elDiario.es
Jesús
Bustamante
4-9-23
José
Mairal es, desde este 1 de septiembre, y de manera oficial,
rector de Torreciudad. El
“santuario” (la denominación del lugar es una de las claves del
conflicto), uno de los sueños del fundador del Opus Dei, Josemaría
Escrivá de Balaguer, es una de las muchas batallas que este annus
horribilis está
dando la Obra desde que el Papa Francisco aprobara el Motu
Proprio Ad Charisma Tuendum,
en el que recortaba el poder de la organización.
Un
poder que se ha visto rebajado aún más con un nuevo movimiento del
Papa Francisco contra la que es, al menos hasta ahora, la única
prelatura personal de la Iglesia católica: desde
el pasado 8 de agosto se ha asimilado a otras asociaciones
clericales perdiendo,
de facto, el poder omnímodo que le otorgó Juan Pablo II.
¿Por
qué es importante este nombramiento? En primer lugar, porque Mairal
es el primer rector de Torreciudad (Huesca) que no ha sido nombrado
por el Opus Dei, y el primero que no pertenece a la prelatura. El
vicario judicial de la diócesis de Barbastro-Monzón asumió este
viernes las “responsabilidades pastorales” de Torreciudad, aunque
la diócesis admitió haber recibido “en las últimas horas” una
“propuesta de acuerdo sobre Torreciudad que el Obispado estudiará
con diligencia y cariño” por parte del Opus Dei.
Y
es que la Obra, inmersa en una profunda crisis interna y sin saber
reaccionar a los últimos movimientos del Vaticano, apuesta ahora por
aceptar –aunque sea a regañadientes– que sea la diócesis la que
gestione todo lo relacionado con la pastoral del santuario mariano
que cada año acoge a más de 200.000 peregrinos provenientes de todo
el mundo, con el último objetivo de conservar su control económico.
El
nombramiento de Mairal “no supone –y así consta en el
decreto– injerencia alguna en la gestión interna, económica o
civil de Torreciudad; se circunscribe a la dimensión pastoral y
tendrá vigencia temporal, hasta que se regularice la situación
canónica existente”, afirma la diócesis en su último comunicado,
en el que reitera la “mano tendida” lanzada por el obispo, Ángel
Pérez Pueyo, durante la última fiesta de Torreciudad, celebrada el
pasado 20 de agosto y que contó con la presencia del vicario del
Opus Dei en España, Ignacio Barrera, y donde, en un gesto de
autoridad, el prelado cedió la homilía al que desde este viernes es
el rector del santuario.
¿Supone
esto el fin de la historia? Ni mucho menos. El gesto de aceptación
del nombramiento de rector es tácito, pues formalmente la Obra
mantiene los recursos planteados ante la Santa Sede para suspender
cautelarmente el nombramiento de Mairal y para revocar cualquier
decisión del obispo respecto al santuario. Tras él se se esconde la
necesidad de conservar el control de todo lo que sucede en torno al
complejo y sus alrededores, gestionados por una serie de empresas,
propiedad de miembros del Opus Dei, que han ido cambiando en los
últimos años. Estos entramados inclumplen, en opinión del Obispado
de Barbastro-Monzón –que cuenta con el aval de la Conferencia
Episcopal y de la Santa Sede– los términos del contrato firmado en
1962 en virtud del cual la Iglesia cedía la milenaria imagen de la
Virgen de Torreciudad y la ermita a perpetuidad al Opus Dei. La
condición era que se cumplieran ciertas cláusulas que, de acuerdo
con la diócesis, no se cumplen.
Actualizar
la situación canónica, jurídica y pastoral
Respecto
a la polémica de la cesión de la ermita, la diócesis recuerda
en su comunicado de este jueves que fue en 2020 cuando la prelatura
“solicitó al Obispado de Barbastro-Monzón la novación del
contrato de cesión de la ermita y la imagen de la Virgen de
Torreciudad, propiedad ambas del Obispado”. Tras el análisis del
contrato de 1962, así como de posteriores acciones en los últimos
60 años, “el equipo jurídico del Obispado convino en
la imposibilidad de realizar la novación en los términos
solicitados y en la necesidad de actualizar la situación
jurídica, canónica y pastoral entre las partes”.
En
el fallo del recurso presentado ante la misma diócesis contra el
nombramiento de rector, al que ha tenido acceso elDiario.es, el
Obispado explica algunos de los problemas que, conscientemente, el
Opus Dei ha tratado de orillar durante todos estos meses. Entre
ellos, el hecho de que el templo de Torreciudad, erigido por la Obra
en 1973, no tiene la categoría de santuario, sino de “oratorio”
lo que le impediría, en virtud del Derecho Canónico, organizar o
recibir peregrinaciones masivas, como lleva haciendo desde hace
décadas.
