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lunes, 8 de abril de 2024

Al Tall per sempre



Al Tall es un conjunto musical español de folk, reconocido por su larga trayectoria, y pionero en la reinterpretación de la tradición musical y sonora de su región al estilo de la Riproposta italiana, enmarcada dentro una concepción mediterránea de la música popular. Vicent Torrent y Manolo Miralles son los dos únicos miembros fundadores que formaron parte de él durante toda su trayectoria.


Cronología

La carrera del grupo se extiende a lo largo de prácticamente treinta y ocho años, con más de

 catorce discos editados a lo largo de cuatro décadas, siendo sus primeros diez años de

 trayectoria los más productivos. En octubre de 2012 anuncian formalmente la finalización de su

 actividad artística. Realizando el último concierto el 18 de octubre de 2013 en el Palacio de Congresos de Valencia.


1975-79

Al Tall se fundó a principios de 1975 con Manolo Lledó, Manolo Miralles, Miquel Gil y Vicent Torrent como integrantes, todos ellos músicos autodidactas de otras formaciones ya extintas (caso de Lledó, en Els Sols, y de Torrente, en Equip València-Folk) o con una discreta carrera en solitario (caso de Miralles) durante los primeros años 70; tras un par de actuaciones en Albal y en Facultad de Filosofía y Letras de Valencia, el grupo debutó oficialmente en Puebla de Vallbona.

El mismo año, ya sin Lledó, grabaron y editaron su primer vinilo, homónimo (Cançó popular,

 País Valencià a efectos de discografía), que contiene temas originales como Per Majorca (una

 de las canciones más representativas de su idiosincrasia) o D'avui és el cantar; poemas

 musicalizados como La mel (de Eugeni Evtutxenko), A una oreneta que em desvetllà a trenc

 d'alba (de Marià Manent) o Todos me echan pedretes (de Estellés); y canciones populares

 valencianas como L'hereu Riera o la Cançó de la llum (Canción de la luz), que les ocasionó más de un problema con las autoridades tardofranquistas.


El segundo disco, Deixeu que rode la roda (Dejad que ruede la rueda), apareció a finales

 de 1976: dedicado a Ramon el Pansot -seguidor incondicional del conjunto, muerto aquel año-,

 el repertorio incluía la que quizás es su pieza original más emblemática, la del Tio Canya,

además de otras canciones destacables como Darrer diumenge d'octubre (Último domingo de

 octubre) (un homenaje al Aplec del Puig), Del Saler (en protesta por la inminente urbanización

 de aquella playa de la Albufera) o la Cançó de cuna tradicional valenciana. Aquí se estrenaban el cantautor de Alberique Enric Ortega como miembro de pleno derecho, encargado

 especialmente de animar la gente durante los conciertos; su mujer Empar Torres, que colaboraba como cantante; y, a partir del año 1977 Oswaldo Blanco, que hacía las funciones de representante y mánager del grupo

Desgraciadamente, Enric Ortega murió el 14 de mayo de 1978, al poco de la presentación del tercer disco: Posa vi, posa vi, posa vi..., un recopilatorio monográfico de canciones populares

 de tasca en el que tuvo una especial vinculación, tanto en la selección de temas como en el


 arreglo de las versiones. El resto de miembros de Al Tall, junto con otras figuras destacadas de


 la Nova cançó valenciana (y también su viuda), lo homenajearon con un recital en los Viveros


 de Valencia. El mismo Enric había participado antes en otro homenaje: al poco de la edición

 del Posa vi, posa vi, posa vi..., Al Tall sacaron su único sencillo, A Miquel assasinaren,

 una petenera grabada expresamente en recuerdo del comunista alicantino Miquel Grau, con letra de Ortega.


