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jueves, 31 de mayo de 2018

La menopausia todavía un tema tabú



31/05/2018  

'Francine se desarregla' o cómo empatizar con una mujer menopáusica

La autora cuenta de forma autobiográfica su experiencia con el proceso del cambio hormonal.

Por Marya González

ElHuffPost

La menopausia sigue siendo uno de los grandes temas tabú de la sociedad. En medio de la lucha universal por conservar la juventud, el cambio de ciclo hormonal recuerda a todas las mujeres, antes o después, que el tiempo pasa sin piedad.

Francine se desarregla es un libro en el que la autora, Francine Oomen, cuenta a través de ilustraciones cómo se enfrentó a ella cuando a los 52 años le llegó la hora de experimentarla.

El proceso fue largo y angustioso. Oomen tuvo que enfrentarse a sus miedos y al sentimiento de culpa, y libró su batalla interior en medio de los sofocos y cambios bruscos de humor. Pero salió victoriosa.

La autora canalizó toda la frustración del trámite dibujando y plasmó su experiencia paso a paso en forma de viñetas.

El resultado son estas memorias gráficas en las que muestra su lucha personal con el objetivo de demostrar a todas las mujeres que la menopausia solo es una etapa más de la vida y que hay que asumirla sin miedo.



Un buen día, Francine empezó a experimentar síntomas extraños, desconocidos para ella. No era capaz de trabajar, sentía angustia y miedo. Pensó que estaba perdiendo la cabeza o que padecía alguna enfermedad grave.

Después de unas semanas de muchas dudas, la pareja de Francine le abrió los ojos. No tenía ninguna enfermedad, había empezado la menopausia.



Con la causa de sus males ya identificada, Francine primero se relajó. Era una buena noticia saber que no se enfrentaba a un ictus o al Alzheimer.

Sin embargo, superado el alivio inicial, comprendió lo que se le avecinaba y volvió a sentir miedo.

Se sintió al borde del abismo cuando le cayó encima de golpe la conciencia del paso del tiempo.



Viviendo en una sociedad que se aferra como puede a la juventud y que espera que las mujeres sean siempre jóvenes y perfectas, la menopausia se convierte en el enemigo. Francine se sintió vieja de repente.

Después de una intensa lucha consigo misma, se dejó llevar por lo irremediable y empezó a buscar la forma de asumir el cambio de la mejor forma posible.



Francine comprendió que la única que podía sacarla de aquel agujero era ella misma.

El momento de enfrentarse al cambio hormonal fue decisivo.

Fue entonces cuando tomó las decisiones necesarias para afrontar esta nueva etapa.



Dejó de trabajar, hizo terapia y empezó a tener citas. Pensó en lo que de verdad quería hacer con su vida y empezó a dedicarse tiempo a sí misma.

Finalmente, a pesar del duro trance al que le sometieron las hormonas, Francine empezó a aprovechar sus nuevas circunstancias para desprenderse de los miedos y de la autoexigencia con la que había convivido toda la vida.

Francine superó su desarreglo y comprendió que la menopausia solo es una etapa más de la vida que hay que superar como otra cualquiera.

Molt Honorable Don Tancredo Rajoy


Mariano Rajoy Brey: un semi estadista a tiempo parcial

Todo lo que debes saber del Molt Honorable Don Tancredo Rajoy: un testigo en diferido




Mié, 30 Mayo 2018 

Miro mi cuento al final de mes porque lo necesito, lo necesito y muchísimo, y además mi mujer también trabaja, y entonces tengo los problemas que tienen todos los ciudadanos. No estoy en política por dinero - Rajoy. 21.04.07


No he venido a la política a ganar dinero o a engañar a Hacienda. Yo sé ganarme la vida - Rajoy.01.02.13


Sueldos sobresueldo y otros ingresos


DATOS FISCALES SUELDOS Y SOBRESUELDOS :   2003 - 2004 -20052006 - 2007 - 2008 - 2009 - 2010 - 201120122013201420152016
DECLARACIÓN DE PATRIMONIO : 2003 - 2004  - 2005 -2006 -2007 -2008 - 2009 - 2010 -2011
DECLARACIÓN RESUMEN IRPF : 2003 - 2004 - 2005 - 20062007200820092010201120122013201420152016

