Berlanga
o cómo convertir de forma genial el humor español en cine de culto
La
gala de los premios Goya sirve como colofón al año Berlanga
celebrado en 2021 con motivo del centenario de su nacimiento.
en
2021 con Berlanga
o cómo convertir de forma genial el humor español en cine de culto
Marina
Prats
12/02/2022
ElHuffPost
Ha
llovido mucho desde que en 1953 Luis
García Berlanga estrenase
su cinta Bienvenido,
Mr. Marshall.
Aún así, el adjetivo berlanguiano que tan bien representa su obra
sigue definiendo a la perfección tantas situaciones que se viven en
España. Muestra de ello, es que el término
entró en noviembre de 2021 en la RAE,
como muestra de la integración del cine y el lenguaje.
Su
impronta en el cine español, e incluso internacional, es
indiscutible, y muestra de ello es el homenaje que se le rindió en
2021
con
motivo del centenario de su nacimiento, en el que tuvieron lugar
desde proyecciones de sus películas a conferencias o becas
universitarias. A
l
año Berlanga celebrado en 2021 con motivo del centenario de su
nacimiento.
Como
guinda a este recuerdo, los premios Goya —en los que a lo largo de
su carrera sus cintas se colaron en apenas una decena de
nominaciones— de este sábado 12 de febrero se celebran en su
Valencia natal.
Para Gerardo
Sánchez, director de Días
de cine (La
2),
uno de los ragos esenciales de su cine “era dar una sensación de
absoluta normalidad en algo absolutamente anormal, que era la
cotidianidad de la España que retrataba, la España de posguerra al
principio, la España tardofranquista de La
escopeta nacional o
la España de la democracia como en Todos
a lacárcel”.
Los
sainetes, esas piezas teatrales de carácter cómico y popular tan
características del Siglo de Oro, también son una comparación
recurrente de su obra en cierto modo por los hechos tan costumbristas
y populares que describía en su comedia y por la forma de humanizar
a los personajes.
“Encontramos
referencias al sainete de Arniches o la mirada pícara sobre los
pecados capitales españoles que son y han sido siempre muchos”,
explica Sánchez, quien remarca como otra característica de su obra
cómo plasmaba con ternura los personajes ya fueran los marqueses de
Leguineche de La
escopeta nacional (1978)
o los habitantes del Villar del Río de Bienvenido,
Mr. Marshall (1953).
“Los
trataba con humor, con ternura a la vez, con una mirada crítica, que
es necesaria, pero a su vez muy humanista. Incluso a los personajes
más poderosos, siempre es verdad que miraba con más humanidad a los
más humildes, pero también a los ministros y demás de La
escopeta nacional,
los mira con un deje de sonrisa, riéndose de ellos”, detalla.
Lo
mismo ve Carlos Aguilar, historiador cinematográfico y autor del
libro Cine
cómico español (1950-1961). Riendo en la oscuridad (Desfiladero
Ediciones), quien pone las dos influencias claras de la comedia
española de los años 50.
“La
una es nacional, y estriba en el sainete. Y la otra extranjera, y
consiste en el neorrealismo italiano, que impactó a los
profesionales patrios gracias a las proyecciones que tuvieron lugar
en las dos ediciones de las Semanas del Cine Italiano en Madrid,
antes que a los espectadores de a pie, pues apenas ninguna de estas
películas se estrenaron comercialmente en España”, señala.
El
historiador apunta, tal y como explica en su libro, que estos
personajes son la base del humor de la época. “El
humor fílmico español privativo del decenio de los 50 consiste, a
grandes rasgos, en personajes verosímiles muy bien encarnados por
intérpretes de cualidad popular y viviendo una serie de situaciones
realistas, en unas ocasiones disparatadas y en otras cotidianas, que
provocan hilaridad y ternura a la par. Berlanga, al debutar en este
contexto, personaliza tal planteamiento, desde una magnífica
perspectiva particular”, explica.
La
comedia, un género difícil y poco valorado
A
pesar de que las peculiares cintas de Berlanga han pasado a la
historia del cine junto con las José
Luis Cuerda,
la comedia no es precisamente un género que haya cosechado
tradicionalemente alabanzas de la crítica ni de la Academia de Cine.
De hecho, muchas grandes películas de estos cineastas no se llevaron
ningún cabezón.
