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martes, 19 de julio de 2022


 

La "política" de Memoria de Franco reparó moral y económicamente a sus víctimas, pero criminalizó e invisibilizó al otro bando

Franco impulsó la memoria histórica, una memoria

 nada democrática y que solo reconoció a las víctimas

 del bando sublevado

JUAN LUIS VALENZUELA

 Lunes, 18 de julio de 2022

ElPlural




Para la derecha española, el memorialismo es algo que, más que apoyar, hay que combatir. Las declaraciones contra la nueva Ley de Memoria Democrática, refrendada el pasado jueves por el Congreso de los Diputados, su voto hostilmente en contra y el desprecio con el que trata todo lo relacionado con este movimiento, son prueba de ellos. Pero el franquismo también impulsó la memoria histórica, eso sí, una memoria que no tenía nada de democrática y que solo incluía y reconocía a las víctimas de un bando, el sublevado.

Otra versión de la historia

El franquismo no dudó ni un día tras llegar al poder -que usurpó cuarenta años- en impulsar numerosas y múltiples acciones propagandísticas para reconocer a las víctimas de su bando y reescribir su historia, la versión que les interesaba dar de lo sucedido antes y después del 18 de julio de 1936.

Los distintos responsables locales llenaron España de placas, monumentos, esculturas y símbolos franquistas. Edificaron lugares para rendir culto a “sus” víctimas, aquellas que murieron por la España Nacional. Organizaron y crearon festividades y conmemoraciones sobre la guerra. Todo fue contaminado de su particular y parcial acción memorialista desde los medios de comunicación al No-Do, desde la enseñanza a la literatura, desde la cinematografía a la música. Una propaganda inmensa se dispuso al servicio del nuevo Estado nacido del golpe y la sublevación militar.

Franco legisló sobre memoria histórica

La nueva ley recoge en su apartado III de la Exposición de Motivos como Franco legisló sobre lo que hoy llamamos memoria histórica. Ejemplos como la elaboración de un censo de desaparecidos o un protocolo de exhumaciones, junto a la enorme proliferación de símbolos en recuerdo del bando vencedor, dieron muestra de ese afán por hacer buenos a los que el Régimen denominó “Caídos por Dios y por España” y malos al bando republicano y “rojo”.

En ese articulado, la nueva norma recoge como la construcción de una memoria común no es un proyecto nuevo en la sociedad española. En ese sentido, la nueva ley reseña como el régimen franquista impuso desde sus inicios una poderosa política de memoria que excluía, criminalizaba, estigmatizaba e invisibilizaba radicalmente a las víctimas vencidas tras el triunfo del golpe militar. En el marco de este relato totalitario, y al mismo tiempo que continuaba una dura represión sobre las personas que defendían la Segunda República, se establecieron importantes medidas de reconocimiento y reparación moral y económica a las víctimas que habían combatido o posicionado a favor del golpe de Estado. Se exhumaron numerosas fosas comunes sufragadas por el Estado. Se edificaron monumentos conmemorativos y panteones por toda España. En todos los municipios se inscribieron los nombres de los “caídos” en placas en las iglesias. También se institucionalizaron fechas conmemorativas y se nombraron municipios, infraestructuras, calles y avenidas en honor de personajes impulsores del golpe de Estado, de la dictadura o de hechos considerados gloriosos por el régimen franquista, destacando sobre manera la construcción con trabajos forzados de presos políticos y comunes del Valle de los Caídos.

El tratamiento con las víctimas fue totalmente asimétrico

Como recuerda el Secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, en la entrevista del diario El País publicada este pasado sábado, “la dictadura desarrolló una potentísima legislación de memoria, pero solo para sus víctimas que fueron exhumadas y reparadas económica y simbólicamente... Mientras eso ocurría, las víctimas republicanas fueron criminalizadas, estigmatizadas, invisibilizadas y muchas de ellas arrojadas a fosas comunes. El tratamiento fue totalmente asimétrico”.

Como subraya la nueva ley “estas políticas de memoria totalitaria tuvieron una enorme influencia social y política gracias a su respaldo dictatorial, pero no consiguieron borrar la continuidad de la memoria democrática dentro y fuera de nuestras fronteras, de la mano del exilio republicano, los combatientes antifascistas españoles, círculos políticos y artísticos clandestinos, en las luchas sindicales y estudiantiles contra la dictadura, en el movimiento ciudadano y en las asociaciones feministas”.

Casi 90 años después, la derecha se opone a la Memoria Democrática

A pesar de la oposición furibunda de la derecha, a pesar del rechazo casi cainita de los dirigentes del PP, Voz y Ciudadanos a la nueva ley en concreto y, a la Memoria Democráticaen general, el Gobierno logró aprobar una nueva Ley de Memoria Democrática avanzando en el reconocimiento y persecución de los crímenes del franquismo. La historia lo reconocerá.




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