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domingo, 8 de abril de 2018

¿El orgasmo femenino existe?


Plataforma para que las mujeres se sientan libres de celebrar su sexualidad
 


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07/04/2018

Qué pueden hacer las mujeres para cerrar la brecha del orgasmo

No tuve mi primer orgasmo hasta los 21 años. La gente suele sorprenderse cuando lo cuento porque en mi círculo de amigos me consideran una persona muy sexual.


Estaba un día en una cafetería con mi amiga Clara. Estábamos hablando de sexo. Ya llevaba 5 años siendo una persona sexualmente activa, desde los 16, pero nunca había tenido un orgasmo, y ninguno de los chicos con los que había estado pareció tenerlo muy en cuenta. Aunque es cierto que no había estado en ninguna relación larga, sí que había tenido un montón de amantes y rollos de una noche. Vale, la mayoría eran rollos de una o dos noches, pero aun así.

Mi amiga me miró boquiabierta y yo me eché a reír al darme cuenta de los sorprendida e indignada que estaba conmigo. En ese momento, mi querida amiga me hizo una pregunta muy simple que me cambió la vida.

"¿Cómo demonios esperas que te hagan correrte si no eres capaz de correrte tú sola?".

Me quedé mirándola.

"Bien visto", le dije.

"Cuando aprendes, puedes hacerlo en cualquier parte y en cualquier momento. Podrías estar sentada aquí mismo en la cafetería y provocarte un orgasmo por debajo de la mesa", continuó.

Nos reímos como locas.

Entonces, Clara hizo lo impensable: me dibujó un esquema. Yo ya sabía dónde tenía el clítoris. Sabía dónde lo tenía todo. El problema no era que desconociera los puntos. Tampoco era que no supiera darme placer a mí misma. Llevaba desde muy joven tocándome mucho y con toda la intención (y funcionaba), pero a la hora de llegar hasta el final y superar esa frontera, no tenía ni idea. Lo típico de empezar un proyecto y acabar abandonándolo.

De modo que me dibujó el esquema y me explicó los fundamentos: distintos modos de mover los dedos y la cadera, las distintas formas de realizar esos movimientos... Fue poesía, de verdad. Y filosofía. Cuando llegué a casa y puse en práctica uno de sus sencillos consejos, tumbada en la cama con los pies apoyados contra la pared, tuve un orgasmo sublime. El primero de mi vida. En menos de diez minutos. Así que seguí y tuve otros cinco.

Lo que más me sorprendió es que no era difícil. Simplemente, nadie me había enseñado nunca cómo funcionaban mis propios centros de placer. Y eso teniendo unos padres con una mentalidad sexual tremendamente positiva.

La brecha del orgasmo.


La organización Planned Parenthood asegura que a una de cada tres mujeres les cuesta llegar al orgasmo durante el sexo. Según una encuesta de 2015 de la revista Cosmopolitan sobre el orgasmo femenino, solo el 57% de las mujeres heterosexuales tienen orgasmos de forma habitual cuando practican sexo con un hombre. En la encuesta, esas mismas mujeres dijeron que los hombres con los que se acostaban llegaban al orgasmo el 95% de las veces.

Los datos no acaban ahí: el 50% de las mujeres aseguraron que sus parejas sexuales se acercaban mucho pero no lograban provocarles el orgasmo; el 38% de las mujeres aseguraban no estar recibiendo suficiente estimulación en el clítoris y el 35% decían que no recibían la estimulación adecuada. Si estas estadísticas no suponen una brecha preocupante, no sé qué más hace falta.

Problemas técnicos.


Por simple que parezca, muchos de los problemas que tienen las mujeres para llegar al clímax pueden achacarse a diversos problemas técnicos, como me sucedía a mí cuando no conseguía provocarme el orgasmo. Las estadísticas no son demasiado sorprendentes si nos paramos a pensar en el papel crucial del clítoris a la hora de llegar al orgasmo. Pese a que las estadísticas y los porcentajes solo son ciertos hasta cierto punto, los expertos defienden que la mayoría de las mujeres necesitan estimularse el clítoris para llegar al orgasmo. Solamente el 8% de las mujeres consiguen llegar al orgasmo de forma constante y sin ayuda durante la penetración, mientras que casi todos los hombres lo pueden lograr de este modo.