El mismo año 1978, el grupo comenzaba una serie de conciertos que los llevó a actuar en la

 ciudad alemana de Tubinga (en un festival de homenaje a Víctor Jara) y en las Seis Horas de

 Canción en Canet (en desagravio a Albert Boadella); y, ya en 1979, en París (para la Primera

 Semana del País Valenciano), a las Seis Horas de Canción de Perpiñán, y aVilleneuve-sur-Lot (Francia). Aquel año 1979 veía la luz Quan el mal ve d'Almansa... (Cuando el mal viene de

 Almansa...), el disco más conocido de la banda, y quizás su proyecto más ambicioso: dar a

 a conocer, por medio de la música, uno de los episodios más duros de la historia valenciana,

 la Batalla de Almansa. Aunque, al final, la parte conceptual del disco sólo llegó a llenar una

 cara, la cantata aportaba piezas emblemáticas, como Processó, Lladrones y Cant dels Maulets;

 la cara B contenía canciones como Nuclears? No, gracies, la ya conocida A Miquel

 assasinaren y otra composición de Enric Ortega, póstuma: Bolero.



1980-89

En septiembre de 1980 participaban por primera vez en los Rescontres de la Mar en la ciudad francesa de Arlés, un festival musical de vocación mediterránea organizado por Jan-Mari Carlotti, que más adelante se encargarían de importar a Valencia. En diciembre del mismo año sacaban al mercado su segundo disco monográfico, Som de la pelitrúmpeli: una narración con protagonistas infantiles que hacen un viaje musical por varias comarcas valencianas por medio de canciones populares emblemáticas como La Balangera o Les Tomasines: fue, posiblemente, el primer trabajo de la Nova Cançó dirigido expresamente a un público infantil.

El año 81 participarían en el acto de desagravio a Joan Fuster organizado por Acció Cultural del País Valencià en la plaza de toros de Valencia: el ensayista de Sueca, que había sido objeto de un atentado con bomba, fue homenajeado por destacados intelectuales internacionales y por los artistas valencianos ante de veinte mil personas. También asistieron al festival Som una nació, celebrado en el Camp Nou con cien mil espectadores, y volverían a actuar en los Rescontres de Arlés y en Marsella, lo cual los inspiraría para trasladar el concepto a su país: la Encuentro de Música del Mediterráneo. La experiencia los introdujo de pleno en el fenómeno musical de la Riproposta, y los pondría a la altura de otros grupos capitales en la música folk como la Nova Compagnia di Canto Popolare de Nápoles, los Músicos del Nilo de Egipto, los occitanos Montjoia (con Carlotti al frente) o los marroquíes Muluk el-Hwa, con los cuales volverían a colaborar más adelante.

Antes, sin embargo, grabarían un disco con la mallorquina Maria del Mar Bonet en 82: Canciones de nuestra Mediterránea podría considerarse el tercer disco monográfico del grupo, al ofrecer un repertorio popular del conjunto de su dominio lingüístico entendido como fragmento de la tradición común a todos los pueblos mediterráneos. Se conoce que la idea inicial era comenzar una serie de grabaciones compartidas con otros artistas mediterráneos, y que habría tenido continuidad con un segundo disco de piezas internacionales (argelinas, calabreses o chipriotas), con el Mediterráneo como vínculo común. La lista de canciones de este disco incluye temas de Cataluña (El segador mes petit), Baleares (Sa mort d'en Colomer) y la Comunidad Valenciana (el Bolero de l'Alcúdia). Aquel año volverían a participar en los Rescontres de Marsella y Grass, EN sendos festivales más de canción mediterránea en Roma y en París (Voix et musiques du bassin mediterranéen) y en las ciudades de Barcelona, Madrid, Bilbao, Zaragoza y su Valencia natal, dónde fueron el objetivo de una campaña en su contra organizada por el blaverismo local.

