Política, religión, actualidad, cine, opinión, sociedad, humor, cultura, fotogalerías.....corrupción, corruptores, justicia, robos, fraudes, atracos, preferentes, rescate bancario, hambre, paro, miseria, desahucios, hipocresía, la verdad, mentiras y mas mentiras...crisis, ricos, pobres, muy pobres, muy ricos, miseria, niños hambrientos, familias que no pueden llegar a fin de mes, trabajadores esclavos...Santa Pederastia, Sagrada Pedofilia....
"que sean escuchadas las aspiraciones legítimas del pueblo
catalán".
El anuncio comienza prometedor: "Este domingo es muy diferente
respecto al resto. Todos sabemos que estamos convocados a un referéndum de
autodeterminación y cuya celebración ha encontrado muchos obstáculos". El
texto continúa con un llamamiento "a los católicos y todos los
ciudadanos de Cataluña para reflexionar sobre la importancia de los actuales
eventos y votar en consciencia". Además, van más allá y se posicionan
claramente llegando a acusar al Estado de algo tan grave como la vulneración de
derechos: "Nuestra posición es que la Iglesia de nuestro país ha vuelto a estar
'al servicio de nuestro pueblo' y más aún cuando se han ultrajado sus derechos
fundamentales como se ha visto desgraciadamente, estos días".
Durante el texto se mezclan sentimientos tan peligrosos y fervientes como
la religión y el nacionalismo; al fin y al cabo dos cuestiones de fe: "San
Pablo nos ha exhortado, y deseamos para todos, pacíficamente, lo que
encontramos en Cristo de fortaleza del alma, del amor que consuela, el don del
Espíritu de afecto entrañable y de compasión. Sólo podremos responder con
prontitud a lo que Dios nos demanda cada momento. Que sepamos hacer siempre la
voluntad de Dios y responder con generosidad a nuestra misión como cristianos y
a nuestros deberes como ciudadanos de nuestro país y del mundo. Cataluña, que
siempre ha tenido unas raíces cristianas también se merece a día de hoy la
aportación de aquellos que hacen de nuestra fe el estímulo para ser
mejores personas".
Reflexión y
plegaria sobre la situación política
Por otra parte, los 22 sacerdotes que promovieron la Declaración sobre le
Referéndum de Autodeterminación ha convocado para el próximo sábado una
reflexión y plegaría sobre el momento político de Cataluña en la Basílica
de Santa María del Pi de Barcelona entre las 11:30 y 13:00 del mediodía.
El cardenal Cañizares llama a
rezar por la unidad de España
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha convocado a sus
feligreses a rezar un rosario y a una misa para este sábado por la tarde, en la Basílica de la Virgen de los
Desamparados, ante el referéndum del domingo en Cataluña. Reclama "la
superación de todo odio" y "la consolidación de una verdadera
convivencia en paz de los españoles". El cardenal advierte de "las
graves consecuencias que se derivarían de la ruptura unilateral, de un bien
común moralmente irrenunciable".
Luis Abascal es redactor Social Media de ELPLURAL.COM
Cuando estamos ocupados (bueno, ¿cuándo no lo
estamos?), es fácil que el sexo quede en el último puesto de la interminable
lista de cosas por hacer de una pareja. Dejar que el sexo pase a un segundo plano una
y otra vez puede provocar resentimientos e incluso la ausencia total de sexo.
¿Cómo lo hacen esas parejas que llevan mucho
tiempo y que encuentran la manera de darle prioridad al sexo pase lo que pase?
La edición estadounidense del HuffPost ha consultado a una serie de
expertos para que nos desvelen qué tienen en común esas parejas sanas, felices
y sexualmente satisfechas:
1. Hacen un hueco para el sexo en la agenda.
"Muchas parejas piensan que planificar
el sexo es síntoma de que hay problemas en la relación. Quieren que el sexo sea
espontáneo y orgánico. En un mundo ideal, sería estupendo. Pero cuando la vida
interrumpe esta utopía, y a menos que la pareja esté muy concienciada para
practicar sexo, suele ser una de las primeras cosas que se descuidan. Las
parejas que hacen hueco en sus agendas para practicar sexo entienden de forma
intuitiva la importancia y el valor que tiene. Incluso parecen darse cuenta de
que el sexo tiene muchos beneficios, tanto psicológicos como físicos. Las parejas que planifican el sexo transmiten
