegar y el operativo se desplegó rápidamente. Sobra decir que ningún agente tuvo a bien encargarse de la infracción de estacionamiento de los desokupadores. La comitiva judicial no estaba citada hasta las 10:30, pero “la policía intentó acceder al portal antes de que llegaran”, confirma 

Su actitud era chulesca y amenazante”, asegura. Media hora transcurrió hasta que los enviados del juzgado aparecieron y se dispusieron a negociar con el abogado de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), proceder habitual en estos casos. Minutos de conversación después, se alcanzó un acuerdo que aplazaba el desalojo de la mujer y el menor durante tres semanas, estableciendo el lanzamiento el 8 de noviembre de 2019. “Alegría, satisfacción, jolgorio”, múltiples son los adjetivos pronunciados por nuestro entrevistado que, en aquellos momentos de fulgor, jamás habría imaginado que acabaría la mañana engrilletado.

La historia no concluiría ahí. Dos miembros de la empresa desokupa decidieron lucir el señorío que les caracteriza y se marcharon del lugar riéndose de los activistas, insultándoles y gesticulando de forma amenazante desde la acera de enfrente. “No íbamos a permitir que esos nazis se chuleasen en nuestro barrio”. La respuesta llegó desde el otro lado en los mismos términos, pero la presencia policial evitó que siquiera pudiesen acercarse las partes. Con los rapados en la furgoneta rumbo a otra parte, comenzó la carga policial.

Varios vídeos se grabaron de aquella intervención (uno el que encabeza esta noticia) y ninguno de los visualizados por este medio está libre de golpes que van en contra del protocolo de actuación de las fuerzas del orden. Uno de los encausados recibió un porrazo a dos manos directo a la boca que le saltó las gafas, múltiples personas se llevaron golpes policiales en la cabeza y los caídos se agolpaban en el suelto, salvo aquellos que habían sido arrojados contra la luna de un comercio local que se fracturó y ahora se reclama su coste a los denunciados.

Los golpes no pudieron opacar la victoria social de aquel día. No con Yurki y su hijo en casa por unos días más. Las plazas de Alcorcón se llenaron esa tarde de honor y rabia, con las manifestantes de la Avenida Portugal y los de colectivos de toda la Comunidad de Madrid que se desplazaron para apoyar la denuncia contra la “represión policial”.  Las heridas se han cerrado, pero, en tiempos en los que el lawfare llena bocas, el juzgado es el más doloroso de los castigos para los que resisten. Ser valiente sigue saliendo igual de caro y a los cobardes, rapados o trajeados, les sigue valiendo la pena, aunque sea económica.


Piden tres años y medio de cárcel para los vecinos que impidieron el desahucio de una madre y su hijo de cuatro años


El juicio comienza este jueves en Alcorcón y los

 colectivos sociales denuncian un “montaje

 policial”

Tres vecinos del municipio madrileño de Alcorcón se enfrentan a tres años y medio de cárcel por impedir el desahucio de una madre soltera y su hijo de cuatro años. Este jueves, comienza el juicio que atañe a los sucesos acaecidos el 20 de septiembre de 2019 y por los que la acusación, compuesta por varios efectivos de la Policía Nacional que participaron en el lanzamiento, pide un total de 42 meses de prisión para cada acusado y reclama multas e indemnizaciones por valor de miles de euros.  

El auto, al que ha tenido acceso ElPlural.com, recoge la imputación de tres delitos que supuestamente se cometieron hace más de cuatro años frente al portal número 22 de la Avenida Portugal, ubicado en el centro del municipio madrileño. Allí se encontraban a primera hora de la mañana decenas de vecinos para evitar el desalojo de la madre soltera y varios miembros de una empresa de desokupación que pretendía participar del desalojo. El operativo policial no llegaría hasta las 10:00 horas, media hora antes que la comitiva judicial.

Los encausados defienden que en ningún momento hubo violencia ni hacia la policía ni hacia los miembros de la empresa de desokupación, que se personan en el juicio como testigos favorables a la acusación bajo el pseudónimo de “cerrajeros”, pese que en el momento de la carga los acusados aseguran que ya no se encontraban en el lugar. La defensa asegura que fueron increpados e insultados por los miembros de la empresa y que se limitaron a responder verbalmente desde la otra acera.