El año siguiente, 1983, retomarían la evolución interrumpida por el disco con Bonet y editarían Toques i vares, un disco experimental dónde llevaban los principios de la Riproposta a la máxima expresión, al imitar las maneras antiguas de afinar, de componer y de improvisar sobre una serie de vares (equivalentes a los palos del flamenco): jotas, habaneras, valencianas y marchas moras de creación nueva, con letras originales que intentan reflejar la realidad social del momento. Las críticas a esta grabación iban del apoyo más unánime a la condena más explícita. Toques i vares supuso, por lo tanto, un punto de inflexión en la carrera de Al Tall, por la forma y por el contenido de las canciones: sorprendentemente, la Cançó de la llum era la única pieza de su repertorio que les traía problemas con las autoridades, como sucedió aquel año en Alberique. Tras aquel incidente, el grupo presentó su disco en directo en Montpellier, Béziers, Barcelona y Palma de Mallorca, y en sendos festivales en Almansa y en Benidorm.



1990-99

La Maregassa sería la aportación de Al Tall al espectáculo colectivo Quart Creixent (Cuarto Creciente), un recital en grupo estrenado en el año 90 que juntaba casi tres generaciones de música en valenciano: Vicent Torrent, además, era coautor con Enric Murillo de la canción que daba nombre al concierto. El 9 de noviembre del mismo año teloneaban a Loquillo en la Fiesta de bienvenida de la Universidad de Valencia, en el coso taurino de la ciudad. Aunque la década de 1990 es la menos fructífera del grupo a efectos discográficos, los Al Tall no dejaron de ofrecer conciertos ni de participar activamente en los conciertos relacionados con temas sociales en una época de cambios políticos importantes.

Así, el 26 de junio de 1991 participaban en un concierto por la libertad de los insumisos en el pabellón de la Fuente de Sant Luís, organizado por el Movimiento de Objeción de Conciencia; el año 92 actuaban en el Exposición Universal de Sevilla y el canal Eurovisión retransmitía su concierto en el Festival Cervantino; el año 93 homenajeaban a Estellés y Guillem Agulló, muertos aquel año, en el II Tirant de Rock; al joven maulet asesinado le dedicarían su disco del año 94, Europ Eu!, editado tras seis años de sequía discográfica. Europ eu condensaba todos los estilos adquiridos por el grupo a lo largo de casi dos décadas de historia: como en Quan el mal ve d'Almansa..., la mitad de las canciones constituían una unidad narrativa, aunque también aparecían piezas explícitas como la que da título al disco.

Tras Europ eu! tardarían cinco años más al volver a sacar un disco de estudio; mientras tanto no dejarían de militar en causas comprometidas, actuando en la I Setmana Antirracista i Antifeixista de Burjassot y en diferentes ediciones del Tirant de Rock en el coso taurino de Valencia. Vicent Torrent tuvo tiempo de editar un disco en solitario, Rosa perdida (Difusió Mediterrènia, 1994). En 1995, con motivo de su vigésimo aniversario como grupo, los Al Tall ofrecieron un concierto multitudinario en el Teatro Principal de Valencia acompañados de muchos de sus ex miembros y colaboradores: Miquel Gil, Maria del Mar Bonet y Muluk el-Hwa, entre otros muchos.

El año 1999, a punto de cambiar de siglo, editarían el primer disco de su nueva era, La nit, dónde la crítica explícita se convertía en el tema principal de las nuevas canciones como La negociació o la pista homónima. El cambio se hace evidente en el diseño de la portada, que abandona la imaginería clásica y apuesta por el diseño gráfico más minimalista.


2012

El último disco grabado por el grupo antes de su disolución fue un sencillo con un único tema (Cant de l'Aplec dels Ports), compuesto expresamente sólo unos meses antes de la cita con motivo del XXXIVº Aplec dels Ports, celebrado el último fin de semana de julio en Forcall, con la intención de perdurar en el tiempo a manera de himno de este encuentro anual en las tierras del norte de la Comunidad Valenciana.