un mensaje fundamental: 'Mi pareja es importante para mí. Nuestra vida sexual
es importante para mí. Valoro mi satisfacción sexual (y la de mi pareja)'. Y,
para que quede claro, el hecho de que se planifique el sexo no quiere decir que
tenga que ser aburrido o siempre igual. Siempre se puede innovar: sugiriendo
nuevas posturas, haciendo realidad alguna fantasía o interpretando distintos
papeles". ― Kimberly Resnick Anderson, sexóloga
2. Se sienten cómodos hablando sobre sexo.
"Las parejas que llevan una vida sexual
satisfactoria saben cómo hablar de las cosas que les excitan y las que les
cortan el rollo, de lo que les gusta y de lo que no, cuándo están de humor y
cuándo no, sin miedo y de una forma sana, constructiva y positiva. Y, es más,
también saben cómo hablar de sus fantasías, cómo comunicar a tiempo real el
placer que están experimentando en sus propias carnes o en las de su pareja y
cómo llevar el proceso de excitación más allá de los genitales. Saben que el
lenguaje del sexo en el dormitorio no es siempre el mismo que fuera de él y, si
se trata de una relación sólida y segura, también es lícito hacerle saber a tu
pareja tus deseos sexuales individuales e incluso materializarlos". — Ian Kerner,
sexólogo y autor del libro 'Ellas llegan primero: el libro de los hombres que
quieren complacer a las mujeres'
3. Entienden la importancia de pasar tiempo en pareja.
"Las parejas sexualmente satisfechas
entienden que el buen sexo no se da de forma natural, sino que conlleva
esfuerzo. Hay que cuidar la relación tanto dentro como fuera del dormitorio. En
los tiempos que corren todos estamos ocupados, pero la pareja no puede
sobrevivir a base de sobras de tiempo y atención (y mucho menos la vida
sexual). Hay que estar dispuesto a darle prioridad al tiempo en pareja por
encima de todo, a apagar el móvil y la tele para estar juntos. Hay que hacer el
esfuerzo de salir a cenar alguna noche, de arreglarse para el otro y de
seducirle". ― Vanessa
Marin, sexóloga y creadora de Finishing
School, el curso online sobre el orgasmo para mujeres
4. Mantienen la curiosidad por las cosas que excitan al otro.
"Lo que puede ayudar a muchas parejas a
mantener la conexión sexual es tener conversaciones más profundas y aprender
qué es lo que les excita, no solo físicamente, sino también psicológicamente.
Ayuda, por ejemplo, tener curiosidad por si tu pareja prefiere el romanticismo,
la dominación o la sumisión, y también saber lo que quiere ver en ti durante el
sexo. Cuando ambas partes tienen curiosidad por lo que excita al otro y tienen
ganas de dar y de ser generosos (dentro de sus límites personales, por
supuesto), la vida sexual de la pareja mejora muchísimo. Es lo que denominamos
hacer un cameo en la peli porno de tu pareja. De esta manera, los dos tendréis
el sexo que más os gusta y podréis hacer cambios si buscáis cosas
diferentes". ― Celeste Hirschman, experta en
sexología y autora del libro 'Making Love Real'
5. Se ríen juntos, tanto dentro como fuera del dormitorio.
"Puede que suene estúpido, pero la risa
es un afrodisíaco muy potente. Si te ríes con tu pareja, hay más probabilidades
de que estéis de buen humor y de que disfrutéis de la compañía del otro. Reírse
en la cama (reírse con el otro, no del otro) es señal de comodidad y
despreocupación y de que la pareja está dispuesta a experimentar sensaciones
positivas y a desmelenarse. Si hace mucho que no te ríes a carcajadas con tu
pareja, puede que estéis estancados en una mala racha. Esto sucede cuando la
positividad y la buena intención van deteriorándose y el resentimiento eclipsa
al buen humor. Compartir el sentido del humor o chistes privados provoca la
secreción de endorfinas y produce una sensación de bienestar general. La risa
también reduce la producción de hormonas del estrés, lo que induce a la
relajación y a abrirse al otro". ― Kimberly
Resnick Anderson
6. Mantienen viva la pasión en el día a día.
"Hay parejas que mantienen la energía
sexual en su vida conjunta, de manera que generan expectación mandándose
mensajes subidos de tono, hablando sobre sexo y aprovechando cualquier oportunidad
para intimar, aunque no haya tiempo suficiente para la faena". ― Danielle
Harel, experta en sexología y autora del libro 'Making Love Real'
7. Intentan utilizar el dormitorio solo para dormir y
practicar sexo.
"Una pareja con la que trabajé tenía una
regla que no infringieron en 40 años. Nunca hablar de trabajo en el dormitorio.
Una noche, la mujer sacó un tema relacionado con el trabajo en el dormitorio.
El marido se puso el albornoz, puso la cafetera y le dijo a su mujer que bajara
al piso de abajo para hablarlo. Así lo hicieron y después volvieron a la cama,
satisfechos. Aunque pueda parecer una regla poco flexible, estoy totalmente de
acuerdo con la idea. Con otras parejas más jóvenes, veo que el problema es que
están tan sumidos en los problemas del día a día que permiten que se cuelen en
su relación muchas preocupaciones del mundo exterior. En la consulta, intento
animar a las parejas a desarrollar o a mantener su propia intimidad. Esto puede
implicar que haya que limitar la comunicación verbal y comunicarse más con
gestos, con tocamientos o con otro tipo de demostraciones de cariño". ―Douglas C. Brooks, sexólogo
8. No esperan la perfección.
"En consulta, he visto que muchas
parejas quieren que su vida sexual sea siempre como lo que ven en las
películas. Pero lo cierto es que durante el sexo hay momentos ridículos. Hay
caídas, comentarios picantes torpes, dedos que se meten en un ojo sin querer...
Las parejas que se toman esos momentos con sentido del humor son mucho más
felices a largo plazo que aquellas que se dejan embargar por la vergüenza ante
la más mínima imperfección". ― Vanessa Marin Este artículo fue publicado
originalmente en la edición estadounidense del 'HuffPost' y ha sido traducido
del inglés por Lara Eleno Romero
·Mediodía de
viernes en Barcelona. Suena cláxones. A toda potencia. No es un atasco para
salir huyendo de la ciudad a algún pueblo de la costa. Son decenas de tractores.
