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miércoles, 4 de junio de 2025

 



Roberto Tornamira Sánchez


Vivimos una situación grotesca con potenciales consecuencias con las que no se debería frivolizar.

Si mañana a Pedro Sánchez se le escapase un pedo en público, la prensa de la derecha lo recogería como un atentado contra el medio ambiente y una contribución al cambio climático. Los manos sucias denunciarían ante el juzgado adecuado, y un "Peinado" cualquiera abriría la causa judicial para investigar, con lo que el PP montaría una campaña política de inmediato.

Es un ejemplo jocoso de lo que está ocurriendo, aunque dadas las circunstancias nada inverosímil.

Cinco años después de la decisión del gobierno de la señora Ayuso de negar la asistencia médica hospitalaria a miles de personas, decisión que costó 7291 vidas en las residencias de Madrid, es ahora cuando se comienza a investigar en juzgados de primera instancia a los primeros responsables, que no los únicos. Una impunidad alarmante.

Pero la derecha hace aspavientos e hiperboliza un presunto caso de "enchufismo" que de ser cierto habría beneficiado al hermano del presidente. O el presunto caso de la cátedra de la mujer del presidente.

Cómo si el enchufismo no fuese algo a la orden del día en este país, principalmente entre las clases pudientes. Acaso la hermana del Rey no fue enchufada por su padre en la Fundación "la Caixa" ¿No hay enchufismo en las administraciones municipales y autonómicas que gobierna el PP?

No justifico el "enchufismo", práctica que no está al alcance de la clase trabajadora precisamente, como es injustificable el comisionismo, tan practicado en el pasado y el presente de los dirigentes del PP, y nos sale mucho más caro aún.

Estas prácticas, enchufismo y comisionismo, son lacras de nuestra sociedad. Sin embargo, lo grotesco del momento está en que estas prácticas son perseguidas y juzgadas mientras políticos que con sus decisiones o indecisiones han provocado miles de muertos, caso de las Residencias, centenares en el caso de la DANA, son justificados por la prensa de la derecha, Justicia que arrastra los pies para juzgarlos. Con excepciones como la jueza que instruye el caso de la DANA.

Lo mismo ocurrió con la decisión política de Aznar de involucrar a España en la guerra de Irak, provocando, por reacción del yihadismo, 193 muertos en Madrid. Más todas las víctimas inocentes que aquella guerra causó en Irak.

¿Qué credibilidad puede tener el PP, partido que utiluzó toda la capacidad del gobierno para convencer e intentar engañar a los españoles de que había sido ETA, para no reconocer su responsabilidad indirecta.

Cualquier motivo es válido para atacar al presidente del gobierno y sus ministros, con el objetivo claro de derrocarlo. Derrocar al gobierno para provocar elecciones anticipadas e intentar de nuevo alcanzar la Moncloa.

Pero, cuidado, porque este método de negar la legitimidad del gobierno que surge de las urnas y los pactos poselectorales, puede ser de ida y vuelta, pues el PP ha sembrado para mucho tiempo que el resto de partidos les apoyen en nada.

Esta situación de acoso total al gobierno desde el primer minuto tras las últimas elecciones las provoca un partido con centenares de imputados, sentenciados y condenados por todo tipo de corruptelas, delitos fiscales.... y eso que la Justicia no quiso profundizar en quien es M. Rajoy, misterio que solo existe para la ¿justicia? española.

Para mayor escándalo democrático, el líder de esta grotesca situación es un individuo que nunca ha dado explicaciones de sus vínculos probados y evidenciados con el narcotráfico gallego. Líder apoyado por la responsable política de 7291 muertes y rodeada de pútridos hechos económicos, como los realizados por su novio, que es en realidad un testaferro con derecho a roce.

En la dinámica de "vale todo" alentada al grito de Aznar "el que pueda hacer que haga" solo faltaban mandos de la guardia civil filtrando datos para alimentar la hoguera y profiriendo llamadas a la violencia.

Así están las cosas, y todo pinta que en su desesperación, la derecha, está al borde de la agresión física, volviendo al matonismo de antaño.

Qué nadie piense que esto le es ajeno.


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