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lunes, 22 de diciembre de 2025

 




 


Enhorabuena, Extremadura! Por fin habéis elegido "progreso" del bueno. 🥳 👏

Hay que felicitar a todos esos extremeños que han votado con "visión de futuro". ¡Qué alegría saber que ahora sí que van a despegar! 🚀

¿Tren digno? ¿Para qué quieren llegar rápido a los sitios si tienen esos paisajes tan bonitos para ver desde una vía del siglo pasado? ¡Un aplauso por votar a los que se olvidan de sus infraestructuras cada vez que pisan Madrid! 🚂 💨

¿Sanidad y Educación Pública? ¡Sobrevaloradísimas! Mucho mejor que les recorten un poquito más, que así aprenden a ser más "resilientes" y a buscarse la vida, que para eso son gente de campo. 🏥 ✂️

¿Empleo y juventud? Nada como ver cómo sus hijos y nietos siguen haciendo las maletas hacia Madrid o Alemania. Es una tradición extremeña preciosa que la derecha sabe mantener como nadie. 🧳 ✈️

De verdad, qué envidia me da esa capacidad de votar a quienes sistemáticamente os dejan a la cola de todos los indicadores. Es fascinante ver cómo los mismos que sufren los recortes salen a la calle a celebrar el triunfo de sus "señoritos". 🎩 🍷

¡A disfrutar de lo votado! Bien hecho Extremadura!



 


Eduar Yepes

En septiembre de 1941, en las afueras de Kiev, ocurrió una de las matanzas más rápidas y brutales del Holocausto. Su nombre quedó ligado para siempre a un barranco: Babi Yar.

Tras la ocupación alemana de la ciudad, los nazis ordenaron a la población judía presentarse con documentos y pertenencias. Muchos creyeron que se trataba de un traslado. En realidad, era una trampa cuidadosamente planificada. Durante dos días, el 29 y 30 de septiembre, casi 34.000 hombres, mujeres y niños judíos fueron conducidos hasta el borde del barranco.

Allí, las unidades móviles de exterminio —los Einsatzgruppen— con ayuda de colaboradores locales, obligaron a las víctimas a desnudarse. Luego, familia tras familia, fueron fusiladas. Los cuerpos caían unos sobre otros, formando capas humanas en el fondo del barranco. El asesinato se ejecutó con una frialdad industrial: sin cámaras de gas, sin campos, solo armas, munición y silencio.

Babi Yar no fue un episodio aislado, sino parte de la llamada “Shoá por balas”, el método utilizado por los nazis en Europa del Este antes de la implantación sistemática de los campos de exterminio. En los meses y años siguientes, el mismo barranco seguiría tragándose vidas: romaníes, prisioneros de guerra soviéticos, opositores políticos y nacionalistas ucranianos también fueron asesinados allí. Se estima que el número total de víctimas supera ampliamente las cien mil personas.

Durante décadas, el lugar fue deliberadamente silenciado. Bajo el régimen soviético, no se permitió un memorial que reconociera explícitamente a las víctimas judías. El barranco fue rellenado, convertido en parque, como si la tierra pudiera borrar lo ocurrido. La memoria sobrevivió, no gracias a monumentos, sino a testimonios, poemas y recuerdos fragmentados.

Hoy, Babi Yar representa algo más que una masacre: es el símbolo de hasta dónde puede llegar la deshumanización cuando el odio se convierte en política y la muerte en procedimiento administrativo. Un recordatorio brutal de que el genocidio no siempre necesita fábricas de muerte; a veces basta un barranco, armas cargadas y la decisión de mirar a otro lado.


 


 


¿Qué ha Pasado en Extremadura? Análisis Electoral y Lo Que nos Espera | ...

 




El martirio judicial de Mónica Oltra: seis años para destruir a una adversaria política

👉 No hubo delito. No hubo encubrimiento. Hubo lawfare. Y funcionó.

La causa contra Mónica Oltra ha vuelto a archivarse en diciembre de 2025. Es la tercera vez. Dos jueces de instrucción y la Fiscalía lo han dicho con claridad: no existen indicios de criminalidad. Aun así, nadie puede garantizar que esta pesadilla judicial haya terminado. Porque aquí nunca importó el final. Importó el proceso.

Oltra fue imputada el 1 de abril de 2022 por una acusación impulsada desde la ultraderecha. Dos meses después, dimitió como vicepresidenta de la Generalitat Valenciana. El agresor real (su exmarido) fue condenado a cinco años de prisión, sentencia confirmada por el Supremo en 2023. La justicia penal cumplió su función. La política no.

