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martes, 23 de enero de 2018

El miembro viril como arma de guerra


El miembro viril como arma de guerra

Análisis de Pilar Aguilar, analista de ficción audiovisual y crítica de cine, sobre la violencia sexual contra las mujeres

PILAR AGUILAR*

ElPlural

Mar, 23 Ene 2018



Siempre me extrañó (siempre quiere decir desde antes de ser feminista) eso de que se llamara “miembro viril” al pene. Apunta una desmesura algo alucinada. Por una parte, porque claramente –y por mucho que se delire sobre su tamaño- ese “miembro” no tiene comparación posible con los demás miembros del ser humano: brazos y piernas. Dudo que pertenezca a la misma categoría. Por otra parte, porque al calificarlo como “miembro viril” parece como si los hombres carecieran de brazos y de piernas o como si sus brazos y piernas fueran afeminadas o andróginas, indignas de su “virilidad”.

El Diccionario de la RAE, en su definición de “miembro viril”, remite a pene, definido, a su vez, como “órgano masculino del hombre y de algunos animales que sirve para miccionar y copular”.

Para ser tan “remirada” en otras cuestiones, la RAE han hecho una lamentable definición: “masculino del hombre”, menudo pleonasmo. Sí, ya sé que indica, además, “de algunos animales” pero, tal y como está (de mal) redactado resulta extraño.


Miro por curiosidad la definición de pleonasmo. Dos opciones: 1. “Empleo de uno o más vocablos innecesarios para que [la oración] tenga sentido completo, pero con los cuales se añade expresividad a lo dicho”. 2. “Demasía o redundancia viciosa de palabras”.

Este pleonasmo, “masculino del hombre”, responde claramente a ambas: se nota que, en cuanto mientan “pene”, los miembros “viriles” de la RAE, se electrizan y se sobrecargan de expresividad y énfasis. Con lo cual caen en la segunda definición: “Demasía o redundancia viciosa de palabras”.

Son como niños: se les ve venir a la legua. Lo de nombrarnos a las mujeres les repugna. Se muestran renuentes, aunque ya en el Cantar del Mío Cid” se diga: “hombres y mujeres, burgueses y burguesas”. Por el contrario, lo de “masculino de hombre” incluso les sabe a poco. Así es que les sugiero: “Órgano masculino viril de hombre varonil”. Toda grandiosidad se queda corta, reconozcámoslo.

Fuera bromas, creo que la definición está incompleta. Deberían añadir que, el pene, además de para miccionar y copular, sirve para obtener placer (eso, bien) y, en no pocos casos, para agredir a las mujeres (eso, fatal).


Ya lo señaló Josep Vicent Marqués: “Si se le ha podido llamar joder a fastidiar al prójimo es porque los varones han venido viviendo el hacer coito como fastidiar a la mujer”. Fastidiar en su versión ligth y descafeinada. La más brutal nos dice que, tanto a través de los siglos como actualmente, en las guerras, la violación es sistemática, y, en tiempos de paz, muy habitual. Violan desconocidos, pero, sobre todo, violan conocidos y parientes –incluso padres-. Violan a mujeres y violan a niñas (y también a algún niño).

Cuesta admitir esta realidad. Cuesta, cuesta. Cuesta admitirla, incluso en su versión “light” (me permito llamar light el caso de que ella no quiera, pero termine prestándose porque “lo ama”, “lo comprende”, le parece que “así son las cosas”). Cuesta igualmente admitirla en la versión socialmente más aceptada (la prostitución). En definitiva, cuesta creer que un humano encuentre placer en tocar -y no digo ya en penetrar- un cuerpo que no lo desea…

Pero lo que, por encima de todo, nos hiela la sangre es percibir que hay casos donde no se trata de obtener placer usando un cuerpo que no te desea, sino que el placer se obtiene precisamente de ahí, de la humillación, el daño, el dolor que se inflige. No es “a pesar de” sino “por eso mismo”. 

Da pavor pensar que entre nuestros semejantes cursen tales barbaries. ¿Cómo se han educado esas mentes? Que sí, que la violación no es la única atrocidad. Está la guerra, por supuesto. Está el asesinato. Están los golpes. Está la tortura…

Me diréis: bueno ¿y el racismo? l@s negr@s son agredidos y despreciados solo porque lo son. Con el antisemitismo otro tanto. Pero actualmente, ni el antisemitismo ni el racismo se manifiestan en nuestro entorno con tal virulencia ni tal frecuencia. Algún grupo neonazi ataca de vez en cuando a un negro, pero ¿acaso se agreden tantos negros o judíos como mujeres? (comparativamente con su número, por supuesto) ¿Acaso la violencia, el desprecio, el odio hacia los judíos, los moros, los negros se manifiestan tan abierta, tan alegre y tan tranquilamente? ¿Visteis la barbarie y la animadversión que destilaba ese grupo de whatsapp de universitarios de Albacete? ¿Nos os hiela la sangre tal carga de sadismo, de brutalidad, de aborrecimiento hacia las mujeres? Vuelvo a preguntar: en nuestra sociedad ¿son tan agredidos, despreciados, odiados los negros como lo son las mujeres? No, el racismo no goza de tanta permisividad social, ni está tan banalizado ni extendido como la misoginia.

