Política, religión, actualidad, cine, opinión, sociedad, humor, cultura, fotogalerías.....corrupción, corruptores, justicia, robos, fraudes, atracos, preferentes, rescate bancario, hambre, paro, miseria, desahucios, hipocresía, la verdad, mentiras y mas mentiras...crisis, ricos, pobres, muy pobres, muy ricos, miseria, niños hambrientos, familias que no pueden llegar a fin de mes, trabajadores esclavos...Santa Pederastia, Sagrada Pedofilia....
Si Rajoy lograra su objetivo, supondría crear 730
millones de empleos en toda la legislatura. Esto sí que es pluriempleo.Ya no serían contratos de un día, se trataría de contratos de UN minuto.
El patinazo, en todo caso, es sólo el último de un
candidato que ha dejado perlas tales como:
"Me encantaría que ganara
Podemos solo por ver la cara de esta gente"
"El centro lo ha ocupado una
derecha que ellos llaman moderada y no lo es. Es una derecha radical en estas
cosas, operan en la impunidad en la que han crecido, en la que vivieron sus
padres", dice El Gran Wyoming
"¿Querían que entraran en
política? Pues ya han entrado. Ahora les van a oír. Y se van a cagar. Ya te lo
digo yo: no les va a gustar nada lo que van a oír"
"Hacían falta medidas de choque
reales para paliar la situación de angustia que vive la sociedad. No se ha
hecho nada de eso. Los partidos de izquierda y de centro izquierda, como el
PSOE, han hecho una absoluta dejación de funciones"
A José Miguel Monzón (Madrid, 1955), más conocido como
El Gran Wyoming, le tocó vivir el final de la dictadura, las esperanzas y las
desilusiones de la Transición y el 15-M. No es el personaje chistoso que
representa en El Intermedio desde hace más de diez años, aunque es
rápido y brillante, sino un tipo comprometido que no rehúye la respuesta. Es
claro, directo. Acaba de producir un documental
titulado No estamos solos dirigido por Pere Ventura. Es un
viaje a las tripas de los movimientos sociales que han puesto patas arriba la
quietud del sistema y que ahora amenazan con levantar alfombras y moquetas, con
destapar las miserias de una forma de hacer política que se olvidó del
ciudadano.
Todas las encuestas indican que el PP va a ganar las
elecciones. ¿De quién es la culpa? ¿De la oposición que no sabe mostrarse como
alternativa? ¿De los españoles que no sabemos leer los periódicos? ¿De los
periódicos que no cuentan lo que pasa?
No es culpa de nadie, es una herencia: España fue el
único país en el que ganó el fascismo. En Alemania fue derrotado; en Italia fue
derrotado. Aquí ganó y estuvo 40 años. Vivimos bajo el mito de que en el 20 de
noviembre de 1975 murieron Franco y 40 millones de franquistas. No sucedió tal
cosa: solo murió Franco. Había una sociología del franquismo que estaba ahí y
en cuanto se ha pasado la mala conciencia o la mala imagen, se ha manifestado.
Aznar fue de los primeros en proclamar su orgullo ser de derechas. La derecha
estaba asociada al fascismo, al franquismo. Aznar les dijo que estaba vinculada
a la democracia y la libertad. El PP como empresa estaría acabada, habría que
venderla. Según me contó Belén Barreiro, que fue directora del CIS, hay un dato
que nunca dicen, y que es importante: por debajo de 35 años no tienen
prácticamente a nadie. No tienen futuro, son algo del pasado. De ahí el éxito
de Ciudadanos: a muchos se les hace cuesta arriba votar a Rajoy y a Esperanza
Aguirre. Para los de 35 años y menos, Ciudadanos les ofrece una alternativa.
Los nuevos medios digitales publican escándalos, los
Papeles de la Castellana o los presuntos manejos del marido de Esperanza
Aguirre con las subvenciones, y ni siquiera dan explicaciones. ¿Qué hacemos mal
los periodistas?
Aquí nunca hemos tenido una derecha normal, que sea
derecha sin más. O un centro. El centro lo ha ocupado una derecha que ellos
llaman moderada y no lo es. Es una derecha radical en estas cosas, operan en la
impunidad en la que han crecido, en la que vivieron sus padres. Esta es la
realidad. Todos tienen ancestros en el Antiguo Régimen. Es una dinastía. Aznar,
Aguirre, Rato… Todos ellos vienen de ahí. Esperanza Aguirre no entiende por qué
tiene que dar explicaciones. No es que las dé o no, que no las va a dar, lo que
no entiende es por qué tiene que dar explicaciones a un mindungui de
periodista.
