Política, religión, actualidad, cine, opinión, sociedad, humor, cultura, fotogalerías.....corrupción, corruptores, justicia, robos, fraudes, atracos, preferentes, rescate bancario, hambre, paro, miseria, desahucios, hipocresía, la verdad, mentiras y mas mentiras...crisis, ricos, pobres, muy pobres, muy ricos, miseria, niños hambrientos, familias que no pueden llegar a fin de mes, trabajadores esclavos...Santa Pederastia, Sagrada Pedofilia....
Las 10 posiciones que harán que tu chica llegue
al orgasmo a lo grande
Lo que es agradable para tu pareja no significa que lo
sea para ti, y viceversa. No obstante, hay ciertas posturas con las que
acertarás y dejarás a tu chica 100% satisfecha
El Confidencial
M.P
09.10.2016–05:00 H.
Las
mujeres y los hombresno suelen ponerse de acuerdo.
Una premisa que se extiende ala
cama. Tenemos diferentes
anatomías y gustos, y lo que es agradable para tu pareja no significa que lo
sea para ti, y viceversa. No obstante,hay
ciertas posturas con las que acertarás seguro, seguro, y harás que ella alcance el orgasmoen un cien
por cien de los casos. Y no solo eso, sino que tú, lector influyente,
disfrutarás al máximo. "Las relaciones sexuales parecen estar diseñadas
únicamente para dar placer al hombre",asegurala sexóloga Deborah Caust a 'Men's Journal'. Y
esto se tiene que acabar ya mismo. La profesional se ha puesto manos a la obra
y ha detalladocuáles son las mejores posiciones para ambos.
Antes
de ilustrarte, hemos de recordar que solo lograrás tu objetivo (disfrutar y que
ella alcance el clímax) si antesdedicas
unos minutos a los preliminares.
Sin juego previo no habrá lubricación, ysin comunicación no habrá
satisfacción, y sin haberlo preparado nos ha salido un pareado.
Vamos con lasdiez posturas que te harán ser todo un 'fucker'en el dormitorio. Coge papel y lápiz, y apunta:
1) Borde de la cama
Esta
posición es una de las favoritas tanto para mujeres como para hombres, ya quefavorece unapenetración profunda.
Haz que ella tumbe su espalda en la cama, con la cadera justo al borde de la
misma. Tú alzarás sus piernas (que se apoyarán en tu pecho) y la penetraráshasta el fondomientras la
agarras de las piernas. Apunte: si estásmuy bien dotado, te
recomendamos que no la practiques, pues puedes hacerle daño.
(Pinterest)
2) Alineación coital
Si tunovia –o quien
sea que tienes en la cama– es clitoriana, esta postura le encantará. La técnica
de la alineación coital estádiseñada
para estimular el clítoris. Es
una nueva versión del misionero. En esta, ella tiene las piernas juntas, y él,
separadas. Tú, lector, tendrás que utilizar la fuerza de tus extremidades
inferiores para mover todo el cuerpo.
Si
haces el movimiento correctamente (tampoco tiene mucha pérdida, ¡ánimo!) conseguirás estimular el conocido 'monte de Venus'de ella, es decir, el tejido graso que cubre los
huesos pélvicos y que se encuentra bajo piel.
Con
esta postura apenaslograrás penetrarlacomo mucho unos 2,5 centímetros. No obstante, la
sexóloga asegura que no debes preocuparte, ya que aún así conseguirás un enorme
placer. "A pesar de que ellos están acostumbrados a introducirla del
todo, sentirán todos los recovecos de lavaginaen su pene, haciendo que la estimulación sea
completa".
(iStock)
3) La amazona
Ya te
avisamos de que la postura de la amazonarequiere cierto esfuerzo y flexibilidad, pero merece la pena. Vamos allá: debes acostarte
boca arriba, con la espalda apoyada en la cama y con laspiernas dobladas,
rodeándola. Ella se pondrá de cuclillas sobre ti. Con la imagen lo entenderás
mejor.
(iStock)
4) Domingo por la tarde
Esta
posición tiene un nombre curioso, pero que le va como anillo al dedo. Si
piensas en un domingo por la tarde, ¿qué sientes? Es sinónimo detranquilidad, relajación, comodidad, hogar... Y así es esta postura, con la que tendrás
acceso absoluto alclítorisde ella. La mujer se acuesta boca arriba y sube una
pierna, que apoya en tu hombro. La otra pierna estará entre tus extremidades
inferiores.
(Pinterest)
5) Pirata generoso
Esto
solo es para los más atrevidos. La postura del pirata generosopermite una profundidad absolutay además la estimulación total del clítoris, por
lo que es una victoria absoluta para ambas partes.
Ella
se debe tumbar boca arriba y tú, el macho, te arrodillarás mientras le
coges sus piernas, que ella apoyará sobre tus hombros. Consejo de experto:añadir una almohada debajode la espalda de ella para que haya más amortiguación
y, por tanto, más placer.
(iStock)
6) La dominante
Esta
versión es una de las preferidas para los hombres a losque no les gusta moverse mucho.
Para los vaguetes, vaya.Todo
el esfuerzo físico recae en ella,
que se sienta sobre ti y hace todos los movimientos. Tú estarás sentado,
mientras sus piernas te pasan por los lados. Esta postura, llamada 'dominante',
permite muchas variaciones: podéis abrazaros, besaros, tú puedes probar sus
pechos, tocarle el trasero, etc.
(iStock)
7) El perrito
Esta
posición es muy aclamada tanto en ellas como en ellos. No hace falta que te
expliquemos mucho:ella
se pone a cuatro patas(como si
fuera unperro) y tú la
penetras desde atrás. La sexóloga destaca que además de conseguir una profunda
penetración, es muy sencillo estimular su clítoris con las manos de cualquiera
de los dos.
(iStock)
8) Las tijeras
Explicar
esta posición es todo un reto, aunque en realidad es bastante simple. La penetrarás desde el lado, y esto permitirá que su
clítoris roce con tu pierna superior.
