¿Falta de
sexo en el matrimonio? 5 motivos por los que no deberías culpar a tu apetito
sexual
02/05/2014
ElHuffPost
Lindsey Ellison
Coach de divorcio y
fundadora de ‘The Inspired Divorce
Corría el año 1998 y yo estaba en la sala de
espera de mi médico, muy nerviosa. Me esperaban los resultados de mis análisis
de sangre, y yo estaba convencida de que me ocurría algo malo. Pensaba que
tenía cáncer o un desequilibrio en la tiroides, o que mis ovarios no ovulaban
bien. Necesitaba una razón médica que explicara por qué no tenía ganas de tener
relaciones sexuales con mi marido. Al fin y al cabo, solo tenía 25 años y solo
llevaba un año casada.
El doctor me hizo pasar y me dio la noticia:
"Lindsey, no te pasa nada. Estás
completamente sana".
¿Qué? No, no, hay algo que no va bien. Si no,
¿por qué nunca me apetece acostarme con él? No era eso lo que yo quería oír.
Me dijo que era algo psicológico y me animó a
ir a terapia. No hice caso de su recomendación y probé con hierbas
afrodisíacas, leí libros sobre el tema y hasta vi porno. Pero no funcionó nada.
Al final, nueve años más tarde, sumida en un
matrimonio casi sin sexo, fui a ver a un terapeuta. Descubrí que mi falta de
apetito sexual no tenía nada que ver conmigo, sino más bien con problemas
profundos que tenía con mi marido. Si no me hubiera culpabilizado tanto y
hubiera dedicado más tiempo a examinar mis problemas matrimoniales, quizás
habría podido salvar mi matrimonio. Sin embargo, ahora estoy casada con otro
hombre y digamos que mi apetito sexual no anda nada mal. ¿Por qué? Porque
cuando empecé esta nueva relación, hablamos abiertamente sobre estos cinco
puntos que pueden afectar a la disposición hacia el sexo, que no al
deseo sexual:
1) Enfados: no hay nada
como una buena disputa para aplazar el sexo. A nadie le apetece acostarse con
alguien con quien está enfadado. ¿Y hasta dónde llega ese cabreo? Los enfados
pueden durar un día o unos años pero, independientemente de ello, si estás
enfadado, utilizarás tu negativa ante el sexo como arma para la lucha. Si el
enfado no se puede resolver con una conversación con tu pareja, entonces es
mejor que vayas a terapia o hables con un coach. El enfado no solo afecta a tu
vida sexual, sino también a tu salud y a tu bienestar.

2) Sensación de ser controlado:
ya sea porque tu pareja te dice lo que tienes que hacer, o porque su actitud
controladora sea más bien pasivo-agresiva. Obviamente, a nadie le gusta que le
controlen. Aunque nos tiente rendirnos con el sexo y decidamos, simplemente,
hacerlo para que acabe cuando antes, el sexo en esas condiciones no se
disfruta. Cuando nos controlan, lo único que controlamos nosotras es el sexo.
Quizás no somos conscientes de ello, pero controlar el sexo puede darnos poder
en una relación impotente.
3) Falta de comunicación:
cuando la comunicación con tu marido se limita a los horarios de los niños o a
la lista de la compra, os hacen falta unas cuantas palabras de amor más para
volver a encender la llama del sexo. Que te digan lo sexy o lo guapa que estás
puede funcionar. Si quieres oírlo, empieza diciéndole tú lo atractivo que está
al volver del trabajo; a los hombres ¡también les gusta oír cosas así! Alimenta
su ego y, con suerte, pillará la indirecta y te responderá con otro piropo.

4) Falta de atracción física:
puede que haya cogido unos kilitos desde que os casasteis y que su físico esté
decayendo. Sinceramente, creo que es responsabilidad de todas las parejas
tratar de mantener el físico para que no se pierda la atracción. Está claro que
todos envejecemos, pero también es verdad que probablemente no estemos haciendo
todo lo posible por seguir siendo atractivos. Si esos kilos de más se
convierten en un problema, sincérate con él. Propón un cambio en vuestro estilo
de vida. Plantearos el objetivo de participar en una carrera local, elegid unas
vacaciones deportivas, probad a hacer kayak o surf de remo... Ser una pareja
activa puede suponer un cambio real tanto en vuestro físico como en vuestra
comunicación.
5) Estrés: a ver, si trabajas a tiempo completo y pasas tu
tiempo libre en el coche para llevar a los niños a sus actividades
extraescolares, no te queda tiempo para TI. El estrés y la ansiedad pueden
apaciguar tus ganas de sexo. Es imprescindible dedicar una hora al día a
actividades relajantes: un paseo, yoga, meditación, ir de compras, ponerse
guapa...
Como mujeres, solemos culparnos a nosotras
mismas por la falta de romanticismo en el matrimonio. Como somos generosas por
naturaleza, cuando nos vemos incapaces de dar, pensamos que algo en nosotras no
va bien. El hecho de no tener relaciones sexuales de forma regular en el
matrimonio puede ser normal, pero si pasan las semanas y los meses y sigue
faltando el sexo, probablemente sí que tengáis que resolver algo en vuestra
relación, no en vosotros mismos.
Hablad con un psicólogo o con un consejero
matrimonial para determinar el problema antes de que el matrimonio se convierta
en una situación de riesgo.
Traducción de Marina Velasco Serrano