Bélgica se lanza a la jornada laboral de cuatro días sin reducción de salario
La medida mejoraría la vida de los
trabajadores e incentivaría el
consumo
Roberto Ugena
ElPlural
7-12-23
La reducción de jornada laboral es una medida defendida cada vez por más sectores y Bélgica va a probar su aplicación. Más allá de la evidente mejora de las condiciones laborales para los trabajadores, que disfrutarían de una mejor conciliación y de más tiempo para su vida privada; la parte empresarial también se ha dado cuenta de los beneficios. Más tiempo libre, sin reducir el poder adquisitivo, siempre supone un mayor consumo y, a su vez, este incremento contribuye al llenado de las arcas empresariales.
El Gobierno belga ha decidido hacer de conejillo de indias de esta política. El país donde la jornada ya es inferior a la española, 38,8 horas semanales, apuesta ahora por “trabajar menos para trabajar mejor”. Esta será una reducción de jornada verdadera, nada que ver con los recortes de horas que aparejan una reducción salarial o las estrategias que optan por aglutinar las mismas horas pero en menos días. No es una “compresión” de la jornada, sino una “reducción colectiva del tiempo de trabajo”.
"Queremos poder analizar los beneficios y las dificultades de esta experiencia de reducción colectiva del tiempo de trabajo en empresas de diferentes sectores", ha explicado el ministro de Economía y Trabajo de Bélgica, Pierre-Yves Dermagne. La iniciativa es voluntaria para las entidades privadas y 286 empresas y asociaciones se han apuntado ya al seminario impartido por la Oficina Federal de Planificación de Bélgica, que guiará a los acogidos al comienzo y también durante el desarrollo.
El Ejecutivo belga confía en que la prueba “a gran escala” sea un éxito y evidenciará que este camino es el que debe seguirse para resolver los problemas del mercado laboral. Esta política dará tregua a los profesionales que se desempeñan en los trabajos más “arduos” y, a su vez, contará con la “mayor libertad posible” para las empresas. Se atiende a las especificidades de cada sector productivo y por eso la Administración ha decidido se “muy flexible” en la implementación de la medida.
España ya ha hecho alguna prueba, aunque no de una magnitud similar, pero quizá la mayor experiencia fue la implementada por Reino Unido, que abarcó a 61 empresas y casi 3.000 empleados. El estudio británico fue claro: el 40% de los trabajadores dormía mejor, el 46% sufría menos fatiga y las empresas incrementaron sus ingresos en un 1,4%. Todos ganaron, motivo por el que el 92% de las empresas aseguraron que continuarían con la jornada de cuatro días.
Islandia fue pionera en este sentido y hace muchos años ya caminó esta senda que en grandes economías europeas está ahora sobre la mesa. La experiencia se saldó con un éxito tan rotundo que en la isla decidieron caminar hacia la reducción de jornada. Así, entre 2015 y 2019, se pasó de las 40 horas de trabajo semanales a las 35 o 36 (dependiendo del contrato), manteniendo el mismo sueldo. El resultado: los empleados más satisfechos y menos cansados; las empresas con una mejora de sus servicios y productividad.
¿Y España para cuándo?
El debate en España está lejos de situarse en estos términos. Las fuerzas teóricamente situadas en el espectro más izquierdista apuestan por una leve reducción de jornada. El acuerdo firmado entre el PSOE y Sumar contempla pasar de la jornada de 40 horas semanales a las 37,5 horas, pero de forma paulatina. Así, se apuesta por las 38,5 horas de cara a 2024, pese a que aún no hay nada aprobado al respecto, y las 37,5 horas de cara a 2025.
La reducción sería de 18 minutos diarios, dado que no se contempla ajustarla en lo referido a días, en primera instancia, y de media hora al llegar a las 37,5 horas. Lo cierto es que la jornada laboral efectiva, por la que se entiende el tiempo que el trabajador permanece en su puesto, se situó en 2022 en las 37,8 horas semanales, según los datos de Eurostat -oficina estadística europea-, por lo que la modificación no es muy ambiciosa.
La apuesta del partido liderado por Yolanda Díaz, minoritario en el Gobierno, es abrir con la llegada a la jornada de 37,5 horas “un proceso de diálogo social para seguir reduciendo la jornada hasta alcanzar las 32 horas semanales”, además de caminar hacia una “gestión más flexible de la distribución de la jornada anual”.
Por otro lado, el PSOE apuesta por un “paquete de reformas legales y de incentivos a empresas para que ofrezcan a sus trabajadores una mejor conciliación de la vida personal y la profesional, mediante jornadas híbridas que combinen lo presencial con lo remoto, horarios más adaptables, y la posibilidad de concentrar en cuatro días su semana laboral”.
Cabe destacar que esta última cuestión, la de la concentración, no supondría una reducción real, sino aglutinar las mismas horas en cuatro días (10 horas diarias, por ejemplo). A la par, el programa del partido mayoritario asegura que se continuará “impulsando el proyecto piloto de reducción de jornada laboral para empresas industriales con medidas destinadas a la reducción de las jornadas laborales sin merma salarial”. El acuerdo de Gobierno firmado por ambas fuerzas no contempla los cuatro días.
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