La imputación bastó para sacarla del tablero. No hizo falta condena. Ni pruebas. Ni juicio. El daño ya estaba hecho. La izquierda valenciana perdió a una de sus figuras más sólidas y el vacío político ayudó a abrir la puerta al actual president Carlos Mazón.

El juez Vicente Ríos, quien ordenó investigar, fue el mismo que archivó la causa en abril de 2024 con un auto de 96 páginas. Dijo que hubo decisiones “desacertadas”, pero no delictivas. Que no hay correos, órdenes ni instrucciones que apunten a Oltra. La Fiscalía coincidió. Caso cerrado. En un Estado normal.

No lo fue. En junio de 2024, la Audiencia Provincial de Valencia ordenó reabrir la causa con un auto de seis folios, ignorando el trabajo del instructor. Un año más de investigación para llegar al mismo punto. Nuevo archivo en junio de 2025. Y otro más en diciembre.

👉 Tres archivos. Cero indicios. Múltiples recursos.

La anomalía no es técnica. Es política. La sección de la Audiencia que insiste en llevar a Oltra al banquillo es la misma que ha beneficiado al PP en causas de financiación irregular. El mismo tribunal que relativizó el “dinero negro” cuando afectaba a los suyos. El doble rasero no es casualidad.

Todo ocurre, además, tras decisiones que afectaron a intereses privados millonarios, como la reversión de hospitales gestionados por empresas como Ribera Salud. Cuando la política toca el negocio, el castigo llega por otra vía.

Hoy, Oltra sigue fuera de la primera línea. Si la Audiencia fuerza el juicio, la mancha durará hasta 2028. Seis años después de la imputación. Probablemente será absuelta. Para entonces ya dará igual.

La justicia usada como arma no necesita condenas: solo tiempo, ruido y silencio institucional.

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EL SECRETO MÁS HUMILLANTE DE AYUSO. ESTO DA MUCHA PENA.

🔥 "LÁVENSE LA BOCA": El BRUTAL repaso de Rufián a Abascal defendiendo a ...

André Rieu live in Malta

FEIJÓO RABIA "DERROTA ANTE A AYUSO Y VOX" FRACASO ELECCIONES EN EXTREMAD...

 


 


La mesa del director: frente a las amenazas y el silencio, la verdad

 

El PP la lía en Extremadura por un escaño más y 7.935 votos menos que en 2023: ¿Mereció la pena conseguir que miles de socialistas no acudiesen a las urnas?

Para conseguir la desmovilización de los socialistas el PP incluso sembró dudas sobre la democracia

José María Garrido

22-12-25

ElPlural



El Partido Popular de María Guardiola ha obtenido un escaño más de los que consiguió en las elecciones autonómicas de 2023. Ni rastro de la mayoría absoluta que pronosticaban las casas encuestadoras más afines al Partido Popular y con la que soñaban en Génova 13. La realidad es que el PP sigue dependiendo de la extrema derecha para gobernar en Extremadura y que un Vox fortalecido no se lo pondrá fácil a los populares no ya para aprobar unos presupuestos, sino incluso para que María Guardiola pueda convertirse de nuevo en la presidenta de Extremadura. 

Ante el resultado electoral de este 21 de diciembre, en el que tan solo el 62% de los extremeños acudieron a las urnas (es la participación más baja de la historia), conviene preguntarse si este adelanto mereció la pena. No se trata solo de poner sobre la mesa los 7 millones de euros que han costado las elecciones (la celebración de los comicios autonómicos en solitario aumenta un 145% los costes para la Junta de Extremadura), sino el desgaste que para la democracia ha supuesto la estrategia del Partido Popular. 

Y es que con el 99,89% del voto escrutado, el Partido Popular ha obtenido 228.300 votos este 21 de diciembre. Son 7.935 papeletas menos que las que contabilizaron en 2023.

Es cierto que el resultado electoral permitirá al PP y a sus terminales mediáticas hablar del principio del fin del sanchismo y resaltar que el PSOE obtiene el peor resultado de su historia. Para ello ocultaran que lo que pasó este domingo es que miles de socialsitas se quedaron en su casa y no fueron a votar. 

