24/12/2018
¿Qué es lo mejor que puede hacer un ateo en una celebración religiosa como
la Navidad?
Redacción El HuffPost
En torno al 10% de la población de
España se declara atea: no creen en la existencia de ningún tipo de
dios. Según las estadísticas, son una minoría en la sociedad española, en la
que la hegemonía de la religión católica durante siglos ha llevado a que muchas
de las principales festividades tengan un marcado carácter o inspiración
religiosa. Es el caso de la Navidad, que conmemora el nacimiento de
Jesucristo.
¿Es
contradictorio que un ateo, que rechaza cualquier deidad, participe en estas
celebraciones que según el cristianismo sirven para conmemorar la llegada del
hijo de un dios?
Por mucho que se
sea un ateo militante, estos días es difícil no caer en alguna expresión
religiosa. Desde cantar un villancico, a felicitar la Navidad, hasta dar y
recibir regalos como los reyes magos al niño Jesús... todo ello está vinculado
al cristianismo. Sin embargo, y aunque suene a oxímoron, son varias las voces
que defienden que celebrar la Navidad y pasarlo lo mejor posible en esta época
del año es una buena estrategia para la causa atea.
"La
Navidad, tal y como se celebra, es una grandísima profanación, y si acaso, un
formalismo. Pero no es una fiesta religiosa de hecho", expone en un
artículo de opinión publicado en Europa Laica
Andrés Carmona Campo, licenciado en Filosofía y Antropología Social y Cultural.
"La inmensa mayoría, tanto creyentes como ateos, lo que hacen es
divertirse, salir, beber, comer y otras cosas que estaría feo decir
explícitamente. Utilizan una fiesta religiosa para hacer todo lo que la
religión dice que no hay que hacer", reflexiona Carmona.
Este filósofo va más allá y sostiene que en la Navidad, "en cierto modo,
se celebra todo un homenaje a los pecados capitales: gula (comilonas), pereza
(vacaciones), lujuria (desenfrenada), codicia (consumismo) y en la sobremesa,
muchas veces, envidia, soberbia y hasta ira. Más que unos días para
concentrarse en la religión parecen días de permiso para vivirlos como si no
hubiera religión y hacer todo lo que ésta prohíbe normalmente. Más que días de
recogimiento son días de licencia para pecar. ¡Si hasta se coloca a un caganer haciendo lo que hace un caganer
en medio del belén! ¿Puede haber mayor profanación que esa?", continúa.
Así, si
compartimos esta visión, lo mejor que un ateo puede hacer en estas fechas es
celebrar la Navidad, pues "cuanta más gente no-religiosa la celebra, menos
religiosa es, pues pierde esa carácter religioso, sagrado, separado o especial,
para adoptar otro profano, vulgar, común o corriente que la desacraliza, la
profana, la pervierte", subraya Moreno en su artículo.
También
cabe celebrar otros acontecimientos que tienen lugar estos días y que no tienen
nada que ver con el cristianismo, como la llegada del invierno. En este
sentido, hay ejemplos de instituciones públicas que han hecho guiños que
despojan de carácter religioso las celebraciones navideñas.En 2016 el Ayuntamiento de Barcelona gobernado por Ada Colau, por ejemplo, en lugar de felicitar la Navidad llamó a celebrar el solsticio de invierno, "una de las celebraciones más antiguas y no únicamente en nuestra casa, también en el mundo entero".
O
también es posible celebrar el nacimiento de otras personalidades que no sean
Jesucristo y que sean reconocidas por su aporte a la humanidad. Hace unos años
se puso de moda entre algunos colectivos científicos celebrar el 'Newtonmas'
(para conmemorar el nacimiento, el 25 de diciembre, del científico británico
Isaac Newton), en sustitución del tradicional y religioso 'Christmas' (nombre
que se le da a la Navidad en inglés).
Hemant
Mehta, autor del libro El Ateo Amistoso,
explicó hace unos años a
un medio estadounidense que, a su juicio, lo mejor que un ateo puede
hacer en Navidad es disfrutar: "Sí a los árboles de navidad, porque es
divertido, sí a los regalos, sí a pasar tiempo con la familia. Lo único que no
hacemos es acudir a ninguna ceremonia religiosa. Pero se pueden cantar
villancicos. Simplemente se trata de pasarlo bien".Pues eso: a disfrutar, ateos del mundo.
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