En un estudio de 2005 en el que participaron 833 estudiantes universitarios se descubrió que hombres y mujeres eran igual de propensos a señalar de forma errónea el clítoris en un esquema. Supongo que pese a la falta de habilidad que tenía a mis tiernos 21 años, seguía estando por delante de la media. Qué preocupante.


Falta de consideración.


En ese mismo estudio, el 78% de las mujeres consideraron que sus compañeros sexuales sí tenían en cuenta los orgasmos de las mujeres, aunque el 72% de ellas habían sentido en alguna ocasión que el hombre con el que estaban llegaba al clímax y no hacía nada por ayudarlas a llegar. Aunque el hecho de dejar a una mujer con las ganas puede estar provocado por una falta de pericia, la brecha del orgasmo también ilustra cómo difiere la visión cultural sobre el placer del hombre y de la mujer.

Por ejemplo, aunque se tarda más en alcanzar el orgasmo femenino (de 20 a 40 minutos, según los expertos), el consenso actual establece que el sexo acaba cuando el hombre eyacula. El porno convencional fomenta esta concepción.


Cómo cerrar la brecha del orgasmo.


Nada que merezca la pena se soluciona enseguida (a no ser que te ayude algún buen amigo con unas habilidades fuera de serie para dibujar esquemas y resolver dudas), y cerrar la brecha del orgasmo no es una excepción. Pero no nos vengamos abajo: estamos logrando muchos avances. Para algo está Bellesa desmontando todas esas cuestionables ideas preconcebidas. Sí, señor.

Más cosas que puedes y deberías hacer si no lo has intentado todavía:

1. Descubre cómo darte placer a ti misma.

2. Pon en práctica eso que me gusta llamar sinceridad radical con el hombre (o la mujer) con el que estés. No tengas miedo a decirle qué es lo que te gusta o lo que necesitas. Tus orgasmos dependen de ello.

Este post fue publicado originalmente en Bellesa, apareció posteriormente en el 'HuffPost' Canadá y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.


sábado, 7 de abril de 2018

Este es un malnacido!


España Cañí


Vengo a empeñar mi título de Máster...


¡Cómo viven!


Los graves desplantes de Juan Carlos a Sofía que no fueron criticados.


Los graves desplantes del Rey emérito a Sofía que no fueron criticados

En la visita del Papa en 2011 abroncó a la reina pero ni fue portada ni criticado como Leticia


ElPlural

Jue, 5 Abr 2018

El rey Juan Carlos, siendo aún jefe del Estado, protagonizó al menos dos graves desplantes a la reina Sofía en los años 2010 y 2011 sin que fuera objeto de todas las portadas ni las virulentas críticas que ha recibido ahora la reina Leticia por boicotear e impedir una foto de la reina Sofía con sus nietas Leonor y Sofía a la salida de la misa de Pascua en la catedral de Palma de Mallorca. El más grave ocurrió el 18 de agosto de 2011, cuando los Reyes de España acudieron al aeropuerto a recibir al papa Benedicto XVI y Juan Carlos utiliza su muleta para apartar a la reina. El segundo incidente se produjo un año antes, el 25 de julio de 2010, cuando los reyes presidieron la ofrenda al Apóstol Santiago y Juan Carlos reacciona con auténtica furia cuando su mujer le intenta ayudar a subir las escaleras. No hubo ni portadas ni las furibundas críticas que ahora recibe la reina Leticia.


El manotazo de Santiago

En el año 2010 el rey Juan Carlos tenía graves problemas de movilidad por su problema de cadera. Juan Carlos mantenía su relación paralela con la 'princesa' Corinna, cuyo escándalo saltaría posteriormente y toda España descubriría que los entonces reyes hacía décadas que llevaban vidas separadas. Es más, años después se publicó que Juan Carlos literalmente no soportaba a Sofía. El 25 de julio de ese año los todavía reyes en ejercicio presidieron la ofrenda al Apóstol en la catedral de Santiago y el feo del rey a Sofía fue público. En un momento dado el Rey pareció perder el equilibrio durante un instante y la Reina se apresuró a sujetarle. Este hecho pareció no gustar demasiado al jefe del Estado, que no paró hasta conseguir zafarse del brazo de su mujer con aspavientos que no se tolerarían a la actual Reina. Además se ve como hay reproches entre Juan Carlos y Sofía.


