Hemos normalizado el sexo doloroso, y eso es un problema
El sexo no tiene
que ser doloroso. El placer de las mujeres es tan importante como el de los
hombres.
20/01/2018
ElHuffPost
Menudo cacao
mental hay por el mundo en el tema de la sexualidad femenina.
Desde
la creencia de que las mujeres que no tienen el himen intacto "no son
vírgenes" hasta la asociación inventada entre la estrechez vaginal y el número de parejas sexuales que ha tenido esa mujer...
Todos estos mitos no hacen sino insinuar que tener relaciones sexuales con
penetración les hace un flaco favor a las mujeres. Durante mucho tiempo, ni siquiera se pensaba que las mujeres pudieran tener orgasmos,
motivo probable por el cual el orgasmo femenino se considera actualmente
esquivo y difícil de lograr.
Puede que uno de los mitos más peligrosos que hemos
aceptado como sociedad es que es normal o aceptable que una mujer sienta dolor
durante la penetración. Lo hacemos de muchas formas: convirtiendo el primer
encuentro sexual de una mujer en una experiencia de la que debe esperar que
duela o también fomentando una cultura en la que a las mujeres se les anima a
"recibir". Son formas un tanto extrañas de hablar sobre una
experiencia que debería ser positiva para ambos.
Que quede claro: el sexo no tiene que ser doloroso
Como
les sucede a muchas mujeres, perder mi virginidad fue algo incómodo. Iba con la
idea de que iba a sangrar, y que, desde luego, no me iba a gustar. Al ver que
no sangraba, me pregunté si era normal. ¿No se suponía que mi himen iba a
reventar o algo por el estilo?
Había interiorizado el mito de que el himen era como
una burbuja mágica que protegía mi virginidad, y resulta que es totalmente falso. Aunque muchas mujeres sí que sienten
cómo se les desgarra el himen la primera vez que practican el sexo, hemorragia
incluida a veces, muchas otras ya se lo habían desgarrado ellas mismas al usar
tampones o masturbarse con los dedos. Algunas mujeres nacen con tan poco tejido
que parece que ni siquiera tienen himen. Además, el himen no suele cubrir todo
el orificio, ya que hace falta algo de espacio para que pueda salir la sangre
de la menstruación.
Las mujeres que nacen con un himen completamente
cerrado suelen requerir una pequeña cirugía para eliminar el tejido que sobra.
Todo lo anterior viene a decir que la virginidad y el
himen son unos grandes incomprendidos.
Ojalá mi pareja
sexual y yo hubiéramos comprendido lo que es realmente la virginidad. Tal vez
le habría pedido que fuera más despacio, o habría intentado relajarme más.
En
aquel momento, bocarriba y sin soltar una sola gota de sangre, viví una
experiencia tan normal como la de cualquier otra persona.
Tenía
entendido que una primera vez dolorosa era el precio que había que pagar para
ser una mujer sexual. Echando la vista atrás, ojalá mi pareja sexual y yo
hubiéramos comprendido lo que es realmente la virginidad. Tal vez le habría
pedido que fuera más despacio, o habría intentado relajarme más. Incluso
nuestra segunda vez fue una pesadilla. La tercera y la cuarta vez también nos
costó disfrutar.
Dile que vaya más despacio, que no hace falta acabar "hecho polvo"
Como
mujer, me doy cuenta de que el hecho de habernos animado a "recibir"
también ha influido en el papel que me toca en el dormitorio. La idea es que,
independientemente de lo incómoda que me sienta, es una virtud aguantar sin
quejarme. En cambio, nunca he oído que le aconsejen a los hombres que sigan si
les duele. En demasiadas de mis experiencias sexuales he permitido que los
hombres me percutieran la cérvix pese a que la presión me resultaba incómoda.
Ahora les digo a mis parejas sexuales "más despacio" o "no tan
profundo". Aunque se lo tenga que repetir varias veces, me merezco unas
relaciones sexuales placenteras.
Debemos tratar el dolor como un indicador de que algo
no va bien del todo y, aunque signifique hacer cambios en la forma de practicar
sexo, también supone ser conscientes de que el dolor puede indicar una afección
más importante. Existen problemas de salud como el vaginismo y la vulvodinia y, si las molestias de la mujer no se toman
en serio, pueden persistir sin ser diagnosticadas. Al insistir tanto en que las
mujeres tienen que "recibir" puede haber cierto sentimiento de
vergüenza a la hora de explorar la disfunción sexual femenina. Podemos llegar a
sentirnos como fracasos por el simple hecho de vivir en nuestro propio cuerpo.
Mujeres:
No existimos para complacer a los hombres.
Hombres: Qué gilipolleces dicen estas feminazis lesbianas de hoy en
día
Las mujeres deberían disfrutar del sexo tanto como los hombres
El
sexo no tiene que ser doloroso. No es normal concebirlo así y normalizarlo es
extraño y problemático. Nuestro placer es tan importante como el de los
hombres. Por suerte, basta con desaprender algunos de los mitos que giran en
torno al cuerpo femenino para empezar a fomentar experiencias sexuales que sean
satisfactorias para todos.
Este artículo
fue publicado originalmente en Bellesa.co, apareció posteriormente en el
'HuffPost' Canadá y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.
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