Y, por supuesto, hay una enorme diferencia: es inimaginable que, ante una campaña contra el racismo, se alzaran voces y se publicaran artículos diciendo: “Sois extremistas, confundís todo. Una cosa es pegarle una paliza a un negro y otra que, si uno de ellos se sienta a tu lado en el metro, no puedas tocarle el pelo por curiosidad”. O diciendo: “Ahora, cualquier negro que quiera vivir su momento de gloria, culpará a un blanco famoso de haberle lanzado insultos racistas”. O “Hay negros que acusan de racismo a los blancos solo por venganza”. O “¿Cómo vamos a considerar racismo cualquier cosa: que un blanco se quede mirando con insistencia a un negro, que lo toquetee a ver cómo es su piel o que, al cruzarse con él por la calle, no pueda soltarle lo que le pase por la cabeza?”.


Sí, con la violencia sexual tenemos un problema grave. Muy grave. Algunos seres (quizá no muchos, pero sí bastantes) no piensan en la sexualidad como intercambio de deseo y placer. Para empezar, porque lo que las mujeres deseen no les importa absolutamente nada y porque, en efecto, su concepción no es hedonista, sensual, de abandono y exploración corporal mutua. Es –como ya analicé en otro artículo- de violencia, atropello y odio hacia las mujeres y de connivencia, complicidad, camaradería y piña entre ellos.

Su deformación es tal que ni siquiera perciben sus propios genitales como fuente de placer sino como instrumento de agresión y tortura.

No quiero entrar aquí en considerar cómo se fabrican energúmenos tan bestiales porque me alargaría demasiado. Lo trataré en otro artículo.

Este lo quiero acabar aludiendo otra vez a las definiciones del DRAE. De esto hablé hace ya cuatro cinco años (y face me bloqueó unos días): ¿Sabéis cómo el define el clítoris? “Órgano pequeño, carnoso y eréctil, que sobresale en la parte anterior de la vulva”. “Pequeño” … ¿con relación a qué? (sí, ya sé lo que los académicos piensan…). “Carnoso” … (es óseo el pene aunque no lo supiésemos?). “Eréctil”, en esto, nada de objetar. “Que sobresale en la parte anterior de la vulva”. ¿Qué hace ahí, sobresaliendo? ¿qué función tiene ese órgano pequeño y carnoso? ¿Para qué sirve? ¡Ah! Misterio… Para miccionar no, para copular tampoco… Pues está claro: no sirve para nada. Es como un grano, vaya, pero perenne… Por eso, en algunas culturas, simplemente lo amputan…

¡Cuánto camino nos queda aún por delante!

*Pilar Aguilar es analista de ficción audiovisual y crítica de cine. Licenciada en Ciencias Cinematográficas y Audiovisuales por la Universidad Denis Diderot de París.


Este artículo es una colaboración de Tribuna Feminista



lunes, 22 de enero de 2018

Miguel Gila (Especial Fin de Año 1991)

MOMENTOS QUE SI NO LO GRABABAN NADIE CREERIA

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Alerta maxima STEVEN SEAGAL

Nueve palabras que los padres jamás deberían decirles a sus hijos


Nueve palabras que los padres jamás deberían decirles a sus hijos

"No se trata de fomentar una determinada ideología política, sino de ayudar a que los niños puedan convertirse en adultos felices".

22/01/2018



Comprometidos a ayudar a los padres millennials a sacar el mayor partido de todas las situaciones.

ElHuffPost

El debate sobre la eficacia y la importancia de lo políticamente correcto es un tira y afloja cultural que lleva décadas en marcha. Hay algo divisorio en la idea de que se debería evitar un lenguaje que pueda ofender o alienar a determinados sectores históricamente marginados. Sin embargo, la forma en que los adultos se dirigen a los niños, probablemente uno de los grupos más marginados del mundo, no debería incluirse en ese debate. Moderar la forma de hablar a los niños no es ningún tipo de autocensura, sino que es aconsejable para la buena crianza de los pequeños. Y eso sí importa.

