Los
nazis empezaron arremetiendo contra los comunistas, no contra los
judíos.
Los
primeros libros quemados oficialmente por los nazis fueron obras de
Marx.
En
la historia “oficial” actual -escrita como siempre por los
vencedores- se sigue leyendo que fueron libros judíos los primeros
quemados por los nazis. Quedará demostrado que fueron las obras de
Marx las primeras quemadas en el acto principal de la campaña nazi
contra la cultura. A nadie le debiera parecer trágica la verdad, sin
embargo, ¿por qué han trucado la historia?.
El
30 de enero de 1933 se designa canciller a Hitler. El 4 de febrero
dictan la Ley para la Protección del pueblo, con obligada requisa de
materiales escritos considerados peligrosos. El 5 numerosas sedes de
los partidos comunistas fueron asaltadas, alguna quemada y todas sus
bibliotecas destruidas. El 27 incendian el Reichstag y acusan a los
comunistas. “Esa misma noche detuvimos a 5.000 comunistas en toda
Alemania”.
El
28, aplican leyes de excepción por las que quedan prohibidas o
totalmente restringidas las reuniones, prensa y opiniones.
Se
nombra a Goebbels ministro para la Ilustración del Pueblo y
Propaganda y a Goering del Interior “Hitler me había confiado el
ministerio prusiano del Interior con el fin de aniquilar al
comunismo”. El 7 de abril redactan la Ley Relativa al Gobierno del
Estado, y el 8 se envía un mandato a las organizaciones nazis,
proponiendo la destrucción de libros peligrosos. Cuentan con la
colaboración de Heidegger, nombrado en abril rector de la
universidad de Friburgo, y que el 1 de mayo de 1933 se afilia al
partido nazi. En uno de los listados internos, se señalan las obras
comunistas como las principales a destruir.
Los
asaltos a bibliotecas públicas o privadas, a la caza del libro rojo
se desata. El 11 de abril se queman libros en Düsseldorf, y semanas
antes lo hicieron en Kaiserslautern y Wuppertal. El 2 de mayo en
Leipzig. El 5 de mayo, asaltan la biblioteca de la Universidad de
Colonia, recogieron todos los libros de autores judíos y los queman.
El 6, asaltan el Instituto Sexual de Berlín y requisan sus libros.
El 8, en Friburgo, en la quema también participa Heidegger.
Pero
todo estaba preparado en secreto para la terrible fecha del 10 de
mayo de 1933.
En
Berlín, con Goebbels en persona (pues era el acto inicial y oficial
de la “quema total”), y tras ser asaltada la Universidad, llevan
25.000 volúmenes a la plaza Opern. Miles de personas se reunían
ante los estudiantes nazis que abrían el “espectáculo”. Tenían
preparado una enorme parafernalia y un himno, y tras cada estrofa
tiraban a la hoguera los libros de los autores más odiados.
Así,
el himno empezó “Contra la clase materialista y utilitaria. Por
una comunidad de Pueblo y una forma ideal de vida”.
Las
obras de Carlos Marx inauguraron la hoguera entonces. Después
depositaron al fuego fascista las obras de Kautsky.
La
gente vibró, dicen las crónicas. Ya estaba el artefacto encendido.
Goebbels explicó entonces los motivos de la quema y tras sus arcadas
teóricas y delirantes, se siguió con el himno purificador, y
siguieron quemando autores: Heinrich Mann, Glaeser, Kaestner,
Foerster, Freud, otros autores, los textos de sexología secuestrados
en el Instituto, Bertolt Brecht...
Ese
mismo día, y ya preparado con mucha antelación, decenas de miles de
libros se queman en Bonn, Braunschweig, Bremen, Breslau, Dortmund,
Desden, Frankfurt, Göttinger, Hannover, Munich, Núrenberg, Rostock,
Worms, Würzburg y otras ciudades.
El
12, en Halle-Wittenberg y el 15 en Hamburgo. El 17 en Colonia, en
Karlsruhe y con la participación de niños de la infancia nazi
quemando libros en Heidelberg. El 19 en Kassel y en Mannheim. El 21
en Darmstadt, en Essen y en Weimar...
Los
poderosos círculos judíos seguían sin movilizarse ante este acto
fascista terrible. No olvidemos que para las elecciones de 1933 la
“Asociación de los Judíos de la Nación Alemana” pidió el voto
para el NSDAP y que de momento no se había tocado apenas su
economía.
https://x.com/outsidersesp/status/1970242774604611741