Para
Aguilar, “la comedia es un género muy serio, aunque dicho así
suene a paradoja fácil”. “De entrada, es particularmente
peliagudo de afrontar, porque está determinado por una serie de
peculiaridades técnicas, estéticas, visuales, narrativas y
conceptuales, que resultan muy delicadas de plasmar”, señala y
apunta a que “puede ser tan enjundioso y comprometido como el
drama, puesto que el humor brota de una aguda observación de la
realidad”.
Sánchez
asegura que si Berlanga u otro hubiese hecho un drama sobre la España
pasando hambre, esperando que llegue las ayudas de los americanos
“hubiera sido o no, una excelente película, pero seguramente no
sería tan divertida, tan entrañable y tan tierna como
es Bienvenido,
Mr. Marshall”.
“Están todos encantadores, que dan ganas de darle un abrazo a
todos y que puedan salir adelante. Si hubiese sido una tragedia,
hubiera sido otra película. Pero Berlanga era incapaz de no hacerlo
así, sin darle un punto de ironía”, recuerda.
“Buena
parte de la comedia, especialmente la de Berlanga como de Cuerda, se
basa en cosas que hoy en día hay que tener mucho cuidado con decir,
con lo políticamente correcto”
GERARDO
SÁNCHEZ, DIRECTOR DE 'DÍAS DE CINE' (LA 2).
Su
característica comedia, que en muchos casos es el
género que da las películas más taquilleras del cine español,
no es la misma en los años 50 que hoy en día. Sánchez apunta a que
la tendencia a lo “políticamente correcto” imposibilitaría que
hoy en día hubiera unas cintas como las que creaba Berlanga.
“Hoy
en día, técnicamente tenemos más libertad y talento obviamente
hay, pero no sé si esa mirada tan especial para retratar las cosas
que tenía él está”, explica.
“Buena
parte de la comedia, especialmente la de Berlanga como de Cuerda, se
basa en cosas que hoy en día hay que tener mucho cuidado con decir,
con lo políticamente correcto. La comedia a lo largo de la historia,
los bufones en la Edad Media lo que han hecho ha sido reírse, de los
poderosos y de los pecados de la sociedad. Para eso hay que ofender.
Si no podemos ofender a nadie, pues raramente se va a poder a hacer
una comedia”, añade.
Para
el director de Días
de cine,
la bondad de la comedia está en “reírnos de nuestras miserias
como sociedad”. “Es una especie de ejercicio de psicoanálisis,
si no lo hacemos no nos vamos a curar, todo se va a enquistar”,
apostilla.
A
pesar de que este año la cinta más nominada, El
buen patrón,
es también una comedia de humor negro que bien podría clasificarse
dentro del espectro berlanguiano, Sánchez señala que “las
comedias hoy en día tienen que andarse con mucho cuidado o ser
políticamente correctas, no meterse con nadie y eso deja poco margen
a la gracia”. “Reírse de algo no creo que sea ofender, es otra
cosa”, apunta.
Además,
recuerda que en la época de Berlanga el eco que producen las redes
sociales no existía. “Ahora cualquier cosa que dices no es solo
que se pueda malinterpretar, es que esa mala interpretación se
multiplica como la espuma. Todo se desvirtúa”, añade.
Un
cineasta que consiguió llevar el humor español al extranjero
Fue
nominado al Oscar a Mejor película de habla no inglesa
por Plácido en
1961, estuvo nominado en cuatro ocasiones a la Palma de Oro en Cannes
y fue candidato al León de Oro de Venecia en 1956 por Calabuch.
Berlanga fue internacional, sin embargo, hoy en día no guarda fuera
de España el mismo renombre que Fellini o Vardá.
“Berlanga
es uno de los mejores cineastas del mundo mundial, de todos los
tiempos, lo tengo claro. El problema es que España, hay muchísimos
más talentos que podrían ser iconos internacionales en otro país
anglosajón o europeo y que no lo fueron tanto como otros franceses o
italianos por el aislamiento que tenía el país”, recuerda
Sánchez.
“Los
españoles tenemos que comernos de no ser lo conocidos que hubieran
sido si fuesen franceses, italianos, británicos o americanos”
GERARDO
SÁNCHEZ, DIRECTOR DE 'DÍAS DE CINE' (LA 2).