Los científicos llevan demostrando durante décadas que las palabras de los adultos ejercen una influencia enorme en la mente en formación de un niño. Lo que los padres dicen a sus hijos tiene unas consecuencias muy reales y hay ciertas palabras cuyas repercusión puede ser terriblemente negativa. Esto no tiene nada que ver con la cultura, su ambiente ni su determinación, tiene que ver con las consecuencias concretas de las acciones de los adultos. Así que sí, hay palabras que deberían extirparse del vocabulario de los adultos, y no con el fin de fomentar una determinada ideología política, sino de ayudar a que los niños puedan convertirse en adultos felices.

Aquí van esas nueve palabras:

"Mandón/a"

Este calificativo se les suele aplicar a las niñas pequeñas que asumen el liderazgo de un grupo de amigos. Es habitual que, debido al adoctrinamiento cultural sobre los roles de género, a muchas personas les choque que una niña lidere un grupo. El problema de llamar a una niña "mandona" es que se hace a modo de crítica. A una niña a la que llaman mandona básicamente se le está inculcando que el papel de líder no le corresponde a ella. ¿Y cuál ha sido el error de esta supuesta niña mandona? Ser asertiva, tener ideas y luchar por el mérito de esas ideas. Esta asertividad se debería inculcar en las niñas igual que se hace en los niños.

Eso no quita que no haya que enseñarles a ser respetuosos. Cuando los padres tienen problemas con un hijo que les exige las cosas a sus compañeros, el problema tiende a ser la forma de pedir las cosas, no el hecho en sí de hacerlo. En lugar de coartar la asertividad de las niñas, los padres harían bien en tratar su forma de hablar a la hora de llevar la batuta.

"Consentido/a"

El hecho de tener un hijo consentido no habla tan mal del hijo como de los padres, pero resulta que un niño al que le han concedido toda clase de privilegios también puede convertirse en un adulto con los pies en el suelo, sociable, empático y generoso, siempre y cuando los padres fomenten esos valores en casa. Llamar "consentido" a un niño deja claro que los padres perciben que hay algo irremediablemente corrupto en su hijo, pero lo peor es que enmascara la culpa de quienes hicieron brotar su avaricia, su egoísmo y su convicción de tener derecho a todo. Y esos culpables son los padres.

"Listo/a"

¿Ahora resulta que es malo elogiar a un niño? No, pero puede resultar contraproducente, y es precisamente uno de los peligros de llamar "listo" a un niño. La idea de ser listo es que ha nacido con una inteligencia que le permite solucionar con facilidad ciertos problemas, pero olvida las verdaderas herramientas que hacen falta para solucionar un problema: creatividad, perseverancia y concentración.

¿Qué pasa cuando un niño al que le han insistido en que es listo se topa con un problema que es incapaz de resolver o a duras penas es capaz de solucionar? Puede desencadenar una crisis de identidad. En lugar de utilizar cumplidos vacíos, es mejor para el pequeño que se elogien las virtudes concretas que le han permitido resolver un problema. Así, el "qué listo eres" se convierte en algo mucho más útil: "Me parece estupendo que te hayas concentrado tanto para encontrar una solución".

"Estúpido"

"Estúpido" es el hermano gemelo malvado de "listo". Una de las razones por las que llamar "estúpido" a un niño es tan perjudicial es porque es un calificativo degradante. Ellos aprenden que es muy impactante llamar "estúpido" a otro niño. Esta palabra es el equivalente infantil a lo que entre adultos sería un "puto gilipollas" y tiene la misma carga despectiva en edades tempranas.

Viéndolo así, ¿cuánto daño crees que le hace que se lo diga un adulto sensato a quien quieren y por quienes desean ser queridos? Súmale el hecho de que muchos niños ya comprenden que ese calificativo denota falta de inteligencia y esa palabra prohibida pasa a ser devastadora. Cuando un niño interioriza que es "estúpido", su futuro se vuelve más desolador. Además, esa palabra se encuentra al límite del abuso verbal.

"Capullo/a"

La mayoría de los adultos probablemente jamás le dirían eso a sus hijos a la cara, pero los filtros que puede haber en el hogar suelen evaporarse en las redes sociales. Por alguna razón, algunos padres se sienten innovadores y en la onda cuando cuentan algunas anécdotas sobre los "capullos" de sus hijos mareándoles por un motivo u otro, pero en estos casos está claro quién es el verdadero capullo.

Cuando los niños ponen a prueba la paciencia de sus padres, no pretenden ser unos capullos, están pasando por unas etapas de desarrollo normales. En estas etapas desarrollan ciertos comportamientos que les ayudan a conocer el mundo y su papel en él.

