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sábado, 21 de junio de 2025

 




Spanish Revolution


Ayuso regala 1.300 millones extra a Quirón mientras ahoga a la sanidad pública

- Un modelo de negocio disfrazado de sistema sanitario -

 LAS CIFRAS QUE DESMIENTEN EL DISCURSO DE LA DERECHA SANITARIA

No es un error. No es un fallo técnico. No es una mala previsión. Es política. Entre 2019 y 2023, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso autorizó pagos a hospitales privados por 1.401 millones más de lo presupuestado, de los cuales 1.313 millones fueron a parar directamente a centros gestionados por el grupo Quirón. Mientras tanto, los hospitales públicos madrileños se asfixian con plantillas insuficientes, listas de espera que crecen como tumores y recursos menguantes.

No es casual. Es un modelo. Y lo definió con claridad la propia multinacional alemana Fresenius, propietaria de Quirónsalud, al adquirir el grupo en 2016: "Quirón está presente donde están los habitantes y donde está la riqueza". No dijeron “donde está la necesidad” ni “donde está el derecho a la salud”. Dijeron riqueza. Porque la salud pública, en manos del PP madrileño, es una oportunidad de negocio. Y no pequeña: solo la Fundación Jiménez Díaz se llevó 661 millones de más respecto a lo presupuestado. El hospital Rey Juan Carlos, 335 millones. Valdemoro, 188. Villalba, 128. Todos de Quirón.

La excusa es tan transparente como el desvío: “el sistema es garantista”. Eso dice la Consejería de Sanidad. Que los controles son muy rígidos. Tan rígidos, al parecer, que se cuelan más de 1.400 millones sin que nadie los frene. Pero no se trata de errores contables: es un sistema perfectamente diseñado para desviar fondos públicos a empresas privadas con coartada legal. Lo confirma incluso Vox, que en este caso no necesita disimular: “Aquí lo que hay es ingeniería contable”, admitió su diputada Ana Cuartero.

¿Dónde está el truco? En la llamada libre elección de hospital. Quien escoge la Jiménez Díaz o el Rey Juan Carlos no sabe que ese simple gesto engorda las cuentas de una empresa privada con dinero público. La Comunidad no transfiere esos fondos a hospitales públicos, sino solo a los de gestión privada. Así se genera un círculo de oro: más pacientes, más pagos; más pagos, mejores quirófanos; mejores quirófanos, más pacientes. Y en paralelo, el vaciamiento sistemático de los centros públicos, que no pueden competir con esa lógica de casino.

UNA RED DE INTERESES PRIVADOS CON DINERO DE TODAS Y TODOS

El modelo no se aguanta, pero se perpetúa. No funciona, pero da beneficios. No cura, pero enriquece. No es solo una cuestión de cifras, es una cuestión de poder. Quirón no solo gestiona hospitales; es también el principal cliente de la empresa de Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, investigado por presuntas irregularidades durante la pandemia. A través de Quirónprevención, se tejió un entramado que mezcla salud pública, contratos opacos y relaciones personales que rozan el conflicto de intereses.

Es decir, la sanidad pública madrileña no es solo una fuente de negocio para las multinacionales: es también el caldo de cultivo de las redes clientelares que sostienen al poder. Se prometen ampliaciones de hospitales que no llegan. Se presupuesta a la baja para luego desviar fondos por la puerta de atrás. Se usa el discurso de la eficiencia privada mientras se multiplican los pagos sin transparencia ni control parlamentario.

Lo advirtió con dureza Matilde Díaz Ojeda, exdiputada del PSOE: “Hay un vaciado de los hospitales de gestión directa”. Y no es una metáfora. Es literal. En cinco años, se han trasladado miles de pacientes de la sanidad pública a los centros privados sin rendir cuentas claras. José Manuel Freire, exconsejero de Sanidad en Euskadi, lo calificó de “tomadura de pelo política”. Y tiene razón: no es gestión sanitaria, es saqueo presupuestario con coartada legal.

Mientras se recortan contratos, se bloquean ampliaciones y se colapsan urgencias, la Comunidad de Madrid paga con dinero público una red paralela de hospitales al servicio del capital privado. La opacidad no es un efecto secundario. Es el corazón del sistema.

Ninguna promesa de Ayuso sobre sanidad pública se cumple. Pero los pagos a Quirón, sin falta, sí.


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