¿Y qué hacen en mitad del Eixample? Reivindicar el derecho a decidir, mostrar
su intención de aparcar el domingo cerca de los colegios para velar por las
urnas.
·El destino este
viernes ha sido la calle Mallorca, número 278, donde está la sede de la Delegación del
Gobierno en Cataluña. Las cercanías del edificio están tomadas por
decenas de policías nacionales y agentes de los Mossos. "Votarem",
"independencia", han gritado los agricultores, convocados por la
Assemblea Pagesa, desde sus tractores. No han podido hacerlo desde la puerta de
la institución dirigida por Enric Millo, pero
seguro que ha escuchado las reivindicaciones lanzadas desde la esquina de la
calle del Bruc.
·Los líderes
sindicales suben la voz: "Pisotean nuestra dignidad". Algunos vecinos
de esta exclusiva zona les aplauden desde la calle y sus terrazas. Los turistas
comen en las terrazas observándolo todo. Y la prensa internacional encuentra el
lugar perfecto para hacer sus directos para el telediario.
·Son días de
imágenes potentes, de esteladas. Pero detrás de los tractores también hay
historias. "La terra serà sempre nostra", dice el lema que han
colgado en las ventanillas. Cuando los motores se apagan, es hora de sacar los
bocadillos y una botella de vino. "La faena más importante es votar pacíficamente
y democráticamente", dice un agricultor de cereales junto a su tractor.
·"He venido
para que nos dejen votar, tenemos que votar y votaremos", dice firmemente.
Todos se abrazan, intercambian impresiones. Muy cerca, Jordi, que ha llegado
desde el Maresme, relata que ha conducido hasta aquí para manifestar su
"desacuerdo ante la prohibición de votar". "Creo que sí se
votará", añade luciendo una camiseta en la que pone Independencia.
"Es la revolución payesa, la revolución de los tractores", dicen a la
vez desde otro tractor otros compañeros.
·¿Y por qué
Cataluña tiene que ser independiente? "No tienes tiempo ni memoria en el
móvil para que te explique todo", confiesa. Cerca una mujer reparte
croquetas para que cojan fuerza todos. "Productos catalanes", también
se escucha entre los gritos.
·Setenta
kilómetros han recorrido otro grupo que llega desde el Maresme. "Un día
festivo y gratificante, para hacer un esfuerzo para el 1-0", mientras
almuerzan algo en la parte trasera del tractor. Lo tienen claro: "sí"
habrá referéndum y esperan
que el Govern declare la independencia si sale el sí.
·No todos votarían
'sí'. Olivier, especializado en la agricultura ecológica, dice que lo haría en
blanco. Pero está este viernes en Barcelona para reivindicar una "solución
política" y la "paz". Nadie sabe qué pasará.
Ineluctable e implacable se acerca el 1 de octubre. Me han preguntado qué
haré.
Si quien puede no detiene esta situación tan tremenda, angustiante y
peligrosa, iré a votar. Por muchas razones. Iré a votar a pesar de que el
referéndum esté suspendido (que es muy diferente de que sea ilegal, adjetivo
elevado a consigna repetida hasta la saciedad por tantos y tantos medios de
comunicación); iré a votar a pesar de saber que el referéndum no tiene las
mínimas garantías; iré a votar a pesar de tantas carencias. Y si alguien pone
el énfasis en remarcar sus defectos, tiene todo el derecho y nadie debería ni
piar, o tuitear, que viene a ser lo mismo.
Iré a votar y la razón principal es el íntimo convencimiento —lo
diré de forma no muy diplomática— de que si no hay una auténtica
multitud votando o intentándolo en cada ciudad, en cada pueblo, en cada urna,
esta vez, no es que nos pasarán por encima, es que nos pasará por encima una
apisonadora. Iré a votar porque es la única manera que se me ocurre de que
algún día podamos votar.
Iré a votar porque me parece un gesto mucho más bello y civilizado, una
expresión mucho más clara, digna y benigna, que ir a despedir a la policía y a
la guardia civil enarbolando banderas como si fueran espadas y profiriendo
impunes gritos de odio hacia la presunta banda adversaria como si policía y
guardia civil se fueran a la guerra. Me imagino la tristeza y la vergüenza
ajena bien involuntarias de tantas compañeras y amigas de Córdoba, de Sevilla,
de Huelva, de Zaragoza, de Valencia... Todo un mapa de sentimientos. De paso,
diré que me alegro con toda el alma cuando pienso que esta escena no puede
darse nunca al revés, no es ni tan siquiera imaginable.
Iré a votar porque la Audiencia Nacional ha admitido a trámite la denuncia
por sedición presentada por la Fiscalía contra las personas que participaron en
las protestas ante la sede de la Consejería de Economía del pasado miércoles
día 17.
Se destrozaron tres furgonetas, es verdad, y me sabe muy mal porque soy una
persona de orden, pero que esto sea lo único que puedan esgrimir para atribuir
una actuación tumultuaria a la gente que se manifestaba tras horas y horas de
roce continuo sin que saltara ninguna chispa entre fuerzas del orden y
manifestantes, muestra varias cosas: que el gobierno del Estado es capaz de
cualquier mentira, que nada lo detiene a la hora de actuar antidemocráticamente
(el estorbo que para el PP y sus adláteres y monaguillos es la democracia); que
hace días que buscan provocar una desgracia, quizás una muerte, para justificar
y legitimar su violencia y agresiones; que como ya intuíamos, aquello de «se
puede hablar de todo mientras no haya violencia» era un brindis al sol, regía
siempre que no se empezara a hablar de algo de lo que no querían que se
hablara.
