Ha resultado ser un amor repentino. Inmediatamente
después de oír las “recomendaciones” de Mariano Rajoy, su respuesta ha sido rotunda:
¡Sí, quiero! Y un frenético aplauso de todas las huestes corruptas.
El camaleónico Albert Rivera abandona a su novio
Pedro Sánchez, le deja cargado de hijos y de deudas, optando por la vía que le
marca su suegro Mariano Rajoy que le ha prometido el oro y el moro. Yo no votaré
nunca la investidura de Rajoy, decía, y lo ha cumplido (de momento) solo se ha
enamorado de Ana Pastor.
De momento Pedro Sánchez lloriquea por las esquinas
y como hace siempre le echa las culpas de todas sus desagracias y desaguisados
a PODEMOS.
Ya se lo decía Felipe González: Con este NO
Con este SÍ
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