Y es que los socialistas pierden más de 100.000 votos respecto a las últimas elecciones autonómicas (136.017 votos frente a los 242.659 obtenidos en 2023).  Son prácticamente los mismos votos los que ha perdido el PSOE (106.642) que las personas que este domingo, a diferencia de 2023, se quedaron en casa y no fueron a votar (en 2023 acudieron a las urnas 623.731 extremeños y este 21 de diciembre 539.251 ciudadanos; es decir, 84.480 menos).

Para conseguir que tantos socialistas se quedaran en casa, el PP convocó las elecciones autonómicas al inicio de las navidades y apenas mes y medio después de la muerte del principal referente de los socialistas extremeños, Guillermo Fernández Vara. Los populares también aprovecharon la  grave crisis interna que atraviesan los socialistas tras 36 años de gobierno en la Junta de Extremadura y la debilidad de su candidato, Miguel Ángel Gallardo, al que obviamente ha afectado el ruido mediático que supone el juicio injusto al hermano del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Pérez-Castejón. 

Además, para conseguir la desmovilización de los socialistas, el PP ha utilizado a sus medios más afines para sembrar dudas sobre la honorabilidad del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Bulos y más bulos para conseguir que como en otras ocasiones, Zapatero no movilizase a los suyos. 

Paralelamente, el PP jugaba en campaña con la peligrosa teoría del pucherazo electoral convirtiendo el robo fortuito por parte de unos delincuentes comunes de 124 votos en un ataque a la democracia. 

Y el PP ha montado todo este lío para conseguir un escaño más. En Génova 13 les conviene preguntarse si todo lo ocurrido mereció la pena conseguir que miles de socialistas esta vez no acudiesen a las urnas.

José María Garrido es director de ElPlural.com 

 


domingo, 21 de diciembre de 2025

 


 


 


 


 


 




 


 


 


 



CARTA ABIERTA A ISABEL DÍAZ AYUSO

Por Javier F. Ferrero

Presidenta,

He escuchado sus palabras. Las he escuchado varias veces, para comprobar si había algún matiz, algún rastro de humanidad, algún vestigio de responsabilidad institucional.

No lo hay.

Y por eso escribo esta carta. No para convencerla, porque usted está demasiado cómoda en su papel. La escribo para que conste. Para que nadie pueda fingir después que no sabía lo que usted estaba diciendo. Para que nadie diga dentro de unos años que exagerábamos.

Usted afirmó que las personas migrantes están aquí para “limpiar casas, recoger cosechas y poner ladrillos”.

Usted.

La presidenta de una comunidad de siete millones de personas.

Lo dijo con la tranquilidad de quien se sabe impune. Como si estuviera describiendo el inventario de una empresa y no la vida de miles de seres humanos que sostienen Madrid mientras usted posa para las cámaras.

Su discurso es simple: unos valen y otros sirven.

Usted pertenece al primer grupo.

Los demás, al segundo.

Lo que quizá no le han dicho sus asesores a través del pinganillo (o quizá sí, porque para ellos esto es cálculo político, no un problema moral) es que lo que usted hizo ese día fue reproducir un esquema colonial muy antiguo:

personas que llegan de fuera reducidas a fuerza de trabajo, nunca a ciudadanía.

Cuerpos útiles, no sujetos con derechos.

Presencias necesarias, pero siempre subordinadas.

Eso no es “gestión migratoria”.

Eso es neocolonialismo doméstico.

Usted finge una distancia con Vox, pero es lo mismo que ellos. Si no peor.

Ellos dicen “escoria invasora”.

Usted dice “mano de obra necesaria”.

Cambia el tono. No cambia la lógica.

Lo que para Vox es basura, para usted es herramienta.

No hay diferencia moral entre expulsar y explotar cuando el resultado es el mismo: deshumanizar.

Y mientras tanto, siguen sin aparecer las 25.000 viviendas públicas que prometió en 2019, mientras la falta de las mismas se está usando como arma arrojadiza para cargar contra los migrantes.

En vez de ladrillos, hay excusas.

En vez de proyectos, hay propaganda.

En vez de responsabilidad, hay fuga hacia adelante.

Siempre fuga hacia delante.

Usted culpa a la inmigración, al socialismo, a Sánchez, al clima, a quien sea...

Pero jamás a su gestión.

La culpa nunca cae hacia arriba.

La desigualdad, sí.

Dice que “alguien tendrá que limpiar”.

Pero no dice que las personas que limpian también tienen derecho a vivir sin miedo, a tener un salario digno, una casa estable y una vida que no dependa de su beneplácito.

Presidenta, ni usted ni yo ni nadie elige dónde nace.