Iré a votar para protestar de tantas mentiras.
(Ligado a esto, iré a votar porque me pone literalmente los pelos de punta,
la piel de gallina, expresiones como «actuaremos con proporcionalidad, firmeza
y mesura», «imperio de la ley», etc., que me retrotraen a aquellos «sin prisa
pero sin pausa», «no nos temblará el pulso» y tantas expresiones que no
quisiera haber vivido nunca; franquismo puro.)
Iré a votar para protestar de tantas mentiras. Por ejemplo, que se repita
una y otra vez, machaconamente, que en Cataluña los medios de comunicación no
son plurales. Pues comparen el número de cadenas de televisión que pueden verse
en Logroño o en Tarragona (y comprueben su audiencia); pues comparen un quiosco
de Lleida y uno de Cáceres. (Como soy una vieja feminista hace tiempo que
conozco la táctica de acusar a la otra de lo que tú haces.)
Que hablen de adoctrinamiento en las escuelas. Lo único que muestran es el
desconocimiento de cómo funciona el sistema educativo, de la diversidad del
profesorado, de cómo se hace una clase. (Incidentalmente diré que por mis
dedicaciones he ido a muchas escuelas e institutos del Estado, y justamente
siempre me ha llamado la atención que ondeen banderas; en Cataluña no suele
pasar, no ondea ninguna o casi ninguna, a ninguna directora, a ninguna junta,
se les ocurre izarlas.)
Iré a votar porque no confío en absoluto —aunque muchos naïfs opinadores
e inocentes tertulianas lo crean así— que Mariano Rajoy, el de la
pertinaz «algarabía», el principal culpable de este callejón sin salida, sí, el
que montó mesas petitorias para recoger firmas contra Cataluña, el que llevó —con
la ayuda del nefasto Federico Trillo— el Estatut a un Constitucional
secuestrado y hecho a su medida, quiera ahora arremangarse para arreglar un
problema que ha construido a pulso y a conciencia, que haga lo contrario a lo
que ha perpetrado hasta hora.
Iré a votar
porque no soy independentista y menos aún nacionalista. Porque me reconozco la
capacidad y soy mayor de edad. Porque ya no se puede aguantar más.
Iré a votar, por cierto, porque es perfectamente descriptible el estropicio
que haría actualmente el Constitucional si tuviera que pronunciarse sobre la
LOAPA (1981), uno de los pocos intentos de recentralización que ha fracasado.
Iré a votar porque recuerdo, por citar sólo dos casos protagonizados por
gente que de ninguna manera se puede confundir con la CUP. El primero, las
carcajadas y el desprecio que en Madrid suscitó un presidente como José
Montilla, cuando ya antes de la crisis, en 2007, fue y habló de «desafección».
El segundo, la befa y burla, la nula respuesta al grupo de empresarios y
empresarias que también en 2007 suplicaron educadamente que el aeropuerto de El
Prat se pudiera gestionar de manera autónoma y dejara de seguirse un modelo de
gestión centralista como el de Rumanía. Pues menos mal que se podía hablar de
todo. Carpetazo. ¿Qué se habrán pensado estos súbditos, estas ciudadanas de
segunda? ¿Qué salida dejaron; qué solución propusieron?
Iré a votar porque no soy independentista y menos aún nacionalista. Porque
me reconozco la capacidad y soy mayor de edad. Porque ya no se puede aguantar
más.
Iré a votar porque es insoportable que un tipejo como el reprobable y
reprobado fiscal general José Manuel Maza ose decir que me han abducido, que
nos han abducido, ¿pero qué se piensa? Cuando es Maza (hay nombres que imprimen
carácter) el abducido por el PP de Rajoy. Ir a votar será una soberana
respuesta.
Y si tiramos del hilo de la falta de respeto, de la mofa y de la
«algarabía», Rajoy en la rueda de prensa conjunta con Donald Trump acaba de
calificar la votación del próximo domingo de «alboroto», de «ruido»; debe ser
una aplicación práctica de su gran sentido común, de su grandeza de miras.
Iré pues a votar —aunque con miedo en el cuerpo— por
dignidad, para sobreponerme a tanto intento de humillación.
Rufián
molesta a algunos por la frase de esta camiseta
Le acusan de
"apropiarse" de esas palabras: "Te quería ver cara a cara con
quien las pronunció".
29/09/2017
ElHuffPost
El diputado de ERC en el Congreso Gabriel Rufiánparticipó este jueves en un mitin de su partido en el Parc central de Mataró
ante una multitud -6.000 personas según la organización. Allí, Rufián lamentó
la actitud del Estado contra la consulta del 1 de octubre, sobre todo en lo que
se refiere a la incautación de urnas y papeletas, y concluyó que "cuando
imprimir es un delito, autodeterminarse es un deber". Sin embargo, lo que más está dando que hablar
no es lo que dijo, sino la frase que llevaba en su camiseta: "Y ganar y ganar y ganar y volver a GANAR!". Esa es una de las frases más recordadas del
fallecido Luis Aragonés, que la pronunció durante una rueda de prensa cuando
era entrenador del Atlético de Madrid. En Twitter, a algunos les ha sentado mal que
Rufián sacara esa frase y le han acusado de "apropiarse" de las
palabras de Aragonés:
Los
payeses sacan sus tractores en defensa del referéndum
Convocadas por la Unió de
Pagesos, protestan en defensa de "la democracia y la libertad" y
contra "la violación de derechos civiles".