Un testigo en diferido



miércoles, 30 de mayo de 2018

Sexo y Empatía


Tribuna

Sexo y empatía. Las bases éticas del follar

Introducir la empatía en cualquier relación quiere decir preocuparse por el otro o la otra, por su bienestar, y nada de esto está reñido  con ningún tipo de sexo.( excepto el machista)

ctxt

27 mayo 2018


A raíz de lo ocurrido con la sentencia de La Manada, en los días (ya semanas) siguientes, hemos hablado y escrito de muchas cosas relacionadas con el feminismo y no estrictamente con la sentencia en sí, que también. Digamos que la sentencia, como antes el 8M, está sirviendo para levantar muchas alfombras y levantarlas incluso de sitios donde hacía años que nadie se ocupaba de barrer. Esta sentencia ha provocado indignación porque antes estuvo el movimiento #MeToo y porque una gran parte de la revuelta feminista de los últimos tiempos tiene que ver con la violencia sexual, es una revuelta contra las violaciones y el acoso, contra la sexualidad machista, en definitiva. Así que por fin se nos presenta la oportunidad al feminismo de hablar más de sexo. Porque el sexo es el elefante blanco que está en una habitación y nadie parece ver. Y no se trata sólo de denunciar, castigar o perseguir, no se trata de aumentar las penas, sino de reflexionar acerca de qué es esa “cosa escandalosa” (parafraseando a Donna Haraway y refiriéndola aquí a la sexualidad patriarcal) y qué relación tiene con la desigualdad social, con las relaciones de género, con el poder, con la política. Es hora de volver a pensar la sexualidad como una construcción política que incide en las relaciones sociales de manera fundamental.

¿Entendemos lo mismo por “sexo”?

Al fin y al cabo parece que hay una discordancia muy evidente cuando un juez ve jolgorio donde otros jueces vieron dolor extremo; cuando los violadores y todos sus palmeros están convencidos de que hubo sexo y cuando las mujeres sabemos que allí hubo una violación. Es evidente que la discordancia sobre lo que entendemos por sexo alcanza incluso al interior del  feminismo. De hecho, algunos de  los asuntos más polémicos dentro de éste, como la prostitución o la pornografía, tienen que ver con el sexo, con lo que entendemos por sexo y también con lo que entendemos, en definitiva, por sexo ético. En  realidad, nadie dentro del feminismo niega que el sexo es un lugar en el que se dilucidan relaciones de poder socialmente construidas. Esta consideración no es nueva, el feminismo de la Segunda Ola, al fin y al cabo, nació como una teoría radical de la sexualidad pero hacía mucho que la sexualidad patriarcal no se ponía en el punto de mira de la mayoría del feminismo como ahora ha ocurrido. Y surgen preguntas necesarias: ¿Cómo influye la construcción sexual masculina y patriarcal en la realidad, en las relaciones entre hombres y mujeres? ¿Qué relación guarda dicha sexualidad con la construcción de la subjetividad masculina? ¿Podemos deconstruir la sexualidad masculina hegemónica? ¿Es necesario follar de otra manera para ser más iguales? ¿Hay una manera justa de follar? ¿Hay una manera ética o la ética no tiene nada que ver con follar?

nadie dentro del feminismo niega que el sexo es un lugar en el que se dilucidan relaciones de poder socialmente construida


Cualquier cosa que tenga que ver con la sexualidad requeriría de un libro extenso, pero de manera concisa pienso que no podemos renunciar a tener criterios éticos con respecto a cualquier acto en el que intervenga la voluntad porque somos seres morales; y quizá en el sexo menos que en muchos otros porque la sexualidad es un pilar de nuestra subjetividad, y también porque implica una relación con otro/a(s) persona(s). Sabemos también (y eso no lo niega casi nadie) que la sexualidad patriarcal está muy relacionada con el dominio (la conquista) y no tanto con la reciprocidad o la igualdad. Digamos que la mayoría de la gente asume que hay una ética de mínimos que aplica en el sexo: el consentimiento. Pero en estos momentos han surgido voces feministas que piden que se vaya más allá y han problematizado la propia noción de consentimiento aplicado al sexo. Sin duda que el consentimiento significó un avance en su día teniendo en cuenta que hasta hace poco este era irrelevante y aún lo es en gran parte del mundo. Puede que a la hora de plasmarlo en los códigos debamos referirnos a él como concepto jurídico, pero sí pienso que, al menos desde el feminismo, podemos problematizarlo. Por una parte porque es evidentemente un factor de desigualdad que nos sitúa a hombres y mujeres en lugares diferentes, con subjetividades diferentes, deseos diferentes, modos de follar también distintos y  supuestas diferentes necesidades. Somos las mujeres las únicas que consentimos, mientras que ellos desean y actúan; nos follan. Nosotras, así, nos situamos como objeto deseado y pasivo, mientras que ellos son el sujeto activo que, con suerte, pide el consentimiento para el acceso a nuestro cuerpo. El consentimiento, además, puede comprarse con dinero o con otro tipo de bienes, materiales o inmateriales; puede darse incluso a cambio de amor. Puede conseguirse de múltiples maneras pero siempre desde posiciones de poder diferentes: son ellos los que buscan conseguirlo, comprarlo, forzarlo y nosotras las que lo poseemos como un bien con el que negociar. Y alrededor de esta concepción del consentimiento se levanta una construcción inmensa de desigualdad material y simbólica: ellos desean, necesitan, follar;  nosotras consentimos (o no) que nos follen.

se debe educar a los hombres de manera que ninguno se muestre indiferente frente al malestar sexual de una pareja, para que el bienestar sexual de la otra(s) sea tan importante como el suyo propio


