El fracaso de Rajoy
El tancredismo, respuesta única del
presidente al grave problema de Estado que es el desafío independentista
catalán, ha sido el gran derrotado del 21D
ElPlural
Mar, 26 Dic
2017
En Catalunya, después de las
elecciones autonómicas del pasado 21D, todo sigue
igual pero mucho peor. Igual, porque a pesar de todo apenas se han
producido algunos cambios mínimos: el constitucionalismo se mantiene en primera
posición en porcentaje de votos, con muy pocas alteraciones pero con el triunfo
claro de la opción de C’s, réplica cuasi perfecta del nacionalismo español al
nacionalismo catalán, mientras que el secesionismo pierde de nuevo en
porcentaje de votos pero revalida una vez más su mayoría parlamentaria
absoluta, en concreto con la inesperada primacía de Carles Puigdemont y su
JxCat frente a Oriol Junqueras y su ERC.
Esta radicalización se ha producido
de manera simultánea y paralela en los dos grandes sectores del mapa político
catalán -y ello a pesar del descenso tanto de la CUP como del PP, que no han
logrado ni tan siquiera mantener su propio grupo-, dejando con un espacio muy
reducido a las formaciones que -como el PSC y de alguna manera también CECP-
han defendido unas opciones moderadas, de firme apuesta por el diálogo, la
negociación y la reconciliación interna en Catalunya y de ésta con el resto de
España y con el conjunto de Europa.
La ciudadanía catalana sigue
dividida en dos mitades casi idénticas, con una mínima mayoría porcentual que apuesta por el
constitucionalismo y una minoría, casi igual pero ligeramente inferior, que
sigue insistiendo en la defensa de la independencia. Es esta una tendencia que
viene repitiéndose una y otra vez, durante estos últimos cinco interminables
años del llamado “proceso de transición nacional”. El 21D, con una
participación ciudadana difícilmente superable, de casi el 82%, los
resultados porcentuales y en representación parlamentaria han sido casi los
mismos que en los dos últimos comicios autonómicos.
Que esta
repetición se haya dado con un tan elevado nivel de participación y en unas
elecciones convocadas por el presidente del Gobierno español al amparo del
artículo 155 de la Constitución, con un buen número de dirigentes secesionistas
encarcelados, huidos al extranjero y/o judicialmente investigados en varias
causas, demuestra el gran fracaso político protagonizado por Mariano Rajoy,
su Gobierno y su partido respecto al grave problema de Estado que es el desafío
independentista catalán.
El tancredismo, respuesta
única y persistente de Rajoy y los suyos a este gran problema político, social,
institucional, económico y cultural, ha quedado como el indiscutible gran
derrotado del 21D. El PP nunca ha tenido ningún peso político específico en
Catalunya, pero es que ahora es la última formación con representación en
el Parlamento autonómico, por debajo incluso de los antisistema de la CUP y sin
tener ni tan solo
un grupo parlamentario propio -deberán compartirlo con la misma CUP.
Ni tan
siquiera con un fracaso tan clamoroso, con una derrota tan humillante, Mariano
Rajoy, su Gobierno y su partido, parecen dispuestos a reaccionar, a dar alguna
clase de respuesta política ante este reto. Esto es lo más grave, sin duda
lo más alarmante. Porque la solución de este problema no puede ser ni será
exclusivamente judicial sino eminentemente política. El tancredismo, esto es la
táctica del avestruz que esconde la cabeza bajo tierra para negarse a ver
lo que se le viene encima, no es ni será nunca una solución.
Jordi
García-Soler es periodista y analista político
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