29/09/2017
Redacción
ElHuffPost
Agencias
Las marchas payesas con tractores en defensa
del 1-O convocadas por el sindicato agrario Unió de Pagesos han arrancado esta
mañana a partir de las 8:00 horas desde diversos puntos de Cataluña. Según explica el sindicato, las marchas han
sido convocadas para "defender la democracia y la libertad, después de las
detenciones de los cargos políticos, la intervención de facto de la Generalitat
y la violación de derechos civiles".
Esta movilización parte desde diversas
comarcas de Barcelona, Girona, Camp de Tarragona y Tierras del Ebro y tiene
previsto terminar en delegaciones y subdelegaciones del Gobierno y delegaciones
de Hacienda en las respectivas capitales de estos territorios.
En Barcelona, la concentración de los
tractores que han partido esta mañana desde las comarcas colindantes se
realizará frente la Delegación del Gobierno al mediodía. Fuentes de Unió de Pagesos consultadas por
Efe han informado de que las marchas se están desarrollando por el momento sin
incidentes.
11
palabras del catalán que deberíamos importar al castellano
Tiene tanto seny como rauxa.
29/09/2017
ElHuffPost
Marina
Prats
Cataluña siempre es un lugar al que viajar
—esté o no de actualidad— y disfrutar de sus paisajes, monumentos, gente y
comida. Pero igual que no hace falta ir a esta comunidad para degustar una calçotada
o un pa amb tomàquet, tampoco tendríamos por qué viajar hasta allí
para disfrutar de su idioma (o de algunas palabras). El catalán está lleno de términos que bien se
podrían exportar al resto de España. Son muchos, y seguro que los catalanes
echarán algunos en falta, pero esta es sólo una selección.
1.
Merder
Significado: lío, follón. Uso: "No puc sortir d'aquest merder". (No
puedo salir de este follón). Por qué nos encanta: porque que parezca mierda pero en realidad sea otro
tipo de marrón es maravilloso.
Significado: sensatez, sentido común o cordura. Uso: "Hay que tener seny". Por qué nos encanta: porque es una de esas palabras catalanas
imprescindibles, sobre todo si eres culé. Ya se sabe, seny, valors i
humilitat.
Significado: sirve como despedida y también como un "venga
ya" o "no fastidies". Uso: "Apa, adeu". (Venga, adiós). Por qué nos encanta: porque se ahorra mucho tiempo pudiendo despedirte de
alguien con solo tres letras.
Significado: ventosidad pestosa y silenciosa. También puede
significar algo así como el acabose. Uso: "¡Esto es la llufa!". Por qué nos encanta: porque una palabra aparentemente tan bonita tenga un
significado tan escatológico es genial.
Significado: besito. Uso: "Después nos vemos, un petonet". Por qué nos encanta: porque es una palabra tan dulce como su significado.
Significado: vocativo catalán por excelencia, aunque también hace
referencia a niño, muchacho. Uso: "¿Has llevado al nen al colegio?" Por qué nos encanta: porque el Neng de Castefa de Buenafuente lo hizo
ilustre.
Significado: arrebato, impulso. Uso: "Relájate, no te dejes llevar por la
rauxa". Por qué nos encanta: porque a veces hay que ser contrario al seny
y ponerle un poco de pasión.
Significado: bocazas, charlatán. Uso: "Calla, qu'ets un bocamoll". (Cállate,
que eres un bocazas). Por qué nos encanta: porque hay mucho bocachancla por la vida y hay que
llamarlos por su nombre.
Significado: dejar el trabajo o cesar una actividad empresarial. Uso: "Vaig plegar de la fàbrica". (Voy a
dejar de trabajar en la fábrica). Por qué nos encanta: porque el doblarse literalmente para dejar de
trabajar es mil veces mejor que irse.
Significado: literalmente sueñatruchas. Hace referencia a alguien
iluso y con ideas que nunca podrán llegar a cumplirse. Uso: "Sempre et fas ilusions, somiatruites". (Siempre
te haces ilusiones, alma de cántaro). Por qué nos encanta: porque todos nos hemos montado alguna vez el cuento
de la lechera. ¿A que sí, somiatruites?
Significado: se traduce como "cabeza de corcho" y se
utiliza para llamar a alguien tonto, cabeza de chorlito. Uso: "Ets un cap de suro". (Eres un cabeza
de chorlito). Por qué nos encanta: porque sí de verdad es un cap de suro nunca
entenderá el significado.
¿Quieres
ver a Rajoy y Soraya hablando en catalán?