Una vez estábamos viendo un reportaje de un acto de
Esperanza Aguirre en el que se suponía no tenía que haber periodistas. Por la
circunstancia que fuera, los de Telemadrid se habían enterado y ahí estaban.
Ella se fue a por ellos y dijo de muy malos modos, como tienen la costumbre de
hablar al servicio: “¿Qué hacéis aquí? ¿Quién os ha mandado?”. No entiende que
los pagamos nosotros, que están ahí para informar y que la información es un
derecho. Ella se dirige a los periodistas como a unos empleados a los que les
monta un pollo. ¿Cómo va a dar explicaciones? Es como si la chacha le
preguntara dónde va usted a estas horas.
En las elecciones del 20D, Ciudadanos parecía una
derecha europea, menos en el asunto de la memoria histórica. Marcaba
diferencias con el PP. Ahora parece que se han liado. ¿Le han defraudado?
Bueno, esto es como todo: para tomar cerveza, vale
cualquiera. En los momentos complicados es cuando se ve al personal. Les ha
pasado con esto, con los malos tratos a la mujer, y les pasará con el aborto en
cuanto se profundice un poco. A mí no me defraudan: siempre he estado seguro de
que era así [risas]. Estoy seguro de que estos señores han venido a apuntalar
al PP. Siempre han querido hacer un trío con Pedro Sánchez (porque hace falta);
siempre han dicho que no se puede dejar fuera al PP, que tienen no sé cuántos
millones de votos, pero dejan fuera a Podemos, que tiene cinco millones de
votos. Con Podemos lo tienen muy claro por una cuestión ideológica; con el PP
no tienen ningún problema ideológico.
¿Cree que alguno de los dos bloques llegará a 170
diputados, lo que les permitiría gobernar con el apoyo del PNV, o se repetirá
el escenario de diciembre?
No haría falta, se puede gobernar en minoría. Vivimos
en un régimen parlamentario, lo que cuenta son los diputados. Para echar por
tierra la LOMCE, no hace falta tener un Gobierno en mayoría; se propone y se
vota en el Parlamento. Esto lo sabe Sánchez pero no le interesa contarlo. Si
quiere derogar, como dice, la reforma laboral, se propone y se vota. No hace
falta tener una mayoría previa en el Gobierno. Si se quiere derogar la Ley
Mordaza, se propone, se vota y también se deroga porque ahí hay una mayoría
tremenda. No hace falta llegar a grandes consensos para un Gobierno de
coalición. Se puede gobernar en minoría; se aprobarán unas leyes y otras no.
Una de las claves de las nuevas elecciones será la
participación. ¿Ve a su entorno cansado, con la misma ilusión?
Bueno, al entorno en general se le ha cansado
previamente; se le ha dicho una y mil veces que repetir las elecciones era un
fracaso. Bueno, ¿no hablamos de que esto es la fiesta de la democracia? ¿Quién
tiene problemas en repetir una fiesta? Lo que se le está diciendo a la gente es
que se abstengan, que esto es un coñazo, que el resultado va a ser el mismo,
que si no han sido capaces una vez para qué repetir, que habría que haber
buscado una solución. A la gente la están cansando. Los sondeos indican que la
abstención va a favorecer al Partido Popular porque los del PP ni se abstienen
ni se abstendrán. Si tienen que sacar otra vez a las monjas, las sacarán. Mi
padre votaba al PP y le costaba Dios y ayuda que mi madre votara porque tenía
demencia senil. Mi padre era mayor, tenía dificultades para moverse, pero iba a
votar. Además iba con dos votos; conseguía un certificado médico, se iba a un
notario, levantaba un acta de no sé qué. ¡Por un voto!
Se cumplen
dos años de la coronación de Felipe VI (19 de junio) y casi nada ha cambiado.
Seguro que muchos de los que se hacen llamar periodistas se dedicarán a
ensalzar la imagen de “El Preparado” casi tanto como lo hicieron con “El
Campechano”. Esperemos que la cruda realidad no les deje en el mismo lugar que
a los que durante décadas nos engañaron, que no sean los Cebrianes de
turno que luego aparecen vinculados a Panamá.
