Entre cartones y sueños: la realidad de los sin techo en Madrid
El Huffington Post | Por Francisco
Lirola
Publicado: 25/07/2016
Están
por todas partes. En la puerta del súper, del estanco, de la Iglesia. A veces
les das algo de dinero suelto, otras, ni les miras, pero no por ello dejan de
existir. La asociación Chupano, formada por y para los sin techo, estima que unas
doce mil personas carecen de hogar en Madrid, entre los que se encuentran
también los okupas y los que duermen en sus vehículos. De todas esas personas,
5.000 duermen directamente en la calle, según asegura Lagarder Daciu, activista
sin techo que se ha consagrado a hacer visible la pobreza en España. "He
visto familias enteras durmiendo en furgonetas o entre escombros",
asegura.
Lagarder
adquirió protagonismo mediático al irrumpir en actos
electorales de los cuatro principales candidatos a la Presidencia del Gobierno y en la manifestación del colectivo
de extrema derecha Hogar Social Madrid.
Mientras los políticos preparan su campaña electoral, él sigue con su lucha
para recuperar los servicios públicos. "A partir de 2003 el PP de Madrid
apuesta por la privatización, aunque ellos prefieren usar la palabra
externalización", dice. Es el caso del Samur Social, dirigido por Darío
Pérez, que está en manos de la empresa Grupo 5 y que, a pesar de estar
destinado a ayudar a la pobreza, consigue obtener beneficios de 60 millones de
euros al año.
El Samur Social ha preferido no hacer declaraciones al
respecto. Para hablar con ellos es necesario firmar un acuerdo de
confidencialidad en el que se exige que no se publique nada de la conversación.
Lo mismo pasa con el Área de Gobierno de Equidad, Derechos Sociales y Empleo,
cuya concejala es Marta Higueras.
"La empresa de limpieza EULEN", cuenta
Lagarder, "propiedad de Florentino Pérez, cobra cincuenta céntimos a los
sin techo para ducharse, y aun así sigue pidiendo subvenciones". A pesar
de sus beneficios, esta red de recursos sociales solamente ayuda a unas mil
personas.
"Ante
esta situación de desprotección, la única solución es hacer ruido y protestar,
organizarnos con asociaciones como Chupano, Invisible Coslada o Invisible Tetuán. Hemos
contactado con PAH Madrid y nos hemos adherido a la Plataforma por la Remunicipalización de los Servicios Públicos", dice Lagarder.
Son los problemas de los invisibles, los problemas que
se evitan a toda costa y sobre los que nunca se reflexiona para dejar tranquila
a la conciencia. Las quejas que nunca se oyen porque tampoco interesa
escucharlas.
VOCES
DE LA CALLE
“Techo improvisado” es el nombre que Lagarder usa para
referirse a la madrileña Plaza Mayor. Según asegura, todas las noches duermen
allí entre sesenta y ochenta personas. “Luego, entre alrededor de las 7:30
horas, viene la Policía a echarlos”. Pide que se respete la intimidad de los
sin techo y no se saquen fotos sin su permiso. “En muchos casos no quieren que
sus familias sepan que están en la calle”.
Es domingo por la tarde y en la Plaza Mayor hay dos
grupos que reparten comida, una parroquia y un grupo de jóvenes inglesas que no
pertenecen a ninguna asociación. En cuestión de una o dos horas, alrededor de
doscientas personas pasan por la zona para recoger un bocadillo y un vaso de
agua. Entre esas personas está Carlos.
Carlos trabajó diez años de guardia de seguridad y
desde hace cuatro está en la calle. Dice que no le gusta dormir en albergues.
"Prefiero la calle, no me siento tan coaccionado, llevo un buen régimen de
alimentación y hay calor humano y cartón". Aún no ha aceptado su
situación, durante la conversación delira varias veces para siempre terminar
diciendo que "el momento llegará, siempre hay que ser positivo".
