15-10-16
Público
Luis Gonzalo Segura
Millán Astray, mutilado de guerra, cojo, manco y tuerto que gritó: ¡Viva la
Muerte! ¡Muera la Inteligencia!
En las
últimas semanas, miembros de la Legión han arremetido con dureza contra Manuela
Carmena por querer eliminar la calle de Millán Astray, lo cual no es de
extrañar teniendo en cuenta que nuestro país, a diferencia de Alemania, por
ejemplo, no ha determinado como delito conductas que deberían serlo. Si así
fuera, la calle Millán Astray no debería existir, pero tampoco la propia
Legión ni la cabra ni todo lo demás. Por tanto, en cuanto a la propuesta de la
alcaldesa, aun a riesgo de recibir más insultos de los acostumbrados, que no
son pocos, yo llegaría mucho más allá: ni calle ni Legión ni cabra ni nada de
nada.
Aunque muchos no lo crean, no
pasaría nada. Existen muchas unidades de élite, no solo en nuestro país, que no
se denominan como la Legión ni llevan su uniforme ni desfilan con una cabra y,
sin embargo, son enormemente consideradas y profesionales en sus cometidos.
Sobra nombrarlas, por obvio.
Así pues, que la Legión desaparezca
como tal para convertirse en otra unidad o que se eliminen de las calles
nombres tan infames como Millán Astray no harán peor este país, más bien todo
lo contrario. En Alemania, Francia e Italia hace décadas que no existiría ni la
Legión ni las calles franquistas ni recuerdo alguno de Millán Astray, salvo
como sanguinario agitador. Muchos argumentan que la eliminación de
la nomenclatura y la simbología fascista se debe al rencor o al odio,
pero nada tiene que ver con ello. Es más una cuestión de sentido común y de
legalidad. Los países nombrados (Francia, Italia y Alemania) han sido
conocedores, como España, de lo terrorífico que el fascismo guarda en sus
entrañas y por ello han desarrollado leyes que prohiben su apología.
Por
desgracia, en nuestro país tanto el PP como el PSOE se las han
apañado para tolerar durante más de cuarenta años lo que en Europa es un
delito. A poco que se analice la cuestión, se podrá convenir que no es por
rencor ni por odio ni por nada parecido, sino que se trata de una cuestión de
dignidad que España apruebe una contundente ley que prohiba toda apología o enaltecimiento del
fascismo y, por supuesto, lo condene y resarza a las víctimas. Hasta que España
no acometa tan necesaria reforma no podrá considerarse un país moderno,
sino el chiste de Europa. Algo que parece agradar a millones de
personas…
Pd.: Y, por
favor, que le cambien el nombre a la Brigada “Rey
Alfonso XIII” de la Legión, porque denominar a una unidad
militar con el nombre de un monarca inepto e irresponsable cuyos
delirios terminaron con la vida de entre 10.000 y 15.000 personas en el
Desastre de Annual (ahí está la historia), no es apología del
fascismo, pero sí es un ejemplo de muy mal gusto.
Luis Gonzalo
Segura, exteniente del Ejército de Tierra.
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