Dejando a un lado la
indefendibilidad intelectual de una monarquía en un sistema democrático, la
realidad es que la Casa Real ha hecho muy poco, desde un punto de vista
objetivo, por adaptar su institución a los mínimos requisitos exigibles en una
democracia.
Un rey por los cojones: coronación
machista
Un rey que no fuera machista jamás
habría ascendido al trono por encima de una hermana mayor (dos) y un país que
no lo fuera tampoco lo habría permitido. Aunque nuestra sociedad hace tiempo
que ha redoblado esfuerzos para terminar con esta lacra, poco parece haberle
importado a Felipe. Quería reinar y nada ni nadie se lo ha impedido, ambición
que recuerda a la de su padre cuando pasó por encima de Juan de Borbón.
Por
desgracia, ejemplos tan machistas como el de la coronación suponen una falta de
legitimación considerable. Los partidos políticos se esfuerzan en las listas
cremallera o en la paridad, los medios de comunicación denuncian las
diferencias salariales entre hombres y mujeres y las grandes personalidades se
apuntan a campañas de concienciación. Sin embargo, todos enmudecen ante el caso
de Felipe VI y su coronación machista. Parece que para alguno las hermanas
mayores del rey ni existen. ¿Qué legitimidad puede tener el rey, la reina o
cualquier miembro de la Casa Real para posicionarse en contra del machismo si
son los primeros en practicarlo? Ninguna.
Un rey por
cojones: sin consulta popular
El monarca, al igual que su padre y
antepasados, no parece muy demócrata. Hay muchos que afirman que no “borbonea”,
como si fuera suficiente muestra de valores democráticos que no participe de un
golpe de estado o conspire contra el presidente. Pienso que nos
conformamos con muy poco.
Se deberían haber emprendido dos
reformas que adecuarían la existencia de la monarquía, si ello es posible, a
una democracia moderna (que no somos). Las medidas son evidentes: referéndum
previo a la coronación y posibilidad de revocación. De esta forma, se
conseguiría que el reinado estuviera subordinado a los ciudadanos. Si la
soberanía emana del pueblo, tendrá que ser este el que decida qué gobierno
prefiere, qué rey o reina desea que ostente la corona y hasta qué momento
quiere que esto suceda. Parece que lo de la subordinación y la soberanía
popular no son valores del gusto de la realeza.
Un rey con privilegios anacrónicos
Sin ningún género de dudas,
convertir al rey en un ciudadano más a efectos jurídicos debería ser una
prioridad de los partidos políticos, los ciudadanos y los medios de
comunicación. De momento no está en la agenda. Llegados a esta situación, si
alguien debería ser el primero en dar ejemplo y terminar con la inviolabilidad
jurídica tendría que ser el propio Felipe. El rey no es que esté
aforado, es que es inviolable jurídicamente hablando. Resulta muy
grotesco que en un país democrático uno de sus ciudadanos pueda legalmente
atentar contra todos y todo y salir indemne de semejante crimen. Algunos
dirán que no pasará, pero por desgracia ahí está el comportamiento de Juan
Carlos I durante su reinado.
Puede que
uno de los motivos para que se mantenga este privilegio sea que si el rey
emérito pudiera ser juzgado tendría muchas dificultades para evitar la cárcel
Un rey con
un salario desorbitado
En lo salarial el rey no es
ejemplar. Un país en el que un tercio de los ciudadanos gana menos de 650 euros
no parece el mejor escenario para el salario real (236.544 euros). Somos muchos
los que reclamamos una mejor redistribución de rentas y quién mejor que el
rey para aplicar medidas en este sentido. El problema es que para ello se
requiere ejemplaridad y cuando se habla de dinero (y de otras cuestiones) en la
Casa del Rey, la ejemplaridad ni está ni se la espera.
No es en ningún caso procedente,
menos aún en mitad de una de las mayores crisis que se recuerdan, ganar casi el
cuádruple que el presidente del Gobierno y que diversos miembros de su familia
sumen salarios superiores a los de este (el rey emérito, 189.228 euros, la
reina emérita, 106.452 euros, o la reina, 130.092 euros). Entre los cuatro
salarios reales (662.316 euros) multiplican por más de siete lo que recibe
la familia presidencial. No está mal. Podrían haber rebajado su salario hasta
el nivel del presidente del Gobierno y haber eliminado el resto de salarios,
dejando en todo caso el salario del rey emérito (equiparándole al de los
expresidentes de Gobierno). Ni que decir tiene que comprobar que los reyes
ganan más que las reinas es de bastante mal gusto después de la reclamación que
tantas mujeres hacen en cuanto a equiparación salarial.