(iStock)
9) La vaquera
Sabemos
que te encanta esta postura.Los
hombres son muy fans de 'la vaquera' porque les permite tener unas vistas estupendas que les excitan
sobremanera. A todo ello se suma que no tienen que hacer ningún esfuerzo. Para
ellas también es una buena posición porque les permite ir a su ritmo,
controlando velocidad, profundidad y ángulo de penetración mientras seestimulan el clítoris con la mano.
.
(iStock)
10) La favorita de ella
Te
queremos y deseamos lo mejor para ti, ya lo sabes. Pero tampoco vamos a hacerte
todo el trabajo. La décima postura ideal esla preferida de la dama que tengas en la cama. Pregúntaselo y escucha quénecesita para llegar al orgasmo.Cada mujer es un mundo: las hay que necesitan
agresividad, otras que les susurren cosas bonitas, otras tener contacto
visual... Si no te da una respuesta clara, tendrás que descubrirlo por ti
mismo. Y no dirás que no sabes, que anda que no has emprendido en este
artículo. De nada, y al toro.
Millán Astray, mutilado de guerra, cojo, manco y tuerto que gritó: ¡Viva la
Muerte! ¡Muera la Inteligencia!
En las
últimas semanas, miembros de la Legión han arremetido con dureza contra Manuela
Carmena por querer eliminar la calle de Millán Astray, lo cual no es de
extrañar teniendo en cuenta que nuestro país, a diferencia de Alemania, por
ejemplo, no ha determinado como delito conductas que deberían serlo. Si así
fuera, la calle Millán Astray no debería existir, pero tampoco la propia
Legión ni la cabra ni todo lo demás. Por tanto, en cuanto a la propuesta de la
alcaldesa, aun a riesgo de recibir más insultos de los acostumbrados, que no
son pocos, yo llegaría mucho más allá: ni calle ni Legión ni cabra ni nada de
nada.
Aunque muchos no lo crean, no
pasaría nada. Existen muchas unidades de élite, no solo en nuestro país, que no
se denominan como la Legión ni llevan su uniforme ni desfilan con una cabra y,
sin embargo, son enormemente consideradas y profesionales en sus cometidos.
Sobra nombrarlas, por obvio.
Así pues, que la Legión desaparezca
como tal para convertirse en otra unidad o que se eliminen de las calles
nombres tan infames como Millán Astray no harán peor este país, más bien todo
lo contrario. En Alemania, Francia e Italia hace décadas que no existiría ni la
Legión ni las calles franquistas ni recuerdo alguno de Millán Astray, salvo
como sanguinario agitador. Muchos argumentan que la eliminación de
la nomenclatura y la simbología fascista se debe al rencor o al odio,
pero nada tiene que ver con ello. Es más una cuestión de sentido común y de
legalidad. Los países nombrados (Francia, Italia y Alemania) han sido
conocedores, como España, de lo terrorífico que el fascismo guarda en sus
entrañas y por ello han desarrollado leyes que prohiben su apología.
Por
desgracia, en nuestro país tanto el PP como el PSOE se las han
apañado para tolerar durante más de cuarenta años lo que en Europa es un
delito. A poco que se analice la cuestión, se podrá convenir que no es por
rencor ni por odio ni por nada parecido, sino que se trata de una cuestión de
dignidad que España apruebe una contundente ley que prohiba toda apología o enaltecimiento del
fascismo y, por supuesto, lo condene y resarza a las víctimas. Hasta que España
no acometa tan necesaria reforma no podrá considerarse un país moderno,
sino el chiste de Europa. Algo que parece agradar a millones de
personas…
Pd.: Y, por
favor, que le cambien el nombre a la Brigada “Rey
Alfonso XIII” de la Legión, porque denominar a una unidad
militar con el nombre de un monarca inepto e irresponsable cuyos
delirios terminaron con la vida de entre 10.000 y 15.000 personas en el
Desastre de Annual (ahí está la historia), no es apología del
fascismo, pero sí es un ejemplo de muy mal gusto.
Luis Gonzalo
Segura, exteniente del Ejército de Tierra.
Eleuterio
Sánchez: “Que un obrero vote al PP es un reflejo de la estupidez humana”
Este merchero salmantino tuvo que ganarse a pulso el
apellido que había perdido tras robar unas gallinas. Antes era el Lute, enemigo
público número uno del franquismo. Condenado a muerte, estudió Derecho en la
cárcel, donde se convirtió en un símbolo de la libertad. Ahora escribe libros y
diserta sobre la miseria humana y la cultura alienante.
Público
15-10-16
Henrique Mariño
El primer
delito del Lute fue nacer. Una chabola cochambrosa, un frío más severo que la
Guardia Civil, una barriada desnutrida donde la nada era de todos. Pizarrales,
vomitorio de la ciudad, el niño no duerme porque la imaginaria ronda su
estómago. Serafina, sorda y muda, madre. David, el padre, escuchó su primer
berrido tras los muros de la cárcel. Los Castellanos, familia merchera que
alumbraría otras dos bocas, la camada toda mamando del teto. Lo primero
que aprendieron fue a tener hambre. Un apetito nómada, que ruge de pueblo en
pueblo. Eleuterio Sánchez Rodríguez (Salamanca, 1942), ni gitano ni
payo, la otra tercera España.
Cabrero de prestado en Las Hurdes, lo confinaron en el carambuco por
robar gallinas. La sopa boba del Estado: crear un mito con el molde de un
hambriento. “Duérmete, niño, que viene el Lute”. Salió del talego, dio el palo
a una lamería de Bravo Murillo y una bala tasó al biorro.