 


Libro recomendado




 


    Foto: Luis Viadel


 



 

En el Nuevo Testamento en el libro de San Mateo dice que "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al Reino de los Cielos". El problemita es que San Jerónimo, el traductor del texto, interpretó la palabra "Kamelos" como camello, cuando en realidad en griego "Kamelos" es aquella soga gruesa con la que se amarran los barcos a los muelles. En definitiva el sentido de la frase es el mismo pero ¿cuál les parece más coherente?
 



Desorden en el Tribunal


 

Abogado : Ella tenía 3 hijos, ¿Cierto?
Testigo: Cierto.
Abogado : ¿Cuántos niños?
Testigo: Ninguno
Abogado : Y... ¿Cuántas niñas?


Resignificar la huida de miles de andaluces del horror franquista: “Todos los éxodos son el mismo éxodo”




 

      • La autora María

      •  Jesús Orbegozo, la

      •  historiadora

      •  Verónica Sierra y la

      •  ilustradora María

      •  Rosa Aránega

      •  publican ‘El éxodo

      •  de Málaga a

      •  Almería

      • , una novela para

      •  releer uno de los

      •  episodios más

      •  crudos de la Guerra

      •  Civil: “Es en

      •  Málaga, pero podría

      •  ser cualquier otro

      •  lugar”

    • elDiaio.es

      África Gelardo Arrebola

      29-3-24



      Con el avance de las tropas golpistas de Franco en 1937, el horror se abrió paso como una herida abierta por la costa de Málaga hacia Almería. Una masa de personas que nunca ha sido cuantificada con cifras oficiales huyó del terror de las bombas, que venían por cielo y por mar, en la que pronto se conoció como la carretera de la muerte'. Una ‘desbandá’ cuyas víctimas prefieren que se conozca como juía, huida, éxodo, intento desesperado de escapar de la muerte. Ahora, tres mujeres han querido recuperar la memoria del trágico suceso a través de la historia de una familia, con personajes que nunca existieron, y que, sin embargo, son tan reales como lo fueron las bombas fascistas. 

      Escribe María Jesús Orbegozo (1945, Zumárraga, Guipúzcoa) al principio de su novela ‘El éxodo de Málaga a Almería’ (El mono libre) que todas las historias de éxodo son la misma. No hay diferencia, “todos salen huyendo de la muerte, de la enfermedad, del hambre o de la persecución a una tierra prometida. Muchos, muchísimos, no llegan”, explica la autora, en conversación con este diario. 

      Con esta visión de contar la lucha por algo tan primario como sobrevivir, Orbegozo recoge las penurias de malagueños como Cirilia, Isidoro o Teresa, que hacen su camino desde su pueblo hacia Almería, con la llegada inminente del ejército golpista. La novela, marcada por los episodios violentos que se vivieron en aquel camino que siguieron miles de personas, no es solo suya. También cuenta con la visión de la historiadora Verónica Sierra (Guadalajara, 1978) y de la ilustradora María Rosa Aránega (Almería, 1995), tres generaciones diferentes que completan el relato, que se presentará este 1 de mayo en la Feria del Libro de Málaga.

      Aunque no fue la primera vez que se atacó directamente a población civil después del golpe de Estado de Franco, la conocida como ‘desbandá’ supuso uno de los ejemplos más crueles de la represión fascista. Con las arengas del general golpista Queipo de Llano sonando en la radio, que alentaba a “cazar” a los republicanos, las tropas franquistas empujaban a miles de personas a huir de sus casas a medida que avanzaban. En el tramo de Málaga a Almería, con el mar y los acantilados a un lado y las montañas a otro, solo quedaba una opción: la carretera. Y el ejército de Franco lo sabía bien. El ataque fue total, por tierra, mar y aire. Incluso se bombardeaban las montañas para que las rocas aplastaran a los refugiados, en buques cuyos nombres todavía hoy coronan en placas algunas calles de España.