Además, ¿por qué iban a querer unos padres describir a sus hijos como unos capullos ante amigos o desconocidos que apenas tienen contacto con ellos, independientemente de lo que les digan realmente en casa? Es más, es un calificativo que puede volverse una bomba de relojería si algún día los hijos lo descubren en las redes. Al final, eso que los padres pensaron que estaban diciendo a espaldas de sus hijos puede aparecer claro y reluciente en una pantalla ante sus narices. Buena suerte si es el caso.

"Egoísta"

Aquí va un dato interesante sobre el desarrollo cerebral en la infancia: los niños son egocéntricos de forma natural e inherente. Hasta que no cumplen 3 años aproximadamente no han desarrollado por completo la teoría de la mente, que es la capacidad de entender que las otras personas pueden tener ideas y sentimientos diferentes de las suyas.

¿Qué significa eso? Que un niño pequeño es incapaz de entender por qué iba alguien a opinar distinto si a él le apetece un zumo. Puede que parezca egoísta, pero el egoísmo implica también maldad. Pensar que un niño tan pequeño tiene maldad y calificarlo en función de ello es peligroso.

No es cuestión de no enseñarles a los niños que sus acciones tienen consecuencias en los sentimientos de los demás. De hecho, la mejor forma de enseñarles la lección de las consecuencias es la culpa, y es bueno que la sientan cuando convenga. Sin embargo, llamarles egoístas no les hace ningún bien. Enseñarles a sentir empatía mostrándoles las consecuencias que ha tenido cada una de sus acciones es una táctica mucho más acertada.

"Mentiroso/a"

Al igual que sucede al llamarles egoístas, al llamarles mentirosos se da por hecho que había maldad en su intento de engaño. El primer problema que suscita esa palabra es que los niños no actúan con maldad cuando mienten. El segundo problema es que pasa por alto todos los logros intelectuales que ha alcanzado un niño al decir una mentira, logros que, de hecho, deberían celebrarse.

Además, esa palabra sirve para confundir a un niño, dado que la propia sociedad fomenta las mentiras en el día a día. Por ejemplo, da igual cómo huela la yaya, jamás de los jamases debemos hacer comentarios al respecto.

"Princesa"

Aquí hay que puntualizar algo: si el calificativo se lo pone de forma voluntaria porque adora a las princesas heroínas, entonces, por supuesto, deja que lo sea. Sin embargo, no hay motivo alguno para que los padres le cuelguen a su hija el cartel de princesa rosa y modosita antes siquiera de que ella haya podido explorar otras identidades.

No es tanto un problema de género como de fomentar la autosuficiencia, el valor y una imaginación libre para conocer otros roles que no tengan que ver con castillos y príncipes apuestos.

"Rompecorazones"

Decirle esto a un niño pequeño es típico de muchos padres y familiares que creen que se trata de un cumplido. No hay que darle muchas vueltas para entender por qué es un calificativo inapropiado.

Por un lado, introduce al niño en el contexto del amor y la sexualidad una década antes de que tenga edad de importarle. No solo eso, sino que es uno de los primeros pasos que se le hace caminar al niño para que piense que el papel del hombre es tener el poder y que parte de ese poder consiste en su capacidad de romper corazones. ¿Qué tiene eso de elogiable?

Es cierto que el supuesto rompecorazones quizás aún no comprenda bien los roles de género, el amor y la sexualidad, pero sus padres sí. Realmente, es la clave misma de muchos de los calificativos que los padres les dan a sus hijos: muchas palabras peligrosas no lo son por cómo se perciben los niños a sí mismos, sino por cómo lo hacen sus padres y cómo modifica esa percepción su conducta para mejor o, mucho más a menudo, para peor.

Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.





A nosotras también nos violan....


Los 10 datos que avergüenzan Eapaña


Los 10 datos que avergüenzan a España

ElHuffPost

Eduardo Loren

22/1/18


1. España, con 10,2 millones de personas con una renta por debajo del umbral de la pobreza, lo que se traduce en una tasa de pobreza del 22,3%, es el tercer país europeo en desigualdad, por detrás de Rumanía y Bulgaria y empatado con Lituania.

2. Pese a la mejora de la economía, la remuneración de los trabajadores está lejos de los niveles de 2009: mientras la productividad por hora trabajada ha aumentado un 6% desde 2012, el coste salarial de cada una apenas ha aumentado un 0,6%, es decir, 10 veces menos.

3. Los beneficios empresariales se dispararon un 200,7%, manteniendo así la tendencia alcista que iniciaron en 2013. El coste laboral por trabajador apenas varió un 0,1%.