Eran tres bravos quinquis tres a lomos de una moto desvencijada. Cuando los
atraparon, un disparo de la policía mató accidentalmente a una niña que pasaba
por allí. La llaman bala perdida, como si todos los casquillos del mundo no se
echaran a perder. El tiro que tumbó al vigilante no era de su propiedad, pues
nada tenía, pero le encalomaron todo: joyas, caídos y leyenda. Víctima de la
Ley de Bandidaje y Terrorismo, juzgado por un tribunal militar y defendido por
un teniente chusquero, es condenado a muerte.
Cuando los hijos la lían parda, sus madres señalan con el dedo acusador a las
malas compañías. Del Lute dijeron eso, que se había juntado con quién no debía.
¿Fue así, Eleuterio? “Ya lo he contado en tantas ocasiones… He escrito mi vida
para no tener que explicarla, mas estoy condenado a hacerlo una y mil veces”,
gruñe entre bambalinas. Ha llegado con retraso a la entrevista y advierte de
que saldrá pitando, pues tiene que firmar libros. Luego volverá al Circo Price
para ilustrar al auditorio sobre la miseria humana y la cultura alienante "que
nos domina". Es uno de los invitados al congreso Mentes Brillantes, donde dejará claro que el
maniqueísmo va ganando la partida de la vida. “Nos olvidamos de que tenemos un
cerebro prodigioso”, eleva la voz. “¡Portentoso!”, grita con las venas
empachadas. “Nos comen el coco y apenas manejamos cuatro conceptos”.
A veces,
Eleuterio se cabrea. Otras, sonríe. Lo hace bajo la inmunidad que concede la
senectud, cuando los arrebatos ciclotímicos ya no te hacen pasar por necio ni
por loco, acaso por un sabio que aún caldea la sangre del corazón y del
cerebro. “Los mass media funcionáis con etiquetas”. Nunca dice "la
prensa", tampoco "los medios". Repite una y otra vez “mass
media”, como si se hubiera quedado colgado en McLuhan. El franquismo
necesitaba un enemigo interno y, dado que la escoria comunista ya estaba entre
rejas, forjó un icono que infundiese pavor. El quiosco hizo el resto: del
“enemigo público número uno” que le había colgado el régimen a la aureola
adjetivada de los periódicos. “El último bandido romántico”, titulaba uno. “Un Luis
Candelas del siglo XX”, subrayaba otro.
-A mí me habéis puesto una etiqueta. Que alguien viola o comete un atraco, pues
“vamos a ver qué opina el Lute”. ¿Y sabes qué es eso? Es maniqueísmo, es
simplicidad, es estupidez, es negar nuestro cerebro... A base de simplificar
conceptos complejos, se desnaturalizan las cosas.
- [silencio]
- Así que fíjate si tengo cosas que decir...
- ¿Todo esto también se lo cuenta a sus nietos?
- Bueno, a ellos les digo muy poca cosa [arquea la sonrisa, dulcifica el
rictus]. No quiero que me consideren el abuelo cebolleta o el de las
batallitas.
- ¿Cuántos tiene?
- Cinco. Yo podría ser bisabuelo, pero hoy los hijos ni se te van de casa, ni
se casan, ni tienen hijos. No se mueven de ahí ni aunque los mates a palos.
Indudablemente, hay razones objetivas.
Cuando él
era hijo, no había casas. La vida era un carromato, una sinfonía de hojalata,
un que vienen los mercheros. Su primera fuga fue de la mano de Consuelo,
porque los suyos se arrejuntaban así, por ayuntamiento. El primer amor es como
un tatuaje: no se va ni con lejía. Luego llegó el láser, también llamado
divorcio, si bien él nunca olvidó a la madre de José María y David. No los
separó un papel sino la cárcel, de la que saldría para casarse con Frasquita,
una gitanilla de quince años con la que tuvo un pequeño Eleuterio. Dos más,
Ismael y Camino, llegarían con Carmen Cañavate, que lo denunció por malos
tratos. Con Teresa, su actual pareja, no ha tenido descendencia. Hay paro hasta
en la fábrica de parados.
- Engrosan una generación que vivirá peor que sus padres, y no lo digo por
usted, que nada tuvo.
- Mucha gente ha dejado la universidad porque no puede pagar la matrícula.
Cuando terminas el grado, si no estudias un máster no eres nadie. ¿Pero quién
lo puede pagar? Sólo los estudiantes de clase media para arriba. Ese elitismo
se lo debemos a Rajoy.
- Lo ve como una regresión.
- La derechona que nos gobierna configura la élite. Son ellos los que se forman
y los que están llamados a gobernarnos de nuevo, porque son quienes se han
preparado. Con Felipe González, había acceso a la educación. El hijo del
zapatero no tenía por qué ser zapatero, pero ahora sí. O casi.
- Sin embargo, el voto no siempre se corresponde con el poder adquisitivo
del elector. ¿Cómo se explica que en los barrios obreros se vote al PP?
- Einstein dijo que hay dos cosas en la vida que no tienen límite: la estupidez
humana y el universo, y de lo último no estaba muy seguro.
Eleuterio no
ha venido aquí a hablar de su libro, que para eso ya lo ha escrito. Camina o
revienta. Mañana seré libre. Cuando resistir es vencer. Todo
lo de dentro también está grabado en los surcos de su frente. Si acercase la
punta de un pañuelo para poner coto al sudor, sonaría el disco rayado de su
existencia. Pero no hay aguja que valga porque el otoño se ha acordado de
Madrid, al que había dejado olvidado en el paragüero de una taberna de frasca y
serrín, como la que frecuentaba el Lute antes del palo gordo. “El 5 de
mayo de 1965 fue el día más negro de mi vida”, le dijo a la tele, fijando el
alumbramiento de la leyenda negra. Un tribunal civil y la aplicación del Código
Penal no le hubieran perdonado el castigo de la celda, mas la ley “que se había
sacado Franco de la manguita” lo condenó a muerte, pena conmutada por cadena
perpetua. “Una vez que te llevan a los militares, ya no hay abogados, ni
justicia, ni nada”.