Pero algunas personas sí eligen qué tipo de sociedad construyen desde el poder.

Y usted ha elegido una donde la dignidad no es un derecho universal, sino un privilegio condicionado por la utilidad económica.

Usted gobierna como si la democracia fuese suya.

Como si los derechos fueran un trámite.

Como si las vidas ajenas le pertenecieran.

No es así.

Gobernar no es administrar mano de obra.

Gobernar es proteger ciudadanos.

Todos.

No solo los que votan.

No solo los que consumen.

No solo los que le parecen "útiles".

No solo los que se parecen a usted.

Su discurso no es una anécdota.

Es un síntoma.

Y también es una advertencia.

Porque cuando un gobierno empieza a hablar de las personas como usted habla de las personas migrantes, lo siguiente siempre es peor. La historia lo ha demostrado demasiadas veces.

Esta carta no busca reconciliación.

Busca claridad.

Usted no está defendiendo a Madrid.

Usted está defendiendo un modelo donde las desigualdades se naturalizan, se reparten y se justifican.

Un modelo donde la explotación es invisible.

Un modelo donde Vox pone las palabras y usted las barniza.

Atentamente,

Javier F. Ferrero

Director de Spanish revolution

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¿Y si volásemos la Cruz de los Caídos? | lamarea.com

Por José Ovejero

30 de noviembre

Durante los últimos meses no paro de leer libros y de ver documentales sobre el siglo XX. Hacerlo y, de manera alterna, asomarse a la actualidad política nacional e internacional es la mejor receta para hundir el estado de ánimo de cualquiera. Así me va últimamente.

Nunca he pensado que la historia se repite, ni siquiera como farsa. Pero sí hay unas constantes que resurgen una y otra vez en las fases más oscuras de nuestras sociedades: la deshumanización del contrario, la búsqueda de chivos expiatorios para los males que nos aquejan –a menudo con la intención de que no se pidan responsabilidades a los verdaderos causantes–, la mezcla de miedo y odio que se impone a las relaciones sociales, la aparición de líderes que ofrecen soluciones simplistas, drásticas, despiadadas e imposibles de aplicar. Y habría que añadir la connivencia de la prensa y las fuerzas armadas con esos líderes populistas y los movimientos que los sostienen.

Luego, de ese cóctel indigesto salen combinaciones distintas cada vez, pero con consecuencias parecidas.

Lo que me sorprende es que la gente siga manteniendo la fe en recetas que han provocado la destrucción de naciones enteras. La mano de hierro, el hombre fuerte, han llevado siempre a la catástrofe. Entiendo la tentación en épocas de crisis y de corrupción, lo que no entiendo es que se caiga en ella, sabiendo que solo puede traer una crisis aún más profunda y una corrupción sin freno jurídico alguno.

1 de diciembre

¿Y si volásemos por los aires la Cruz de los Caídos? A mí me parece una idea muy razonable.

Lo pensaba días atrás cuando se estaban discutiendo los planes de resignificación de la construcción franquista del Valle.

Mi fantasía no tiene que ver con ninguna forma de odio al cristianismo, ni a los cristianos, ni siquiera a sus símbolos, que suelen ocupar poco mis lucubraciones. Pensaba más bien que la Iglesia católica ha colonizado los espacios públicos de forma inaceptable para una institución privada.

Estatuas de santos, vírgenes y cristos, así como cruces a veces de tamaño descomunal y sin el menor interés artístico contaminan visualmente el medio ambiente desde lo alto de numerosos montes, se yerguen por encima de ciudades aprovechando elevaciones del terreno, jalonan caminos.

Si se han prohibido los paneles publicitarios para proteger el paisaje de la degradación, bien se podrían prohibir muchas de las cruces que no son más que propaganda de una determinada religión, no compartida por la mayoría de los ciudadanos. Imponernos la visión de símbolos religiosos, su omnipresencia en el espacio público, no es más que una manifestación de poder simbólico con el que se marca como propio un territorio.

Mantener en pie ese tipo de monumentos es como conservar la «tradición» de que las iglesias de los pueblos den las horas con sus campanas durante toda la madrugada; no se hace por tradición, sino porque marca la presencia de la iglesia para que nadie olvide quién tiene el poder sobre el espacio público. Si de verdad les importase la tradición pagarían a un campanero para que las tañese y no pondrían las grabaciones con las que lo sustituyen.