Cabreo en el paseíllo con el Papa

Mucho más llamativo y grave es el 'muletazo' de Juan Carlos a Sofía el 18 de agosto de 2011, cuando los monarcas acuden a recibir al Papa Benedicto XVI al aeropuerto de Barajas con motivo de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud. El rey Juan Carlos no quería a la reina Sofía a su lado ni en la primera línea de fotos y el gesto humillante hacia la todavía Reina en activo es más que notorio

Angélica Rubio es directora de ELPLURAL.COM




Las tragaderas, la impresionante cornamenta de la Reina Sofía y el priapismo contumaz del rey Juan Carlos


'JUAN CARLOS, EL REY DE LAS CINCO MIL AMANTES'

El escandaloso libro sobre el rey Juan Carlos: "Es un adicto al sexo. Sofía lo pilló con Sara Montiel"

Un libro escrito por Amadeo Martínez Inglés, un excoronel del Ejército condenado por injurias al llamar "putero" al rey Juan Carlos, revela la vida sexual del monarca. En la biografía se da a conocer su "adicción al sexo" y sus "5.000 amantes", entre ellas Sara Montiel, que supuso el distanciamiento de la reina Sofía.




Recientemente se conocía la relación extramatrimonial entre el rey Juan Carlos y la exvedette Bárbara Rey y años atrás su affaire con Corinna, pero ahora, el excoronel Martínez Inglés cuenta que ha tenido casi 5.000 amantes a lo largo de su vida: "Las más bellas vedettes y las más espectaculares representantes del alto standing femenino español y extranjero pasaron por su cama de forma más o menos temporal, aunque tampoco despreció a féminas mucho más modestas".

La biografía no autorizada cuenta episodios de la vida de don Juan Carlos nunca antes contados como que el dictador Franco creó una red de espías para vigilar al rey en su juventud. Martínez Inglés cuenta que en esa época llegó a tener "332 encuentros sexuales".
En el libro también se habla de Liliane Sartiau, madre de Ingrid, que denunció la paternidad del rey emérito: "La conoció en París en la primavera de 1956 y tras casi diez años de esporádicos encuentros, culminó con el embarazo de la joven y el nacimiento de su presunta hija, Ingrid, en 1966. Ingrid Sartiau, conocedora de la identidad de su padre biológico, promovería en el año 2012 su reconocimiento oficial como hija natural del monarca, llegando con su petición hasta el Tribunal Supremo de este país".

Además se revela que el momento clave que supuso el distanciamiento definitivo entre don Juan Carlos y doña Sofía fue una "pillada" con la actriz y cantante Sara Montiel.

Según Amadeo Martínez Inglés, un joven Juan Carlos de Borbón frecuentaba hoteles y fiestas privadas durante los fines de semana: "El cadete Juan Carlos aprovecha los fines de semana (los viernes y sábados pernocta fuera de la Academia) para acudir, con el pequeño grupo de cadetes vips que le acompañarán en casi todas sus salidas, a fiestas privadas donde practica sexo con amiguitas circunstanciales, preferentemente del amplio colectivo de jovencitas de la clase media alta de la sociedad zaragozana [...] También acude periódicamente el joven Borbón a hoteles de lujo de ciudades más o menos cercanas y, por supuesto, a establecimientos seleccionados de Zaragoza como el Gran Hotel de la capital maña (donde dispone de una suite de lujo pagada generosamente por su entorno protector militar) para relacionarse íntimamente, y a pesar de su edad, con mujeres hechas y derechas".



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viernes, 6 de abril de 2018

El PP y la CorruPPción


Código PP


Mi Máster (Cristina Cifuentes)

¿Se puede separar el amor y el sexo?)


05/04/2018

Llevan diez años casados. Ella es trabajadora sexual. Así es su relación

"Se nos da muy bien separar amor y sexo. El sexo es algo físico, no algo emocional".




Para Eva Sless, el sexo no es solo algo para disfrutar: es un trabajo. Esta australiana de 40 años es escritora, columnista, educadora y trabajadora sexual. Mantiene relaciones sexuales por dinero de forma voluntaria. También está casada. Su marido, Justin, de 43 años, apoya completamente su decisión, si bien son conscientes de que es una vida extraña y poco convencional.

"Sé que somos una pareja inusual. Nuestra vida y nuestro matrimonio se basan en una fuerte amistad, confianza, amor y respeto. No sé si la vida que vivimos vale para todo el mundo, pero a nosotros nos funciona. Me encanta nuestro mundo", declara Eva Sless a la edición estadounidense del HuffPost.