Otro punto que resulta bastante
anacrónico es que sea el propio rey el que se suba o baje el sueldo.
Un rey jefe de las Fuerzas Armadas:
otro anacronismo real
No es solo una cuestión de seguir
teniendo a un rey como Jefe de las Fuerzas Armadas, que también. Lo peor de
todo es que en estos dos años de reinado no ha instado a un cambio profundo del
mundo militar (justicia militar, órganos de control, macrocefalia o excedente
de oficiales, despilfarro y corrupción, abusos y acosos, precariedad laboral y
despido de la tropa, abandono de los discapacitados, etc.). No ha tenido ni una
palabra para los militares heridos o discapacitados que reclaman pensiones y/o
justicia, no ha compartido un gesto con aquellos militares que son enviados al
desempleo, no ha exigido el fin del excedente de oficiales que ya se dibujaban
a la perfección en los relatos literarios del siglo XX y tampoco ha creído
oportuno abanderar la lucha contra una corrupción militar que hasta Santiago
Ramón y Cajal describió a finales del siglo XIX
Un rey compi-yogui
Por desgracia, hay pocos cambios
destacables salvo que el rey actual no es amigo de Villar Mir como lo fue el
emérito, sino de su yerno… y que el nuevo monarca es más del gusto del
yoga que de los elefantes, blancos y cazados. Cosas de compi-yoguis que la plebe
y los medios de “mierda” (tal y como afirmó Letizia, La Republicana) no
estamos preparados para entender.
Luis Gonzalo
Segura, exteniente del Ejército de Tierra.
Rivera,
el camaleón que sueña con permanecer en primera división
Al líder de Ciudadanos le ha costado 10 años llegar a
pisar el Congreso. Vendiéndose como el único capaz de mudar su piel para llegar
a acuerdos a uno y otro lado de la Cámara, pelea por mantener su cuarto puesto
y seguir en el pódium político español.
Público
16-6-16
PAULA DÍAZ
MADRID.- A Albert
Rivera (Barcelona, 1979) le ha costado diez años llegar a ocupar un escaño
en el Congreso. Diez años de batallas internas en Ciudadanos, pactos fallidos
con otras formaciones, un número incontable de citas en las urnas y hasta un
cambio de imagen que incluye un (misterioso) crecimiento de pelo.
El presidente de los naranjas ha cambiado el michelín de aquel famoso cartel en
el que se mostró desnudo ante el mundo por un cuerpo atlético más propio del
deportista que es. Pero, si algo ha permanecido inamovible en este tiempo es su capacidad camaleónica para
adaptarse al entorno que le rodea, girando a izquierda o derecha según convenga, que
para algo es el representante del "centro".
Esa
estrategia no le dio grandes resultados hasta hace un par de años pero, en
vista de sus últimos éxitos, ha decidido seguir mudando de piel paramantenerse, al menos, en el cuarto
puesto del pódium político que alcanzó -por fin- el pasado 20 de diciembre, cuando consiguió 40
diputados en el Congreso.
La
ambigüedad ha permitido a C's pactar gobiernos con el PP en Madrid, con el PSOE
en Andalucía y hasta votar con Podemos en algunas ocasiones. ¿Qué hará el 26-J?
Ni una cosa ni la otra o, tal vez, las dos o ninguna. Pero
en ese misterio radica su victoria: el objetivo es arañar el voto descontento a
uno y otro lado de la Cámara para mantenerse, aun sin ser decisivo, en la
primera división. "Es más importante ser útil que ser importante",
repite a menudo a modo de auto-consuelo.
Pero las
dicotomías no son propias sólo de la vida política de Rivera, sino que forman parte de su ser. De padre catalán y
madre andaluza, Rivera es un "liberal de centroizquierda";un
'pijo' sin corbata; tímido, pero ególatra; soñador aunque rechaza la
'ciencia-ficción'; un antitaurino que en su día salió a hombros de la plaza
de la Monumental de Barcelona. Sólo hay una característica contundente en
él que le define en cada discurso: su antiindependentismo
.