Recuperamos el vídeo del PP y su
pretendido amor a Cataluña... y su parodia
ElPlural
Vie, 29 Sep
2017
Hubo un tiempo en que el Partido Popular no hacía vídeos anónimos
sobre Cataluña. Lo que ha ocurrido con el vídeo
de la hispanofobia, que ha molestado a Mariano Rajoy y lleva, según
se dice, el sello de Pablo Casado, es algo más novedoso. Antes, el PP era más
de montar vídeos en los que se alababa a los catalanes “porque hacen cosas”. O
incluso los dirigentes del PP, Casado incluido, se grababan hablando en
catalán. O un idioma parecido, porque exceptuando a los nativos -Andrea
Levy, Xavier García-Albiol y Jorge Fernández Díaz-, la pronunciación deja
mucho que desear. Impresionante documento gráfico.
Una oportunidad que el programa satírico Polònia no quiso dejar
escapar, con sus famosas imitaciones, en la que destacaba la obsesión de Rajoy
por saber si los catalanes tendrán nacionalidad europea.
La serie ‘The Keepers’ denuncia
la connivencia de la iglesia católica en la ocultación de abusos sexuales en
Baltimore. En España, un grupo de víctimas prepara un documental similar
El asco se amotina en la garganta
tras ver la serie documental The Keepers. No hay tregua. Es otra
historia más de pederastia. Pero empiezan a ser demasiadas. El año pasado medio
mundo se inyectó en vena a James Rhodes, autor de la autobiografía Instrumental.
Memorias de música, medicina y locura, donde él mismo detallaba cómo un
profesor le arruinó la vida violándole durante años y cómo la música le ayudó a
sobrevivir. Su caso fue singular porque sentó un precedente sobre libertad de
expresión ya que su ex mujer quiso prohibir la publicación del libro para
evitar que el hijo de ambos lo leyera y el Tribunal Supremo británico reconoció
su derecho “a contar la verdad de la forma en que él desee contarla”. Además
Rhodes se ha convertido en un fenómeno musical con lista propia en Spotify y
auditorios llenos a lo largo y ancho del mundo. Sobreviviendo a sí mismo, a las
adicciones y desastres que ser víctima de aquellos abusos le provocó,
Rhodes,
que se ha instalado en Madrid,
se expresó sin censuras en su libro contando hasta los detalles más escabrosos,
esos que te hacen vomitar y apretar los puños hasta hincarte las uñas si
piensas que aquel niño podría haber sido tu hijo.
The Keepers, que ha sido candidata a mejor serie documental en
los premios Emmy, se adentra en un mundo tan pornográfico como el de Rhodes,
pero los desnudos no son frontales, aunque pueden incluso doler más: la serie
se centra en los intentos (exitosos) de la iglesia católica por ocultar durante
años la verdad sobre uno de sus mayores depredadores con sotana, el padre
Joseph Maskell, que se cebó con docenas –probablemente cientos-- de niños,
niñas y adolescentes de Baltimore durante varias décadas. Spotlight se
llevó un Oscar a la mejor película en 2016 por una historia similar que
desenmascaró cientos de abusos de sacerdotes en Boston pero aquella película se
centraba en los periodistas heroicos que destaparon las vergüenzas católicas y
en The Keepers lo que tenemos son varias mujeres abriéndose en
canal ante la cámara y descubriendo prácticamente a la vez que el espectador
cómo la iglesia, esa en la que ellas y 1.200 millones de personas creen con
fervor, permitió que las violaran durante años gracias a su connivencia con el
criminal.
No es nada nuevo: ocurre más cerca
de lo que uno se imaginaría. Por ejemplo en el colegio Maristas de Sants Les
Corts de Barcelona, donde básicamente hicieron lo mismo durante décadas. Lo
sabemos gracias a una investigación de El
Periódico por la que sus reporteros ganaron el premio Ortega y
Gasset de Periodismo este año. Su trabajo destapó la existencia de múltiples
pederastas entre el profesorado de aquel centro.
Varias mujeres, abriéndose en canal
ante la cámara, descubren a la vez que el espectador cómo la iglesia permitió
que las violaran durante años gracias a su connivencia con el criminal
En el caso de The Keepers las
gracias hay que dárselas a dos señoras jubiladas con aspiraciones a Sherlock
Holmes que se encargan de acompañarnos a lo largo de un recorrido televisivo
por un mundo de tinieblas que comenzaron a descubrir por casualidad, cuando
decidieron ponerse a investigar el asesinato de la dulce monja con la que
arranca esta serie, Catherine Cesnik, una profesora del colegio Keough en el
que ellas estudiaban y que un día apareció muerta en una cuneta. El vicio
depravado de su superior, el padre Maskell, que trabajó durante casi una década
en aquel colegio como tutor, parece ser el móvil de un crimen que aún hoy sigue
sin tener nombre para el criminal, aunque el éxito de esta producción de
Netflix ha provocado la reapertura del caso. Una de las víctimas de Maskell,
Jean Wehner, el alma de esta serie, le confesó a aquella monja que el cura la
violaba. A los pocos días, alguien asesinaba a Cesnik. Nadie hasta ahora había
conectado ambos hechos.