4. Ese abismo también se reproduce entre trabajadores: un empleado medio en España debería trabajar más de 29 años para lograr el mismo salario que obtienen en un año quienes se sitúan en el tramo más alto, y si se trata de alguien que percibe el mínimo interprofesional, debería hacerlo durante 71 años. En el caso de las empresas del IBEX, los 84 años que necesitaba trabajar un empleado medio para igualar el salario anual del primer ejecutivo de la compañía aumentaron en 2016 a 112 años.

5. También los jóvenes que acceden al mercado laboral han tenido que ver cómo su sueldo anual es un 33% inferior respecto al de 2008, y cómo los contratos a tiempo parcial para ellos han crecido tres veces más rápido que para el resto, un 54% frente al 16%.

6. Las mujeres, como siempre, son las que se encuentran en mayor proporción en vulnerabilidad laboral, ya que suponen el 58% de las personas que están en esta situación.

7. Siete de cada diez personas que reciben los salarios más bajos son mujeres, que solo representan el 34,5% de las personas que más ganan. Dentro de este mismo grupo, cobran hasta un 14% menos que los hombres.

8. Están apareciendo "nuevas fórmulas de desigualdad salarial", como las empresas multiservicio, que emplean a más de 60.000 personas que cobran entre 5.800 y 8.400 euros anuales menos que las acogidas al convenio colectivo sectorial. Y y ello pese a que trabajan de media 100 horas más.

9. El sistema fiscal también contribuye a generar desigualdad, entre otras razones porque son los asalariados los que soportan el sistema: mientras que el 83% de la recaudación fiscal en 2016 provino del IVA, el IRPF y "otros impuestos pagados por familias", el de sociedades "aportó el 12% de la recaudación".

10.                  Tampoco es equitativo, añade Intermon, cómo se gasta el dinero recaudado: dos de cada 10 euros de transferencias públicas se dirigieron al 10% más rico de la población.


domingo, 21 de enero de 2018

Mariano Rajoy y Francisco Camps (Paco y Presidente, una gran historia de AMOR)








Cuando los charnegos aún eran de izquierdas


Cuando los charnegos aún eran de izquierdas

Un ensayo del profesor Javier Aristu rastrea el fracaso de la izquierda para aunar las identidades andaluza y catalana en un proyecto alternativo al catalanismo burgués




ElPlural



Dom, 21 Ene 2018

El libro de titula ‘El oficio de resistir’ y lleva como subtítulo ‘Miradas de la izquierda en Andalucía durante los años sesenta’. Su objeto de análisis no es, pues, Cataluña, pero dedica dos lúcidos y bien documentados capítulos al impacto que tuvo la emigración andaluza en Cataluña y en la propia Andalucía, al tiempo que examina el fracaso de las propuestas políticas de un Jordi Solé Tura o un Alfonso Carlos Comín, en las que se propugnaba una síntesis “de las identidades andaluzas (y de otras regiones) de la inmigración con la catalana oriunda en un proyecto social, político y cultural integrador y de una ‘nueva Cataluña’. Eso, en cierto modo –continúa Aristu– se consiguió a finales de los años 60 y primeros 70 y supuso el gran proyecto alternativo al de la burguesía catalanista”.

Los colores del cinturón

Las últimas elecciones autonómicas catalanas han confirmado una tendencia que venía apuntándose desde hace más de un lustro: el cinturón rojo de la Barcelona metropolitana ha cambiado de bando. O casi. Cornellà, Santa Coloma, Hospitalet, El Prat, Viladecans, Sant Feliu… ya no votan mayoritariamente izquierda.

Las grandes ciudades de aluvión forjadas por las oleadas de inmigrantes sobre todo andaluces de los años 60 y 70 votan ahora a Ciudadanos, un partido vagamente centrista-derechista pero en todo caso férreamente españolista. El mapa históricamente rojo es ahora un mapa naranja.

El independentismo ha logrado imponer su agenda política, en el sentido de que le ha arrebatado al eje ideológico izquierda/derecha el papel estelar en la escena electoral catalana para sustituirlo por el eje identitario separatismo/unionismo, que siempre existió pero nunca fue hegemónico al norte del Ebro.

Un cierto déficit

El libro de Javier Aristu no es un paseo melancólico por la Andalucía o la Cataluña que pudieron ser y no fueron. Ni es tampoco un acta de defunción de nada: Aristu suma demasiados trienios como profesor y como antiguo dirigente del Partido Comunista de Andalucía, como para darse por vencido así como así.

El libro, escribe con modestia en el prólogo, consiste en unos “papeles” que tratan de la resistencia política, sindical y cultural en Andalucía al franquismo. En Andalucía… y en Cataluña, porque en aquellos años Cataluña comenzaba a transfigurarse profundamente merced a la inmigración andaluza.