Puedes leer a continuación la entrevista a este matrimonio sobre la profesión de ella, sobre cómo afecta a su matrimonio y sobre lo que piensa Justin de los clientes de su esposa.

¿Cuánto tiempo lleváis juntos? ¿Eras ya trabajadora sexual cuando os conocisteis?

Eva: Llevamos casi 11 años casados. Somos pareja desde hace unos 18 años y nos conocimos hace 30 años aproximadamente. Desde siempre hemos formado parte de la vida del otro.

He sido trabajadora sexual de forma interrumpida desde hace unos 15 años, así que ya conocía a Justin cuando empecé. Habíamos hablado de ello durante años y era algo que siempre había querido probar y explorar.

El sexo, la sensualidad, sentirme deseada y que me pagaran por ello eran cosas en las que siempre había pensado, creo que incluso antes de saber que había gente que se dedicaba a ello. Había trabajado como recepcionista y gerente en un burdel unos años antes de decidirme a dar el salto y trabajar al otro lado del mostrador. Fue una decisión mutua. Él me dio el coraje para hacerlo y la experiencia ha sido increíble.

Justin, ¿cómo reaccionaste cuando Eva te dijo que quería convertirse en una trabajadora del sexo profesional? ¿A qué te dedicas tú?

Le dije: "¡Estupendo, adelante! Lo vas a hacer genial".

Fabrico y arreglo bicicletas de montaña. Antes solía correr con ellas, pero luego me hice mayor y me di cuenta de que estrellarme duele un montón. Sigo compitiendo en alguna carrera ocasional de resistencia, pero he colgado ya los protectores.

Eva, en general, ¿en qué consiste tu trabajo con los clientes?

Es una pregunta muy difícil de responder, porque todo el mundo es diferente y cada encargo es diferente. Supongo que un resumen muy simple sería charlar, pasar un rato con ellos, practicar sexo, ducharme, charlar y volver a casa.

Pero, de verdad, es mucho más que eso. No me gusta reducirlo simplemente al sexo porque el trato personal es la clave, lo que disfruto yo y lo que disfrutan mis clientes. Nos reímos, hablamos de temas interesantes. He llorado con clientes que habían perdido a su pareja, a sus mascotas o a familiares. He estado noches enteras jugando a juegos de mesa o viendo películas. He ido a museos y a cenar. He tenido encargos que se suponía que iban a durar horas y que acabaron durando 15 minutos y con propinas de más de 100 dólares. Es imposible reducir mi trabajo a generalizaciones porque la vida, el sexo y las razones por las que la gente llama a una trabajadora sexual tampoco pueden generalizarse.

¿Qué piensa tu marido de tus clientes? ¿Han supuesto algún problema los celos?

Eva: En realidad no creo que piense en ellos. Es decir, no más de lo que pienso yo de la gente con la que trata él en su trabajo. Los celos rara vez aparecen en nuestras vidas. Tenemos un matrimonio abierto, intercambiamos parejas y disfrutamos el sexo entre nosotros y con otras personas. Siempre hemos tenido las preocupaciones de seguridad que derivan de mi trabajo, pero tenemos muy buenos sistemas y la seguridad ha estado siempre en orden, así que nunca ha habido problemas.

Justin: Claro que ha habido celos. Estoy celoso de que sea un trabajo que no puedo hacer yo mismo. O sea, quizás podría, pero para los hombres es mucho más difícil empezar. Pero no, nunca estoy celoso de sus clientes. Es solo un trabajo.

¿Cómo llevas el equilibrio entre tu vida laboral y tu vida privada, Eva?

Bueno, ahora trabajo menos en el sexo porque mis otros trabajos me mantienen ocupada. Además, antes vivíamos en Victoria (Australia), donde la legislación sobre el sexo es más abierta. Hace unos cuatro años nos mudamos a Queensland (Australia). Esa es una de las razones por las que no trabajo tan a menudo como me gustaría; las leyes, los estigmas y los grupos religiosos hacen que Queensland sea un poco intimidante para quienes trabajan en el sexo de forma independiente. Bueno, para mí, al fin y al cabo.

[Nota de la editora: las leyes de la industria del sexo en Australia dependen de cada gobierno estatal y territorial].

A veces lo echo de menos. Tengo tres clientes habituales a los que veo ahora, pero aparte de eso, ya no trabajo tanto. Es que simplemente no tengo tiempo. Cuando trabajaba regularmente también estaba estudiando, así que a lo mejor trabajaba tres o cuatro noches o días por semana, o hacía alguna reserva especial, pero nunca me superó ni nos quitó tiempo a nosotros.

