Crónica
de una adopción
(PRÓLOGO)
La adopción es un injerto de amor en el tronco del árbol genealógico.
Alguien lo dijo en alguna ocasión y no andaba desencaminado. Pero la adopción es
mucho más.
No quisiera extenderme demasiado relatando la experiencia vivida mi mujer y yo, con
toda una serie de acontecimientos a los que probablemente llamarles “odisea” o
“aventura”... podría parecer demasiado exagerado. Me limitaré a contar nuestro particular episodio que empezó un 26 de febrero de 2001 cuando presentamos una “solicitud de adopción internacional dirigida a la República Popular China” en la Dirección General de la Familia, Menor y Adopciones de la Consellería de Bienestar Social del Gobierno Valenciano, cuyo Presidente del Consejo de Adopción de Menores de la Generalitat Valenciana era en aquel entonces don Agustín Domingo Moratalla.
Con este libro pretendemos sobre todo agradecer (nunca lo suficiente) el que muchas
personas creyesen en nosotros, nos ayudasen e incluso nos acompañasen durante todo el
largo camino, sin desfallecer. Especialmente, queremos hacer hincapié, en nuestro querido y admirado abogado, José Ramón Juániz Maya, padre adoptivo de una niña china, que nos llevó todo el “Proceso Administrativo y Judicial Sobre Reclamación de Idoneidad Para la Adopción Internacional” y para el que, nuestro agradecimiento, será eterno.
También cito, sin rencor, pero con alguna pequeña dosis de amargura, a los que nos
pusieron todos los impedimentos del mundo, a veces contra sus propios criterios,
cumpliendo órdenes de los de más arriba. Nos robaron tiempo que tanta falta nos hacía.
Otro de nuestros anhelos, tal vez algo pretencioso, sería que la lectura de estos capítulos
animasen a seguir adelante a todos aquellos, que por las mismas circunstancias que a
nosotros, hayan pensado en “tirar la toalla” en algún momento. No hay que desfallecer.
Debéis luchar contra las adversidades (que son muchas) porque... ¡vale la pena!.
Oímos con demasiada frecuencia, en la vida cotidiana, frases haciendo alusión a la
“suerte “ que ha tenido esa niñ@ al ser adoptad@, recordando su procedencia por haber
sido abandonad@ en la calle y recogid@ en un orfanato. La suerte a la que se refieren
esas almas bondadosas ha sido para nosotros, los llamados adoptantes, aunque (y eso
queda aclarado de alguna manera en el libro) nos consideremos los verdaderos adoptados.
Nuestra hija nos adoptó a nosotros.
Las autoridades exigen que las familias que desean adoptar consigan un “Certificado de Idoneidad” para lo cual debes pasar por una serie de pruebas, entrevistas con psicólogos, etc... que es la garantía de que la pareja está preparada para ser padres. Podría citar cientos de personajes famosos o simplemente conocidos, que han tenido hijos biológicos que luego han abandonado, mal criado o simplemente ignorado y a los que nadie les exigió semejante documento.
Lo más curioso es que una vez metido en este mundo vas conociendo a gente que ha
pasado por la misma experiencia que nosotros y a los que en más de una ocasión se les
pasó por la cabeza la pregunta: ¿Por qué? Nosotros simplemente hemos solicitado adoptar a un niñ@ y no un permiso para matar al Rey.
También hay casos (conocemos uno muy concreto) que no entiendes como pudieron
conseguir la Idoneidad personas que casi a simple vista, sin ser psicólogo, van
pregonando las carencias que los hacen totalmente incompatibles con ser padres. Luego te enteras, que todavía la iglesia sigue teniendo mucha mano y una tía monja hace milagros.
¿Cómo no va a obtener, sin el menor obstáculo un simple certificado, una monja, que a
otros nos ha costado SEIS años de nuestra vida conseguirlo?
Vale la pena. No olvidemos que hay miles de niños y niñas en los orfanatos de todo el
mundo, que nunca tendrán padres, y están esperando que gente como nosotros vayan a por ellos. Es muy sencillo, mañana mismo rellenar la solicitud y ¡adelante!
Os contamos nuestra historia.