Entonces, para que follar sea ético ¿basta con el consentimiento (y qué clase de consentimiento) o tenemos que ir más allá si queremos que la sexualidad y lo que lleva aparejado, promueva, refleje, posibilite, eduque en la igualdad entre hombres y mujeres y procure una distribución igualitaria de placeres y bienes simbólicos? ¿Qué tiene que ver todo eso con la empatía? ¿Es necesario follar con empatía para que sea un follar ético e igualitario o eso entorpece la idea que tenemos del sexo? Cuando una tuitera (@magdalenaProust)  mezcló sexo y empatía  se armó un lío tremendo. Follar con empatía es quitarle toda la gracia al sexo dijeron muchos y muchas. La pregunta entonces es ¿qué es follar con empatía? ¿Es necesario? ¿Es feminista? Creo que sí, que es necesario y que es necesariamente feminista. Y lo es porque la sexualidad masculina hegemónica, al menos en el plano del deseo, se construye, no sobre la cosificación de los cuerpos (que puede ser un elemento del deseo), sino sobre la deshumanización. Y a la hora de interpretar esta construcción sexual, a la sempiterna deshumanización patriarcal le tenemos que unir la ideología neoliberal que impone una interpretación de la relación sexual como algo absolutamente individual y sin consecuencias más allá de dicha relación; que ha borrado de nuestras cabezas la posibilidad de analizar estructuras materiales e ideológicas que construyen la realidad, también la sexual. Introducir la empatía en el follar (o en cualquier otra relación) quiere decir preocuparse por el otro o la otra, por su bienestar, quiere decir tener la capacidad para ponerse en su lugar, y nada de esto está reñido con ningún tipo de sexo (excepto el sexo machista): el sexo casual, el sexo con muchas o muchos, el sexo con desconocidas/os, el sexo fuerte, el sexo incluso voluntariamente cosificador… el sexo como sea, siempre que se sepa que ahí, al otro lado, hay un ser humano, una mujer, con su propio deseo y con el mismo derecho a que dicho deseo sea atendido y respetado. Creo que siempre es mejor no tratar a las personas como un medio que hacerlo, que las relaciones sexuales tienen siempre que incluir preocupación activa por la(s) otra(s) persona(s), por su bienestar, por su placer; que se debe educar a los hombres de manera que ninguno se muestre indiferente frente al malestar sexual de una pareja, para que aprendan a identificar este, para que el bienestar sexual de la otra(s) sea tan importante como el suyo propio. Las mujeres deben también aprender a expresar su deseo, sus malestares, sus preferencias al follar y los hombres tienen que aprender a escucharlas, respetarlas, percibirlas, tenerlas en cuenta… Por tanto, sí, empatía.

Gayle Rubin, con la que coincido en pocas cosas, define muy bien en qué marco deben moverse los encuentros sexuales para que puedan ser considerados éticos. Dice Rubin que los encuentros sexuales tienen que ser juzgados por la manera en la que las partes se tratan una a otra en el nivel de consideración mutua; por la presencia o ausencia de coerción y por la cantidad y calidad del placer que se dan. Esto es la empatía al follar, nada más y nada menos. No hay ética sin feminismo y el feminismo es también una ética. Así que creo que toca, sí, comenzar a exigir a los hombres comportamientos éticos también en el terreno de la sexualidad, lo que en definitiva no es más que asumir y contemplar la plena humanidad de aquella(s) con quien(es) se folla. Parece fácil, pero hay toda una construcción masculina del deseo, de la sexualidad, del follar, que impone lo contrario.  Y eso es justo contra lo que se ha levantado el feminismo.

Autora

Beatriz Gimeno

Forrest Gump




ClicClic
https://gloria.tv/video/w7437TU1NarP6NYMF7zz3acyF

Título original
Forrest Gump
Año
Duración
142 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
Guion
Eric Roth (Novela: Winston Groom)
Música
Alan Silvestri
Fotografía
Don Burgess
Reparto
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Productora
Paramount Pictures
Género
Comedia. Drama. Romance | Años 60. Años 70. Discapacidad. Comedia dramática
Sinopsis
Forrest Gump (Tom Hanks) sufre desde pequeño un cierto retraso mental. A pesar de todo, gracias a su tenacidad y a su buen corazón será protagonista de acontecimientos cruciales de su país durante varias décadas. Mientras pasan por su vida multitud de cosas en su mente siempre está presente la bella Jenny (Robin Wright), su gran amor desde la infancia, que junto a su madre será la persona más importante en su vida. (FILMAFFINITY)

Premios
1994: 6 Oscars: incluyendo película, director, actor (Tom Hanks). 13 nom.
1994: 3 Globos de Oro: Película: Drama, director, actor drama (Hanks). 7 nom.
1994: BAFTA: Mejores efectos visuales. 8 nominaciones, inc. mejor película
1994: 3 Premios National Board of Review: Mejor película, actor, actor de reparto (Sinise)
1994: Sindicato de Productores (PGA): Mejor película
1994: Sindicato de Directores (DGA): Mejor director

Críticas