Su madre no
lo había parido para que se pudriese en la cárcel, por lo que buscó una razón
para sobrevivir. Ese motivo estaba fuera: Franco tenía que morirse algún día y
una amnistía podría librar de los barrotes a un preso sin delitos de sangre.
Había entrado el Lute, aunque de allí tenía que salir Eleuterio Sánchez. Lo
primero era aprender a escribir, porque le daba vergüenza que sus colegas
conociesen sus intimidades, y Consuelo esperaba sus cartas. Luego entró en
contacto con el dirigente comunista Simón Sánchez Montero, que lo animó
a estudiar Derecho. Entonces, aquel analfabeto entendió que había sido un chivo
expiatorio, y comenzó a redactar sus memorias en cartoncillos del papel
higiénico.
Él no podía salir de la cárcel, pero su vida, sí. Le quitaba la entretela a los
puños de la camisa y los rellenaba con los rollos manuscritos, que su hermana
se llevaba a casa para hacer la colada y, de paso, blanquear su historial.
Aquellos cientos de cilindros de doble cara, porque había que aprovechar el
espacio, se reciclaron en Camina o revienta, un éxito editorial
publicado en 1997 y traducido a diez idiomas. El pueblo, que había convertido
en héroe a quien el Estado quiso vender como villano, piensa en Eleuterio
Sánchez, si bien visualiza a Imanol Arias con el brazo en cabestrillo.
Una foto que, en realidad, es un posado amañado entre los guardias civiles y
los reporteros de El Caso, al loro de la detención. Vicente Aranda había
llevado su historia al cine y Victoria Abril, su virginidad al huerto.
El actor se metió tanto en el papel que, cuando se presentó la película, su
bigote competía con el del salmantino.
Tiempo atrás, no había sentido simpatía por él, aunque el libro le permitió
descubrir a la persona que se escondía tras el personaje, porque el famoseo de
la época abrazaba al Lute, no al autodidacta experto en Derecho Penal que había
hecho prácticas en el bufete de Tierno Galván. “Ejercí muy poco la
profesión, porque me enfrentaba con el sistema. La delincuencia de hoy es otra
cosa, pero en el franquismo era subdesarrollada, una delincuencia de muertos de
hambre”, afirma quien llegó sumar 1.022 años de condena, pues le endosaron
hasta la muerte de Manolete.
- Usted los llama delitos famélicos.
- Es que no eran delincuentes, sino trabajadores del campo que se quedaban en
paro cuando se terminaba la temporada. Hay que tener en cuenta que entonces no
había subsidio de desempleo. Tú comías y vivías en tanto en cuanto había
trabajo. Luego, con una mano delante y otra detrás, tenías que hacerte vividor
y trincar lo que pudieras por ahí. Los Bárcenas y todos estos vinieron después.
- ¿Calificaría la pobreza como violencia de Estado?
- Esos delitos no deberían pagarse nunca con cárcel, porque se cometen para
comer y subsistir. Los delincuentes son quienes crean las necesidades de
protomiseria que fuerzan a un padre a robar un saco de trigo para darle de
comer a sus hijos. Esos son los verdaderos chorizos. Aquí, el que roba un barco
es un ladrón, pero el que roba mil barcos es un conquistador. ¡La hostia en
bicicleta! ¿Hay alguien más ladrón que los de Bankia y sus tarjetas black?
Eleuterio,
que colaboró en el guion de Camina o revienta, recuerda las que montaba
en los juicios. Suyo también es este diálogo entre el juez y él, que toma la
palabra:
- Estos hombres no tienen que estar en la cárcel. Lo que necesitan es libertad,
ayuda sana y orientación. ¡Señoría, es antes la sociología que la criminología!
- ¡¿De qué está usted hablando, letrado?!
- Estoy hablando de la base fundamental, que ustedes no conocen.
- ¡Fuera, fuera!
- Adonde me voy a ir es al talego. Mi defendido y yo, juntos los dos.
“Tuve que dejarlo”, concluye Eleuterio, quien a partir de ahí siguió con sus
libros, colaboró con varias publicaciones e impartió conferencias. Como la que
le ha devuelto a la capital, de donde salió huyendo hace veintitantos años,
porque Madrid le mataba. Ahora vive en Niebla, un pueblecito de Huelva que a veces
deja atrás para refugiarse en Cabezabellosa. La localidad cacereña no dista
mucho de Las Hurdes, porque uno nunca deja de ser de donde pacieron sus cabras.
Allí, escribe. Debe de estar fantaseando las ingeniosas aventuras de un Quijote
quincallero, su libro de cabecera, que habrá leído unas quince veces. Aboceta
la historia de su gente, los mercheros, cuyas carretas terminaron echando el
ancla cuando el plástico desplazó al vil metal que vendían y arreglaban de
pueblo en pueblo. Eso, y las somantas de hostias de la pareja de la Guardia
Civil, su enemigo natural, que rivalizaba con el frío y el hambre.
“Ahora echo de menos Madrid. Conviene reposar y tranquilizarse, pero cuando ya
lo has hecho, esa combinación puede abotargarte. Ya sabes que descanso más
descanso es igual a cansancio”. Sin embargo, cuando fue pasto de los focos,
necesitaba poner tierra de por medio. Lo invitaban a saraos, posaba con Sofía
Loren, Joaquín Sabina le cantaba “furtivo como el Lute cuando era el Lute” y Boney
M. le destrozaba la cama de la prisión de Alcalá de Henares. Allí, en
régimen abierto, recibió a Marcia, Bobby, Maizie y Liz, que popularizaron El
Lute, cuya pronunciación, en boca del cuarteto antillano, a él le sonaba a El
Luche. Le trajo sin cuidado, porque la canción de marras, donde se le
comparaba con Robin Hood, le reportó cuatro millones de pesetas, que
bien valían un jergón. El caso es que, durante la visita, los cantantes se
habían subido a la cama, que terminó cediendo. Eleuterio, en cambio, no
sucumbió a la proposición de una productora porno, que llegó a ofrecerle
cincuenta millones por dar la talla en una película.