Aristu lo explica así: “Durante aquellos años del desarrollismo franquista las relaciones entre andaluces y catalanes dieron lugar a uno de los fenómenos más originales y fecundos de la cultura política de la izquierda española. Creo que alguno de nuestros mayores déficits como andaluces y como personas de izquierda es haber perdido después la conexión peculiar con las ramblas culturales y políticas catalanas. Y lo mismo digo a la inversa: la política de Cataluña desaprovecha mucha energía cuando trata de aislarse de ese elemento constituyente que es lo andaluz, sea el integrado en su propia sociedad catalana sea el que habita y se desarrolla al sur de Despeñaperros”.

Periodista, estudioso, profeta

‘El oficio de resistir’, que acaba de publicarse bajo el doble sello del Centro de Estudios Andaluces y la editorial Comares,  rastrea las huellas de esa ‘doble nacionalidad’ de cuyo honroso mestizaje parece haber abjurado no ya el independentismo de matriz burguesa, sino la propia izquierda catalana en sus diferentes –y por supuesto enfrentadas– variantes.

La huella más profunda y duradera de la teoría del mestizaje pertenece al llorado Alfonso Carlos Comín, quien, primero desde Cristianos por el Socialismo y luego desde el PSUC, promovería un proyecto diferenciado del ‘catalanismo de toda la vida’, distinto –escribe Aristu– al “de un Prat de la Riba o un Cambó pero inserto en aquel hilo que desde 1903 había dado sentido a la burguesía catalana, una vez más –pasado ya el franquismo con el que una parte de ella había colaborado gratis et amore– catalanista y nacionalista. Todavía no independentista, pero eso ya llegaría”.

Ominosos tópicos

Comín, cuyo hijo Toni es hoy uno de los diputados independentistas refugiados en Bruselas para escapar a la justicia española, fue tal vez el primer intelectual que combatió con rigor analítico los ominosos tópicos que pesaban sobre los andaluces y a los que tan alegremente había dado carta de naturaleza Ortega y Gasset en su tristemente exitosa ‘Teoría de Andalucía’.

Tanto en libros como en trabajos periodísticos, Alfonso Carlos Comín se acerca con rigor a la realidad andaluza frente “a esa visión que va del folklorismo alvarezquinteriano al esteticismo orteguiano” y desmonta pieza a pieza “el tópico de la baja productividad del andaluz basado en un predeterminado carácter indolente mediante la comparación con el gran rendimiento de ese mismo andaluz en las fábricas alemanas o catalanas”, escribe Aristu.

El desdén de las élites

Al recordar los desdeñosos juicios, de ayer mismo como quien dice, de dirigentes nacionalistas de postín como Pujol o Duran i Lleida sobre los andaluces, cabría concluir que el discurso de Comín no llegó a calar entre las élites del ‘catalanismo de toda la vida’. Pero no solo en ellas. Su tesis, original pero seriamente documentada, de los andaluces como ejército de reserva con el que las regiones industriales pudieron contar ilimitadamente a precio de saldo y sin el cual “no hubieran podido alcanzar el actual nivel de desarrollo”, esa tesis que en los 70 y aun en los 80 inspiraba las posiciones de la izquierda catalana, hoy casi ha desaparecido del discurso público del Principado. O al menos ha dejado de tener una traducción electoral efectiva.

El caso Portabella

Ciertamente, la izquierda perdió la batalla catalana mucho antes de 2017. E incluso mucho antes de 2012. Aristu recuerda que una “razón bastante clara” fue que en 1980 ERC dio su apoyo a Jordi Pujol en vez de al socialista Joan Raventós. Aun así y más allá de aquel hecho puntual, el PSC-PSOE no supo conservar en las elecciones autonómicas los 850.000 votos (700.000 de ellos solo en la provincia de Barcelona) que logró en las generales.

No sin un punto de melancolía, el autor cierra este capítulo del libro titulado ‘Horizontes de grandeza. Andaluces en Cataluña’ glosando la masiva manifestación, más independentista que propiamente soberanista, del 11 de septiembre de 2016, cuyo manifiesto fue leído por Pere Portabella, “un destacado e histórico activista antifranquista –recuerda Aristu–, senador en la lista del PSUC y luego diputado autonómico en la de Iniciativa per Catalunya”.

La pregunta

Esbozada la figura de Portabella, se pregunta a continuación nuestro autor: “¿Qué había ocurrido en esos últimos años para que una parte de la izquierda catalana se hubiera convertido si no en independentista sí al menos en soberanista?”.

