Puigdemont: "La república catalana ha ganado a la monarquía del
155"
El expresident valora en Bruselas la
victoria del independentismo. “Rajoy ha perdido. Es la hora de la
rectificación, de la reparación y de la restitución del gobierno legítimo”,
resume.
22/12/2017
ElHuffPost
Ante una bandera catalana y otra europea, apoyado en
un atril sin logotipos, sin siglas, el candidato a la presidencia de la
Generalitat por Junts per Catalunya y expresident Carles Puigdemont ha
gritado su victoria. Desde Bruselas, a miles de kilómetros del Parlament donde
los independentistas han logrado la mayoría y con la espada de la justicia
sobre su cabeza, parece como si se hubiera olvidado de todo de golpe. Cosas de
los ganadores. Convencido, tajante, ha proclamado: "La república catalana
ha ganado a la monarquía del 155".
Puigdemont ha lanzado
una serie de mensajes muy claros: la aplicación del artículo 155 tiene que derogarse desde mañana mismo,
los "presos políticos" tienen que regresar a sus casas, él mismo y
los consellers que lo acompañan en este exilio han de volver a Cataluña y hay
que cambiar, "ya", de receta, aplicando la de la política.
El "president
legítimo" -así es como sus asesores han insistido en llamarlo- ha
comenzado su intervención felicitando al pueblo de Cataluña por el "acto
de civismo y democracia" de este 21-D, por la alta participación, que
arroja "un resultado que nadie puede discutir". Los independentistas,
ha enfatizado, han mantenido "su legitimidad" y su "continuidad".
Entonces es cuando ha subido el tono y ha dicho, solemne: "Hemos mantenido
la legitimidad de la institución y la continuidad histórica. Señoras y señores,
la república catalana ha ganado a la monarquía del 155. Que tomen nota, que lo
escuchen bien, el Estado español ha sido derrotado", afirmó. Los primeros
aplausos del público congregado en el Square Brussels Meeting Centre de
Bruselas se han escuchado entonces con toda su fuerza.
Puigdemont, rodeado de
los cuatro exconsellers que viajaron con él a Bruselas el pasado 30 de octubre
-Toni Comin y Meritxell Serret de ERC y Clara Ponsatí y Lluis Puig, de su
propio partido- ha dejado claro al Gobierno central que "la situación urge
una rectificación, una reparación y una restitución". Que rectifique el
gabinete de Mariano Rajoy,
"pero no solo"; que se repare la "democracia alterada" y
que se restituya a la gente que está en la cárcel, "que no puede continuar
ni un minuto más en prisión", porque su sitio está en el Palau de la
Generalitat.
CAMBIO
DE RECETA
Gráficamente,
Puigdemont ha recomendado a Rajoy y también a la Unión Europea que cambien de "receta".
"El independentismo ha sumado un diputado más que todo el bloque del 155,
eso nos da una libertad de movimiento parlamentaria que no teníamos",
defiende. Por eso, visto que la receta del PP "no funciona", hay que
buscar otra, la "política", única vía posible a su juicio. "La
solución y la receta no puede ser que vuelva a prescindir de los catalanes y el
derecho a decidir, no funcionará. Comiencen rápidamente a cambiar de receta y a
buscar soluciones", reclama. Después de valorar el resultado electoral, en
declaraciones a TV3, ha dicho incluso: "Si Rajoy me llama, yo le cogería
el teléfono".
Ha cargado muy
duramente, además, contra la campaña de los partidos constitucionalistas, que a
su entender han tenido una campaña favorable, mientras los independentistas
sufrían un "estado de excepción", "sin poder disponer ni de una cuarta
parte" de los medios de sus adversarios, el "tripartito del
155", como los ha llamado. Para los amantes de la estadística, ha repetido
varias veces que 78 escaños son más que 57 a la hora de plantear un referéndum.
La única referencia a
Inés Arrimadas, la líder de Ciudadanos y ganadora de las elecciones de hoy, ha
sido para criticar los recursos con los que ha contado y los apoyos de quienes
querían acabar con la independencia catalana.
Puigdemont sólo ha
admitido preguntas en entrevistas tras su comparecencia, en la prensa catalana.
Ha dejado para mañana la rueda de prensa abierta, un acto en el que se espera
que esté rodeado de numerosos miembros de su partido llegados desde Cataluña.
Porque esta noche, desde luego, todo ha sido desangelado, muy lejano a lo que
es una noche electoral al uso. Ni banderas (un par de esteladas cuando ya la
victoria era segura) ni lemas ni cánticos ni música taladradora. Una sala con
capacidad para unas 150 personas, de las que 70 al menos eran periodistas, en
la que estaban los medios, algunos simpatizantes, seis políticos locales del
partido nacionalista flamenco NVA y poco más.
Dos grandes pantallas
iban mostrando la retransmisión de TV3 con la evolución del recuento. La
montaña rusa se veía en las caras de los presentes: la subida brutal de Cs, la
remontada, las sumas que salen o no salen, la sonrisa apenas disimulada al ver
cómo acababa el PP... Con las idas y vueltas, los rumores cambiaban: Puigdemont
va a comparecer después de sus compañeros en Cataluña; no, lo hará solo, única
voz, como president del Gobierno legítimo; comparece con la gente de ERC
también; no, lo harán por separado, como separados han ido a las urnas... Todo
eso saltó por los aires conforme sumaban los escaños. De pronto, parecían de
nuevo una lista única.
Els
segadors, la canción emblema de los
independentistas, sólo se entonó cuando Puigdemont abandonó la sala. Mientras
estuvo en ella, gritos de "president" sin el eco de quien está en
casa. De seguido, desbandada. A las calles húmedas de Bruselas, a la madrugada
y los dos grados. Fuera no había fiesta. No había masa a la que dirigirse ni
centenares de simpatizantes con los que fundirse. El cava se tomó de puertas
para adentro.
Puigdemont ha evitado
responder a si volverá o no a Cataluña después del resultado electoral pero ha
dicho que la retirada de la euroorden de detención contra su persona y los
otros exconsellers huidos demuestra que el Gobierno central "no se ha
atrevido" a acreditar el delito de rebelión: "Las razones que llevan
a ser presidente no pueden ser las mismas que te llevan a la cárcel".
Ahora, dicen sus confidentes, la pelea está en volver y tomar posesión.
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