2 de diciembre

Hace poco, durante una cena, conversaba con dos escritores, con la responsable de coordinación de exposiciones temporales del Museo del Prado y con una experta en arte renacentista –entre otras muchas cosas– también del Prado.

Discutíamos si la belleza, o la fealdad, de una obra acaban siempre siendo reconocidas, que es otra manera de discutir si hay una belleza objetiva. Tiendo a pensar que no; el tiempo, la clase social, la experiencia individual, el juego de valores de cada grupo humano influyen en nuestra percepción; lo que sucede es que algunos de esos valores y de esas maneras de mirar pueden atravesar las épocas y contribuir a un consenso en la clasificación de lo que es y no es bello.

Al día siguiente me doy la razón a mí mismo. Visito la gran exposición dedicada a Mengs que se puede ver ahora en el Prado. Un cuadro llama mi atención por su fealdad; luego descubriré que se trata de Júpiter y Ganimedes pero de entrada no me interesa tanto el tema como la factura: los colores planos, la falta de proporción del cuerpo del joven, las expresiones hieráticas, la forma de extender el color.

En la cartela leo que Mengs pintó esa obra, un fresco, para hacerla pasar por una antigüedad romana, logrando engañar a Winckelmann, teórico y experto del arte antiguo y hasta ese momento amigo o por lo menos aliado de Mengs en la defensa de la estética neoclásica.

Entonces me doy cuenta de que la obra me parece fea porque la estaba mirando con criterios adecuados al siglo XVIII; si me hubiese acercado a ella pensando, como Winckelmann, que era romana, estoy seguro de que me habría gustado.

Continúo pensando en el asunto tras salir del museo y llego a la conclusión de que la belleza no es solo una cuestión estética, también es ideológica. Muchas de las novelas contemporáneas que hoy se consideran grandes obras deben esa apreciación a que su discurso es utilizable para generar consensos políticos o sociales –y los consensos sociales son siempre políticos–. Dicen lo que una parte significativa de la población quiere que sea dicho.

Tanto pensar para llegar a esta obviedad. Pero así es nuestro flujo de conciencia: nos conduce una y otra vez a lo que ya sabíamos o creíamos saber antes de dejarlo libre.

👇🏻 👇🏻

📷 Cruz de Cuelgamuros. ELENA F. D. / CC BY-SA 4.0

https://www.lamarea.com/.../y-si-volasemos-la-cruz-de.../

 


 


Fonsi Loaiza

Este cura se llama Jacinto Lázaro Laguardia y hoy ha sido denunciado en El País por agresiones sexuales a menores en San Sebastián, Pamplona y Madrid. El Opus Dei lo fue encubriendo y cambiando de destino en colegios durante 25 años. Silencio por parte de ultracatólicos Abogados Cristianos y Hazte Oír.


 


 


 



Fernando Díaz Gutierrez

Nos cuentan que el final de la dictadura llegó gracias a monarcas, valientes estadistas (hombres) e históricas conversaciones en elegantes moquetas. Eso nos cuenta la historia oficial de la transición...

Hace apenas unas décadas, nuestra tierra era un hervidero de huelgas y movilizaciones. La gente trabajadora de las guaguas, del tabaco y del sector del frío convocaron paros para arrancar mejoras laborales. Era diciembre de 1977 y el poderoso movimiento estudiantil de la época no dudó en sumarse a las protestas. La solidaridad era sentido común.

Javier Fernández Quesada, estudiante de 2º de Biología en la Universidad de La Laguna, se unió a la manifestación en el campus central.

El régimen decidió acabar con las protestas de la única forma que sabía. La guardia civil disparó a matar contra los estudiantes. Javier murió en el acto. Tenía 22 años. Franco llevaba dos años muerto, su sangrienta dictadura no.

El gobernador civil en ese momento era Luis Mardones Sevilla, ni él ni los guardias civiles a sus órdenes fueron condenados jamás ni admitieron responsabilidad alguna en los hechos. Muy al contrario, continuó su carrera política siendo diputado en el Congreso por Coalición Canaria hasta 2008.

El pasado no es tan lejano como nos cuentan, ¿verdad?.

Nuestros derechos y libertades (esos que ahora algunos nos quieren arrebatar) se los debemos a muchas mujeres y hombres como él. No podemos permitir que borren su memoria, porque su historia no es individual, es la de todo un pueblo.

Gracias por luchar Javier, Canarias no te olvida.

#Memoria #Dignidad #Derechos #Canarias #ProhibidoOlvidar