¿Qué impacto tiene, si lo tiene, en vuestra vida sexual?

Eva: La verdad es que no creo que lo tenga, al menos no en el sentido negativo. Pero mi vida y mi trabajo, al margen de ser una trabajadora sexual, gira en torno a la industria del sexo. Soy columnista de temas sexuales, crítica de juguetes sexuales y educadora sexual, y todo eso ha sido mi mundo durante unos 20 años.

Justin: No creo que tenga ningún efecto. Nuestra vida sexual es excelente. Lo fue antes de empezar, lo era mientras trabajaba regularmente y lo es ahora que ya no trabaja tanto.

Tenéis una hija de 14 años. ¿Cuánto sabe de la forma en que te ganas la vida, Eva?

Sabe que trabajo en el sexo, en la educación sexual, que tengo una gran motivación política de crear un mundo mejor para las mujeres y que mi interés se centra a menudo en las trabajadoras sexuales y en esta industria en general.

Se pone de los nervios conmigo cuando vemos la tele porque señalo todos los aspectos problemáticos que van surgiendo. Hicimos un trato hace poco por el que hacemos maratones de las series que le gustan a la otra, así que yo he conseguido que vea Star Trek y Doctor Who, y ella me está haciendo ver Cómo conocí a vuestra madre, una de las series más sexistas que he visto en los últimos tiempos. La principal respuesta que me da cuando vemos la serie es: "Mamá, ¿es que tienes que politizar todo?", y yo le contesto: "Sí, pequeñaja, porque todo es política".

Mi hija es diferente de mí en casi todos los aspectos, sobre todo comparada conmigo misma cuando tenía 14 años. Es reservada, estudiosa y no le importa un comino lo que piensen de ella, especialmente los chicos, pero es de mente abierta y entiende que todo el mundo merece respeto y que el trabajo sexual es un trabajo.

¿Qué "normas" tenéis, si es que las tenéis, en vuestra relación con respecto a tu trabajo?

Eva: Normas básicas de seguridad. Mantener siempre informados a mis contactos y redes de asistencia cuando me encuentro con los clientes, por ejemplo. Pero tampoco somos muy severos en ese sentido. Reitero, es solo un trabajo. Lo trato como un trabajo y él también.

Justin: Exacto, es solo un trabajo. Si tu pareja fuera masajista terapéutica, también tendría lo que mucha gente considera contacto íntimo con otras personas durante sus horas de trabajo. Se nos da muy bien separar amor y sexo. [El sexo] es algo físico, no algo emocional. Claro que hay emociones implicadas, es algo muy íntimo, pero no es amor ni una conexión permanente. Es lo que es.

Justin, ¿cómo reacciona la gente cuando cuentas que tu esposa es trabajadora sexual?

Muchas veces se sorprenden de que a mí me parezca bien, pero no ha cambiado ninguna amistad ni actitud hacia nosotros. Es solo un trabajo. Una especie de trabajo guay, pero solo un trabajo. Supongo que la gente se sorprende a veces por el hecho de que [Eva] se dedica a ello por decisión propia, de que lo disfrute y de que sea un trabajo bien pagado.

Está claro que tenéis una mente muy abierta y que sois muy sinceros en vuestro matrimonio. Dicho eso, ¿qué es lo que no podríais soportar en una relación?

Eva: El engaño. La verdad es poder y en el poder está la fortaleza. Quítale eso a la relación y ¿qué es lo que queda?

Justin: Lo mismo digo: el engaño. ¿Qué sentido tiene estar en una relación estable si no eres capaz de ser sincero? Todo es más sencillo con sinceridad. Lo bueno y lo malo.

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.






jueves, 5 de abril de 2018

Autopistas


Cifuentes presenta un acta falsificada


El tribunal del máster de Cifuentes no existió

Las tres profesoras nunca examinaron el trabajo final de la presidenta madrileña, según publica 'El Confidencial'

ElPlural

Jue, 5 Abr 2018

Las tres profesoras de la Universidad Rey Juan Carlos que en teoría se habrían encargado de examinar a Cristina Cifuentes para su supuesto máster nunca lo hicieron, ni el 2 de julio de 2012 ni ningún otro día, según han confirmado fuentes del Instituto de Derecho Público del centro universitario.

