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lunes, 15 de agosto de 2022

 


Navajazo en El Vaticano: el papa Francisco y el ajuste de cuentas de los jesuitas con el Opus Dei

Esta semana se ha dado a conocer el 'Motu Proprio' del


 papa Francisco, que ahonda en la reorganización de la


 curia de febrero y que elimina la excepcionalidad


 jurídica de la jurisdicción católica



Julio Martín Alarcón

07/08/2022


El Confidencial


Cuando Monseñor Escrivá de Balaguer divisó por primera vez en Roma la cúpula de San Pedro desde la Vía Aurelia, quedó conmovido y rezó un credo. Era el 23 de junio de 1946. El fundador del Opus Dei había alquilado con su comitiva unas habitaciones de un apartamento en la plaza de Cittá Leonina 9, que tenía una terraza desde la que se veía la Basílica de San Pedro y el palacio Pontificio y desde donde pasaría 30 años gestionando la Obra y su encaje en Roma.

"Esa noche se quedó el Padre —como recordaría Álvaro Portillo— a pesar del viaje accidentado y de estar enfermo, rezando toda la noche, un episodio que puede dar una idea de la intensidad con la que el Fundador amaba a la Iglesia y al Papa". Escrivá de Balaguer rezaba el credo con una fórmula castellana aprendida de su madre y cuando llegaba a las palabras "creo en la Santa Iglesia Católica, añadía el adjetivo romana y, a continuación, un paréntesis: 'A pesar de los pesares...'".

Cuatro Papas después de aquella noche y de que Escrivá de Balaguer falleciera y fuera canonizado tras una beatificación exprés en 1992, el papa Francisco ha reformado —parcialmente— uno de los sueños del fundador de la obra, el que cumplió Juan Pablo II en 1982 con 'Ut Sit', que les otorgó —ya fallecido Escrivá de Balaguer— la prelatura personal al Opus Dei, la única de toda la Iglesia.

Jesús Juan, director de comunicación del Opus Dei en Madrid explica a El Confidencial que el 'Motu Proprio' que se ha conocido esta semana con los cambios jerárquicos de la obra estaba ya incluido en la reorganización de febrero de la curia, la 'Predicate Evangelium', "que están contentos de servir al Papa y tienen la confianza del Santo Padre para rehacer sus propios estatutos y que mucha gente dentro de la organización está contenta con la decisión, que es sobre todo de tipo organizativo, jerárquico y que no afecta en sí a la prelatura personal".

Lo cierto, sin embargo, es que el cambio es histórico y reabre además un viejo runrún en el seno de la Iglesia; la desconfianza que la Compañía de Jesús mostró a partir de los años 40 hacia el ascenso del Opus Dei fundado por Escrivá de Balaguer en 1928. Durante medio siglo, la obra luchó por deshacerse del ropaje jurídico, como ellos explican, de Institución Secular —que en su momento consideraron un logro— y lo consiguieron con la prelatura personal otorgada por Juan Pablo II. ¿Estamos ahora ante una reversión del papa Francisco, jesuita?

¿Un Papa progresista?

Acusado de progresista y poco ortodoxo, la realidad es que Francisco refuerza la jerarquía tradicional de los religiosos, porque no se puede olvidar, como recalcan ellos mismos a El Confidencial, que el Opus Dei es una obra basada en los laicos, según Jesús Juan: "Para nosotros como institución tener más o menos gente trabajando en El Vaticano, es como tener más o menos gente trabajando en la SEAT. Vamos, que el objetivo de mi institución no es ese, es que cuantos más trabajen en la sociedad civil desde el punto de vista de la obra es mejor. Lo otro me saca de mi foco central. Nuestro mundo está en el mundo civil y no en la parroquia, porque no somos una orden".

Francisco ha revisado además otras tantas instituciones religiosas laicas como 'Comunión y liberación' , 'Schonstatt' o 'Palabra de Vida', acusadas de abusos espirituales y dogmáticos. Hay un mensaje claro: la obra de Dios la controla el Santo Padre. Punto. Aunque nadie en la Obra se atreve a discutir o cuestionar públicamente la decisión, el motu proprio del Papa es un navajazo en la jerarquía opusina en toda regla, porque un breve repaso a los escritos, memorias e historia oficiales del propio Opus Dei, como la de José Luis González Gulllón y John F. Coverdale -'Historia del Opus Dei, (Rialp)- se entrevé el gran logro y espaldarazo a su misión que supuso aquella decisión de Juan Pablo II de otorgarles la prelatura. No hay medias tintas con eso, la imbricación jurídica era uno de los puntales del Opus.