Como producción documental The Keepers es
magnífica. Son siete capítulos de una hora que arrancan haciéndote creer que te
contarán una historia, el asesinato no resuelto de la monja (de la que al final
de la serie te has enamorado), para catapultarte poco después a un abismo
oscuro donde los abusos sexuales perpetrados por Joseph Maskell –y otros
hombres con poder en Baltimore-- te van machacando a puñetazos hasta que
recibes el k.o. final al descubrir que el pedófilo en cuestión no sólo abusó
durante una década de las niñas del colegio femenino Keough. Años antes de
aterrizar en aquel centro el arzobispado de Baltimore ya sabía que Maskell era
un pederasta y en vez de alejarlo de los niños lo sacó de un colegio masculino
para colocarlo en uno femenino, como si cambiando el sexo de las víctimas
potenciales fueran a evitar el delito. Quizás la conversación, a finales de los
años sesenta, discurriera así:
“-¿Hola? Mire, le llamo de parte del
arzobispo. Ha venido una madre a quejarse de que Maskell abusa sexualmente de
su hijo y amenaza con contárselo a todo Baltimore.
-¡Vaya por dios! Ya nos ha salido
otro cura de manos largas. ¿Le enviamos al hospital a ver si le ‘curamos’? [en
el documental también descubrimos que el arzobispado pagaba a un hospital
psiquiátrico para ‘tratar’ a sus curas pederastas].
-No, dígale de parte del arzobispo
que haga las maletas y que mañana se presente en el colegio Keough. Es un
colegio de niñas así que ahí no tendrá tentaciones.
Aquel bárbaro fue denunciado ante la
justicia por primera vez en los años noventa por Jean Wehner, estudiante de
Keough, pero murió feliz en su propia cama sin tener jamás que pedir perdón o
pasar por un juzgado. La madre del niño que dio la primera voz de alarma en los
sesenta nunca acudió a la policía, sólo al arzobispado, así que nadie en
Baltimore supo nada de aquel ‘primer pecado’ hasta que The Keepersdesveló que la iglesia sí conocía lo que hacía el
sacerdote. Pese a ello, cuando Wehner le denunció, jamás mencionaron el caso
anterior. Es más, Wehner y otra de las víctimas, Teresa Lancaster, fueron
sometidas al escarnio público inherente a los abusos sexuales, el que aún hoy
te lleva a sentarte frente a un juez mientras varios abogados que defienden al
acusado (y a la iglesia) no sólo te hacen recordar lo que el criminal te hizo,
sino que encima te hacen sentir que la culpa fue tuya. Algo así como lo
de “es que se visten como putas” en los casos de violación pero llevado al
extremo.
Basta recordar el caso de la británica
Frances Andrade, una concertista que fue violada repetidamente por
su profesor de música siendo niña y que décadas después decidió denunciarle.
Durante el juicio la acusaron de inventárselo todo y sufrió tanto teniendo que
recordar y detallar en público las violaciones que se suicidó. Ni siquiera
esperó a saber el veredicto del jurado. (Al pederasta le cayeron apenas seis
años de prisión).
Aquel bárbaro fue denunciado ante la
justicia por primera vez en los años noventa por Jean Wehner, estudiante de
Keough, pero murió feliz en su propia cama sin tener jamás que pedir perdón o
pasar por un juzgado
Wehner y Lancaster sólo consiguieron
pasar por la tortura de recordar su calvario para acabar con un portazo en las
narices: la justicia las convocó para decidir si había que procesar a Maskell y
tras escucharlas llegó a la conclusión de que los crímenes, reales o ficticios
–¡como si eso fuera lo de menos!--, ya habían prescrito y decidió que aquel
cura no tenía que ser procesado. Lamentablemente aún ocurre en gran parte del
planeta. Los abusos sexuales ‘caducan’ si no se denuncian ‘a tiempo’, es lo que
se llama ‘estatuto de limitaciones’, el tiempo que tiene una víctima para
denunciar una agresión. Y aunque hablemos de criminales que pueden andar
sueltos por ahí y seguir haciendo lo mismo décadas después de abusar de un niño
que convertido en adulto se atreve a denunciar, la justicia sólo actúa si lo
permite el estatuto de limitaciones.
En el Baltimore de los noventa las
víctimas tenían que tener menos de 25 años para denunciar abusos sexuales
sufridos siendo menores y sólo un juez podía decidir si era posible saltarse el
estatuto. El que les tocó a aquellas dos víctimas de Maskell no vio razones
para ello. Hoy la ley ha cambiado y se puede denunciar hasta cumplir los 39
años. En España, en cambio, una vez que la víctima cumple 18 años, tiene entre
5 y 15 años, dependiendo de la gravedad del abuso, para denunciar a su
agresor.
Las dos jubiladas-detectives
tuvieron la suerte de no caer en las garras del padre Maskell y hasta que no
comenzaron su investigación para encontrar al asesino de la monja Cesnik no
supieron lo que éste hacía en su colegio porque las víctimas, ahogadas en dolor
y vergüenza, jamás se lo contaron a otras niñas. Disimular y olvidar suele ser
la automedicación de quienes tropiezan con un pederasta. Luego vienen las
drogas, las depresiones, el síndrome de estrés postraumático, la anorexia, la
automutilación, la imposibilidad de mantener relaciones emocionales sanas o el
suicidio…
Quizás lo más difícil de digerir de
esta serie sea la certeza de que durante demasiados años, cuando la jerarquía
de la iglesia descubría los oscuros vicios de sus miembros, no sólo mantenían
el secreto sino que les permitían seguir violando a otros niños. Wehner, que
comenzó a recordar sus abusos dos décadas después de haberlos sufrido, también
intentó primero que el arzobispado condenara a Maskell pero sólo encontró
hostilidad y por eso acabó denunciándole por la vía penal. Es un hecho que se
repite en todo el mundo y del que también se hablaba en la película Spotlight.
