Público
17-12-15
Arturo González
Como persona medianamente culta,
rechazo sin ambages la agresión al candidato del PP al Gobierno de España. Pero
me gustaría conocer qué opina la totalidad de españoles si se les pudiera
consultar en secreto o se les hiciera la prueba del polígrafo.
La violencia y la velocidad
constituyen las señas de identidad de nuestro tiempo. Un adolescente ha visto
en la televisión cien mil asesinatos y un millón de actos violentos al llegar a
los dieciséis años. En películas de gánsters o del Oeste vemos sin repudiarlos
miles y miles de puñetazos. En los videojuegos el jugador arbitra la violencia
a su gusto. Ha habido uno en que el desarrollo y final del la Guerra Civil
española se podían modificar a criterio del jugador. En el deporte la violencia
forma parte de la normalidad, comenzando por la violencia del racismo. La
violencia mundial es constante. La capacidad de agresión y de destrucción llega
a límites aterradores que consideramos necesarios. La industria de guerra es de
las más florecientes y poderosas. Vivimos en un mundo en que el que tiene la
fuerza tiene la razón y, consecuentemente, la legalidad. La Historia de las
naciones, incluida España, no es sino una sucesión de sangrientas violencias.
Esta agresión contra el candidato
del Partido Popular nos debería llevar a reflexionar sobre la violencia
política. Nos escandalizamos por un puñetazo, pero no por un desahucio. Ni con
una reforma laboral que deja inermes a los trabajadores. O con la supresión de
ayudas a personas físicamente dependientes. No entiendo por qué el puñetazo es
más condenable que éstos y tantos otros casos de violencia política real que
admitimos con indiferencia.
El señor Rajoy debería meditar por
qué no le quieren, qué tiene ese chico inculto contra él, por qué vuelca su
instinto de agresión en ese puñetazo. Ese fuerte crochet no tiene
justificación, pero la política engendradora de violencias sociales por parte
del poder tampoco. El señor Rajoy debería pensar siquiera fuese un instante si
su política ha sido un éxito o un fracaso, y qué propone si vuelve a ser
elegido. Y no sé yo si esa repulsa unánime habría sido la misma si el agredido
hubiera sido otro candidato. Proclamamos que la violencia no cabe en
democracia, pero la practicamos a diario y con mayor alevosía que un puñetazo
indefendible. El mundo es violento y no vamos camino de atemperarlo. Solo
utilizamos la cultura-incultura de la represión, y no la de la educación.
Nota
El cinismo de la derecha está llegando a términos
aberrantes. Los medios afines al gobierno (que son casi todos) no han dudado en (indirectamente) echarle la
culpa del atentado al señor Rajoy a Pedro Sánchez. Sin el menor escrúpulo.
Incluso alguno se atrevió a cargarle el muerto a Zapatero tan vilipendiado,
injuriado, insultado por el señor Mariano Rajoy en su etapa de oposición. Tanto
es así a la vista del sesgo que está tomando el “atentado” y pensando como
pensamos que en política no hay casualidades en la posibilidad o certeza de que
el espectáculo fue preparado concienzudamente. Algo hay que hacer para terminar
lo menos indignamente posible estas “malditas” elecciones.
Todo empezó en el famoso debate cuando el actual
Presidente del Gobierno se sintió enormemente ofendido porque le llamaron
“INDECENTE”.
Pero vamos a ver de una vez por todas señor Mariano,
si usted tiene un tesorero durante más de 20 años, Luis Bárcenas como su mano
derecha, repartiendo sobres a diestra y siniestra (suponemos que a usted NO),
con una contabilidad B paralela y amasando un gran fortuna, que ingresa en
prisión y usted le envía un mensajito de consuelo “Luis, lo entiendo. Sé
fuerte. Mañana te llamaré. Un abrazo.” Alguna responsabilidad política deberá
tener usted ¿No? Por si fuese poco el Genio de la Economía, el señor Rodrigo
Rato que fue nombrado ministro para salvar España, sacarla de la crisis y
solamente él podía ofrecernos un futuro de bienestar, estaba amasando una
enorme fortuna que es por lo que rechazó varias veces ser el sucesor del
vanidoso y miserable José Mari Aznar. Y llega usted y lo nombra nuevamente el
“salvador”, esta vez de Bankia, donde estafó y se forró mientras nos mantenía
sumergidos en la más completa de las miserias.
Luego empiezan a “florecer” los corruptos en su
partido como una primavera pestilente, una epidemia que no podemos curarnos.
¿Y usted qué? ¿No se enteró de nada? Si no es capaz
de evitar toda esa corrupción que le afecta profundamente a su partido ¿como
puede dirigir un país como el nuestro?. Probablemente Pedro Sánchez se equivocó
al aplicarle el adjetivo ¡INDECENTE! Seguramente hubiese sido más correcto:
INÚTIL, BOBERAS, GILIPOLLAS, GILIPUERTAS, TONTO DEL CULO (parece que se ha
pasado toda la legislatura poniéndose un supositorio), NECIO, IMBÉCIL, IDIOTA,
BOBO, ESTÚPIDO, ZOQUETE, BURRO, CEPORRO, MEMO, MENTECATO, ZOPENCO, INEPTO,
MAJADERO, PALURDO, IGNORANTE…Elija usted el epíteto que más se ajuste a su
idiosincrasia.
Se imagina por un momento (aunque sea mucho pedir)
que Bárcenas, Rato y toda esa larguísima lista de corruptos que ha pululado a
sus anchas durante tantos años hubiesen sido subordinados de Zapatero al que
incomprensiblemente le achaca usted todos sus males heredados.
Se lo diré: ¡LO HUBIESEN CRUCIFICADO!
Tenga usted un poco de dignidad (ya sé que para
usted es muy difícil) márchese al monte a criar ovejas y a creer mucho en dios.
¡Ah! Y llévese con usted a todos sus paniaguados.
Son muy malas personas.
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