Lástima que no tengamos a mano un Alfonso Carlos Comín, prematuramente desaparecido en 1980, para contestar debidamente a esta pregunta crucial. Para contestarla sin prisas ni sectarismos, más allá de los tópicos pero más allá también de la injuria. Para contestarla como intentó Comín contestar en su libro ‘Noticia de Andalucía’, publicado en 1970, la pregunta sobre los andaluces de Andalucía y de Cataluña: “a través de una metodología –rememora Aristu– que combinaba la sociología, la economía, la filosofía, la observación de los hechos, el periodismo etnográfico y la encuesta directa”.


Eduardo Inda, (Mala persona)


El juez pone en su sitio a Inda y a su abogado en el caso del documento falso sobre Pablo Iglesias

El periodista intentó dilatar el juicio recusando al titular del Juzgado de Primera Instancia Nº 84 de Madrid

T.R.

ElPlural

Dom, 13 Nov 2016

Hace 6 meses un medio digital soltaba lo que, según decía a bombo y platillo, era toda una primicia contra Podemos y Pablo Iglesias: El líder de la formación morada había cobrado de Venezuela a través de un paraíso fiscal. La afirmación estaba respaldada por un presunto documento del Euro Pacific Bank, del paraíso fiscal de las Islas Granadinas.

El director del mismo, el periodista Eduardo Inda, incluso había declarado a sus colegas de profesión que estaba “encantado” con la denuncia que el aludido anunció que iba a interponer contra él y su medio.

Tan seguro estaba el polémico Inda que, en ‘La Sexta Noche’ esa misma semana se refirió a Iglesias como “Rodrigo Iglesisas” o “Pablo Rato”, acompañado de un alegato victorioso en el que adelantaba que si la demanda se presentaba en un juzgado “se la vamos a ganar”.

Comunicado del banco

Casualmente, ese mismo sábado y antes de la emisión del programa, tal y como informó ELPLURAL.COM el asunto dio un giro inesperado para el periodista. El Euro Pacific Bank, entidad de la que supuestamente habría salido el documento de ingreso del dinero pagado por Venezuela, emitía un comunicado en el que indicaba que dicho extracto era falso. 

Pues bien, a pesar de la seguridad de Inda en sus manifestaciones sobre esta factura de 272.325 dólares que, claro está, relacionaba con la financiación presuntamente irregular de Podemos, parece que la cosa no está tan clara, a tenor de lo que ha publicado Público’.

Maniobra procesal

Este digital indica que la maniobra diseñada por Eduardo Inda y su abogado para, posiblemente, dilatar el juicio -el periódico dice que “al periodista no le gusta que la justicia actúe con celeridad” porque esa rapidez es una de sus alegaciones- y cambiar al juez del Juzgado de Primera Instancia Nº 84 de Madrid, José Manuel Delgado Seoane, pasaba por solicitar su recusación.

Sin embargo, lo único que ha conseguido es soliviantar al propio juez que, en un escrito contundente, responde contraatacando y pidiendo “una sanción disciplinaria” contra el propio letrado del periodista, según este digital, “por la ‘mala fe procesal’ del recusante” que a su juicio sólo perseguía cambiar al juzgador que dicta la ley.

Otras medidas

Como consecuencia de ello, el juez encargado de conocer el asunto ha elevado un escrito a sus superiores para que determinen si el comportamiento del abogado de Inda es susceptible de sanción disciplinaria, además de las medidas que puedan aplicarse al propio periodista como recurrente puesto que, según recoge Público, “esta recusación se ha planteado con mala fe, sin causa justificada y con la única finalidad de excluir al juzgador de ser el encargado de resolver el procedimiento, conforme a la ley”.

Cabe recordar que en su momento, cuando todo este asunto de los documentos falsos se conoció, en ‘La Sexta Noche’ Eduardo Inda tuvo que hacer frente a los comentarios de otros tertulianos, siendo sonado su enfrentamiento con Javier Sardá.




El Bigotes tira de la manta y confiesa los pagos en B al PP de la Comuninidad Valenciana

POLÍTICA

19/01/2018

'El Bigotes' señala a Camps como la persona que ordenaba cobrar los actos de campaña a empresarios

Continúa en la línea de las confesiones de Correa y Crespo.

ElHuffPost


El responsable de Orange Market, Álvaro Pérez 'El Bigotes', ha afirmado que el expresidente de la Comunidad Valenciana Francisco Camps era la persona que dio la orden al exsecretario general del PP de la Comunidad Valenciana, Ricardo Costa, de que la trama Gürtel facturase los actos de campaña de 2007 y 2008 del PP valenciano a otros empresarios.

"En la famosa reunión de Costa y Correa -presunto líder de la trama- (...) Ricardo llama delante de mí a la persona que le consultaba siempre todo y le dijo que había problemas serios de hacerlo de esa manera y esa persona le dice que es la única manera que hay de cobrar, y si le interesa, bien, y si no, que lo deje. Esa persona es Francisco Camps", ha explicado 'El Bigotes'.