Lo consultó con la almohada, porque era mucho dinero, pero él no se había
fugado para eso. Siempre ha dicho que, adquirida cierta conciencia política, su
objetivo una vez en libertad era despertar a los suyos. Quería que los hijos de
los mercheros tuvieran una educación, que la cuna no marcase el destino del
recién nacido. Todo esto lo cuenta en sus libros, que ilustran su mutación en
un hombre nuevo. Hay pasajes que ponen la piel de gallina, aunque el ave fénix
resurgió de sus cenizas para contarlo. Antes de caer en el sótano de la Dirección
General de Seguridad, no podía imaginarse las técnicas de tortura de la
policía franquista, ni la capacidad del ser humano para soportar el calvario.
Tampoco se le habría pasado por la cabeza introducirse en el ano una llave que
le había pasado un preso anarquista, abrir las esposas, salir al pasillo
escoltado por dos guardias civiles y arrojarse de un tren a setenta kilómetros
por hora. Durante el trayecto a Madrid para testificar en una causa, había
calculado la frecuencia del paso de los postes: cada dos segundos. No se partió
la crisma de milagro y saboreó la libertad durante trece días.
Su fama de fuguista se consolidó cuando una Nochevieja logró huir de la
cárcel del Puerto de Santa María. Fue el único preso que lo consiguió en la
historia del penal, lo que le valió un homenaje de sus compañeros, que
bautizaron su vía de escape como la Avenida del Lute. Más allá de esquivar las
balas que le iban marcando el camino, su mérito había consistido en ganarse la
confianza de los carceleros. ¿Quién iba a pensar que el estudiante de Derecho,
resignado a envejecer en prisión, iba a fugarse? Podría haberse dedicado a contar
las arrugas de su rostro, como quien raya la pared año tras año. No obstante,
la única operación matemática de su ábaco daba como resultado la libertad. Tres
bolas, otros tantos propósitos: “Estudio, gimnasio y fuga”, se repetía. “El
primer año fluctuaba entre el homicidio, el suicidio y la idiotez, porque el
traje me venía muy grande. Era joven, analfabeto y no entendía nada de lo que
me pasaba. Por ello, empecé a estudiar como un loco, me declaré estudiante a
perpetuidad y seguiré siéndolo para siempre”.
Eleuterio empezó a adjetivar su vida. Una vida perra. “Descubrí todo lo que
habían hecho conmigo y saqué mis conclusiones”. Cuando se fugó de la prisión
gaditana, los suyos lo acogieron durante casi tres años. La Guardia Civil tiró
de mosquetón y peinó con su capa la piel de toro. En Granada conoce a Frasquita
y le pide la mano a su padre, pero es localizado y huyen a Sevilla. Dos meses
ocultos en un colector echaron los recién casados por el rito gitano, y de ese
agujero salieron las primeras páginas de Camina o revienta, que ha sido
reeditado por Almuzara. Cuando es
capturado de nuevo en junio de 1973, luce perilla, mientras que los picoletos
que lo escoltan sonríen a la cámara y alguno lo mira con arrobo.
Frasquita
regresa a Granada, donde la entrevista un periodista del Ideal durante
una reunión del clan de Los Gatos. Sobre la mesa, para cenar, hay
torreznos y vino en damajuana. "Resulta violento hacerle cualquier
pregunta”, escribe Antonio Ramos. “Apenas habla, y cuando lo hace, con
la mirada baja y la voz apagada”.
- ¿Cómo es el Lute?, o perdona, ¿cómo es Manolo? —pregunta el reportero.
- Me ha tratado muy bien. Conmigo lo ha hecho lo mejor que ha podido —responde
ella.
- ¿No te dejaba salir?
- Eso no.
- ¿Cómo te compraba la ropa?
- Él sabía mi talla y me compraba los vestidos.
- ¿Qué hacías sola en casa?
- Guisaba. También me aburría.
- ¿Quién creías tú que era él?
- Siempre nos dijo que era un comerciante.
- ¿Piensas escribirle ahora?
- No queremos saber nada [contesta su padre]. Lo pasado...
Lolo y Toto también son detenidos. Los hermanos del Lute sufren cinco
años de prisión preventiva hasta que son absueltos. Le debe todo a Lolo, muerto
de cáncer en 2010, pues le pagó la carrera y los libros. Peor suerte corrió Toto,
que se enganchó entre rejas y, cuando salió a la calle, lo hizo a caballo.
Después de la cena de Nochebuena, entró en una tienda de ropa para llevarse
unas prendas y procurarse lo suyo. No le urgía, pero quería guardarse una dosis
para el festivo de Navidad. Eleuterio asegura que el dueño y su hijo le pegaron
un escopetazo por la espalda, lo metieron en un coche y lo arrojaron a un pozo.
El ABC del 4 de abril de 1989 refleja la condena de quince años impuesta
al hijo por homicidio y de dos meses de arresto mayor al padre por inhumación
ilegal.
- Tras ser arrestado en Sevilla, es trasladado a Cartagena y después a
Córdoba. ¿Qué cárceles hay más allá de las rejas?
- ¿Te refieres a las cárceles del alma? Son las peores, porque de las físicas
consigues salir antes o después, ¿mas cómo sales cuando estás atrapado en un
conflicto? Donde está la vida, está la muerte. Y el hombre está atrapado en su
conflicto porque la propia naturaleza nos ha hecho una trampa tremenda. O sea,
nos ha dotado de una inteligencia prodigiosa, sin embargo esa inteligencia también
nos dice que somos seres finitos y que figuramos en la lista: estamos vivos
hoy, pero mañana tenemos que morir. Y eso nos crea un conflicto tremendo. Si no
los resuelves, se convierten en cárceles del alma.
- ¿Se arrepiente de algo?