Sin
embargo, ese aislamiento no hizo que el cineasta no se influyera de
otros cineastas europeos. “Berlanga era hijo del neorrealismo
italiano, conoció a Cesare Zavattini, que fue el guionista del
género. Y sus primeras películas eran muy neorrealistas, con ese
punto de comedia, del neorrealismo ya de segunda oleada, no tanto
como El
ladrón de bicicletas o Roma
citá eterna”,
añade.
Para
Sánchez, el caso de Berlanga es comparable a otros como el de José
Luis López Vázquez. “Si fuese americano, italiano o francés,
sería conocido en todo el mundo. Igual que Fernando Fernán
Gómez, no solo como actor, sino como director que era enorme
también.
Pero los españoles tenemos que comernos de no ser lo conocidos que
hubieran sido si fuesen franceses, italianos, británicos o
americanos. Y están a la misma altura que muchos de los que
admiramos”, sentencia.
Aguilar
apunta a que “Berlanga es el cineasta cardinal de España”.
“Puesto que el otro Luis genial, o sea Buñuel, repartió su
actividad principalmente entre México y Francia”, apunta.
El
arte de burlar la censura
Gran
parte del mérito de su afilado humor negro fue que además se
estrenase en la época franquista, donde la censura revisaba cada
metraje de las películas para encontrar el mínimo atisbo de crítica
al régimen.
“El
humor mueve montañas, si tú dices las cosas claras es más fácil
que la censura, que en este tiempo era más férrea, entrase al
trapo. Que Berlanga hiciese Los
jóvenes milagros,
que era una parodia a algo tan hispano y tan católico como son las
apariciones de santos y pasara la censura es admirable”, sentencia
Sánchez.
Lo
mismo sucedió con dos de sus películas más recordadas, El
verdugo y Plácido:
la primera criticando la pena de muerte en un momento en el que
todavía el franquismo realizaba ejecuciones y la segunda, tomando
directamente la referencia de “siente un pobre a su mesa” de una
campaña de caridad cristiana del régimen. “Las mejores películas
de Berlanga, es decir Plácido y El
verdugo están
realizadas durante el franquismo, con censura previa del guion y de
la película en sí. Lo cual es muy significativo”, señala
Aguilar.
“Durante
el franquismo ningún otro cineasta reflejó realidades
específicamente nacionales con tanta eficacia y tan reconocible
impronta”
CARLOS
AGUILAR, HISTORIADOR CINEMATOGRÁFICO Y AUTOR DEL LIBRO 'CINE CÓMICO
ESPAÑOL (1950-1961). RIENDO EN LA OSCURIDAD'
“El
verdugo no
solo es una película demoledora española sobre la pena de muerte
sino que es una película demoledora universal sobre la pena de
muerte. Es algo icónico. Con el humor te vas riendo, te vas riendo y
parece que es más liviano lo que te está contando, pero en realidad
es tremendo”, señala Sánchez.
Basta
recordar frases como “y ni fueron felices, ni comieron
perdices... porque allí donde haya ministros un final feliz es
imposible” de la Escopeta
Nacional o su
ácida versión de la Guerra Civil con La
Vaquilla (1985)
para comprobar alguna de las pullas y críticas sociales que
introducía mediante el humor.
Para
Aguilar, “durante el franquismo ningún
otro cineasta reflejó realidades específicamente nacionales con
tanta eficacia y tan reconocible impronta” como Berlanga. “Por
eso durante ese período histórico sus peores películas son las que
se alejaron de España, o sea La
boutique y Tamaño
natural.
Por eso también existe ya el adjetivo ‘berlanguiano’, tan propio
y reconocible como el de ’felliniano”, añade.
La
crítica social, tan presente en su obra, se disimula gracias al
humor y esa ternura que desprenden sus personajes. “Bienvenido
Mr. Marshall es
no solo un retrato de la España hambrienta con la necesidad de que
lleguen ayudas de los americanos, sino también la mirada de un
pueblecito. Se enfoca todo con tanta ternura, que la crítica social
pasa un poco desapercibida, pero está ahí de fondo y luego te das
cuenta y dices ’joe, me has contado esto, pero están todos
deseando que llegue la ayuda de los yankees”,
recuerda Sánchez.
Como
él mismo dijo en los 2000 cuando se planteaba su retirada, su peor
batalla no fue contra la censura: “Yo pensaba que lo más jodido de
mi vida había sido la censura de Franco. ¡Pues no! Lo más jodido
es la pérdida de memoria”.