Buscar este blog

sábado, 1 de noviembre de 2025

 




Nando Worldcitizen


Julio César Boffano se consagró a Dios convencido de que era el camino para un mundo más justo, más igualitario, más esperanzador.

Fue seminarista, se hizo sacerdote y como estudiante viajó a la capital italiana como miembro de la Compañía de Jesús.

Allá en Roma, en el corazón mismo del Vaticano, descubrió mentiras, engaños, hipocresía; advirtió que la homosexualidad campeaba entre los religiosos y que él sería “un gay más”. Presenció (y sufrió) abusos de poder. Vio que el sexo y la lascivia eran moneda corriente y que los curas homosexuales eran más homofóbicos que la minoría, los hetero.

Tuvo sexo con practicantes, curas, obispos y cardenales. Hasta que uno de sus amantes, como Dios lo trajo al mundo -nunca mejor aplicado- y con una copa de champán en la mano, se burló del Todopoderoso.

A Julio le empezó a caer la ficha: el importante religioso, sin la sotana (y despojado de toda prenda), se mofaba de todo en lo que él creía y en lo que el propio cardenal juraba creer.

Algo no andaba bien, no cerraba.

Julio asumió ser gay, y un día se lo contó a otro cura. Este le dijo que él también era gay y estaba orgulloso de serlo. Lo besó y lo invitó a la cama.

Julio frecuentó saunas y locales gays en Roma, y allí siguió cruzándose con muchos religiosos que en los pasillos del Vaticano se hacían los nunca vistos.

Se unió a un grupo de curas homosexuales preocupados por la homofobia de la Iglesia Católica. Buscaban entender cómo podía ser que la Iglesia Católica promoviera la familia tradicional y despreciara la homosexualidad, si ellos, los elegidos de Dios, eran homosexuales.

En esas reuniones discutían, reflexionaban, cenaban… y también tenían sexo entre ellos.

👉 Julio César Boffano (54), ex cura devenido en político frenteamplista, hoy es concejal del municipio B de Montevideo, y trabaja como consultor en derechos humanos y comunicación integral.

Acaba de lanzar su libro autobiográfico (Conocerme me hizo libre, de editorial Planeta) donde narra sus vivencias como cura en el cerno mismo de la Iglesia Católica Apostólica Romana.

Denuncia vidas paralelas, privilegios y abusos, como el que le tocó vivir en carne propia cuando era solo un niño y el DT del baby fútbol en Paysandú le dijo que tenía que tomarle las medidas para el short y se lo llevó al vestuario.

Boffano asegura que los depredadores sexuales en la Iglesia se sienten redimidos o exculpados. Se convencen de que no están rompiendo el celibato por tener sexo con varones (muchas veces niños), dice.

Y cuando alguno es denunciado, es transferido a otro destino, dado el sentido sanador del perdón.

.

.https://www.montevideo.com.uy/.../Boffano--Me-acoste-con...






No hay comentarios:

Publicar un comentario