Los últimos
días del juez Pablo Ruz
Desde que se
hiciera cargo de la Gürtel, ha vivido 39 meses repletos de presiones, juego
sucio, amenazas y querellas hasta culminar con un concurso diseñado para
exiliarle a Móstoles
LOS GENOVESES | 09/03/2015
Cuando el 22 de
diciembre del 2011, un
desconocido juez de la Audiencia Nacional, titular del JCI nº 5, de nombre Pablo Rafael
Ruz Gutiérrez, firma
un auto para hacerse cargo de la trama nacional de el Caso Gürtel, tras
quitarse de en medio el TSJCM,
muy pocos se podían imaginar que su instrucción, sin caer en la
espectacularidad, iba a convertirse en el principal problema del Gobierno que
ese mismo día, el de la lotería de navidad, acababa de constituirse bajo
la Presidencia de Rajoy.
Desde aquel auto han pasado 39 meses repletos de
decisiones, sobresaltos, presiones, juego sucio, amenazas, querellas, etc.
hasta culminar con un forzado concurso
de traslados diseñado por la Comisión
Permanente del CGPJ, presidida por Carlos Lesmes un ultra genovés, ultra conservador y
ultra religioso, con piel de juez independiente que en la práctica se hace a la
medida para que el juez Ruz se vea obligado a volver al juzgado nº 4 de
Móstoles. Ni más ni menos, ni menos ni más.
En este tiempo, el titular del JCI nº 5 presenta un
balance ciertamente inquietante para el PP y para el gobierno al que apoya,
ambos presididos por Mariano
Rajoy. Vayamos por partes.
De entrada, el
pasado jueves día 4 de marzo, ha concluido la instrucción y ha dictado un
auto de apertura de
juicio oral de
la denominada primera época del Caso
Gürtel que abarca el periodo
comprendido entre 1999-2005. Sienta en el banquillo a 40 acusados, entre
cargos públicos, electos y orgánicos del PP, empresarios y comisionistas. Es
decir, el núcleo duro de la trama nacional y madrileña. En este lote, se
encuentran tres ex tesoreros nacionales ( Sanchís, Lapuertay Bárcenas ), la ex ministra de Sanidad, Ana Mato
y el mismísimo Partido Popular. Estos
dos últimos por haberse lucrado de la trama que dirigía Francisco Correa y sus testaferros.
Otras tramas territoriales, como la
valenciana, tienen
tribunal superior propio y en próximas entregas os informaremos sobre cómo está
el patio genovés en esa Comunidad.
Pero, sin duda, para los propietarios de Génova 13,
antes y después de la reforma, lo más inquietante que ha hecho Ruz ha sido es y será, la creación
hace ahora 2 años, en marzo de 2013, de una pieza separada que, como quien
no quiere la cosa, ha conectado los denominados “Papeles de
Bárcenas” con la financiación irregular que durante más de 20 años ha venido funcionando en el
Partido Popular.
Para ello, sin excesivo ruido pero con la seguridad
que da saber que la razón estaba de su parte, ha reconstruido a base de
testimonios, pruebas documentales e informes de la UDEF, ONIF e IGAE, el entramado
financiero, es decir, una Caja
B que con naturalidad y desparpajo, funcionaba en Génova 13 y que ha servido
para pagar campañas electorales, sobresueldos a granel y para tapar agujeros,
rotos y descosidos variopintos, como han sido la reforma de su sede nacional,
compras de varias sedes regionales o pagar embargos provinciales.
En este bloque se encuentran la mordida de
los 200.000(600.000 para los más y mejor informados) que se utilizaron para la campaña
electoral de Cospedal en las
autonómicas del 2007 y que, a falta de pequeños flecos, todo apunta que acabará
en el TSJCM. También se encuentra prácticamente cerrada la reforma en B de Génova 13 que supone por vez primera desde
la transición que un Partido de ámbito nacional, acabe siendo declarado
culpable de cometer graves delitos fiscales.
Por si esto fuera poco, también Ruz en estos 39 meses ha dejado prácticamente cerrado otras
piezas que estaban en la instrucción. Así por ejemplo, el Caso Jerez que implica a su actual alcaldesa y
senadora y a un estrecho colaborador de Javier
Arenas y que está solo a la
espera de recibir en los próximos días un informe de la IGAE que pondrá
definitivamente a cada uno en su sitio, es decir, básicamente en el banquillo
de los acusados a varios de sus protagonistas. O el denominado Caso AENA,
que implica a un ex
vicepresidente y ministro de Fomento de los gobiernos de Aznar.
Y dicho esto, a Ruz
aún le quedan 20 días hábiles con firma reconocida ante terceros, para poder avanzar en algunos frentes
de los que están en su escritorio, ordenador o servidor Alfresco.
A modo de hipótesis y sin más valor que nuestra propia
intuición de años que llevamos siguiendo la evolución de la trama Gürtel / Caja B, creemos que no
habría que descartar que en breve conteste de forma enérgica a la insumisión
practicada por el equipo de Cristóbal
Montoro que se
niega a cuantificar la deuda que el PP mantiene con el propio Ministerio de
Hacienda en torno al Impuesto
de Sociedades del año 2008. Os aconsejamos leer el escrito que firma la Inspectora
Jefe de la ONIF por
el que se le dice a Ruz, de forma desvergonzada y chulesca, eso sí, con
terminología jurídica de alto standing, que no están por la labor de ayudarle.
Tampoco es improbable, como hemos dicho con
anterioridad que el presidente de las Cortes Regionales de Castilla La Mancha,
el inefable Vicente Tirado
Ochoa, fiel Sancho Panza
genovés de Cospedal de la Mancha, se vea envuelto en un viaje solo de ida
caminito del Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha.
Y lo que sí es seguro, con Ruz al frente o ya con su
sustituto en el JCI nº 5 , José De la
Mata Amaya, es que el Partido Popular está llamado a ser juzgado
por la comisión de numerosos presuntos delitos que sumados a los que ya se
conocen y se acabarán conociendo, en cualquier otro país de la Unión Europea,
se hubieran auto disuelto, tras pedir disculpas por sus tropelías.
Acabamos como hemos comenzado. A lo largo de estos
últimos 39 largos meses, Ruz y
Rajoy, uno desde la Calle Prim y otro desde el Palacio de la Moncloa, sin
que haya constancia de que se hayan saludado dentro o fuera del juzgado, han
sido los protagonistas absolutos de la principal causa judicial que sobre la
corrupción se ha instruido en España y que, sin duda, más marcará el futuro
político y electoral del Partido Popular. Y es que, visto lo visto, no podía
ser de otro modo.
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