      Rafael Quirosa-Cheyrouze, catedrático y experto en Memoria, asegura que este es “el hecho más dramático de toda la guerra civil”. Nunca se sabrá el número de víctimas porque nunca hubo interés”, explica, por supuesto no lo hubo por parte del franquismo, pero tampoco de la República. “De alguna manera tenían que reconocer una parte de la responsabilidad”, ya que aunque “los que mataban eran los que bombardeaban”, las autoridades no supieron manejar la situación, y tanto Málaga como Almería se encontraron desbordadas con la llegada de miles de personas que tenían que reubicar por toda España.

      No se pudo organizar una evacuación ordenada, con lo que la gente salía en estampida, como podía, explica Orbegozo. “Los habitantes de Nerja cuentan que cuando vieron llegar las masas de Málaga tenían la sensación de que era un hormiguero negro, una masa oscura de personas”, asegura. Y en esa masa, por supuesto, había niños, personas enfermas, ancianas… “En realidad, un personaje [de la novela] son cientos de personas que participaron en el acontecimiento”, explica la historiadora Verónica Sierra. “El fin principal era obvio, el de atemorizar, difundir un terror y un pánico para que todo el mundo sepa dónde tiene que ir. La propaganda más eficaz siempre es la del miedo. El miedo es lo que te detiene, el miedo es lo que te hace avanzar”, continúa. 

      Es en Málaga, pero podría ser cualquier otro lugar”

      A través de los testimonios de una familia que vive el trauma, la muerte, y la desesperación por sobrevivir, se explican relatos de personajes como el doctor Bethune, un médico canadiense que documentó la masacre y luchó incansablemente durante días para intentar evacuar a la máxima cantidad de personas posibles, teniendo que tomar la difícil decisión de a quién priorizar. También otros hechos atraviesan el texto, como el de la represión diferenciada que vivieron las mujeres, agredidas sexualmente en muchos casos. “La violación es un castigo diferencial, es decir, no se viola a los hombres, se viola a las mujeres, no solo en un ejercicio de fuerza o de dominio masculino, sino un ejercicio también de dominio ideológico”, indica Verónica Sierra.

      Es imposible leer 'El éxodo de Málaga a Almería', ver sus ilustraciones y no pensar en los éxodos forzados que vemos hoy, especialmente en Gaza, donde Israel ha matado ya a más de 30.000 personas. También esta es la reflexión que hacen las creadoras. “La novela no es bélica, sino que cuenta la historia de una familia normal a la que le atraviesa el golpe de Estado franquista. Es en Málaga, pero podría ser cualquier otro lugar”, explica la ilustradora María Rosa Aránega. Como sucede en el caso de Palestina y de otras guerras y en palabras de Orbegozo, “es la población civil, la que no tiene poder, la que experimenta todos los sufrimientos”.

      Hablamos de vidas rotas y de personas que tienen que abandonarlo todo, incluso a quienes más quieren para poder salvar la vida. Eso lo tenemos cada día en la radio, en la televisión, en absolutamente todas partes. Si de algo tienen que servir obras como estas es precisamente llamar la atención no solo sobre el pasado, sino para aprender del pasado en el presente”, añade Sierra.

      Aránega profundiza en la necesidad de aprender de estos sucesos para poder reconocer genocidios en la actualidad. “Es una historia en la que se puede sentir identificado cualquier familia en cualquier lugar. Con el genocidio palestino conecta y da para reflexionar de qué hemos aprendido de lo que ya ha pasado, y cómo la memoria podría ayudar a reconocer otro genocidio cuando se está produciendo”.

      El trabajo de la artista busca hacer una relectura y añadir veracidad al relato, especialmente porque la producción fotográfica de la época era limitada. “Es necesaria la elaboración artística para aproximarnos a esas informaciones del pasado que nos pueden parecer lejanas, el lenguaje artístico tiene un registro que puede llegar a conectar con el público, tenga la formación cultural que tenga”, incide la almeriense.

      Memoria que rescata

      Ante el trauma heredado por generaciones, los silencios, el miedo, los miles de muertos, los niños que perdieron a su familia, aquellos que todavía hoy buscan los huesos de sus padres, la memoria y su recuperación) se erige como clave para intentar cicatrizar las heridas abiertas. “Somos memoria, memoria que rescata”, escribía María Zambrano.