Es más, el propio Escrivá de Balaguer rechazó formar parte del Concilio Vaticano II porque no quiso dar a entender que se conformaban con el ropaje jurídico de institución secular tal y como recordó el primer prelado, Álvaro Portillo: "Aunque deseaba muchísimo intervenir personalmente en la reuniones conciliares, no le pareció conveniente tomar parte a título de presidente de un Instituto Secular. De hecho podría significar, si no la aceptación de un estatus jurídico inadecuado a la naturaleza de la Obra".

Encontronazos con los jesuitas

De esa época serían también los encontronazos con los jesuitas, que acabarían ya en los setenta con el propio general de la orden, el vasco Pedro Arrupe. "José María Escrivá de Balaguer les había pedido a las personas de la Obra que no tuvieran particular trato con los miembros de la Compañía de Jesús. Con esta actuación intentaba superar las dificultades nacidas cuando algunos estudiantes de los colegios de jesuitas pidieron la admisión en el Opus Dei". ¿Por qué estas dificultades y desconfianzas?

Según explica el experto Lino Camprubí a El Confidencial, autor de 'Los ingenieros de Franco. Ciencia, catolicismo y Guerra Fría en el estado franquista' (Crítica, 2017). "Escrivá de Balaguer había puesto en marcha una idea muy de joven que en realidad ya manejaban los jesuitas, como fue el caso del padre Pérez del Pulgar. Es decir, que el catolicismo, para sobrevivir en el mundo materialista tanto capitalista como soviético, tenía que mantener su firmeza moral pero abrazando el capitalismo. Ramiro de Maeztu también tenía una obra de 1927 llamada 'El sentido reverencial del dinero', así que Escrivá se apunta a ese carro por decirlo de alguna forma: nos tenemos que hacer un poquito protestantes, vamos, el trabajo santifica".

La idea central de 'Camino' sería fundar un catolicismo moderno que pudiera dar respuesta a los retos de la Iglesia en el contexto de los años 30, que es algo que también buscaba la Compañía de Jesús. Monseñor Escrivá formula y hace propia esa idea de modernización, solo que para Camprubí se acaba de perfilar más bien en 1938, no en 1934 —primera edición de 'Camino'— y no por la influencia del Espíritu Santo, sino de un grupo de jóvenes laicos: "Es a partir del 37, con el paso de los Pirineos huyendo de la Guerra Civil, donde se empieza a perfilar la obra. Son, además de Escrivá, unos jóvenes universitarios que están terminando sus doctorados y que crearán el CSIC. El Opus está muy ligado a la creación del Centro Superior de Investigaciones Científicas.

Una de las mayores novedades es que se puede conseguir la santidad fuera del sacerdocio y dentro del matrimonio, que hay que llegar a la nueva élite productiva, y de esa gente se rodea, los que quieren llevar una vida normal con una religiosidad. José María Albareda, uno de los más relevantes de ese grupo, por ejemplo cuando cruzan de San Sebastián a Burgos de vuelta a España, en el bando nacional, se hace muy amigo de Ibáñez Martín, que es jesuita, no del Opus, y que será ministro de Educación. Ya entonces se postula ese servicio de investigación al servicio de la patria y no del materialismo, que es lo que cristalizará en 1939 con el CSIC".

Es decir, hay que entender antes qué es la Obra y por qué ha sido un pilar de la Iglesia en la segunda mitad del siglo XX, una organización acusada de secretista y hasta de prácticas masónicas, críticas dirigidas por otro jesuita entonces de prestigio, José Miguel Carrillo de Albornoz, que acabaría en cambio abandonando la orden. En 1940, incluso Falange Española en el apogeo de su poder político tras la victoria en la Guerra Civil, le hizo dosieres secretos a Monseñor Escrivá con el objeto de desprestigiarle. Más adelante, la Obra acabaría en cambio copando los ministerios, identificándose hasta cierto punto con el franquismo de la segunda mitad, marcada por los planes de desarrollo y la apertura y ejerciendo una influencia decisiva en el régimen.

