Francisco contra el demonio de la pederastia
La religión católica se la juega
ElPlural
Enric Sopena
No es nada nuevo, pero la
pederastia es demoledora para la iglesia católica. Ya lo dijo el propio
Jesús de Nazaret, “…al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí,
más le vale que le cuelguen al cuello una piedra de molino y lo hundan en lo
profundo del mar…”
Pero siglos y siglos más tarde, es
urgente intentar acabar con ese daño irreparable. Y el Papa Francisco pretende
volver a denunciarlo sin tapaderas. Está empeñado en terminar con una lacra
que, cada día, se descubre en ciertas raíces de la Iglesia Católica.
Es uno de los males que casi campan
a sus anchas en la estructura de muchos eclesiásticos. Son hombres atacando
a los más pequeños, a los más vulnerables, acabando para siempre con la
alegría y el candor de las víctimas y abriendo paso a una vida de dolor y
culpa.
En su viaje a Chile, ahora el
Pontífice más querido en todo el mundo se encuentra con una compleja situación
de protesta que nace de esos terribles abusos.
También por el nombramiento reciente
de un obispo que los fieles denuncian próximo al anterior prelado, Fernando
Karadima, de Chile, sobre el cual pende también la acusación de haber cometido
esos crímenes.
En su
siguiente escala, Perú, la Fiscalía y el Vaticano investigan una sociedad
apostólica asentada en Lima y dirigida por el presunto pedófilo Fernando
Figaro, en similar situación delictiva.
¿Qué está pasando en la casa que
edificó Pedro por mandato de su Maestro?
Un viaje complicado, que está rodeado de fuertes
medidas de seguridad y en el que ya se han registrado incidentes. Las sospechas
de esas prácticas aberrantes han pasado a ser una certeza avalada por
las palabras de muchas víctimas que han tenido el coraje de salir de su
silencio.
Y gracias también al arrojo de
algunos periodistas y de algunos medios de comunicación que les dieron apoyo y
propagaron su gran inquietud.
¿Qué está pasando en la casa que
edificó Pedro por mandato de su Maestro? ¿Qué redes de impunidad se han tejido
durante siglos para que esas acciones empiecen a descubrirse casi como
habituales?
En su viaje,
lleva el Pontífice la pesada carga de desvelar el horror y promover el castigo
de los culpables en un entorno que les es propio y a la vez poco favorable a
esas revelaciones. Pero él es un hombre decidido que no puede esperar más a
dar el ultimátum. Si este tema no se trata con enorme contundencia, la
iglesia católica, tarde o temprano, no volverá a ser lo que debería haber
sido.
Enric Sopena
es Presidente Ad Meritum y fundador de ELPLURAL.COM
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