Reme y Luis
(PRÓLOGO)
La adopción es un injerto de amor en el tronco del árbol genealógico.
Alguien lo dijo en alguna ocasión y no andaba desencaminado. Pero la adopción es
mucho más.
No quisiera extenderme demasiado relatando la experiencia vivida mi mujer y yo, con
toda una serie de acontecimientos a los que probablemente llamarles “odisea” o
“aventura”... podría parecer demasiado exagerado. Me limitaré a contar nuestro particular episodio que empezó un 26 de febrero de 2001 cuando presentamos una “solicitud de adopción internacional dirigida a la República Popular China” en la Dirección General de la Familia, Menor y Adopciones de la Consellería de Bienestar Social del Gobierno Valenciano, cuyo Presidente del Consejo de Adopción de Menores de la Generalitat Valenciana era en aquel entonces don Agustín Domingo Moratalla.
Con este libro pretendemos sobre todo agradecer (nunca lo suficiente) el que muchas
personas creyesen en nosotros, nos ayudasen e incluso nos acompañasen durante todo el
largo camino, sin desfallecer. Especialmente, queremos hacer hincapié, en nuestro querido y admirado abogado, José Ramón Juániz Maya, padre adoptivo de una niña china, que nos llevó todo el “Proceso Administrativo y Judicial Sobre Reclamación de Idoneidad Para la Adopción Internacional” y para el que, nuestro agradecimiento, será eterno.
También cito, sin rencor, pero con alguna pequeña dosis de amargura, a los que nos
pusieron todos los impedimentos del mundo, a veces contra sus propios criterios,
cumpliendo órdenes de los de más arriba. Nos robaron tiempo que tanta falta nos hacía.
Otro de nuestros anhelos, tal vez algo pretencioso, sería que la lectura de estos capítulos
animasen a seguir adelante a todos aquellos, que por las mismas circunstancias que a
nosotros, hayan pensado en “tirar la toalla” en algún momento. No hay que desfallecer.
Debéis luchar contra las adversidades (que son muchas) porque... ¡vale la pena!.
Oímos con demasiada frecuencia, en la vida cotidiana, frases haciendo alusión a la
“suerte “ que ha tenido esa niñ@ al ser adoptad@, recordando su procedencia por haber
sido abandonad@ en la calle y recogid@ en un orfanato. La suerte a la que se refieren
esas almas bondadosas ha sido para nosotros, los llamados adoptantes, aunque (y eso
queda aclarado de alguna manera en el libro) nos consideremos los verdaderos adoptados.
Nuestra hija nos adoptó a nosotros.
Las autoridades exigen que las familias que desean adoptar consigan un “Certificado de Idoneidad” para lo cual debes pasar por una serie de pruebas, entrevistas con psicólogos, etc... que es la garantía de que la pareja está preparada para ser padres. Podría citar cientos de personajes famosos o simplemente conocidos, que han tenido hijos biológicos que luego han abandonado, mal criado o simplemente ignorado y a los que nadie les exigió semejante documento.
Lo más curioso es que una vez metido en este mundo vas conociendo a gente que ha
pasado por la misma experiencia que nosotros y a los que en más de una ocasión se les
pasó por la cabeza la pregunta: ¿Por qué? Nosotros simplemente hemos solicitado adoptar a un niñ@ y no un permiso para matar al Rey.
También hay casos (conocemos uno muy concreto) que no entiendes como pudieron
conseguir la Idoneidad personas que casi a simple vista, sin ser psicólogo, van
pregonando las carencias que los hacen totalmente incompatibles con ser padres. Luego te enteras, que todavía la iglesia sigue teniendo mucha mano y una tía monja hace milagros.
¿Cómo no va a obtener, sin el menor obstáculo un simple certificado, una monja, que a
otros nos ha costado SEIS años de nuestra vida conseguirlo?
Vale la pena. No olvidemos que hay miles de niños y niñas en los orfanatos de todo el
mundo, que nunca tendrán padres, y están esperando que gente como nosotros vayan a por ellos. Es muy sencillo, mañana mismo rellenar la solicitud y ¡adelante!
Os contamos nuestra historia.
Reme y Luis
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