Otros
no son tan optimistas. Don Antonio está sentado en la terraza de un bar ya
cerrado de la plaza. Según dice, acabó en la calle por "una
desgracia". Tiene sesenta y tres años, empezó a trabajar desde los
catorce, los últimos en el sector de la construcción; se quedó en paro y fue
desahuciado, "cosas que pasan en la vida". Su orgullo le impide recurrir
a albergues, "yo no he nacido para que me den un plato de comida, yo ese
plato lo gano, a mi no me tienen que dar nada". Además, denuncia que en
estos lugares "mezclan a todo tipo de gente, drogadictos, enfermos
mentales, personas que deben recibir ayuda en otras instituciones".
También se queja de los periodistas, algunos no han dudado en quitarle el
cartón para hacerle una foto o grabarle sin preguntar. "Uno tuvo que salir
corriendo porque lo corríamos a gorrazos",
comenta con humor.
Nico, nombre falso a petición, trabajó diez años en
Barcelona, los cinco primeros sin papeles, pero con la crisis se quedó sin
empleo y llegó a Madrid donde lleva tres años haciendo pompas de jabón para los
niños en la Plaza Mayor. "Ahora a finales de mes volveré a Barcelona,
donde hay turistas", dice. Es ucraniano, estuvo en el ejército y tiene dos
hijos. La chica sigue en el instituto pero el mayor lucha en Donbass contra los
prorrusos. Luce un orgulloso su D.N.I con su dirección, "chalet cinco
estrellas de la Plaza Mayor", como él llama, con mucho humor, a su hogar
de cajas de cartón. No es muy usual que un sin techo esté empadronado en el
sitio donde duerme, a pesar de que la ley así lo establece. “Hay una sentencia
de la abogacía del Estado que obliga a los ayuntamientos a empadronar a los sin
techo en el lugar donde duermen, pero no lo hacen para no dar visibilidad a la
pobreza”, informa Lagarder.
EL
DOLOR DE LAS PROMESAS INCUMPLIDAS
En época electoral las promesas políticas parecen
ilimitadas, hay de todos los colores. Los políticos se acuerdan de las PYMES,
las familias trabajadoras, los autónomos... Todos los colectivos reciben su
ración de promesas, compromisos rápidos, fáciles de hacer y fáciles de olvidar
entre el tsunami de las elecciones. Los sin techo son los primeros de los que
se olvidan, para luego pasar a ser marginados y criminalizados.
Esperanza Aguirre, en la campaña de las municipales,
prometió prohibir que la gente durmiera en la calle ("ahuyentan a los
turistas") y es famoso el caso de los separadores que el consistorio de
Ana Botella puso en los bancos de las paradas de autobús para evitar que nadie
pudiera tumbarse.
Antonio, un leonés fuerte e indignado, recuerda el
compromiso de alquiler social que la actual alcaldesa de Madrid, Manuela
Carmena, aseguró en la campaña de las elecciones municipales de 2015.
"Carmena no ha cumplido sus promesas, la vivienda que tenemos es una caja
en la plaza", asegura Antonio. "De los pobres no se acuerda nadie, lo
último de la sociedad, lo que nadie quiere", añade con enfado. Como la
mayoría de los sin techo, no está empadronado, lo cual le supone muchos
problemas. "Para conseguir cualquier cosa en Madrid, como una plaza en un
albergue o en comedores, necesitas estar empadronado en la comunidad (...) En
los servicios sociales de la calle Asturias me dijeron que no tenía derecho al
bono social". Esto es así a pesar de que tiene una minusvalía del setenta
por ciento y un marcapasos. No tiembla cuando dice "España es un asco, yo
soy español y nuestro país da asco"; el patriotismo queda en evidencia
cuando se tiene el estómago vacío y se duerme en un saco de dormir en la calle.
"Me siento extranjero en mi país, me siento avergonzado", añade.