En fin, si algo caracterizó al Opus es que se le consideró una Iglesia dentro de la Iglesia, algo de lo que tampoco escaparon los jesuitas en los siglos anteriores, con la salvedad de que la Compañía de Jesús es una orden religiosa y una fuerza desde hace siglos y la Obra es "una mujer, madre de cinco hijos, que puede ser santa", según explican ellos mismos.



En la iglesia postconciliar y antes de conseguir la Prelatura, Escrivá de Balaguer y Pedro Arrupe tuvieron un acercamiento y al mismo tiempo una divergencia, que explica también esa tradicional percepción de enemistad entra la orden de la Compañía de Jesús y el Opus Dei: "En mayo de 1965, el vasco Pedro Arrupe fue elegido prepósito general de la Compañía de Jesús. En aquel momento los jesuitas vivían un periodo de 'aggiornamiento' a la luz del Concilio en el que buscaban formas de piedad, pastoral popular y acción social", escriben José Luis González Gullón y John F. Coverdale. "En julio de 1965 Arrupe solicitó entrevistarse con José María Escrivá de Balaguer. Almorzaron en Villa Tevere el 12 de septiembre. Luego, durante los siguientes cinco años se vieron en otras ocasiones (...) Desde el principio, Escrivá de Balaguer planteó a Arrupe el fin de la animadversión de algunos padres de la Compañía de Jesús hacia el Opus Dei, que, por prolongarse durante dos décadas y media se había institucionalizado".

Según la misma fuente Arrupe sugirió la posibilidad de llevar a cabo una labor apostólica conjunta, a lo que Escrivá de Balaguer se negó por considerar las dos instituciones de naturaleza totalmente distintas, lo que unido a los ataques públicos de los jesuitas al Opus Dei acabaron por convencer a Escrivá de interrumpir esas entrevistas con Arrupe al tiempo que intensificaba ese itinerario jurídico en Roma. Lo que se buscaba era un ropaje que no desvirtuara el principio de 'Camino' y que se culminaría con la 'Ut Sit' de Juan Pablo II. Fue la época de la influencia de un miembro del Opus Dei, Joaquín Navarro Valls como asesor del Papa y una cierta marejada en la curia entonces. Con la prelatura, el Opus Dei cumplía un sueño jurídico y con el prelado como obispo que ahora desaparece. Es lo relativo a la curia a lo que ahora, sin embargo, restan importancia.

"Una parte muy pequeñita"

Jesús Juan elimina la polémica sobre la curia y la jerarquía recurriendo a la propia base del Opus: "Nosotros somos una parte muy pequeñita dentro de la reorganización que se ha hecho con la 'Predicati Evangelio'. Ya me dirás tú, una señora casada con sus niños, qué tiene que ver con El Vaticano, así que la mayor parte que se gestiona con la Santa Sede tiene que ver con los sacerdotes, que es lo que afecta más a la relación con ellos.

Es un cambio que parece muy razonable. Una reforma de la curia mediante la que pasamos de depender de la congregación de obispos a la del clero. El Motu Proprio es para adaptarse a ese asunto, porque en los estatutos del Opus Dei se dice que depende de los obispos y eso hay que cambiarlo ahora. El tema de fondo de que el prelado sea obispo o no sea obispo, tiene que ver con la visión de la eclesiología, no de grupos de poder".

Sea como fuere, aunque quede lejana la enemistad entre el fundador de la obra y los jesuitas, el papa Francisco ha jerarquizado de nuevo a los religiosos y los estatutos del Opus tendrán que cambiar. Algunos miembros de la Obra ya habían manifestado que ese camino era preferible en la cuestión organizativa —como lo hizo Monseñor Javier Echevarría— y debajo late de fondo que con la reorganización existe una voluntad del papa en revisar, además, las instituciones seculares.


jueves, 28 de julio de 2022

 

¿Porqué escriben tan mal los médicos?


Las recetas que los médicos dan a sus pacientes suelen producir algún que otro quebradero de cabeza a los farmacéuticos. Sobre todo, por la dificultad de descifrar lo que pone en esos escritos.