- De muchas cosas. Me hubiese gustado que me conociesen por ser un buen
cantante, un magnífico actor, un gran científico, un médico eminente… No por
haber protagonizado robos ni por haberme fugado tirándome de un tren,
desesperado y buscando la muerte antes que la cárcel de por vida.
- Pero usted se ganó el respeto después.
- Sí, a posteriori. No obstante, si hubiera ido a la escuela como un
chico cualquiera, con unos padres y una familia convencionales, tendría una
vida normal e iría a la universidad. A lo mejor hubiese sido un berzotas,
aunque es de suponer que seguramente habría llegado lejos, por otros conceptos
y por otros méritos. Algo debía haber en mi cerebro, porque nada sale de la
nada.
Eleuterio es un hombre nuevo, pero la amnistía de 1977 lo esquiva. Consigue, al
menos, que le concedan el régimen abierto un año después. Llega a la cárcel de
Alcalá de Henares en un furgón, escoltado por dos coches y con las esposas
puestas. Cuando mira atrás, la puerta de la prisión está abierta y él, claro,
no da crédito. Carlos García Valdés, director de Instituciones
Penitenciarias, entendió que necesitaba esa “prueba de confianza” tras ser
víctima de una “legislación anacrónica” que lo había condenado al olvido
eterno. Eleuterio pensó que era una trampa de “la derechona” para que se fugase
y, así, mancillar su imagen. El Lute se dijo a sí mismo que el Estado tendría
que inventarse otro Lute. Cumplió, bajo la tutoría de su guitarrista y amigo Narciso
Yepes. Ya libre, dejó que lo bronceasen los flashes, hasta que harto
de matar al personaje con la palabra, que había regado durante tantos años con
lecturas a la sombra, se fue a vivir a Sevilla. Allí trabajó con Jesús
Quintero, buscando almas descarriadas para El perro verde, y conoció
a Carmen Cañabate, quien años después lo denunciaría por pegarle y amenazarla
de muerte. Él se declaró inocente y la Justicia lo absolvió.
- Usted que
conoce al ser humano y ha visto cómo se ha robado a izquierda y derecha, ¿cree
que pasará lo mismo con los nuevos políticos? ¿Cree que el hombre y la mujer,
cuando tienen poder, se crecen, olvidándose del proyecto inicial?
- Cuando se está de estreno, por una revolución política o por los derechos
feministas, inevitablemente se cae en excesos. Con la ley de violencia de
género, que bendita y bienvenida sea, se están dando muchos abusos, porque a la
mujer se le cree bajo palabra y ésta no se discute. Ahora bien, más vale
absolver a un culpable que condenar a cinco inocentes. La ley hace aguas por
muchos sitios, pero había que hacerla, porque la mujer tradicionalmente estaba
abocada a ser un objeto, o sea, nada.
- En realidad, le preguntaba si cree que la nueva política también puede
corromperse.
- No podemos establecer reglas generales, porque existen personas con ética y
pudor. Hay una frase muy bestia: “En este mundo, el que no jode y no roba es
porque no puede”. Se suele dar bastante y es muy triste. No obstante, hay gente
honrada y decente, sí, en la política y fuera de ella. No creo que todos sean
unos chorizos. La política, para mí, tiene un carácter muy especial. Yo no
sería político jamás, y eso que me han propuesto ir en listas electorales al
Congreso. Para ser político hay que ser un poco actor y tener muchos deseos de
protagonismo. Que no me llamen para nada de todo eso.
Eleuterio lleva años luchando por la nulidad del proceso que lo elevó a una
fama indeseada. Reclama su particular ley de memoria histórica, pues el indulto
de 1981 lo sumió en una extraña y paradójica tristeza, como quien sufre una
depresión posparto o acusa una resaca pegajosa tras superar unas oposiciones.
Él quería ser amnistiado, como los presos políticos, porque se contaba entre
los perdedores de la guerra: muertos de hambre que tuvieron que hacerse
buscones para malvivir. “No tenía conciencia de haber hecho tanto daño y tanto
mal como se me atribuía. Me habían utilizado hasta el último momento como chivo
expiatorio y no se había hecho la reparación que yo necesitaba”, declaró en una
entrevista. No tenían que perdonarle, sino que pedirle perdón.
- Dice
que la cárcel es una escuela de criminología. ¿Es posible rehabilitarse entre
rejas?
- Es bastante raro e insólito. Una pena, porque te condenan a estar un tiempo
dentro y, si pudieras aprovecharlo, sería una gran oportunidad para estudiar o
formarte. En la calle no puedes hacerlo porque la mayor parte del tiempo se te
va en pos de la magra pitanza, de pagar las letras, del hijo que tiene paperas…
Cuando tienes una hora libre, no puedes estudiar ni leer, pero en prisión, sí.
Las condenas son tiempo de espera y de desesperación. Si pudieras hacer
abstracción de tu condición de preso, sería magnífico, aunque no es posible. La
cárcel te mina psíquicamente, está dentro de tu cerebro. Ése fue mi milagro.
-¿Cuándo se obró?
-Llegó un momento en el que me harté de llorar, de no dormir, de sufrir como
una bestia… Y dije: “Alto, que tengo veinte años y Franco se tiene que morir
antes que yo. Vamos a prepararnos para cuando se muera el dictador, y los
mismos verdugos que se han cebado conmigo me van a tener que escuchar”.
La prisión no lo rehabilitó, fue él quien se reinsertó. “Soy un caso de
sociología. Un señor que, como diría Miguel Hernández, ha arrastrado los
pies por la humedad del mundo, que son las cárceles”, afirma Eleuterio, cuyo
bastón es la cita. “En mi hambre mando yo”, decía su padre. “Yo a los palacios
subí”, escribió José Zorrilla en Don Juan Tenorio, “y a las
chabolas bajé”, añade el merchero más popular de su estirpe, cuya figura sigue
siendo glosada por la juventud patria. Lo reivindica El Coleta con su rap quinqui de Moratalaz; le rinden honores José Mercé y Haze;
todavía en el recuerdo la rumba ensamblada en la Seat por Estopa.