Rivera fue
elegido presidente de Ciudadanos por llamarse Albert: fue el orden alfabético
del nombre de pila y no del apellido el criterio
Esa es,
precisamente, la cualidad principal por la que surgió Ciudadanos, la única en
la que estaban de acuerdo los 15 intelectuales que 'parieron' el partido en
2005 y que procedían de ambos bandos del bipartidismo. En función de la
documentación que se maneje, C's habría nacido como descontento con un PSC que
se había echado en manos del independentismo de ERC o bien, como reacción a un
PP que hablaba catalán en la intimidad con CiU.
La propia
cúpula del partido estaba tan dividida en aquel entonces que tardó en ponerse
de acuerdo para elegir presidente y secretario general de la formación. Había
dos listas candidatas. ¿Cuál eligió el joven Rivera que hasta
entonces había votado al PP, PSC y hasta a CiU en distintas ocasiones? Ni a
papá ni a mamá. Las dos. Y la dirección del partido le cayó encima porque el
destino (y quien hoy es una de sus manos
derechas, José Manuel Villegas) quiso que el presidente fuera elegido por orden
alfabético en función del nombre y no del apellido. Corría el año 2006 y el hoy
todopoderoso líder de Ciudadanos contaba sólo 26 primaveras.
Tras el
debate a cuatro del pasado lunes, no hay un consenso general sobre quién ha
sido el ganador, pero sí sobre quién ha quedado más tocado: Pedro Sánchez. Atacar a Podemos por no sumarse a
su pacto con Ciudadanos y mostrarse como alternativa a Rajoy no fue una
estrategia creíble, ha debilitado la figura de Sánchez y hace pensar que
mantener este guion durante el resto de la campaña es un error.
Pero, ¿por qué en el PSOE han optado
por esta estrategia?
En el 20D, el PSOE perdió un
porcentaje importante de votos que se fueron, principalmente, a Podemos.
Para el 26J, en lugar de preocuparse por recuperarlos ilusionando y
convenciendo con sus ideas, han optado por asentar a los que les fueron fieles
y votaron al PSOE. Con este objetivo, buscan la confrontación con Podemos y
alimentan el rencor que las bases socialistas pueden tener por la
formación morada y por su líder, Pablo Iglesias. Dicho de otra manera, el PSOE
ha decidido que en esta campaña va a jugar al “catenaccio” y esto puede ser demoledor para el futuro tanto de
Sánchez como para el del partido socialista.
El catenaccio es una estrategia que
puede funcionar si estás dispuesto a defender constantemente y a dar todas las
patadas que sean necesarias para mantener tu portería a cero. Si consigues esto
y tienes un delantero rápido y ágil que en un contraataque sea capaz de marcar
un gol, puedes ganar el partido. Pero ni el PSOE comienza el partido con el
marcador a cero, ni Pedro Sánchez (ni nadie de su equipo) es capaz de despuntar
y marcar al contrario.
El PSOE empieza el partido
perdiendo: un alto porcentaje de ciudadanos les ven como responsables de la repetición
de elecciones. Además, la nueva marca “Unidos Podemos” les ha desplazado al
tercer puesto en las encuestas (tanto en número de votos como en diputados).
Con este escenario, enrocarte en convencer solo a la gente que te ha sido fiel
significa que te vas a poner a defender en un partido que ya vas perdiendo.
Pero esta no es la única debilidad
de la estrategia.
Tras el debate, el PSOE ha intentado
dos contraataques. El primero, el de Jordi Sevilla, diciendo que hay que
permitir la investidura del candidato que reúna más apoyo del
parlamento. Según las
encuestas, Jordi Sevilla está diciendo que el PSOE va a apoyar la formación de
un Gobierno del PP. Esto, más que afianzar a sus bases, podría romper el
partido.
El segundo contraataque, y marcado
por la mala repercusión del primero, fue el de Pedro Sánchez diciendo que “no va a haber ni gran coalición
ni Iglesias va a ser Presidente del Gobierno”. Esto sería útil si Sánchez y el
PSOE fuesen una opción creíble de gobierno, pero en el escenario actual, con un
probable tercer puesto en las elecciones y el fracaso en las pasadas
negociaciones, simplemente, no lo son. Así, estas declaraciones, más que un
argumento para votar al PSOE, parecen un canto a la alegría.
Si en vez de jugar al catenaccio,
optaran por jugar al tiki-taka y fuesen capaces de volver a
ilusionar a su electorado natural, podrían obtener un mejor resultado. Pero de
seguir con la estrategia italiana, el escenario al que se enfrenta el PSOE para
el 26J puede ser uno de los peores de su larga historia, el de convertirse en
un partido irrelevante para la política española.