Las tres profesoras nunca examinaron el trabajo fin de máster (TFM) de la presidenta madrileña, según adelanta hoy El Confidencial. El acta de presentación del trabajo fue fabricada en su totalidad el pasado 21 de marzo, unas horas después de que se publicara la primera información sobre este escándalo.

Las firmas de las profesoras, falsificadas
Las firmas de dos de las tres profesoras que, según el documento, formaron parte del tribunal que examinó a la presidenta regional en 2012 (Alicia López de los Mozos, presidenta del jurado, y Clara Souto, supuesta vocal) fueron falsificadas. La firma de la tercera componente del equipo, la profesora Cecilia Rosado, a la que se atribuye el rol de secretaria, se está investigando.

Cifuentes se ha desvinculado de la falsificación del acta y un portavoz de su Gobierno dijo que el pasado 21 de marzo la presidenta se limitó a mostrar los documentos que le envió la universidad para tratar de acreditar que terminó el máster el 2 de julio 2012 y no en 2014, tras convertir presuntamente dos calificaciones de no presentado en notable.


Francia y España


La inteligencia persigue a Rajoy...


Tele 5 y sus "ayegados"


Dimitir


El Partido Popular ha exigido a la Real Academia Española de la Lengua que elimine el verbo “dimitir”.

María Cristina me quiere gobernar...




Subdirector de El HuffPost

Cifuentes suspende el examen

4/4/2018


Tan amiga de utilizar las redes sociales, de pisar los platós de televisión y de manejar con maestría la comunicación, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha permanecido 14 días escondida en la sede de la Puerta del Sol. La Comunidad de Madrid como parapeto donde resguardarse ante el bombardeo de las noticias en las que se cuestionaba la obtención de un máster en la Universidad Rey Juan Carlos.

Cristina Cifuentes tenía mucho que ganar y también mucho que perder en su comparecencia de este miércoles. Que la balanza se inclinase hacia un lado o hacia otra dependía de ella. Sólo de ella. Y lo ha perdido todo. Lo tenía bien fácil: bastaba con presentar el Trabajo de Fin de Máster.

No era necesario nada más.

En vez de cerrar una polémica, Cifuentes ha sembrado más dudas

La presidenta de la Comunidad de Madrid no ha explicado cómo pudo matricularse en el máster tres meses después de que se cerrase el plazo, o cómo es posible que nadie de los que sí hicieron el máster la conociera. O cómo se explica que no haya hecho una sola mención al acta con dos firmas falsificadas. "Algo no funciona bien en nuestro sistema", se ha quejado Cifuentes. Y tanto.

Cifuentes se ha limitado a sacar una retahíla de documentos —de los que, visto lo visto, habrá que analizar su veracidad— que no demuestran nada y sí alargan aún más la sombra de la duda sobre el dichoso máster. "La característica de la verdad es que no necesita otra prueba que la verdad", escribió el filósofo británico Jeremy Bentham.

En vez de cerrar una polémica, Cifuentes ha sembrado más dudas al utilizar argumentos que, de tan manidos, ya no son creíbles. Por ejemplo exponer la vieja excusa de que todo se trata de campaña en su contra ("es una operación de descrédito contra mi persona para ganar en los medios y en las redes lo que no han logrado ganar en las urnas"). O, rizando el rizo, de que su comparecencia se ha producido en "claro fraude parlamentario de ley". Nada menos

El máster, asegura Cifuentes, es "real" y "legal". Pero todo lo que se ha sabido hasta ahora de su título es aparentemente tan irreal, tan poco legal, huele tan mal, que las sospechas se convierten en certezas por la debilidad de su defensa. Ante las pruebas presentadas, no es ni verosímil ni acertado ni decente replicar con un discurso victimista y una ristra de documentos que no cierran ninguna sospecha. Máxime cuando el documento que daría la polémica por zanjada, el Trabajo de Fin de Máster, ni está ni, a estas alturas, se le espera.

Porque del TFM Cifuentes no ha presentado nada; ni el trabajo en sí, ni los archivos personales de los que tuviera copia, ni siquiera los mensajes que se pudiera haber intercambiado con la directora por las correcciones. No hay nada. O sí: un argumento que da tan surrealista provoca sonrojo. Asegura la popular que en los últimos años ha tenido que hacer varias mudanzas y el Trabajo de Fin de Máster debe estar en una de las cajas de los traslados. "No descarto que el trabajo esté [por casa] pero no lo he encontrado. Lo he buscado pero tampoco sé si lo he guardado". No descarto, pero, tampoco sé...