Si uno se pasea por Wikipedia y
busca las cifras sobre curas pederastas sólo puede estremecerse: en Estados
Unidos, entre 1950 y 2002 se acusó de abuso sexual a 4.392 sacerdotes, es
decir, el 4% del clero católico de ese país. Oficialmente en ese período hay
más de 10.000 víctimas. En la mayoría de los casos la Iglesia prefiere pactar
extrajudicialmente con ellas que ver a sus curas sentados en el banquillo de
los acusados. Pero teniendo en cuenta que según los psicólogos la gran mayoría
de quienes sufren abusos jamás llegan a denunciar a sus verdugos, hagan
números.
Curiosamente es en los países
enteramente católicos como España o Italia donde las cifras oficiales que
implican a religiosos son más bajas. En cambio, en aquellos donde el
catolicismo convive con otras religiones las denuncias llueven. ¿Cómo es
posible que los pederastas sean una lacra que mancha a la iglesia católica desde
Estados Unidos a Australia y en España apenas se cuenten casos entre sus
sotanas? ¿De verdad somos un país diferente? “No, lo que somos es mucho más
cobardes y aún le tenemos miedo a la Iglesia. España aún no ha superado ciertos
traumas y además la Iglesia aún tiene muchísimo poder, heredado de los tiempos
franquistas. La judicatura está llena de jueces del Opus Dei y el peso de la
iglesia sobre la educación sigue siendo enorme”. Javier Paz Ledesma conoce el
tema penosamente bien. En 2014 denunció los abusos perpetrados durante
diez años en Salamanca por el sacerdote Isidro López Santos, el cura que
organizaba los campamentos de su parroquia en la década de los ochenta. La
primera vez que le puso la mano encima Javier tenía diez años. La última
veinte. “Te machacan, te manipulan, reducen tu círculo de amistades. Va mucho
más allá del abuso físico. Por eso nos cuesta tanto denunciar, tienes que hacer
frente a muchos traumas” explica por teléfono a CTXT.
En su caso, al igual que en el de la
protagonista de The Keepers, se impuso el olvido como forma de supervivencia,
pero una década más tarde comenzó a recordar y tardó otra más en atreverse a
hablar. Las similitudes entre lo que le ocurrió a Javier Paz y a Jean Wehner
dejan clara la actuación ‘de manual’ de la jerarquía católica ante estos casos.
El salmantino primero acudió a pedir responsabilidades al obispado. “Fue en
2011. Mantuve múltiples conversaciones con Carlos López Hernández, el Obispo de
Salamanca, que quiso resolver el asunto con dinero pero como no hubo ninguna
voluntad por resolver el problema real –procesar al cura-- y la única obsesión
parecía ser evitar el escándalo, acabé denunciando los abusos en el juzgado y
aunque se admitió a trámite se desestimó por prescripción del delito”.
El presunto abusador, presionado por
el Vaticano, acabó siendo apartado de la vida pública religiosa pero no ha sido
expulsado de la Iglesia ni condenado. “Tras la denuncia se me acercaron otras
víctimas y me dí cuenta de que no estaba solo”. Sin embargo, no todos se
atreven a enfrentarse al estigma que supone denunciar a un cura por abusos
sexuales en un país como España “donde la iglesia católica aún lo impregna casi
todo, y más en ciudades pequeñas como Salamanca”. Basta ver lo ocurrido con el
colegio de Maristas de Sants Les Corts, donde muchos padres se manifestaron en
defensa de la institución.
Aún así, en 2015, Javier Paz decidió
impulsar la creación de la AVASIC (Asociación de Víctimas de Abusos Sexuales de
la Iglesia Católica). “Queremos centrarnos en la educación, es la única manera
de luchar contra esta lacra. Dotar de recursos a los profesionales para educar
a los niños –para que no tengan miedo a denunciar--, a los docentes –para que
sepan identificar los problemas-- y al público –para que exija
responsabilidades--. Yo no quiero luchar contra la fe católica sino contra los
fanáticos que niegan que en el seno de la iglesia ocurren estas cosas. Aún hay
mucha ignorancia. Y lo más grave es que la iglesia sigue un patrón global de
ocultación de delito y omisión de socorro a las víctimas y eso sólo se puede
cambiar si los propios fieles de la iglesia lo exigen”.
Hasta ahora la AVASIC no ha sido
especialmente activa pero Javier Paz advierte de que pronto se empezará a
hablar de ellos, aunque no quiere dar muchos detalles precisamente por miedo a
que intenten frenarlos. “Estamos preparando un libro con todos los abusos que
conocemos en España y una serie documental en la línea de The Keepers. Además
muy pronto habrá nuevas denuncias y no sólo por abusos sino por encubrimiento
del delito. Hay que exigirle responsabilidades a los altos cargos de la
iglesia. Son psicópatas con sotana y tenemos que desenmascararlos”.
Escribe desde Taipei para Ctxt, El País,
El Confidencial, El Estado Mental y otros. Durante 13 años trabajó como
corresponsal freelance en Nueva York y los últimos tres desde Londres. Es
directora del documental 'Surviving Amina'. Ha recibido cuatro premios de
periodismo. Bloguea en cronicasbarbaras.com.