Pérez Alonso se refiere a la reunión que mantuvo con Pablo Crespo (presunto número 2 de la red) y Ricardo Costa a finales de 2007 en la que, según los dos acusados, Costa les dijo que la única forma de cobrar por la deuda que había contraído el PP con Orange Market (empresa de Gürtel) y que, según Crespo, podría ascender al millón de euros, era facturando los trabajos a otros empresarios.

Unos empresarios que tenían adjudicados contratos con administraciones públicas valencianas y que por ley no podían efectuar donaciones a partidos políticos.

Tanto el líder de la trama Gürtel, Francisco Correa, como el 'número dos', Pablo Crespo han afirmado que fue Costa el que les indicó que si "querían cobrar" tenía que facturar los eventos a "determinados empresarios" sin concretar quién había tomado esta decisión.

¿Quién ideó el sistema de financiación al PP con pago de empresarios?, le han preguntado posteriormente, a lo que 'El Bigotes' ha contestado otra vez: "Francisco Camps". Ha insistido en que era el que podía decidir si le daba trabajo. De hecho, ha comentado que él le "lloraba al presidente" porque en aquella época era su "amigo".


PAGOS DEL PP EN NEGRO A LA TRAMA

Ha confesado que el PP pagó en B a la trama de manera reiterada y que también cobraron al partido a través de facturas falsas emitidas a empresarios.

"Los pagos se realizaron de tres maneras: mediante efectivo, mediante facturas con conceptos que no eran los que correspondían y mediante facturas correctas", ha asegurado.

El Bigotes, que ha dicho que va a contar "mucho más" de lo que ha contado hasta ahora, ha explicado que fue el expresidente valenciano Francisco Camps el que le animó a desplazarse a Valencia y trabajar en la organización de actos del PP. "Los que mandaban eran Camps, su jefa de gabinete y Cotino", ha agregado.

Los que mandaban eran Camps, su jefa de gabinete y Cotino

Unas horas antes, Crespo ha dicho en esta línea que una parte de los trabajos hechos para el PP eran pagados por el partido en negro, mientras que otros eran abonados por los empresarios. Según su confesión. Ricardo Costa ordenó que pagaran los empresarios esa deuda contraída por el partido con Orange Market.

'El Bigotes' se ha mostrado como un hombre dolido durante su declaración y ha relatado que llegó a Valencia por recomendación del propio Camps. Anteriormente, con Correa, "paseábamos por toda España, trabajando con todos los PP. Hay muchos que trabajaron con nosotros y ahora se rasgan las vestiduras. Todo el mundo de todos los PP de España querían trabajar con nosotros", ha aseverado.

Pero Álvaro Pérez ha confesado cómo posteriormente faltaba trabajo y tenían el temor a que cerrar la empresa. En este punto, ha lamentado que nunca recibió ninguna de las grandes campañas institucionales. "Ni las rozaba", ha afirmado. Por eso, se ha calentado en varias ocasiones: "Se ha pintado esto que parece que Alvarito se lo comía todo en Valencia, y Álvaro no se comía ni las mondas".

"TENÍA UNA TARJETA DE SEGURIDAD DEL PP"

"Me lo pensé y me contrataron para hacer la campaña que llevó a la presidencia a Camps. Entablé una amistad con él y me dijo que me fuera allí a vivir con mi familia y así se decidió, tan sencillo como eso', ha explicado 'El Bigotes'.

Lo hizo porque anteriormente a esa fecha, él se encargaba de organizar los mítines en los que intervenía el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en los que "si falla el micrófono se ve en el telediario".

Y como era un trabajo "vertiginoso" y "la presión era brutal y hacía daño al hígado y a la vida", decidió marcharse a Valencia por consejo de Camps, al que conoció a través del empresario Alejandro Agag.

Y ha añadido: "Tenía una tarjeta de seguridad del PP para no tener que pasar los controles y la sigo teniendo por si acaso alguien la necesita", ha dicho.

'El Bigotes' también ha dicho que él se encargaba de "pedir el dinero que se le debía a Orange Market" pero que "jamás en la vida" se le consultó nada y que ahora no quiere saber "nada de Orange Market ni de la madre de Orange Market".

Además, se ha quejado de que en el juicio '"o están todos los que son ni son todos los que están", pues según él, hay más responsables que los que están sentados en el banquillo.

De hecho, en relación a los empresarios arrepentidos en el juicio, ha dicho: "Aquí lo que no han dicho es lo que conseguían cuando les soltaban la mandanga".


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