En las pasadas elecciones generales Antonio no fue a
votar, ni lo ha hecho nunca. "Yo no voto porque no estoy de acuerdo con
las políticas de los gobiernos que hemos tenido, todos han prometido ayudarnos
a los pobres y no han hecho nada (...) Para ellos los sin techo deben estar
apartados, marginados, para ellos no contamos. Y si no cuentan con nosotros no
contaré con ellos". Dice que para llevarle a las urnas, los políticos
deben tener algún gesto, actuar contra la pobreza, demostrar el verdadero
interés en el problema. Pero asegura que para eso aún queda mucho. "Los
políticos sólo piensan en repartirse los escaños y el dinero, de los demás no
se acuerdan", zanja.
Los medios de comunicación se llevan el último dardo
certero de Antonio. "A la prensa no le interesa la gente sin techo, solo
les interesa la política, los ricos y el fútbol. Los pobres no somos
rentables", y recuerda a todos esos periódicos gratuitos que son ellos,
los sin techo, quienes hacen cola para coger un ejemplar. Se mantienen
informados pero nunca leen las noticias que verdaderamente les afectan.
SEGUIRÁN
SOÑANDO
Papi duerme junto a los cines Ideal, frente a la
conocida discoteca Independance. "Hoy no abren, pero mañana habrá fiesta
de estudiantes Erasmus y se mearán y se cagarán a mi lado", comenta. Es
presidente de la asociación Chupano, lleva seis años sin hogar, a veces como
okupa, y lleva en su puesto de la calle Doctor Cortezo 160 días sin
interrupción. "Aquí he pasado el invierno y echaré el verano",
afirma, aunque advierte que "ahora cierran la mayoría de comedores y el
estómago de los sin techo se va de vacaciones". Considera que el pueblo
madrileño es "bastante solidario" y sobre todas las cosas agradece
que alguien "se pare a hablar, poder tener una conversación
inteligente". Nos dice que el Ayuntamiento ya ha repartido algunas habitaciones
de edificios abandonados a grandes asociaciones como Cáritas o la fundación
RAIS pero, según él, "esta gente no tiene intención de darnos viviendas
mientras sigan haciendo negocio con la pobreza".
Papi tiene aires de perro viejo y alma de poeta, y lo
demuestra recitando un poema suyo que recuerda al discurso de Martin Luther
King:
"Anoche
tuve un sueño.
Soñé
que todos estaban trabajando,
que
el Gobierno les había dado una casa
y
que curas, monjas y otras malas hierbas engordaban las listas del paro.
Me
desperté y todos estaban durmiendo.
Nadie
se levantaba.
¡Levantaos!
¡Levantaos! grité.
Nadie
se levantó y yo me volví a quedar dormido
porque
prefiero seguir soñando".
"La Plaza Mayor es una nube cargada de
sueños", dice Lagarder, pero Madrid entero lo es. Sueños de calor, de comida
caliente y abundante y camas mullidas, pero también sueños de justicia, de
solidaridad e igualdad. Ellos, Papi, Antonio, Carlos, todos ellos, mañana se
volverán a levantar en la calle entre cartones mojados por las mangueras de los
servicios de limpieza de Madrid. Volverán a hacer el recorrido de todos los
días para ganarse su sustento como puedan y seguir, siempre, viviendo, por si
acaso algún día llega ese porvenir más justo.
Editorial de este modesto Blog
Esperanza Aguirre, en la campaña de las municipales,
prometió prohibir que la gente durmiera en la calle ("ahuyentan a los
turistas") y es famoso el caso de los separadores que el consistorio de
Ana Botella puso en los bancos de las paradas de autobús para evitar que nadie
pudiera tumbarse.
Es lógico, los turistas se sienten molestos cuando ven
por las calles suciedad, gente pidiendo, pordioseros, vagabundos tumbados en
las aceras, en las puertas de los bancos y en las escaleras de las iglesias.
Los de las iglesias tienen un pase porque permiten a nuestros turistas cuando visitan
los extraordinarios monumentos de los que tanto presumimos, echarles un óbolo de
céntimos de euro (nunca debe ser excesivo porque luego se lo gastan en vino)
que tranquilizan sus conciencias antes de oír la Santa Misa que les reconcilia
con Dios. A veces hasta rezan por ellos.