Para
ser reconocido como santuario, tendría que depender de la diócesis
y no de una organización, que es lo que ha pretendido el Obispado
con el cese del anterior rector, Ángel Lasheras (cuyo nombramiento
es calificado por la diócesis en su fallo al recurso del Opus como
“inválido”). En el caso de Torreciudad, además, el objetivo
último sería su conversión en ‘santuario internacional',
colocándolo al nivel de los grandes centros de peregrinación
marianos del mundo, como Fátima, Lourdes o Guadalupe, con los
posibles beneficios económicos y turísticos que vendría aparejado
y que, según distintas fuentes, son el auténtico objetivo de la
ofensiva del Opus Dei por el complejo (además del componente
sentimental de ser el lugar señalado por Escrivá de Balaguer).
En
su fallo, y echando mano de los dos últimos Motu
Proprio del
Papa, el obispo concluye que el Opus Dei “tiene el estatuto de
estructura de carácter administrativo, no jerárquico”, lo cual
impide a la Obra “de forma definitiva” postularse como autoridad
pastoral del complejo.
Aunque
el templo edificado por el Opus Dei en Torreciudad es propiedad de la
Fundación canónica Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad,
“la jurisdicción sobre el santuario mariano y sobre las
actividades apostólicas desarrolladas en su entorno corresponden
exclusivamente al Obispo, pues no hay que confundir propiedad privada
(material) del oratorio del prelatura, con jurisdicción (canónica),
que siempre es pública”, señala Pérez Pueyo, quien añade que
“el Obispo, evidentemente, tiene también jurisdicción sobre los
clérigos de la prelatura en tanto que ejercen el ministerio en la
diócesis y en un santuario diocesano”.
¿Quién
es el propietario de Torreciudad?
El
otro gran conflicto está en el contrato de cesión de la imagen y la
ermita-santuario de Torreciudad (que es lo que, jurídicamente,
permite que se puedan hacer peregrinaciones porque, recordemos, el
complejo construido por el Opus es canónicamente un oratorio). Un
contrato que, como insiste la diócesis en su fallo a la cautelar
presentada por el Opus, “es necesario y urgente aclarar y
actualizar”.
“Al
no haberse realizado la erección del nuevo templo como iglesia (...)
ni haberse aprobado como santuario diocesano”, y al no existir
estatutos aprobados por la diócesis, Torreciudad se encuentra “en
un verdadero vacío legal”
¿Por
qué? Porque el ‘oratorio’ propiedad del Opus no cumple con la
función para la que fue construido, que era la de tener una iglesia
abierta a todos los fieles (no sólo los de la Obra) y destinada a
convertirse en un gran santuario, “cuya edificación precisaba el
permiso expreso y por escrito del Obispo diocesano, y que tenía que
ser dedicada o bendecida por él, normativa que no ha sido cambiada
sustancialmente en el Código vigente”.
“Al
no haberse realizado la erección del nuevo templo como
iglesia según derecho, ni haberse aprobado como santuario diocesano,
y conservar la condición de oratorio”, insiste el Obispado, y al
no existir unos estatutos aprobados por el organismo competente (la
diócesis) Torreciudad (y los clérigos del Opus Dei que viven allí)
se encuentra “en un verdadero vacío legal”.
19,32
euros al año a perpetuidad
En
cuanto al contrato suscrito en 1962, que preveía una cantidad ínfima
(al cambio actual, 19,32 euros anuales) que el Opus Dei pagaba como
cesión a la diócesis por el uso de la ermita-santuario y la imagen
de la Virgen, la sentencia canónica recalca que el acuerdo sobre la
ermita y “los terrenos adyacentes” (donde, según algunas
fuentes, podría estarse planeando la construcción de complejos
turísticos, sin el permiso del obispo) “no se estableció
directamente” con el Opus Dei, “sino con una empresa inmobiliaria
interpuesta (Inmobiliaria General Castellana, SA) y que
posteriormente fue subrogado sin la autorización del Obispo a otra
empresa distinta (Desarrollo Social, SA)”. Esto es: un cambio de
propiedad, para que nada cambie, pues ambas empresas están
vinculadas a miembros del Opus Dei.
Con
todo, tras la nota de este jueves, y la última “propuesta de
acuerdo” planteada por el Opus Dei, la diócesis “espera recibir
en breve esa propuesta de estatutos” para cerrar el ‘caso
Torreciudad’, al menos desde el punto de vista pastoral. En tanto,
la Obra ha preferido, en esta ocasión, no emitir comunicado alguno,
remitiéndose al enviado a mediados de julio, en el que amenazaba al
obispo con emprender acciones legales que, al menos en el campo
eclesiástico, permanecen.
Tras perder el recurso en la instancia diocesana, la Obra ha
planteado dos recursos ante la Santa Sede: uno de suspensión
cautelar del nombramiento de nuevo rector –que no ha sido
respondido, pues Mairal ya ejerce como tal- y otro de recusación de
las decisiones del obispo, que deberá determinar la Signatura
Apostólica. El mismo tribunal por cierto que, hace un mes, echó por
tierra las pretensiones del mismo equipo jurídico para recusar al
obispo de Teruel, José Antonio Satué, nombrado por el Papa
Francisco juez del ‘caso Gaztelueta’, un caso de abusos por el
que fue condenado un profesor miembro del Opus Dei en uno de los
colegios emblema de la Obra en España.