      Orbegozo lo tiene claro: “¿El daño? El daño no se puede reparar. Todos los muertos, el sufrimiento, eso no se puede reparar. Lo único que podemos hacer es que no se olvide, que permanezca en la memoria de todos, de un lado y otro, porque es algo tan atroz que debe recordarse”. Y en esto, los niños son clave, como responsables de contar sus historias, lo que vivieron, e incluso de algo más importante: de no contar ese horror.

      Aunque esos silencios, sin embargo, no tienen por qué responder siempre al temor. “A veces hace falta callar para poder seguir adelante, a veces hace falta callar para proteger a otros. Callar es una manera también de posicionarse, es decir, el silencio puede tener muchos significados”, afirma Sierra.

      En cuanto al cuidado de esta memoria por parte de las instituciones, la historiadora destaca una mayor voluntad después de una desidia completa” durante décadas, suplida en parte por las asociaciones memorialistas, que han tenido que cumplir ese papel que no había asumido el Estado. “La memoria se construye en muchos niveles y el institucional es uno de ellos, pero hay otros. La propia memoria familiar por ejemplo, la reparación, ¿cuántas familias hay todavía que no saben su historia?”, se pregunta Sierra.

      Quirosa-Cheyrouze asegura que hay una “gran diferencia entre el conocimiento académico”, que lleva años investigando sobre este trágico suceso, y el “conocimiento socializado”. Y precisamente esa diferencia hace que “calen discursos y relatos que no se corresponden con los acontecimientos históricos” como este, resumido en pocas palabras por sus autoras. “Crimen”. “Genocidio”. “Absolutamente inhumano. Horrible suena a poco para lo que fue”.


 Querido Franco, “me atrevo suplicarle se interese por el paradero de mi esposo”: cartas de una España herida al dictador



            Dos investigadores andaluces

             analizan más de un millar de

             misivas enviadas al dictador,

             su mujer y su hija en los

             primeros años de la

             posguerra. Los textos

             evidencian el sufrimiento de

             la ciudadanía y la imagen

             mitológica que se labró

             como jefe del Estado

    elDiario.es

    6 de abril 2.024

    Álvaro López



    Me atrevo a suplicarle se interese por el paradero de mi esposo para que me lo notifique y junto con mi niña reunirme con él y así mejorar mi agobiada situación económica”, escribe Francisca González Ochoa al dictador Francisco Franco pidiendo saber dónde está su marido para poder sacar adelante las cuentas familiares. Ella es una de las miles de protagonistas de una investigación que han llevado a cabo dos historiadores de las universidades de Almería y Granada, Óscar Rodríguez y Gloria Román, recuperando misivas enviadas al dictador, a su mujer y a su hija en los primeros años de la posguerra, que se desarrollan sobre todo en la década de 1940.

    El trabajo, que se ha desarrollado durante un año, se ha publicado en la revista Historia Contemporánea y parte del análisis de más de mil cartas, se titula 'Queridísimo caudillo... Victoria, miseria material y corrupción moral: las cartas de los españoles a Franco, 1936-1952' y retrata la realidad de la población española en aquellos años. Una imagen fiel de lo que sentía y vivía la ciudadanía y de la imagen mitológica que se labró el dictador ante la sociedad. Una investigación que ha sido posible gracias a que el historiador Antonio Cazorla señaló, en trabajos previos, la existencia del Archivo de Palacio de Madrid en el que se ubican “cientos de miles de cartas” no sólo para Franco, sino para todos los jefes de estado y reyes que se han podido documentar.