Un facultativo recetó "Paracetamol 1 gramo", tal y como se puede leer. Sin embargo, abajo añadió: "En base grande". Esta evidente falta de ortografía ha dado lugar a infinidad de comentarios que por su enorme cachondeo y pitorreo nos negamos a reproducir

miércoles, 27 de julio de 2022

Estampas urbanas


 

Estampas callejeras


 

 

¿Es cara la electricidad?



Iberdrola obtuvo en el primer semestre del año un beneficio neto de 2.075 millones de euros, un 36% más que en el mismo periodo de 2021


 


Cintora: "Un alto cargo del

 Gobierno me confesó que el

 'príncipe de las tinieblas' le

 exigió el final de mi

 programa"


Público


24/07/2022


MARÍA JOSÉ PINTOR


El periodista Jesús Cintora lleva justo un año sin trabajo, desde el día en que la Corporación de RTVE decidió retirar su programa Las cosas claras de la parrilla. Y, en una fecha tan señalada, habla para Público sin pelos en la lengua, herido, pero consciente de lo que se juega y del peligro que eso conlleva. Desde la cancelación del espacio, hace ya doce meses, sigue en el paro, aunque, eso sí, ha escrito su libro No quieren que lo sepas, que le ha permitido encontrarse con su audiencia. Asegura que en este tiempo nadie le ha llamado para ofrecerle un proyecto. Lamenta que, mientras sigue en el paro, hay quien mantiene programas de máxima audiencia y mucho poder a pesar de difundir bulos y relacionarse con las cloacas.

Mientras la mala práctica profesional de algunos periodistas, aunque sean muy visibles, desprestigia de forma injusta a todo un colectivo, profesionales de la comunicación como Jesús Cintora se han visto abocados al desempleo por presiones del poder. Así, reconoce a Público que: "Un alto cargo del Gobierno me confesó que el príncipe de las tinieblas [Mauricio Casals] le exigió el final de mi programa".

Tiene tanto que decir que apenas se le puede preguntar. Cintora no reclama visibilidad, e incluso se piensa si aceptar esta entrevista para Público. Pero una vez que lo hace, no lo puede remediar, es el dueño del plató. Apenas escucha preguntas, casi ni deja terminarlas, porque sigue con su argumento y discurso. Si le llamas, cuenta, pero sin pausa. No importa. Un periodista herido, que tanto sabe y con cosas que aún calla y se intuyen, es más interesante que nadie. Dar la palabra a quienes dignifican la profesión, cada uno con su talante, carácter, luces y sombras, pero siempre dentro de la decencia profesional, es ahora un objetivo para nuestro medio con la que está cayendo.


Pues curiosamente no. Pero quiero poner en valor que llevo 26 años en la profesión. Empecé en la SER, en Soria. Conseguí unas prácticas de becario y me pusieron a presentar un magazine en verano, yo era un chaval de pueblo. Además, es un pueblecito que tiene una mezcla, porque está en la frontera entre Aragón, Navarra, Castilla y León y La Rioja. Allí, el acento no es precisamente muy suave. Me pusieron un micrófono y, hay que decirlo, era un chaval de pueblo que hablaba como los de pueblo, y sigo hablando bastante como los del pueblo. Al principio, me recomendaron que me dedicara a estar en un despacho porque no era un buen locutor, y a los pocos años estaba con Gabilondo. Pero fue todo a fuerza de trabajar muchísimo


Sí, es curioso que después de haber estado 26 años en la profesión, ahora mismo esté en paro. He llegado a la conclusión de que se me han cerrado puertas, y que se me han ido cerrando aun más tras haber hecho un periodismo ciudadano que contaba lo que le afecta a la gente. Si sube la luz hay que contarlo, pero también hay que hacerlo si hay un jefe del Estado con dinero en el extranjero.


Me he planteado por momentos hasta dejar la profesión, o buscar otro registro o dejarlo por un tiempo. Incluso irme de España. Pero sigue habiendo mucha gente que viene a las presentaciones de mi libro, que me saluda con cariño por la calle. Gente, además, de ideologías muy diversas que me dice  "veíamos tu programa, era un programa en el que había gente de todas las tendencias políticas". Y es que contaba las inquietudes que le importan al ciudadano. Entiendo que para un gobierno esto puede ser molesto. Pero las cosas siguen pasando, y el emérito sigue impune en el extranjero.

