Entrevista hija de
Gila
¿Gila? Que se ponga
Carmen Gila, hija del histórico humorista, habla con
'Público' al cumplirse esta semana 16 años de la muerte de su padre. Recuerda
como era él en la vida cotidiana: "Una persona muy tímida y parca en
palabras".
Público
Madrid
15-7-18
ALEJANDRO TENA
—¡Que se ponga!—. Esta es la muletilla que solía emplear
en todos y cada uno de sus monólogos. Al otro lado del aparato, todo un país
que, desde sus salones, mascaban risas con la boca.
Han pasado ya 16 años de su muerte y el humor, más que
nunca, le añora. Gila, el padre del chiste, sigue presente en cada broma, en
cada monólogo y cada chascarrillo. Los que le vivieron recitan sus chistes para hacer, como hacía él, de la rutina un
ente positivo. Los que no tuvieron la suerte de compartir época
recurren a Youtube y otros métodos para saber de dónde vienen los chascarrillos
de los Broncanos y Buenafuentes del presente.
Sin embargo, el tiempo pasa y lo que Gila fue se reduce a un recuerdo
imprescindible en el imaginario cultural de un país. Carmen, una de sus
hijas, habla con Público del otro Gila. El que "luchó con los rojos" y al que
le "daba vergüenza que le reconocieran por la calle".
No hace
falta mucho para darse cuenta de que la que habla tiene los genes del
humorista. Tanto es así, que bromea nada más descolgar el
teléfono: "Me he venido aquí a descansar unos días con Mariano a
Santapola".
Madrileña y a pocos días de cumplir 59 años, Carmen no tarda en rememorar
la vida de su padre. "Intentaré ser breve", apostilla. De sus
orígenes no cuenta mucho, porque de eso esta ya todo dicho: que venía de una
familia pobre, que trabajó desde los nueve años y que luchó en la guerra para
defender la II República.
Quizá la
cárcel durante la guerra, la pobreza de su infancia y la dureza de la vida le
llevaron a escoger el humor y la comedia "como una válvula de
escape", reconoce. Porque al fin y al cabo, Gila recopilaba el
costumbrismo español más trágico para banalizar los males que atosigaban a
España.
—Nos fusilaron mal— decía mientras posaba ufano ante la
cámara con el teléfono colgando de una de sus manos.
"Mi padre era una
persona muy tímida"
Carmen reconoce que la comedia no era lo más
representativo de su padre, pese a la fama que le dio. "Era una persona
muy tímida y parca en palabras, un hombre muy serio", añade. A pesar de
haber dejado la escuela con nueve años para trabajar, Gila era una persona
"culta" a la que le apasionaba el cine y la fotografía.
La imagen que nos queda es la de él sacando risas en
los platós de RTVE, pero a veces, se pasan desapercibidas otras realidades.
Carmen recuerda desde el otro lado del auricular como su padre, siendo
socialista declarado, recibía la llamada de Franco para actuar en La Granja. "Me contaba que se le descomponía el
cuerpo, pero no tenía más remedio que ir y actuar", comenta.
"El humor es humor"
No son buenos tiempos para el humor. Los chistes,
cuando más sociales y críticos, más caros salen. Y eso, a Carmen, no le sabe
bien. Nada más sus genes, tiene autoridad para hablar de ello y, con una frase
redundante, dice más de lo que puede parecer: "El humor es humor".
"Si te apetece un chiste hazlo y a quién no le
guste que no lo mire o no le lea", dice al ser preguntada por recurrentes
debates sobre los límites de la comedia.
Ella misma reconoce que dada su devoción, cuando llega
la Semana Santa, cierra las redes sociales para no ver chistes y críticas a su
religión. "Si tuviera que entrar al trapo a todo, al final saldría de casa
con dos pistolas", ironiza.
Al final, entre risas, resuelve la entrevista con una
frase que dice mucho de Gila y su legado en la comedia española: "Tenemos
el arte de reírnos de lo jodido".
No hay comentarios:
Publicar un comentario