    El estado de conservación de las misivas es muy bueno en la mayoría de los casos y su estudio permite hacer un análisis antropológico de la sociedad. “Por ejemplo, es posible comprobar las estrategias que empleaba la gente para convencer a Franco de que ofreciese un indulto”, explica Gloria Román. Ese es el caso de una de las cartas enviadas por un hombre llamado Rodolfo Gómez Hernández, que en los años 40 trabajaba como vigilante de la Policía Nacional en Madrid. En su escrito, en el que pone en valor el “espíritu de humanidad y justicia” de Franco, afirma haber investigado por su cuenta para beneficiar a sus dos hermanos, Gregorio y Guzmán.

    En la actualidad se encuentran cumpliendo condena en la prisión militar de Gando, en Las Palmas de Gran Canaria y fueron juzgados por rebelión”. Rodolfo le pide al dictador que revise la causa que los mantiene en prisión alegando que fueron víctimas de “rencillas personales” con “individuos” que, por rivalidades de negocios, les acusaron “injustamente” de la presunta rebelión: “No obstante lo expuesto, quiero hacer llegar a sus nobles sentimientos que mis dos hermanos tienen sus esposas con seis hijos y nuestra querida madre, una anciana de 70 años, que se encuentran en el mayor desamparo. Es justicia que espera obtener de su reconocido y recto proceder”.

    Óscar Rodríguez apunta que “la gran mayoría de las cartas, el 60 o el 70% de las cartas, se refieren a la situación de temor económica, a la gran hambruna que asolaba a la mayor parte de las casas en la España del momento”. Según señala el historiador, durante la posguerra, en 1939, en 1942 y después también en 1946, “sucede una hambruna terrible, que deja casi más de 200.000 muertos por hambre”. Algo que queda reflejado en algunas cartas como en la que abre este artículo: “La que a usted se dirige es Francisca González Ochoa. Natural y vecina de Cervera del Río Alhama, provincia de Logroño, esposa del sargento Rosalino Escudero Granados, que pertenecía en el mes de junio del año en curso a la guarnición de Málaga, cuyo paradero ignoro desde esa fecha”.

    La mujer le cuenta a Franco que tiene una hija “de corta edad” y que carece de recursos económicos “para el sostenimiento” de su “pobre niña”. Al mismo tiempo, usa declaraciones grandilocuentes hechas por el propio dictador para exigir su ayuda. “Confiando en aquellas palabras suyas de ”no faltará el pan en ningún hogar español“, es por lo que me atrevo a suplicarle se interese por el paradero de mi esposo para que me lo notifique y junto con mi niña reunirme con él y así mejorar mi agobiada situación económica”. Cierra la misiva calificándose a sí misma de “pobre madre afligida”.

    De hija a hija para pedir el favor de un padre

    Para los investigadores de este trabajo, una de las cuestiones que más les ha llamado la atención ha sido comprobar cómo algunas cartas son escritas por niños. “En algunos casos es evidente que son adultos los que las escriben haciéndose pasar por ellos, pero la rúbrica la ponen los menores”, explica Gloria Román. Muchos de estos escritos son dirigidos directamente a la hija del dictador, Carmen Franco -entonces llamada Carmencita-, para pedir, por ejemplo, que interceda ante su padre.

    Cartas como la de Carmen, que apela no sólo a que es una niña que se llama igual que la primogénita del dictador, sino que utiliza expresiones muy edulcoradas para ganarse su favor: “Estimada y respetable señorita, la que se dirige a ti, una niña aún y que también se llama Carmencita, eleva la presente carta principalmente para felicitarla efusivamente en el día de nuestro santo. Día trascendental para ti y para mí”. Continúa señalándole que las dos tienen un “papá” en el cual tienen puesto todo su cariño, “así como ellos tendrán puesto su pensamiento y su corazón” en ellas “y más que nunca el día de la Virgen”.