En el último programa de 'Las cosas claras', Antón

 Losada dijo que "no hay nada más peligroso en

 España que hacer periodismo, ser independiente y que

 la gente te vea". ¿Eso es lo que ha pasado con su

 trayectoria?

Sí, es cierto que eso lo he vivido, pero no solo yo. Los que hemos estado en programas de televisión en los que logramos sumar audiencias, hemos tenido problemas para seguir adelante. Yo viví la experiencia de Las mañanas de Cuatro, y mira lo que ha ocurrido en este país a partir del año 2014. Hasta ahora sabemos una mínima parte de lo que realmente ha ocurrido. Solo conocemos la punta del iceberg, de los movimientos para quitar a personas molestas, también a periodistas. Hubo amenazas serias para que mi programa no estuviera y me quitaran de en medio.



¿Alguna vez le llamaron de un despacho para llamarle

 la atención, un aviso para que supiera que se la estaba

 jugando?

A mí nunca en la vida me han llamado de un despacho para decirme que algo que denuncié fuera falso, o que tenían que retirar el programa porque me había equivocado o porque hubiera un pleito o un problema con la Justicia. Y puede ocurrir que te equivoques porque un programa diario tiene sus dificultades. Pues nunca jamás ocurrió.

Pues parece que quienes sí cometen errores o mala

 práctica profesional mantienen sus programas...

En este país lo que es muy burdo es que haya periodistas que cuentan una información falsa con la que podían destruir a personas, que dicen una falacia tan gorda como denunciar que alguien tiene una cuenta en el extranjero y es mentira y siguen ahí. Ahora mismo hay quien se ha reunido con las cloacas, con gente como Villarejo, cuando ya se sabía entonces en qué andaba el excomisario, que sabían que manejaban información defectuosa, que ya se conocían los movimientos sucios que había dentro de la Policía, pero ahí están, y yo en el paro.

Hablamos entonces de las conversaciones entre

 Villarejo y Ferreras y la acusación falsa contra Pablo

 Iglesias que se lanzó a través de Inda desde La Sexta

Ese caso y otros. Movimiento sucios. Y yo sé que contando esas cosas corro un peligro, lo sé, es gente muy peligrosa. Pero en este país hay quien se ha reunido con las cloacas, ha traficado con información defectuosa y tiene hasta mando en plaza. Pero mientras otros estamos en el paro a pesar de no habernos vinculado con ningún Villarejo, ni con ningún espía, ni con nadie relacionado con aparatos parapoliciales. Porque una cosa es hacer una entrevista para obtener información y otra cosa es ya vincularte y relacionarte con gente que se sabe que está en las cloacas.

¿Le sorprendieron los audios entre Villarejo, Ferreras

 y Casals?

No me sorprendieron, porque se sabía hace tiempo que existían estas grabaciones y que había estas reuniones. No fue cosa de un día. Determinadas prácticas por parte de algunos de los personajes son perfectamente conocidas en el oficio. Por ejemplo, un alto cargo del Gobierno me confesó que el príncipe de las tinieblas le exigió el final de mi programa. Pero además con una actitud chulesca, amenazante. Esto me lo contó a mí un cargo altísimo del Gobierno.

¿Y por esa exigencia del 'príncipe de las tinieblas' le

 echaron?

Esa es la otra parte. Si se hizo caso o no. Porque contra el defecto de pedir existe la virtud de no dar. Lo que no sé si esa exigencia fue un factor determinante o hubo más. Pero eso ocurrió y así me lo contaron.

Todo esto ha dejado a periodistas como usted sin

 trabajo. También desprestigian al periodismo y ha

 generado una falta de confianza por los buenos

 periodistas. ¿Tiene esperanza esta profesión?

No acepto que se diga que todo el periodismo está desprestigiado, no vamos a pagar justos por pecadores. A todos no nos han pillado diciendo "es muy burdo, vamos con ello pero es muy chungo". Ni aparecemos en audios con un jiji jaja con Villarejo cuando ya se sabía lo que movía fuera de la ley. No, no todos somos ni príncipes de las tinieblas ni sus pajes. Hay quien escribe libros con negros, aunque sea una expresión horrible, pero mis cuatro libros, que quede claro, los he escrito yo.