La policía estableció un cordón de separación entre ambas partes en el momento del intercambio de los improperios, según relatan testigos a este periódico, y posteriormente los miembros de la empresa desokupa se subieron a su furgoneta aparcada en la acera y se marcharon. Fue posteriormente cuando la policía decidió cargar contra los allí congregados. La actuación policial se saldó con dos detenidos y cuatro manifestantes que tuvieron que acudir al hospital para ser atendidos.

La defensa presenta como prueba un vídeo y varias fotografías, a parte de los correspondientes partes médicos, para denunciar que la única extralimitación que tuvo lugar ese día fue la atribuible a la policía. Además, en su momento interpusieron también una denuncia contra el operativo por abuso de poder, pero fue desestimada en primera instancia y, tras previo recurso, por la Audiencia Provincial, al entender ambos tribunales que la carga estaba justificada.

Delitos imputados

El primero de los delitos expuesto es el de Atentado, tipificado en el artículo 550 del Código Penal, y por el que les piden una pena de “18 meses de prisión con inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo que dure la condena”. El citado artículo establece la comisión del delito para aquellas personas que “agredieren o, con intimidación grave o violencia, opusieren resistencia grave a la autoridad”.

La defensa niega la mayor, asegurando que fueron los policías los que se extralimitaron en sus funciones y aseguran ser víctimas de un “montaje policial”. Para probar sus afirmaciones, los acusados presentan un vídeo en el que se ve la actuación policial. “Un policía con la defensa (porra) sujeta con las dos manos fue directo a la cara y le golpeó”, recoge la declaración de uno de los acusados.

Uno de los jóvenes encausados, que se ha entrevistado con este periódico, detalla que, en el momento que se produjo la carga policial, los ánimos de los allí presentes, entre los que primaban las personas mayores, niños y miembros de colectivos vecinales, eran de celebración tras la paralización del desahucio. “En ningún momento hubo una actitud amenazante ni agredimos a los policías”, confiesa, “estábamos super contentos y alegres y, de repente, llegó toda la acción policial sin que hubiese un ambiente hostil”.

El segundo delito que imputan a los tres acusados es el de Alteración del Orden Público, previsto en el artículo 557.1 del CP. En este se recoge que serán culpables de la alteración aquellos que “actuando en grupo y con el fin de atentar contra la paz pública, ejecuten actos de violencia o intimidación: sobre las personas o las cosas; obstaculizando las vías públicas ocasionando un peligro para la vida o salud de las personas; o invadiendo instalaciones o edificios alterando gravemente el funcionamiento efectivo de servicios esenciales en esos lugares”.

Por este cargo le piden a los tres acusados “dos años de prisión”, que sumados al otro cargo suman un total de tres años y medio (42 años y medio), e inhabilitación para el sufragio pasivo. Más allá de las penas de prisión, dos de las personas enjuiciadas se enfrentan también a un delito Leve de Lesiones, contemplado en el artículo 147.2 del CP, por el que les piden “dos meses de multa con una cuota diaria de 10 euros y la responsabilidad personal subsidiaria”. El coste de la multa asciende a los 600 euros por persona (dos meses de multa al orden de diez euros diarios).

A los cargos penales se añaden también indemnizaciones correspondientes por la responsabilidad civil: una indemnización de 400 euros a uno de los agentes por “la sanidad de sus lesiones”, que corresponde a una de las encausadas, y otras dos de 500 euros y 100 euros para dos agentes, correspondiente a otra acusada. Además, se pide que los tres denunciados deberán “indemnizar de forma solidaria” por valor de 222,64 euros al dueño de la autoescuela a la que se le rompió una de las lunas del establecimiento durante la carga.



¡Deje de MENTIR! - Gabriel Rufián "DESTROZA" a M. Rajoy - ¡No está en El...

domingo, 14 de enero de 2024

MIRACOLO A MILANO

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           Foto: Luis Viadel


 

Santa Pederastia



 


Los sintecho




 


 

viernes, 12 de enero de 2024


Pueblo poco receptivo



 

El tabaco MATA





 

Aforismo



 


Estampas callejeras



 

El Carnaval de Cádiz retrata la subida de sueldo de Moreno Bonilla

 


PODEMOS, ya no puede.