    En este día tan solemne, solo te pido eleve un recuerdo al sufrimiento de un padre que está sufriendo en prisión sin haber cometido otro delito que el de haber sido agente con los rojos con el atenuante de haber sido encarcelado por estar haciendo una labor derrotista”. La niña va más allá y le pide “recabe de su papá generalísimo de España se active la revisión del expediente de mi padre, que se encuentra en el Juzgado Militar 7 de esta capital”. Llega incluso a solicitarle que se ponga la mano en el corazón para que entienda su petición. “¡Qué no se hará por un padre y muy cuando se sabe que no ha cometido delito alguno!”.

    Todo el trabajo de Román y Rodríguez se encuentra incluido en un dossier coordinado por Miguel Alonso y Carlos Piriz llamado 'La guerra sin guerra'. Una documentación que pone negro sobre blanco la crueldad de una época de la que aún no ha pasado un siglo, pero de la que han cambiado muchas cosas. “La mayor parte de la población era analfabeta y eso se puede observar en las cartas porque a veces se cometen errores de ortografía o se escriben las palabras sin espacio entre ellas. Ha sido una labor compleja”, apunta Óscar Rodríguez.

    Las cientos de miles de misivas “están escritas para pedirle ayuda a Franco, pero las hay también que aprovechan para adular al dictador”. Y a veces encuentran incluso respuesta de su propio gabinete. Esto sucedió con una mujer llamada Rosario, que era hermana del propio secretario del dictador y que aprovechaba su posición para ayudar a conocidos: “El dador de la presente es el padre de mi recomendado el piloto civil Eduardo Muñoz Sanz, que ya te puse en antecedentes en el mes de agosto, por lo cual espero lo atiendas para si puede resolver el asunto de la instancia de indulto de dicho recomendado. Dicho viaje no tiene otro oficio que saber donde se encuentra la instancia para saber si el trámite expreso pendiente para ti hace falta entregar avales y documentación correspondiente”.

    Al respecto, el entonces secretario del dictador contesta que se le informó al padre del aviador “sobre el trámite a seguir en relación con la instancia de indulto que tiene presentada, a fin de que pudiera quedar complacido en sus deseos”. Y cierra la carta mandándole un abrazo recordándole que le quiere y que son hermanos. “La mayor parte de las veces las respuestas oficiales son genéricas porque recibían muchas cartas”, apuntan los historiadores.

    La osadía de un presunto exiliado

    Entre tantos escritos, algunos son especialmente llamativos por su contenido. Un hombre, que no se identifica, parece ser un republicano que había huido al exilio y que regresa a España. Quizás por miedo o quizás para ganarse el favor del régimen, le escribe a Franco tratando de acercarse a él a través de palabras que le elogian, pero también para recomendarle que no deje a la población sin educar. “¿He pasado 25 años creyendo doctrinas utópicas sin ninguna finalidad? Yo creo que no. Tengo el convencimiento de que no he perdido mi tiempo. El objetivo de mi destino no ha sido otro que conocer los problemas sociales profundamente para encontrarles solución juntos”. 

    El firmante se dirige al dictador no solo “para esperar gratitud y mucho menos para traicionar a la clase obrera que sigo amando más que nunca”, dice escribirle para defenderlo con todo su corazón “dentro de los intereses generales de la patria”. “Estoy convencido de ser posible sin emplear la violencia, borrar los odios entre las clases sociales, llevar la paz y el olvido a los corazones de todos y suprimir en el porvenir por una compenetración fruto de una cultura inteligente todos los peligros de mi pertenencia social, dentro de la máxima libertad. Conozco los defectos de la educación y de los obreros y la forma de corregirlos”.

    Por último, se atreve a apostar por una reconciliación entre españoles tras la Guerra Civil: “Si usted, en su magnanimidad, no quiere desperdiciar mi experiencia, por encima de ideales políticos, que todos son buenos cuando los hombres son buenos y todos fracasan cuando nos envenenan bajas pasiones, mandaré a usted un estudio de lo que debe hacerse, para lograr en nuestra patria una voz de los espíritus, una cicatrización completa de las heridas de nuestra guerra civil aliviando infinitos dolores, creadores de odio. Viva usted muchos años por el bien de España”.