Cristina Cifuentes, adalid de la transparencia y del buen Gobierno, ha perdido todas sus oportunidades. A falta de una respuesta verosímil, lo único que le queda por hacer, si es que tiene un mínimo de decencia, es dar un paso atrás.

Porque el examen final lo ha suspendido.



miércoles, 4 de abril de 2018

Los cuernos de Doña Sofía y la Familia Real


"Pagamos a esa familia para que no monten numeritos, para que no sean los Alcántara"

Los editoriales y las columnas de opinión sobre la tensión entre Letizia y Sofía: "Quiso chupar cámara"

ElPlural

Mié, 4 Abr 2018

Menudo quilombo se ha organizado en torno a la Casa Real. En las últimas horas han trascendido hasta dos vídeos que evidencian la tensión entre la reina Letizia y su suegra, doña Sofía. En el primero de ellos intentaba evitar que se hiciera una foto con sus hijas, hasta el punto de que Leonor llega a quitarle la mano de su abuela de encima de su hombro. En el segundo, Letizia parece limpiarle un beso de la abuela. Las redes han hecho las delicias del respetables con numerosos memes, mientras diferentes medios de comunicación publican columnas de opinión con diferentes enfoques.

Uno de los más críticos es el periodista Juan Carlos Escudier. En su artículo, publicado en el diario Público, asegura que “a los españoles nos importa un pimiento que las dos reinas se quieran mal y que Letizia no deje a Sofía ver a las nietas”. “Las suegras han tenido históricamente muy mala prensa y los desencuentros con sus nueras han alcanzado dimensiones épicas”, y añade, “aquello de antes echará uva la higuera que buena amistad la suegra con la nuera ha sido norma en cuchitriles y palacios, incluido claro está el de los Borbones”.
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No obstante, Escudier donde pone el foco es en que “lo que realmente nos importa es que la familia a la que este año le caerán del cielo otros ocho millones de euros haya o no Presupuestos cumpla con la única función que tiene asignada, que es guardar las formas y el protocolo”, porque “se les paga, en definitiva, para que no monten numeritos, para que no den que hablar más allá de su porte, su lozanía y sus operaciones de estética”. Y sentencia: “Los trapos sucios los lava en casa el servicio doméstico, que para eso lo pagamos con otro escote, el de todos”.


El País también ha publicado un editorial titulado La familia Real es real. En él, se dice que “los ricos también lloran. Y la monarquía española se ha expuesto al escarmiento del populacho, pues los súbditos se regodean con la secuencia del manotazo. Y se relamen con la alcurnia de una pugna que invita a tomar partido por la reina de picas o por la de tréboles”.
“La familia Real es real porque se parece a todas en sus miserias políticas y en sus expresiones endogámicas”, continúa el artículo. A su juicio, se trata de una pugna entre “una reina que fue, Sofia, una reina que es, Letizia, y una reina que será, Leonor”.

 “¿Es un gesto de rebelión precoz? ¿Es una comprensible reacción infantil? ¿O acaso la princesa se Asturias describe con el desquite las cosas que escucha en casa? Todas las hipótesis son compatibles y hasta complementarias, pero bien pueden subordinarse al espacio de pureza y de reputación que la reina Letizia aspira a crear en el núcleo duro de sagrada familia”, reza el editorial, que sentencia: “Impresiona el vídeo porque todo el esfuerzo de la institución monárquica y familiar por mostrarse armónicas se resiente de la indisimulable perplejidad de sus protagonistas”.

Otro de los que se ha posicionado al respecto ha sido Federico Jiménez Losantos. En esRadio ha cargado contra Sofía: “"La gente aprecia a Sofía porque le han puesto los cuernos. Pero es algo que ella ha permitido porque cobraba, y toda la familia griega vivía de la española. Cuando el príncipe convenció a Juan Carlos de que hay que echar a Urdangarín y Cristina de la Familia Real, ¿qué hizo Sofía? Se fue a Washington con un fotógrafo de ¡Hola! para apoyarlos. Y en otra ocasión, ¡Hola! sacó la portada de "Letizia, reina de contrastes" para decir que estaba loca".

Losantos cree que el problema fue el siguiente: "Sofía quiso chupar cámara pese a llevar dos años sin ver a sus nietas”.


La reina Letizia y doña Sofía, tenso momento en la misa de Pascua en Palma