“Cuando el hambre y la miseria te margina / cuando la ley te persigue en cada
esquina / cuando en tu mirada la tristeza domina / y no te queda más remedio
que luchar”, rima el hiphopero sevillano en Libre o muerto. La
disyuntiva ya la había resuelto él en aquella máxima que circula por presidios
y juzgados: “La obligación de todo preso es fugarse”.
La vida, cantada o no, es un bumerán. La primera vez que delinquió era un
mocoso famélico que no pudo evitar mangarle el bocadillo a un niño, saltar
varias tapias y devorarlo al abrigo de un muro. Hace cuatro años, Todocarne, un
puesto del mercado del Alto de Extremadura, ofreció durante su reinauguración
un emparedado bautizado como El Lute: “Estos huevos fritos con chorizo
español en un bocata te darán energía hasta el final de tu escapada”, rezaba el
eslogan que animaba a la clientela a hincarle el diente. No le hubiese hecho
ninguna gracia: “El Lute sois vosotros, yo soy Eleuterio Sánchez”, ha repetido
hasta la extenuación este rebelde con causa, pesadilla del régimen, sinónimo de
lucha e icono de la superación. “La libertad lo es todo”, insiste. El hombre
que no es libre no es hombre, sino eunuco. Un ser castrado, repite como un
mantra. Se levanta porque tiene que irse. Debe firmar libros. Que tampoco le
quiten eso. Antes muerto que preso; sometido por los barrotes o soberano de sí
mismo, siempre al dictado de su conciencia. “Sin escribir no podría vivir”.
Tal vez
sea Judas Iscariote el más famoso de cuantos traidores ha dado
la historia, pero hubo muchos. En política han sido legión. La vileza está en
la vida y en la naturaleza humana, sobre todo en tiempos convulsos. Y el PSOE
vive hoy uno de esos episodios donde la villanía asoma más que la lealtad y el
compromiso.
¿Por
qué cambió de opinión? ¿Quién le convenció? La salida por la puerta del garaje
del ex secretario general no se entendería sin la infamia de uno de sus más
fieles escuderos. "Dadnos tiempo, que le convencemos para que se
vaya", espetó Antonio Hernando a los barones críticos una
vez perdida la votación sobre la celebración del congreso federal
extraordinario.
El viaje en AVE a Sevilla Esta
semana que acaba, la gestora que dirigirá el PSOE hasta su próximo congreso ha
confirmado a Hernando como portavoz parlamentario. No se espera menos. El
diputado por Almería no ha recibido 20 monedas de plata, sino una canonjía
parlamentaria. Pero
antes de ser confirmado en el cargo, viajó hasta San Telmo para buscar el perdón
de Susana Díaz. Intuye que, después de Javier
Fernández, la próxima inquilina de Ferraz será la presidenta de
Andalucía. Por eso tomó un AVE hasta Sevilla, para pedir la venia y para
trabajar por su continuidad en la primera línea más allá del mandato de la
gestora. En el
pecado, llevará la penitencia, porque será él quien tenga que subir a la
tribuna del Congreso a defender la abstención a Rajoy que negó hasta la náusea.
Estos días mendiga ayuda sin demasiado éxito para la redacción de un discurso
que hace dos semanas le parecía imposible.
La soledad de Javier Fernández Mientras
él siente el repudio de las mismas bases que ayudó a inflamar en el pasado,
Javier Fernández se dedica día a día a hilvanar las costuras estalladas y a
hacer pedagogía. Y no sorprende que se declare más comprendido
fuera que dentro del partido. Salvo en Andalucía y en Extremadura,
no hay secretario general que haya dedicado tiempo a la explicación de por qué
a España, como defiende la gestora, no le convienen unas terceras elecciones, y
al PSOE, menos. El que
no está parapetado por pusilanimidad tras la inflamación del "no es
no" que inoculó entre la militancia Pedro Sánchez, lo está porque prefiere
guardar su capital político para jugar sus propias cartas en el próximo
congreso. Sólo así se explica el silencio o la ambigüedad en la que se mueve la
mayoría de los barones en sus pronunciamientos púbicos. Sólo así se entiende la
soledad del presidente de la gestora. Y sólo así se pueden leer las
declaraciones de algunos.
Patxi López se protege para el
congreso Si el
papel de Hernando ha dejado ojipláticos a los pocos sanchistas que
quedan entre los cuadros, en Ferraz se han quedado perplejos con la salida a
los medios de Patxi López. «Mejor un mal rato en unas
nuevas elecciones que avalar a Rajoy», ha dicho. No es
el único que así piensa. Otros lo creen igual, aunque no lo digan en público
porque son muchas las dudas de si el mal menor para el PSOE sería una tercera
convocatoria en las urnas o una abstención que facilite un Gobierno de Rajoy.
Pero López no es cualquiera.
Cuando
Javier Fernández leyó sus declaracionesa El Correo, le telefoneó para recordarle que él mismo estuvo en
contra de la celebración del congreso extemporáneo y ventajista al que Sánchez
pretendió llevar al PSOE; poner en valor la votación del último Comité Federal
y señalar los riesgos de ir a unas elecciones para las que habría que
improvisar un candidato. Todo el esfuerzo fue baldío, porque el diputado
vizcaíno prefiere protegerse con la mirada puesta ya en el próximo congreso.
Hay muchos en este cálculo y pocos dispuestos a asumir el desgaste público de
una abstención el día de la investidura. De ahí
que se hayan apuntado exóticas salidas, como la de que sean sólo 11 los
diputados que pulsen el botón de la abstención. Una propuesta que serviría para
lavar la conciencia en el momento, pero que pasaría a los anales de la historia
como un acto de cobardía política.
