HILO: ESPAÑA ARDE Y LA CULPA NO ES SOLO DEL VIENTO
Más de una semana de incendios sin precedentes.
157.000 hectáreas arrasadas.
Aldeas calcinadas.
Bomberos precarios.
Y políticos de vacaciones.
Lo
contamos.
En
Zamora, el incendio de Uña de Quintana ha quemado 40.000 hectáreas.
El mayor de la historia de España.
En
Ourense, el de Chandrexa de Queixa arrasó 20.000 hectáreas. Récord
en Galiza.
Entre ambas provincias: casi 90.000 hectáreas calcinadas.
En
total: 157.000 hectáreas quemadas en 2025. Y aún no ha terminado
agosto.
Ya es el segundo peor año desde que hay datos satelitales. Solo superado por 2022, con 306.000.
Más
de 23.600 personas evacuadas. Familias que se quedaron a luchar con
cubos de agua para salvar su ganado o sus casas.
En Vilamartín lo resumen: “Se sabía que iba a pasar, pero no vino nadie”.
Mientras
ardían aldeas, el consejero de Medio Ambiente de Castilla y León no
dejó su comida en Asturias.
Su frase: “Tenemos la mala costumbre de comer”.
El cinismo hecho política.
La
precariedad también arde.
Bomberos forestales en Madrid trabajan por 1.300€ al mes, con jornadas de más de 20 horas.
En Castilla y León y Galiza denuncian lo mismo: sin medios, sin descanso, sin seguridad.
Ayuso,
en lugar de reforzar brigadas, culpa a la “agenda ideológica” y
la “burocracia”.
Feijóo, desde sus vacaciones, dice que el Gobierno central llega tarde.
El guion de siempre: culpar a otros mientras recortan prevención.
El
Gobierno central presume de cifras:
56
aeronaves
1.400
militares de la UME
2.000
de apoyo
5.000
guardias civiles
El problema es otro: gastamos más en apagar fuegos que en evitarlos.
La
prevención no vende titulares. Es limpiar montes, tener empleo
público estable, cuidar el territorio.
Pero eso no genera negocio para empresas privadas ni fotos para los líderes políticos.
Las
consecuencias van más allá de hectáreas:
Las
Médulas, patrimonio de la humanidad, arrasadas.
El
fuego entra en Picos de Europa.
Diez
localidades evacuadas solo en esa zona.
España
es el tercer país europeo con más superficie forestal. Y la
desertificación avanza.
Lo que hoy arde, mañana será suelo estéril. El cambio climático no espera a los plenos del Congreso.
Cada
incendio es una derrota política. La de un país que convierte a sus
montes en ceniza por falta de prevención.
Lo que llaman ola de calor y negligencia es el fracaso de un sistema que recorta y privatiza.
España
no se quema sola. La están quemando.
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Artículo completo:
España arde entre el fuego y la desidia estructural
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