Entonces, ¿qué hacemos con ellos?.
Es muy sencillo. Podríamos llamarle “La solución final”
aunque suena demasiado a nazismo, pero se puede arreglar eliminando la última
palabra: ¡La solución!
Esperanza díselo a la Cristina Cifuentes para que hable
con Florentino y os preste el Santiago Bernabeu. Dile también que comente con
Mariano que en España hay muchos miles de pisos vacios, propiedad de los bancos
que se han convertido en las primeras inmobiliarias del país los que les ha
provocado unas pérdidas enormes al llevar a cabo tantísimos desahucios. En muchos
de esos pisos hoy viven “okupas”, mendigos, gente de mal vivir, drogadictos que
los destrozan sin pagar ni un solo euro. De alguna forma el gobierno tendrá que
resarcirlos.
Ese clamor
brutal de las 81.000 almas gritando improperios sin limitación alguna como si
se tratase del equipo visitante. Cuando alguien se imagine que ese cateto
jugador multimillonario con nombre de “aflojatodo” cae al suelo porque le han
puesto la zancadilla se desahogará desgañitándose:
¡Cabrón, hijo de la Gran Puta! ¡Me cago en tus muertos!
Mientras los demás dan rienda suelta a su imaginación
y a su lengua viperina:
¡Pordioseros! ¡Guarros! ¡Piojosos! ¡Cabrones!
Otros les echan monedas para que se desmadren a
golpes, amontonándose en el césped…Algunos bocadillos de mortadela..
cigarrillos.. botellas de agua vacías…lloviendo literalmente del cielo multitud
de objetos a cual más pintoresco…bragas…condones…tangas… compresas…juguetes
para niños…juguetes eróticos…
La culminación llegara de la mano de un obispo pero no
de un obispo cualquiera. Sería Monseñor Juan Antonio Reig Pla, Obispo de Alcalá
de Henares o Monseñor Cañizares (envida de los Drag Queen) por su recta y
eficiente trayectoria. Ambos después de 40 años de la muerte del Generalísimo
han celebrado una misa en sus respectivas diócesis. Monseñor Cañizares en un
comunicado justificó su celebración argumentando se trataba de un encargo
particular haciendo constar que la misa era por Francisco F. (probablemente en
honor de la gran modestia que caracterizaba al que nos liberó del bolchevismo
rojo-judeo-masónico). Algunos de estos, que todavía los hay, protestaron
enérgicamente sin tener en cuenta, decía la pastoral, que “la Iglesia Católica
nunca puede negarse a celebrar una misa por el alma aunque sea de un criminal”.
Como cuando llegó el Papa a Valencia en olor de multitudes.
Todo de blanco, impoluto, majestuoso…
Aquí será muy parecido aunque los harapos de los “hijastros
de dios” le darán un aspecto multicolor maloliente que no dejará de tener su
exotismo
En la homilía, para que queden en paz a esos 5.000
parias deberán dejar muy claro que todos, repetir lo de ¡todos!, rezan por
ellos y que deben dar gracias a dios de la suerte que han tenido porque
llegaron a esa extrema pobreza al ser desahuciados por los bancos pero que sin
ir más lejos ellos se encuentran en la misma situación pero ¡voluntariamente! Al
hacer los votos de: pobreza, obediencia y castidad. Advertid a los obispos que
cuando digan esto procuren aguantar las risas.
Apoteosis: Previo a un pequeño ensayo todo el público
de las gradas haciendo la ola, levantándose y sentándose, mientras al unísono
gritarán con todas sus fuerzas: ¡Jooooodeeeeeerooooosss!
Inmediatamente una flota de autobuses los llevara a la
frontera más próxima, quizás Portugal, a ser posible de noche para evitar
susceptibilidades con nuestros vecinos.
¡Turistas, Madrid, la ciudad más limpia del mundo!
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