El juicio de Gürtel complica el
relato Y todo
en una semana en la que el juicio de la Gürtel, con la
declaración de Francisco Correa ha vuelto a poner la lupa sobre la
corrupción del PP y una retahíla de delincuentes de guante blanco que encontró
cobijo entre decenas de políticos sin escrúpulos, algunos de ellos aún en la
primera línea del partido que pretende seguir en el Gobierno. Esto además de
complicar el relato que ha de construir el PSOE para justificar su abstención a
Rajoy.
Facturas falsas, financiación ilegal, sobres, viajes y vehículos de alta gama
de una organización criminal que siguió actuando más allá del límite temporal
acotado por la instrucción judicial y bajo la responsabilidad, por acción u
omisión, de un Rajoy al que el delincuente Correa trata ahora de exculpar. Pues
eso: que si con la que está cayendo, dentro y fuera, Javier Fernández logra
enderezar el rumbo del PSOE, habrá que ponerle un busto al lado del de Pablo
Iglesias en el vestíbulo de la calle Ferraz.
P.D.
Quizá los que metieron al asturiano en esto deberían pensar menos en su futuro
inmediato y en no usar al presidente de la gestora como escudo antimisiles con
el que protegerse.
El
Obispado de Getafe desahucia a una pareja lesbiana con tres menores
Laura y Aroa ocuparon un piso propiedad de la diócesis
tras su primer desahucio. Sin ingresos y con tres niños de 5, 8 y 10 años,
se enfrentan al lanzamiento después de que la diócesis rompiera negociaciones
con la pareja tras conocer que eran lesbianas, denuncian
Público
14-10-16
Jairo Vargas
MADRID.- El
movimiento contra los desahucios consiguió en 2014 que Laura y Aroa no
fueran desahuciadas. No le duró mucho el respiro a esta pareja lesbiana que
vive con tres menores a su cargo y sin ningún tipo de ingreso. El mal estado de
la vivienda y las presiones por parte de un fondo de inversión al que Bankia
había vendido su casa, las obligaron a sacar sus pertenencias y buscarse otro
lugar donde vivir.
En esta
situación, Aroa y Laura recurrieron a la solución más obvia, rápida y fácil.
Una solución a la que están recurriendo cientos de personas en la Comunidad de
Madrid y miles en todo el país. Ocuparon una casa deshabitada.
Quiso la casualidad que el piso que escogieron, en la calle Moraleja de Enmedio
de Móstoles, al sur de Madrid, fuera propiedad del Obispado de Getafe.
Lo único que sabían era que llevaba más de cinco años vacío, según afirman la
plataforma antidesahucios de la localidad y las propias afectadas. “Nos
enteramos que era del Obispado un día que la Policía vino al bloque por los
gritos de unos vecinos. Salí a ver qué pasaba y una vecina le contó a los
agentes que estábamos ocupando una casa de la diócesis”, explica Laura. Pocos
días después tocaron a su puerta un par de sacerdotes. Les contaron su caso y,
según afirman, accedieron a prestarles ayuda.
Una decisión homófoba
“Nos dijeron
que prepararían otra casa que tenían, que negociaríamos un alquiler social, que
nos iban a ayudar”, relata Laura. Pero el resultado ha sido una sentencia
judicial “comunicada in situ” que fija la fecha del desahucio de
esta familia para el próximo 19 de octubre. Según las afectadas, la
actitud de la diócesis cambió cuando se percató de que eran una pareja
homosexual en lugar de hermanas. “Si no, no entiendo por qué al principio sí
nos iban a ayudar y luego nos llega una citación judicial de golpe o porrazo”,
apunta la afectada.
"No
sabíamos que eran lesbianas, no las echamos por su condición sexual",
desmiente la diócesis
“La diócesis
se niega a negociar un alquiler social argumentando que la vivienda es para
personas necesitadas”, explica la Plataforma Stop Desahucios en un comunicado.
Al parecer, Laura y Aroa no necesitan nada. Por eso han decidido cometer una
ilegalidad y arriesgarse a quedarse sin casa de nuevo, a ser condenadas por un delito
de usurpación de inmuebles y multadas con 270 euros. Eso fue lo que
dictó el juez en la vista celebrada hace casi un mes, después de que la
diócesis cursara la correspondiente solicitud en el juzgado. La pareja ha
recurrido el fallo.
Laura y Aroa
denuncian un caso de homofobia por parte de la Diócesis de Getafe, que
no ha contestado a los repetidos requerimientos de Público. Sin embargo,
en declaraciones a la agencia EFE, el canciller de la diócesis aseguró hace
escasos días: "No sabíamos que eran lesbianas, no las echamos por
su condición sexual, eso es falso". A diferencia de la versión de Laura,
el prelado asegura el piso es "para los sacerdotes que atienden las
parroquias", porque "según van cambiando los párrocos de la zona
utilizan ese piso".
Más tiempo
“Lo único
que pedimos es un poco de tiempo para encontrar una solución”, asegura Laura.
Tras mucho tiempo en el paro, hace una semana empezó a trabajar en el comedor
de un colegio. “Nada del otro mundo, un contrato a tiempo parcial que no
llega ni para un alquiler de 500 euros”, dice. Por eso necesita un alquiler
social. El viernes, junto a vecinos y activistas, se plantó en la puerta del
Obispado, en Getafe “para intentar alguien diera la cara y nos escucharan”. Fue
en vano.
El próximo
miércoles, si la diócesis no cambia su postura, Laura y Aroa, junto a sus hijos
de 5, 8 y 10 años, volverán a repetir la escena de hace dos años. Sacarán
sus cosas embaladas al portal mientras vecinos y activistas por el derecho a la
vivienda claman contra su desahucio. Uno más en un país con tres millones de
viviendas vacías, según denunció Amnistía Internacional en 2015. “No tengo en
la cabeza marcharme. Tengo tres hijos que no sé a dónde voy a llevar. No
tenemos familiares en Madrid. No sé dónde dejar las pocas cosas que tengo
empaquetadas y, encima, tengo un puesto de trabajo al que no puedo faltar”,
lamenta. “De aquí no nos vamos hasta que haya solución”, zanja.