Javier Ruiz hunde a Podemos y evidencia su plan de venganza contra Yolanda Díaz y Sumar


El periodista razona el porqué no tiene sentido

 la decisión del partido morado de votar en

 contra de la medida de la ministra de Trabajo

ElPlural

Luis Sánchez

11-1-24



La jornada que se ha vivido este miércoles en el Senado se recordará, entre otras cosas, por la 'traición' ejercida por Podemos contra los parados con el precepto de vengarse de Yolanda Díaz. En aras de otorgar una explicación con sentido, el partido morado defendió su oposición a convalidar la reformulación del subsidio de paro alegando que contenía un recorte en la cotización para las pensiones de los mayores de 52 años. Sin embargo, desde Sumar consideran que detrás de todo está el "odio personal" que siente Pablo Iglesias por Yolanda Díaz. Por su parte, el economista de cabecera de la Cadena SER, Javier Ruiz, ha echado por tierra la argumentación de Podemos en un análisis ante los micrófonos de Hoy por Hoy.

Así ha reflexionado el periodista sobre la reforma de Díaz tumbada por Podemos: "Hasta ahora, el cálculo de la pensión para estos parados que cobran el subsidio era como si cobraran un 125% sobre el sueldo mínimo legal. Esto se hacía porque el SMI en 2019, cuando se aprobó, era tan bajo que te regalaban un 25% para que tu pensión fuera digna. Sobre el papel, volver ahora al 100% parece un recorte. Pero los números dicen una cosa distinta. Lo importante no es el porcentaje de tarta que te comes, sino el tamaño de la tarta".  

En términos numéricos, el periodista experto en materia económica ha explicado que una persona desempleada mayor de 52 años que recibía el subsidio de desempleo en 2019 cotizaba en relación al Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de ese año, que ascendía a 735 euros. En la actualidad, el SMI ha aumentado a 1080 euros. En consecuencia, Ruiz ha afirmado que la propuesta de establecer un 100% como base de cotización, que se está considerando actualmente, supera en monto a la base de cotización del 125% que existía en 2019. Esto se debe a que el SMI ha experimentado un incremento, lo que implica que la base de cotización actual es mayor en comparación con la de 2019. Ruiz lo tiene claro: "Te dan menos porcentaje de tarta, pero la tarta es mayor".

Para el experto en economía, "si tú elevas el SMI y engordas la base de cotización, el resultado es que los parados de más de 52 años cobrarían más pensión que aquellos que están trabajando y cobran salarios inferiores a 19.000 euros". Finalmente, Ruiz ha definido de la siguiente manera lo que supone la inquina personal contra Díaz: "Es un tiro en el pie a los parados". Además, ha añadido que "lo de que se iba a recortar la pensión a los parados es un argumento que sólo se sostiene si se hace una resta. Pero si uno hace la más mínima matemática se da cuenta de que es un asunto político. No es verdad que hubiera un recorte".

Sobre este tema también se ha pronunciado también el periodista Antonio Maestre: "La hostia que está dando Javier Ruiz en la Cadena SER a la mentira del recorte de Podemos a los mayores de 52 años es difícilmente descriptible", ha expresado en la red social X. Asimismo, Maestre se ha mostrado muy crítico con la decisión de Podemos: "Que se jodan los parados Hay pocas cosas más despreciables que usar la vida de los parados más precarios para cobrarse una vendetta La no aprobación del RD por parte de Podemos ha impedido que más de 700.000 parados tengan 90 euros más al mes en su subsidio. No ha sido lo único que ha evitado Podemos votando junto a Vox y al amigo del narco. Una de las medidas que entraba en vigor de manera inmediata era la prioridad de los convenios colectivos autonómicos frente a los estatales, lo que suponía un avance sustancial, sobre todo para los trabajadores de Galicia, País Vasco y Cataluña. Pero aún hay más. Si se hubiera aprobado la norma las trabajadoras tendrían un derecho más, el de acumular el permiso de lactancia aunque la empresa no quiera, con esa norma podrían acumular una hora por día laborable hasta que el bebé cumpliera nueve meses y cogerlo todo junto. Podemos lo ha impedido también haciendo fuerza con los fascistas. Estos son los hechos, que intenten explicar su política de mierda", ha añadido.